Partida Rol por web

-No es ningún problema, entiendo que un antiguo quiera permanecer anónimo en estas épocas. ¿Que razones lo traen a la ciudad señor Van Kleiss? Según entiendo, usted es un miembro muy importante entre los Tremere.

 Asentí con una sonrisa agradecida, por su compresión:

 - En primer lugar quería un lugar, más o menos tranquilo donde establecerme y concentrarme en mis estudios. Me han hablando maravillas de la Capilla de la Regente Sturbridge y pensaba que era perfecta para mis necesidades. Además, ahora mismo es un momento muy interesante para esta ciudad y para La Camarilla... Siento curiosidad por ver lo que la historia tiene reservado aquí... Además, si me lo permitís, he escuchado rumores, que nadie mejor que vos, dada vuestra condición de Príncipe, me podéis confirmar o desmentir: He escuchado que Beckett, del Clan Gangrel está en la ciudad, ¿es cierto?.

-Aaah! ¿es acaso que tenemos en nuestra ciudad a otro nodista? En efecto, Beckett se presento hace ya casi dos meses ante mi. Lo cual ya me pareció bastante interesante; usualmente ese Gangrel no se presenta por donde va, la mayoría de las veces ni siquiera se da cuenta la secta, jajaja. Muy taimado ese vástago. Que se presentara, me parece a mi, significa que tiene intenciones de quedarse un largo tiempo. 

 - ¿Nodista?... Bueno, se podría decir que si, no veo nada malo en estudiar el pasado de nuestra estirpe... Aunque soy más bien un admirador de sus logros y de su persona en particular, principalmente. ¿Y no os dijo, por casualidad, en que zona se instalaría, por favor?. Cualquier pista que os diera me sería útil, por donde empezar a buscarle...

 No veo nada malo en estudiar el pasado de nuestra estirpe... Y, si hubiera algo de cierto en las leyendas, tratar de prevenir la Gehena...

Helen lo miró con diversión. Aquel tipo comenzaba a agradarle. No siempre que abría la boca quería algo a cambio, aunque por supuesto en esta caso si que buscaba algo.

-Muy bien, -dijo-, esto es lo que quiero: tu apoyo. Como Antiguo, aunque no seas de esta ciudad, tienes peso entre el resto de los vástagos. Estoy segura de que, a la hora de elegir al nuevo Príncipe de Nueva York, se hará llamar a todos los Antiguos que se encuentren en la ciudad. Nunca he querido el Principado, y sigo sin quererlo. Sin embargo, lo que deseo es que apoyes al candidato que yo apoye. Sé que esta no es tu ciudad, pero desconozco si planeas que lo sea en un futuro cercano. De cualquier forma, esa es mi petición. A cambio, te diré dónde puedes encontrar a Basile.

El Ghoul negro como el carbón se acerca a Helen y le susurró algo al oído. Helen se puso en pie e hizo una ligera reverencia ante Anthony. Le sonrió, una de las pocas veces que alguien podría verla sonreír de verdad.

-Responde ahora, querido, o piénsalo mientras vuelvo. No creo que tarde mucho.

Esperó unos instantes a la respuesta de Anthony y luego salió por la misma puerta por la que Calebros había abandonado la estancia.

Realmente era una petición muy fácil, a mí no me importaba para nada esa ciudad, no pensaba quedarme en ella, y si me quedaba probablemente recibiría mejor trato que si me oponía al principado. Aunque esas cosas no le importaban demasiado, si para encontrar a mi hermano debía apoyar a un vástago lo haría, aunque también era posible que cuando eso sucediese  ya no estuviera en la ciudad, nunca se sabía lo que iba a pasar.

- De acuerdo, apoyare a tu candidato, a cambio quiero que antes de que te vayas me digas donde está mi hermano, ya que soy un poco desconfiado, igual es la edad no lo sé, pero no me haría ninguna gracia que te fueses sin decirme dónde está mi hermano, así podre aprovechar para ir ahora a hablar con él. – Hice una breve pausa esperando a ver que contestaba la vampiresa, esperaba que me contestase en el momento, me ayudaría bastante, y yo nunca olvido una traición.

