Partida Rol por web

El tiempo pasó, pasó lento y tedioso para muchos. La vida en el crucero no fue fácil y más después de granjearse el desprecio de varios escuadrones al completo. Solo unos pocos ignoraban el hecho y al menos no acosaban a los cadetes con el tema. Lo cierto es que conforme el tiempo fue pasando, el malestar se diluyó en gran medida y la instructora pudo retomar el entrenamiento del novato escuadrón de pilotos.

Poco a poco fueron haciendo progresos, día tras día, semana tras semana, iban haciendo practicas de vuelo cada vez que había ocasión, y lo cierto es que como todo el mundo sabe, el Emperador provee. No hubo ningún contacto enemigo durante todo ese tiempo, no por nada, sino porque el almirantazgo decidió destinar el crucero durante ese tiempo a misiones de patrulla y escolta de convoyes menores que transportaban víveres a las enormes flotas. Los rumores decían que era un castigo a la comandante de la "Tenebrae Venandi" por no haber puesto la correa a sus pilotos. Nadie obtuvo ninguna confirmación de ello, pero cuando el rumor se extendió, el ambiente se caldeó y la cálida cantina se transformó en un lugar frío e inhóspito dadas las circunstancias. 

Fuere como fuere, el tiempo avanzó y al año los cadetes se ganaron sus alas de piloto. Fueron una serie de exámenes complicados y difíciles. Pruebas escritas, física, matemáticas, astronavegación, cartografía espacial, cosmología, hidráulica, mecánica. Fue como hacer un repaso a la larga instrucción, cuyo colofón final fue la prueba de vuelo a ciegas, únicamente por instrumentos. Todos la pasaron, unos con más holgura que otros, pero la pasaron al fin y al cabo lo que supuso ganarse el respeto por parte de otros pilotos ipso facto, ya eran iguales a ellos, y aunque la veteranía siempre sería un grado a tener en cuenta, muchos brindaron respeto a los pilotos recién formados.

A pesar de que hubieran superado su instrucción, Domochevsky pasó a formar parte activa de la tripulación del crucero. Ninguno supo realmente sus motivos, pero las malas lenguas hablaban de una relación carnal entre ella y Ricinus. Era imposible saber si eso era cierto, pues la instructora tenía una hoja de servicios casi interminable que suponían que podría estar ahí, como consejera y ayudante de operaciones, además de que nadie se atrevía a ponerlas en cuestión, el mal pronto de ambas era conocido en toda la flota del sector. 

El castigo a la "Tenebrae Venandi" duró otro angustioso año hasta que llegaron las nuevas ordenes, ordenes que tan pronto se recibieron se pusieron en tramite los preparativos. La transición al espacio disforme se dio casi de inmediato y la fortuna supuso que fueran destinados a un teatro activo dado que estaban a tan solo una semana de viaje por el inmaterium. Los ánimos en todo el crucero se volvieron endiabladamente alegres y la moral subió enteros (aquello quienes más lo agradecieron fueron los prebostes que tuvieron una semana completa sin apenas trabajo después de tantos altercados provocados por la inactividad).

Ya solo queda un día para la salida al espacio real, y todos los escuadrones están en la amplía sala de operaciones.

Durante la ultima misión de la "Tenebrae Venandi", se perdieron varios interceptores durante una incursión del Caos en un sector supuestamente seguro. Tanith, un planeta boscoso que entregaba la primera cuota de hombres a la interminable maquinaria de guerra del Imperio sufrió un revés que no pudo encajar. Elementos del caos, flotas de menor tamaño diseminadas después de la gran victoria en Balhaut habían sorteado el cerco Imperial e iban atacando todos los sistemas que se encontraban. De no ser por la intervención de los aguerridos pilotos no se hubiera podido salvar ninguno de los transportes cargados de soldados que abandonaban su mundo natal ante la imposibilidad de defenderlo. 

Corrió el rumor de que el escuadrón de novatos recién llegados siguió las ordenes de retirada y dejaron el flanco expuesto lo que provocó que aquellos interceptores calixis fueran destruidos. El ambiente estuvo caldeado durante mucho tiempo donde se formaron dos bandos, los que los defendían por haber obedecido las ordenes recibidas y los que los acusaban de cobardes; cierto es que la segunda postura fue la que más se daba.

