Partida Rol por web

«¿Con Wynne?» Astucia seguía confundido

Entonces pareció caer en la cuenta de que le habían preguntado algo.

«¡Ah! Sí. Ya te dije que siempre que quieras algo de mí me puedes llamar, el Velo es muy aburrido sin nadie...» dijo, tras lo cual hizo una pausa «¿Seguro que sólo estás con Wynne?»

Percibiste que le costaba preguntar aquello porque una vez más sentía que "se metía donde no lo llamaban", como cuando te había preguntado si le podías dejar ver la torre.

«¿Sientes a alguien más a parte de ella?» después del demonio de Fritz estaba un poco paranoica.

Astucia guardó un momento de silencio, como si no estuviera seguro de si debía contestar.

«Sí» dijo escueta y finalmente «Creo... Desde aquí no estoy seguro.»

«¿Quieres entrar y echar un vistazo? Después del demonio de Fritz no me fío de lo que pueda estar acechándonos...»

Astucia volvió a guardar silencio, el espíritu pareció pensárselo unos momentos y fue sólo tras ese instante cuando sentiste de nuevo su presencia más cerca, acompañada de aquella calidez interior.

«¿Esa es Wynne?» lo escuchaste decir tras un momento de vacilación. El desconcierto del espíritu se había acentuado pasando a ser sorpresa y ahora se estaba convirtiendo de nuevo en curiosidad, aunque no parecía alarmado. Una vez se lo confirmaste, añadió: «Está doble»

Por supuesto el comentario jocoso ya se estaba haciendo esperar demasiado.

«Y no, antes de que hagas el chiste: En el Velo no hay vino»

«¿Doble? ¿Cómo que doble? ¿Hay alguien más con Wynne?» se asutó Gabby.

«¿No lo sabes?» Astucia preguntó con toda la inocencia del mundo aunque enseguida pareció caer en la cuenta de algo  «¡Oh!, ah, vaya... creo que he hablado de más. No te asustes, no es nada malo»

Wynne te miraba con los brazos cruzados sobre la mesa y una sonrisa sesgada y tranquila, al parecer leyendo en tu rostro el desconcierto.

—¿Me equivoco si intuyo que lo has conseguido?—dijo—. ¿Qué te dice?

«¿No es nada malo?» preguntó Gabby. Si no era un demonio entonces... «¿te refieres a un espíritu?»

—¡Que te ve doble!

Wynne soltó otra carcajada llena de buen humor con el comentario. Tras unos segundos volvió a observarte, pero en esta ocasión le habló a Astucia.

—Si puedes verme es porque te estás asomando a este mundo a través de Gabrielle—dijo—. Ahora que he podido ver que acudirás siempre que te necesite, quiero que sepas que te estoy muy agradecida porque la hayas elegido a ella.

Notaste en Astucia algo propio de alguien que se siente extraño entre "demasiada gente" pero sin embargo también tiene curiosidad por el mero hecho de que le hablen. El espíritu no dijo nada pero Wynne continuó hablando.

—También quiero que sepas que puedes decirle lo que estás viendo—añadió—. Tienes su permiso para hacerlo.

Astucia guardó silencio desacostumbrado a ser el centro de atención, pero sin embargo no transmitía duda, simplemente le costaba asimilarlo.

«Gabrielle... » habló finalmente «¿Te acuerdas del Espíritu de la Fe que viste en el Velo? El que te dije que creí que estaba unido a alguien.»

Una pequeña chispa de aliento al no "verse sólo" salpicó aquél comentario.

«Es ella. Está... con ella» dijo «La puedo ver. Sus dos almas están vinculadas.»

Gabby se llevó una mano a la boca y notó que los ojos se le llenaban de lágrimas de la emoción.

—¡Wynne! —Gabby tuvo la necesidad de echarse en los brazos de su mentora—. La vi en el Velo, ¡es preciosa! Yo... también le agradezco a ella que viniera. ¿Se lo dijiste tú?

Wynne te devolvió el abrazo y pudiste notar dos cosas; la primera fue el afecto de tu maestra, la segunda el repentino sobresalto de Astucia, a quien casi pudiste imaginar dando un bote hacia atrás puesto que su presencia se diluyó ligeramente pero siguió allí.

Demasiada cercanía para él.

—No, hija—sonrió—. Yo no sabía nada de tu Angustia, sólo intuía que sería pronto. Fue ella quien sintió mi inquietud e hizo eso para que yo pudiera estar tranquila. Le agradezco de corazón el haberme enterado antes que nadie de que todo había salido bien.

Te acarició el cabello.

—Pido al Hacedor que tengas la misma fortuna que yo con tu espíritu. Sentir que siempre hay alguien ahí que te comprende y cuida de ti, que nunca estás sola, es la sensación más maravillosa del mundo.

—Sí que lo es —respondió Gabby con una sonrisa, separándose de Wynne para que Astucia estuviera más cómodo —. Aún nos queda mucho camino por recorrer, pero creo que congeniamos bien.