Después de aquella misión de escolta en Tanith, no hubo ningún contacto enemigo durante dos años ya que el almirantazgo decidió destinar el crucero durante ese tiempo a misiones de patrulla y escolta de convoyes menores que transportaban víveres a las enormes flotas. Los rumores decían que era un castigo a la comandante de la "Tenebrae Venandi" por no haber puesto la correa a sus pilotos. Nadie obtuvo ninguna confirmación de ello, pero cuando el rumor se extendió, el ambiente se caldeó y la cálida cantina se transformó en un lugar frío e inhóspito dadas las circunstancias. 

Durante el primer año de castigo, el escuadrón de cadetes obtuvo sus alas y en lo referente a su cobardía la situación se calmó, ya que muchos los aceptaron como uno más tras recibir el titulo de piloto de la ilustre Armada Imperial.

A pesar de que hubieran superado su instrucción, Domochevsky (la instructora que los acompañó al crucero)pasó a formar parte activa de la tripulación del crucero. Ninguno supo realmente sus motivos, pero las malas lenguas hablaban de una relación carnal entre ella y Ricinus. Era imposible saber si eso era cierto, pues la instructora tenía una hoja de servicios casi interminable que suponían que podría estar ahí, como consejera y ayudante de operaciones, además de que nadie se atrevía a ponerlas en cuestión, el mal pronto de ambas era conocido en toda la flota del sector. 

El castigo a la "Tenebrae Venandi" duró otro angustioso año hasta que llegaron las nuevas ordenes, ordenes que tan pronto se recibieron se pusieron en tramite los preparativos. La transición al espacio disforme se dio casi de inmediato y la fortuna supuso que fueran destinados a un teatro activo dado que estaban a tan solo una semana de viaje por el inmaterium. Los ánimos en todo el crucero se volvieron endiabladamente alegres y la moral subió enteros (aquello quienes más lo agradecieron fueron los prebostes que tuvieron una semana completa sin apenas trabajo después de tantos altercados provocados por la inactividad).

Ya solo queda un día para la salida al espacio real, y todos los escuadrones están en la amplía sala de operaciones.

La enorme sala de reunión estaba hasta arriba, pues habían reunido allí a todos los pilotos y sus tripulaciones, tanto de Interceptores Calixis como de bombarderos Starhawk. La sala, llena de gente estaba siendo objeto de un murmullo de lo más molesto. Conversaciones de unos y otros, compartiendo impresiones, o sencillamente hablando de tonterías iban y venían provocando una cacofonía que al más impaciente o sensible lo sacaría de quicio en un abrir y cerrar de ojos.

Los miembros del escuadrón Roten Mond se dieron cuenta de que les faltaba un compañero. Damián había escuchado a un par de operarios que lo vieron entrar en la enfermería con muy mala cara, uno de ellos incluso se atrevió a asegurar de que estaba sufriendo del mal de Komjen II, y si eso era cierto, más le valía a todos rezar al Emperador, pues esa enfermedad podría resultar mortal sino se trataba como era debido, algo bastante habitual. Alguno se quedó pensando en que menudo destino más trágico, morir en el camastro en lugar de la cabina durante una misión. 

Antes de poder seguir con esos pensamientos, la almirante en persona entró en la sala lo que provocó que todas las conversaciones finalizaran de manera abrupta, Rose Ricinus se colocó en el atril y se aclaró la garganta. Tocó el receptor del vox y satisfecha con el petardeo provocado sonrió a la sala. Con ella habían entrado más ilustres personajes del crucero, como eran la Comisaria principal, la Instructora Domochevsky y el segundo al mando del crucero, el Capitán Anatoli.

Así me gusta, verlos callados y sin molestar - empezó con su carácter ácido. Presionó una secuencias de runas y la sala se quedó completamente a oscuras salvo algunas luces en el techo y el enorme reproductor holográfico, situado en el centro, titiló varias veces hasta que reprodujo la imagen de un planeta. La información sobre el mismo fue apareciendo en cascada - Fortis Binary - presentó Rose al mundo que había aparecido 

Este es nuestro destino. Un mundo forja controlado por los herejes. Las fuerzas de tierra están desplegadas ya en superficie desde hace un mes y, a pesar de ello, la campaña sigue en un punto muerto. Pero eso nos da un poco igual, lo que hagan los miembros de la Guardia Imperial no es de nuestra incumbencia, nuestro camino es otro - por todos era sabido que la Armada Imperial se creía notablemente superior a los soldados de la Guardia, los primeros, en su mayoría provienen de mundos Schola Progenium, y en cambio los guardias son reclutados forzosamente en toda clase de mundos. Lo cierto es que ese sentimiento impera en la amplía mayoría, pero son muy pocos o ninguno los que se atrevían a decirlo en voz alta, y menos, en una sala atestada de oficiales. Ese era el legendario carácter de la almirante del "Tenebrae Venandi" que bastantes quebraderos de cabeza le costaba a sus oficiales superiores.

Volvió a toquetear el cuadro de mandos del atril y la imagen del planeta desapareció y surgieron una serie de imágenes extrañas hasta que se quedó en una fijada. Un murmullo de preocupación recorrió la estancia pero en seguida fue acallado por las manos de la almirante - calma niños, calma. Como bien habéis visto, este es el eco disforme registrado por las estaciones de observación en el limite del sistema.

Están registradas y detectadas. Parece corresponder un grupo de naves de gran tamaño, pero no se dirigen a Fortis Binary, sin embargo - amplió la imagen hacía uno de los registros más aislados y separados de la fuerza principal - esa lectura correspondería a una pequeña flota, no sabemos si de exploración o de avanzadilla, el caso es que van muy tarde esos cabrones y estos registros fueron pasados por alto y van con una semana de retraso, así que seguramente ya estén en el sistema. La flota furtiva debe estar entre el cinturón de asteroides interior y un planetoide gaseoso sin importancia. 

La misión será sencilla, patrullas de amplio espectro, por parejas, un escuadrón de Calixis y otro de Starhawks, el resto de los que no salgan en la lista se mantendrán en reserva hasta que de la orden de despegue en caso de necesidad. Espero que esta vez, los genios y los héroes - no se cortó en mirar durante unos largos diez segundos tanto al capitán Campbell como a la capitana Shachia - se mantengan en sus posiciones, porque tened por seguro que seréis los que permanecerán en reserva - Shachia no dijo nada, pero Campbell se levantó airado, pero antes de que pudiera decir nada, Rose lo apuntó con su pistola naval, desenfundada a tanta velocidad que nadie lo percibió con claridad. Campbell se quedó helado - No le he dado permiso para hablar, pero le aseguro que como un solo sonido salga de su boca no dudaré en aplicarle la justicia del Emperador, bastante nos has costado a todos, así que hazme un favor y habla - Campbell le sostuvo la mirada mientras varios prebostes, liderados por la comisaria de la nave, se iban acercando por si tenían que reducirlo o recoger su cadáver. Airado, se dejó caer en el asiento pero no hizo ni un miserable ruido. Rose dejó la pistola sobre el atril y siguió - bien, después de este pequeño teatrillo para amenizar la velada... ¿alguna pregunta?

Aquello había sido tenso. Bastante, de hecho. No es que las semanas antes de ganarse definitivamente las alas hubieran sido un camino de rosas, o que el estar encerrados después hubiera contribuido en algo a mejorar la situación. De hecho, era increíble lo nerviosos que se ponían los pilotos cuando perdían a las cartas. Pero tenía poca comparación con ver como la almirante casi pinta de rojo parte de la cubierta usando la cabeza de Campbell de cubo de pintura. Pero llegó el turno de preguntas, y Quincy consideró que debía hacer algunas. Se levantó y carraspeó un poco.

-Eh... Sí, señora, yo tengo una. ¿Qué debemos esperar? Me explico: el mundo está tomado por los herejes, así que ¿hay otras flotas traidoras que puedan apoyar a los recién llegados? ¿Hay alguna clase de defensas planetarias sobre las que debamos estar atentos, o en esos asteroides o planeta diminuto?