«Ay, lo siento si te he hecho sentir incómodo. Es que a veces no puedo controlar mis sentimientos. Pensarás que soy un poco tontorrona.»

«Yo también lo siento» respondió Astucia en tono de auténtica consternación. Y de pronto su voz volvió a cambiar al tono pillo de siempre «¡Si llego a saber que tres mujeres iban a abrazarme a la vez me hubiese puesto el traje de los domingos!»

Sentiste el cosquilleo que precede a una risa aunque sabías obviamente que no era tuya, era del espíritu.

Gabby rió para sus adentros.

«¡Anda que no eres trasto!»

«¡Eh! ¡Que habéis sido vosotras!» se defendió Astucia. Entonces adoptó un timbre que bien podría pertenecer a un Gentilhombre «Aunque bueno, con semejante percha, no puedo culparos... »

Lo siguiente que escuchaste en tu cabeza fue un silencio. Acto seguido un ataque de risa.

«Los espíritus nacemos de vuestras virtudes y vuestras emociones» añadió una vez pudo controlarse de nuevo «Que tú estés manifestándolas a menudo no te convierte en una tonta; eres agradable»

Intuiste que a lo que se refería era más bien a que le gustaba la gente "humana" en lugar de las personas frías y distantes, solo que aquella era su peculiar forma de interpretar las cosas.

Te habías pasado el día preparando tus cosas para el viaje desde que Irving te había comunicado la noticia. También habías invertido tus buenas horas en la biblioteca para informarte, aunque lo cierto era que la cartografía actual resultaba un misterio para los propios cartógrafos: Tras la Ruina, Ferelden estaba comenzando todavía a salir de entre los escombros.

De modo que lo que grosso modo pudiste averiguar fue que, como todos los esfuerzos de reconstrucción se centraban en Denerim, el Camino Imperial era la zona con más tránsito de viajeros y con un mínimo de orden. Por ende, Lohering también había salido bien parada puesto que era lugar de paso y tenía la suerte de ser la otra ciudad en la que más se estaban volcando las tareas de reconstrucción aparte de la capital. En cuanto al resto del mapa... de Lothering hacia sur aquello era tierra de nadie y los caminos del norte estaban abandonados a bandidos y a animales salvajes. La horda no había llegado a ellos pero ante la ausencia de las patrullas de guardia, nadie se atrevía a atravesarlos sin pensárselo tres o cuatro veces como mínimo, o sin ir armado hasta los dientes.

Tras la primera noche, ya tenías hecho tu equipaje y aquellas averiguaciones. Fué a mediodía, un poco después de la hora del almuerzo, cuando escuchaste que unos nudillos llamaban suavemente a tu puerta.

 Dreren se había mantenido ocupado, no por el hecho de que la espera resultase algo casi insoportable sino para reunir fuerzas y aún más importante, información. Pronto se dio cuenta de que sus pretensiones debía de ser las mismas de los historiadores más activos del momentos, seguramente todos quisieran un pedazo de gloria al clasificar como había afectado la ruina a la sociedad del continente. Sabiendo lo arriesgada que era Ayla, imaginó una ruta a seguir siguiendo sus pasos, aunque era sólo eso, parte de su imaginación.

 No había mucho tiempo para andarse con suposiciones y ya tenía resuelto el petate para partir en cuanto las cosas por el círculo estuviesen en orden, o todo lo que pueda estarlo.

 - Adelante.

 No se vio sorprendido por los nudillos, aunque lo cierto es que no estaba esperando a nadie en ese momento. De todos modos aquel hecho entraba dentro de lo que consideraba algo normal. No cerró los libros, ni tampoco se preocupó en levantarse y abrir la puerta por sí mismo.

 - Está abierto. - especificó con un tono amable, se sabría al esccuharlo que no era un mal momento. Era un momento como otro cualquiera en aquella interminable espera, o como era también para Dreren, magnífica oportunidad de prepararse. Lo tendrían dificil, muy dificil.

El silencio te respondió durante unos segundos, luego vino el suave chirriar de la puerta al abrirse.

Quien se quedó en el umbral con el pomo en una mano era Lynn. La clériga tenía un aspecto algo más mustio de lo normal; se le marcaban un poco las ojeras, no iba vestida con su habitual túnica de la capilla sino con una de color morado sin ningún símbolo y una cadenilla de plata al cuello cuyo emblema ocultaba bajo éste. Lo más chocante tal vez de todo era el cinturón con la funda que llevaba cruzado a la cintura: un carcaj.

—Hola—saludó llevándose un mechón de pelo color avellana tras una oreja. Luego hizo una pausa como si no supiera cómo decir lo que tenía que decir sin que sonase dramático así que al final optó por soltarlo tal cual—. Es la hora. Greagoir... d-digo, el Caballero Comandante me ha dicho que te venga a buscar. Nos están esperando en el recibidor de la entrada.