Solomon había conseguido su propósito como ningún otro, demostrar que a los mandos era un as pero que en los exámenes y pruebas teóricas casi estuvieron a punto de echarle de nuevo, como pasó antes de llegar a esa nave. Necesitaba un artillero adicional para que alguien disparara la torreta multilaser de su caza, pero gracias a su instinto de mantener el pellejo a salvo ante la falta de órdenes, nadie quería saber nada de ellos; pero rápidamente encontró la solución. Tras mucho hablar, negociar, hacer algún chanchullo y engañar a dos o tres miembros distintos de la nave, el piloto consiguió que le asignaran un servidor artillero de combate.

No era nada del otro mundo, era una chatarra y como era tan perspicaz para los nombres, lo llamó Chat y desde entonces iba con él y con Sparky a todos lados, como si fuera la mascota del grupo y el piloto no paraba de hacer bromas como si pudiera entenderlo.

-Tranquilo, Chat -susurró cuando la comisaria perdonó la vida al capitán que les había echado en cara no actuar y que había conseguido que les mandaran un año a la reserva- no lo va a ejecutar, el tipo sabe mantener la boca cerrada, no te preocupes.

Esta broma era recurrente ya que Chat, por algún motivo, mantenía un rictus de terror en su rostro haciendo parecer que todo le aterrorizaba, y eso hacía que Solomon se partiera de risa.

A las preguntas de Quincy, Solomon alzó la mano antes de ponerse en pie.

-¿Y cuales son nuestras prioridades?¿Si vemos enemigos entramos en combate o informarmos y esperamos? Si nos toca reserva y están dándoles p'al pelo, ¿salimos por iniciativa o esperamos órdenes? -alzó las manos de forma defensiva para evitar una reprimenda- las preguntas son en serio, no quiero ser el causante de que manden este navío de nuevo a tareas secundarias y que mis compañeros pierdan mucha gloria por una leve gloria inmediata -y con el zasca al capitán lanzado con lo que Solomon creía la mayor sutileza del mundo, esperó las respuestas antes de sentarse de nuevo.

Nuestros fallos en la misión previa, nos habían delegado a esta situación. Una situación demasiado parecida a la ocurrida años atrás, cuando algunos habíamos conseguido escalar desde la escollera hasta el mismo espacio, y al igual que entonces, tendríamos que hacer valer las alas que nos habían otorgado. Aun así, la tensión en la sala, se podría cortar con un cuchillo monofilo. Era normal, que el malestar de la almirante terminase desbordándose durante la reunión previa a la misión, aunque lo que no me quedaba tan claro, cual era la intención mostrando esas acciones disciplinarias mas propias del cuerpo del comisariado imperial, que de nuestra superior al mando.

Tras un tenso silencio, llegó el turno de las preguntas. Sigo mirando las proyecciones holográficas, sin siquiera abrir la boca. No tenía muchas preguntas que hacer, casi todo, estaba en las placas de datos, pero las preguntas tanto de Solomon como de Quincy, eran interesantes, y como ya se había dicho, no podíamos cagarla una segunda vez.

Las preguntas se sucedieron y fueron precisamente, dos novatos y un veterano quienes las hicieron. La Almirante sonrió satisfecha mientras el dedo indice de su diestra tamborileaba sobre el mango de su ornamentada pistola. Se atuso un mechón de pelo que se salió de su naval recogido y carraspeó cuando esperó el tiempo suficiente para dar tiempo a alguna pregunta más.

- Capitán Archer, los informes que tenemos aseguran que el sistema esta libre de cualquier flota hereje. El mundo estaba defendido por una pequeña flotilla que cayó al segundo día de asedio. No se tuvieron registros de entrada de flotas mayores, salvo el que os acabo de informar. El planeta esta en su fase de conquista terrestre, así que no hay ninguna clase de plataforma orbital ni estación de combate operativa del enemigo, nuestras fuerzas dominan el planeta desde su órbita.

Sus ojos se posaron entonces en Solomon, la joven promesa por el que nadie apostaba ni una hez de rata disforme - Es una patrulla de combate Capitán - la Almirante reprimió el tono de burla ante la pregunta, sabía que debía portarse bien, la vigilaban muy de cerca - ya sabe las reglas de esas misiones, contacto con el enemigo, se enfrentan a él y si les supera se retiran a la espera de refuerzos de otros escuadrones. El plan de batalla esta detallado en las placas de datos que se les facilitarán, pero tenemos algo de tiempo - sonrió y la imagen holográfica del sistema apareció, las zonas donde se estimaba que pudieran estar los herejes se remarcó de rojo y las áreas de influencia de las distintas patrullas se solapaban con dicha zona, aunque la almirante había destacado dos patrullas extra que se salían de la zona de influencia - los tiempos de reacción serían de cinco minutos si se mantienen en los cuadrantes asignados, no obstante, previendo posibles maniobras de diversión del enemigo, las patrullas más alejadas mantendrán posiciones salvo que sean atacadas. Cuando un escuadrón haga contacto, deberá avisar a control de vuelo para actualizar datos y movilizar el resto de escuadrones.

Entonces, asintió a Damián, el líder del escuadrón de bombarderos Roten Mond - Capitán De Castro, el apoyo que ya tenemos, el propio "Tenebrae Venandi" con sus escuadrones y tres fragatas Sword que nos esperan en el punto de la salida a modo de escolta. Si resulta que mordemos más de lo que nos cabe en la boca, estaremos solos por completo, el grueso de la flota esta a un día de viaje, las posiciones planetarias no son aprovechables para maniobras de catapulta. - y se encogió de hombros como diciendo "mala suerte chicos".

Se puso firme tras responder y ladeó la cabeza - ¿Alguna pregunta más?

Un tiempo de interesantes lecciones. Interesantes y valiosas lecciones sobre cómo funcionaba la Armada, en contraposición a cómo podía funcionar o se supone que debía funcionar en realidad. Y Fitzroy nunca había sido idiota, sólo tenía una plétora de vicios, prejuicios y perspectivas que no tenía ningún interés cuando sólo le causaba un pequeño inconveniente a él y una terrible molestia a aquellos a quienes le rodeaban. En su opinión era un precio justo que el universo tenía que pagar por existir en el mismo plano que su augusta sangre.

"no quiero ser el causante de que manden este navío de nuevo a tareas secundarias y que mis compañeros pierdan mucha gloria por una leve gloria inmediata"

-Sutil

Apreció la animada voz un tanto más atrás.

Con las manos apoyadas de forma delicada una encima de otra sin rozar las uñas para mantener la pátina y exfoliación fresca, de forma delicada encima de un elegante tapete sobre el regazo, con una pierna cruzada sobre la otra, Fitzroy, también conocido Marquis d´Eleuthère Por La Gracia de Dios (y una larga tira de títulos más) se encontraba viendo la situación, sin contemplar directamente a ninguno de sus compañeros, en su lugar dejando que fuera Baldrick el que se asomara y virtiera en su oído susurros de vez en cuando, cuando no interrumpía a la oficial. Pestañeando con sus largas postizas y el colorete sobre sus mejillas blancas, mantenía su atención sobre la situación, sólo interrumpida por la ocasional boquilla que le acercaba aquella monstruosidad vestida de uniforme, con su cara de discreta porcelana: una boquilla que contenía un mentolado, por supuesto, aprobado medicinal, o no tendría excusa oficial para poder hacerlo allí. La plaga que corría, era un peligro para todos. Nchts nchts.

El noble había sido hasta ahora ser decente no destacando, ni por arriba ni por abajo: conseguía que su innata nobilidad devorara todos los demás aspectos de su vida y de su oficio. No participaba en misiones adicionales en búsqueda de gloria que no se le asignasen, no buscaba el aplauso de sus inferiores, apenas se juntaba con gente... Fitzroy parecía contento en su discreto mundo. Sin embargo, seguía formando parte del escuadrón y no había recibido ninguna reprimenda sobre sus puntajes, con lo que algo debía estar haciendo bien. Sólo, era difícil decirlo a simple vista.

-En ab-so-luto, Almirante -gorjeó la voz del noble- Conocer el protocolo en caso de encuentro y siguiente contacto era todo lo que necesitábamos, ya que el enemigo se ha caracterizado por *silenciar* las comunicaciones con anterioridad.

En previsión al fin pronto de la entrevista, hizo un pequeño gesto, que hizo que el servidor que tenía a su espalda preparase unos largos guantes blancos. De no haber estado también registrado como acompañante del piloto y subsistema oficial, de igual forma, nunca hubiera podido estar en aquella sala... al menos todos ellos tenían la suerte, dada su tierra natal, de estar mucho más acostumbrados a la visión del silencioso mutilado que otros.
 

"Por el trono no podrían atacarme por una vez los nervios a algo que no fuese el estómago" iba pensando Bell camino a la reunión mientras se tragaba una de las píldoras que le habían dado a enfermería antes de guardar el tubo que le habían dado en un bolsillo de su chaqueta, si conocía a su hijo como lo hacía seguro que estaría igual que él cuando lo viese así seria mejor no perderlas.

"Con lo seguros que estábamos haciendo vuelos de rutina, a quien conocerá la capitana para que solo nos hayan puesto un misero año de castigo" se quejaba su voz interior al entrar a la sala "Bueno al menos ya no tendré que comerme los sesos con..." pensaba justo a tiempo de escuchar a la almirante:

-¿Alguna pregunta más?

La firme voz le hizo perder el hilo de sus pensamientos justo a tiempo de alzar la vista y no chocar con uno de los pilotos. Tras eso observó la sala un momento y procurando no molestar demasiado se abrió paso entre la gente hasta llegar donde estaba su escuadrón -Caballeros. Saludó a los miembros de Roter Mond en voz baja -Luego les cuento pero lo importante... Siguió cuando captó su atención -...que me he perdido, que nos toca bombardear primero? Susurró simplemente para guardar las apariencias pues desconocía la naturaleza de la misión.

Obviamente de haber sabido lo que iban a hacer seguro que habría alargado su estancia en la enfermería con cualquier excusa, o habría aprovechado un despiste de los sanitarios para agenciarse con algo que le derivase en algún tipo de síntoma para así poder librarse. En la escala Bell no había misión más arriesgada que volar en zona de guerra sin un objetivo claro. Bueno, quizás no, pero era suficientemente arriesgado como para que se lo hubiese planteado, de hecho lo hizo horas después, pero para entonces ya no tenía excusa para volver a la enfermería sin que eso pudiese llamar la atención de Flanagan u otro de los comisarios de la nave y lo ultimo que Brianson necesitaba es que alguien descubriese su falta absoluta de agallas

-No por mi parte, señora, gracias-replicó Quincy a la almirante, meditando sobre lo que les habían dicho. Vale, entonces, según el plan, no había nada de qué preocuparse. El espacio estaba limpio y solo encontrarían lo que sea que saliera del punto de salto. Era una lástima que los planes nunca fueran del todo correctos. Sí, sin duda habría alguna sorpresa con la que nadie había contado, y eso sin tener en cuenta lo que saliera de la Disformidad en aquel sitio. Pero bueno, en eso consistía ser piloto. 

"Espero que todos los auspex estén bien calibrados, porque vamos a tener que andar con mil ojos" pensó el piloto, mientras esperaba más preguntas u órdenes. 

Tras las preguntas de nuestros compañeros, quedaba claro lo que teníamos que hacer, combatir si podíamos o retroceder para avisar al resto, de ser incapaces de derribar al enemigo. En principio no debíamos de preocuparnos de grupos de resistencia del propio planeta, pero no sería la primera vez que el caos nos daba un susto. No acababan de darnos las últimas directrices, cuando Brianson apareció por la puerta de la sala de reuniones, parecía que el tiempo en la enfermería le había sentado bien.

- Servicio de niñera, no te has perdido nada. 

En cuanto su compañero hizo su comentario Bel padre alzó parte del labio superior, arrugando a su vez la la nariz a modo de mueca de desprecio y disgusto. No porque volvía a quedarse sin otra ocasión de ver arder a las fuerzas enemigas tras un pasado con cargas incendiarias o la satisfacción de ver salir por los aires una fortificación tras dejarle un regalo, como pensaría la mayoría que le conocía y creía en su falsa reputación de sádico, sino por el hecho de que para él siempre era mejor ser el escoltado a ser la escolta.

-¿Niñeras?... En que piensan, eso es cosa de cazas, como si no tuviese suficiente con vigilar cada día a Junior Susurró su falsas quejas con un bufido, obviamente no había entendido la misión con esa explicación. -Bueno, y a quien nos toca escoltar para honra del emperador? susurró con ironía en su voz para seguir interpretando el papel que llevaba toda una vida haciendo. -Paletos de la guardia? o un grupo de cenutrios amigos de la condesa? Preguntó eso ultimo refiriéndose a Fitzroy a quien señaló con el pulgar después de asegurarse de que no estaba atento a su conversación.

- Sobre todo Fortis Binary. Señalo con el dedo la imagen holográfica. - Si alguien la ha cagado, puede haber enemigos dispersos de la flota enemiga ... sino solo posibles asaltos por parte de alguna flota en movimiento del archienemigo.  Hago un gesto circular con el dedo. - Así que tenemos que dar vueltas por el espacio e impedir que llegue apoyos hacia el planeta. Nada glorioso. 

-Mundo forja no? pff resopló al recordar lo mal que se había llevado siempre con los tecno sacerdotes y su Omnissiah. No es que Brianson fuese tampoco un gran devoto del Emperador, pero después de oír hablar de los Necrones por primera vez en sus tiempo en la schola no le gustaba nada que hubiese gente que adorase a un dios máquina.

-Entonces más patrullas? no pudo evitar decir en alto al entenderlo así -Perdón se disculpo consciente que la idea de otra jornada aburrida podría acabar con la poca buena moral que quedaba en el navío

-Sigo pensando que esto es cosa de cazas... aunque con suerte... "mejor que no" pensaba al decirlo -...puede que disparemos algún misil o dos volvió a quejarse -Bueno por lo menos sacaremos los Starhawk del hangar para variar. Dijo con una convincente expresión de resignación que había entrado durante años mientras en su interior pensaba que no podía tener más mala suerte. "Si les han de llegar refuerzos siempre lo harán en el peor momento y en el peor lugar, aquellos que confraternizan con la disformidad tienen esa maldita manía Bell así que no te despistes" recordó que le dijo, uno de los pocos maestros que no era el típico ladrillo ni un beato corto de miras. -...Nada glorioso repitió finalmente al cabo de unos segundos las palabras de su compañero mientras rezaba en su interior porque acabase siendo eso

La Almirante respondió a las preguntas pertinentes, dando a entender que no deberían encontrarse con complicaciones inesperadas. Hacer una pasada, encontrar aquella supuesta flota escindida, y marcar su posición para el resto de la flota. Cero apoyo aparte de las escoltas que ya tenían, y en la práctica cada grupo de aeronaves estaría por su cuenta hasta que los refuerzos recibieran permiso de la nave principal. Entendía la cautela y no sería la primera vez que los infieles trataban de jugársela, pero esperaba que por una vez no hubiera problemas. Con lo frenético que era el combate espacial, unos segundos de más podían marcar una diferencia abismal.

Brianson entró en la sala, por lo que el escuadrón Rotten Mord quedó casi completo. Delayni empezó a ponerlo al día sobre la misión asignada, mientras él hacia lo mismo con Anya, su artillera a la que había que explicárselo todo dos veces, pero un comentario par de comentarios hicieron que se girara hacia ellos — No estamos aquí por la gloria, sino para servir al Emperador. Si nuestro servicio es hacer de patrulla, lo cumpliremos — les dijo, aunque sin sonar severo. Tenían que concentrarse en el objetivo de la misión, y no en el personal, pero entendía el abatimiento que generaba una tarea como aquella después de tanto tiempo lejos de la acción. Trató de animarlos un poco — Además, podríamos encontrar algo más de lo que parece a simple vista.

No quería admitirlo, pero las semanas extras, meses y luego el año de instrucción, les vino muy bien a todos, pero sobretodo a su grupo, que consiguió recuperar el respeto perdido a causa de las prisas y poca cabeza de otros tras graduarse . No había sido justo, pero esto pasaba constantemente, no había justicia más que la del Emperador, y esa no la quería, al menos no con un comisario cerca. 

Como se esperaba de ella, superó los exámenes y las pruebas de vuelo con la más alta nota, siendo la mejor, pero no. Había algo que la reconcomía, y era sencillo de entender para su compañera Rini-Au, porque los mandos habían decidido que quien debía ser el líder de su escuadrón era Quincy Archer, y no ella, como ella misma esperaba, así que en algo él debía ser mejor que ella, y eso le jodía mil. El ego de Sumiye era grande, y estaba recibiendo paliza tras paliza desde que había salido de la academia, de tal forma que tras tanto tiempo, ya había ido bajando los humos. Quizás al final aprendiera que ser piloto de escuadrón, y sobretodo, líder, era algo más que pilotar mejor que nadie, disparar mejor que el resto, y saberse la teórica de memoria. 

Con el tiempo pasado, había aprendido a ser más comedida en sus comentarios, a apreciar a sus compañeros como lo que eran, hermanos de batalla. No estaba obligada a quererlos, desde luego, pero durante todo éste tiempo habían forjado una amistad* y una lealtad que iban más allá de lo normal. Eran un grupo y morirían como grupo.  Ahora podía apreciar los sarcasmos e ironías de Sólomon, los silencios de Mackenzie, el rancio abolengo de Fitzroy, o la paternal cháchara de Quincy. También ellos habían apreciado un cambio en su comportamiento, ahora, en lugar de hacer comentarios mordaces sobre ellos, los hacía sobre el resto, pero nunca sobre alguien de su grupo, en lugar de permanecer en segundo plano y ajena a lo que les sucedía al resto, escuchaba a sus compañeros y, si le pedían opinión, se la daba con franqueza, pero tratando de no ser hiriente. En definitiva, al parecer, había aprendido que sola no podía conseguirlo y que la fuerza se basaba en el grupo y en la lealtad mutua. 

La almirante explicó la situación y preguntó si había dudas. Mis compañeros expresaron en gran medida las mismas dudas que le corrían por la cabeza, así que no dijo nada y se limitó a estar muy atenta para tener bien claras las instrucciones. Miró a Solomon y le sonrió para mostrarle que le había gustado el tremendo zasca que les había dedicado a todos esos capullos que nos recibieron, y nos habían ido puteando, en el hangar, un año ha. - Quizás no sea muy bueno con los exámenes, pero tira torpedos por la boca.... - pensó. 

La misión era dar vueltas por el espacio hasta descubrir al enemigo, avisar al resto y machacarlo. Si no podían, retirarse y esperar refuerzos. Chupado. 

-Seguro que así será contestó fingiendo una falsa alegría por que hubiese esperanza a optar por algo de la gloria que no habían tenido ese año

-Y si no fijo que antes o después los paletos meten la pata otra vez y nos toca bombardear algo Sonrió lascivamente como había entrenado durante años -En cualquier caso tienes razón y el deber para el emperador debe de ser siempre lo más importante por mucho que pueda parecer a veces frustrante "Después de salvar el culo claro" pensaba tras hablar.

-Pues si mordemos más de lo que debemos tocará hacer pagar caro cada uno de los cazas que perdamos, ¿no? -preguntó en general. No quería verse, ni de lejos, en esa situación, pero si se daba tendrían que hacerles pagar muy caro todo, a no ser que hubiera una posibilidad más que alta de salir de allí por patas, o alas, o lo que fuera.

-Ninguna otra duda, señora -contestó Solomon con ganas de salir de allí ya disparado. Tenía ganas de demostrar lo que podía hacer, de demostrar, de nuevo, que las notas no servían de nada ya que él tenía un vínculo especial con su nave, sabía desde el primer día que podía hacer y que no porque lo primero que hizo fue tensar sus límites, otros se dedicaron a seguir la formación y a la hora de la verdad habían tenido muchos problemas.

Y ahora ese era el líder.

Era para pegarse un tiro en la boca, pero seguro que la comisaria estaba más que dispuesta, así que optó por no hacer ni decir nada al respecto.

-¿Cuando salimos? -preguntó al final, deseando terminar con esa charla informativa.