-Sin problemas, -asintió Helen-. Tu hermano Basile llegó a Nueva York hace unos meses trayendo del brazo a Dabina, una vástaga de mi clan. Tienen un refugio en Brooklin, pero se suele dejar caer con frecuencia por el club nocturno que tiene Joseph Logan en la isla. Habla con él, seguro que puede decirte a qué hora puedes encontrar allí a tu hermano y a Dabina. Si me entero de algo más, te lo haré saber. Adiós, Anthony.

Helen se da la vuelta y sale de la sala, no sin antes girar la cabeza una última vez para dirigir su mirada hacia Anthony.

Escuche lo que tenía que decirme Helen, parecía que no había venido uno solo, sino que mis dos hermanos se encontraban aquí, esto se iba a poner interesante. Debía ir a ver a un tal Joseph, sería lo primero que haría cuando saliese del lugar. Mientras pensaba en mis cosas vi como Helen se marchaba, cuando se volvió para echar una última mirada le sonreí, no era una sonrisa como las que solía echar de suficiencia, era una sonrisa sincera, por el momento tenía una aliada. Cuando se fue me volví a Rebeca.

- ¿Vienes Rebeca? Iré con Elizabeth al club nocturno, debo de conseguir quedar con mi familia, quiero ver qué sucede con ellos. Si mis sospechas son ciertas… la cosa se pondrá fea, algo que no me apetece por el momento, prometí ser bueno a mi chiquilla.

-Ignoro su paradero actual. Si te interesa mucho encontrarlo, supongo que puedes preguntar en Prospect Park en Brooklyn o Van Cortland Park en el Bronx. Ambos parques son territorio de los Gangrel. ¿Algo mas en lo que pueda ayudarlo, señor Van Kleiss?

-Querido, no tienes que ir a ningún lado, Logan esta aquí. -Te dice Rebeca mientras con un sutil gesto, señala hacia un hombre cerca de los ascensores.

 Mi cara era la viva imagen de la preocupación, antes de continuar:

 - Si, necesito haceros una pregunta personal, y espero que me disculpáis si os resulta demasiado impertinente por mi parte, pero necesito saberlo, ¿es realmente necesario que abdiquéis?. Vuestra gestión a sido inmejorable, como la Regente Sturbridge no ha parado de comentarme, y temo lo que pasará una vez que vos os vayáis... Una lucha por el poder que podría debilitar y dividir a La Camarilla y propiciar que el Sabbat aproveche la situación para atacarnos y sacar provecho de la situación. ¿No puedo convenceros de alguna manera para que cambiéis de opinión y sigáis siendo el Príncipe de la ciudad, por favor?.

- Bien, eso me ahorrara mucho trabajo querida… - Eche una ojeada al vástago que me indicaba. Después volví a mirar a Rebecca. - ¿Qué te parece si me haces el favor y me lo presentas?  Será más cómodo y fácil que si voy yo directamente, o eso espero.

-Entiendo su preocupación: Vino a Nueva York esperando encontrar un lugar seguro y tranquilo, alejado de la política y sus enemigos del viejo continente. Y ahora que esta aquí, descubre que la ciudad no es tan tranquila ni pacifica como esperaba. Sin embargo, creame cuando le digo que tengo en mente los mejores intereses de la ciudad y es por eso que renuncio. El puesto lo tome para servir a la Camarilla, pero mis prioridades están con mi clan y mi ciudad; mi servicio a la secta esta hecho y ahora tengo que concentrarme en cosas mas importantes sin las distracciones del principado.

Sin decir nada y poniendo manos a la obra, Rebeca te toma por un brazo y a tu chiquilla por el otro y los conduce por el salón, hasta encontrarse detras de Joseph Logan, que espera el ascensor en esos momentos.

-Joseph, si me permites un momento, quiero presentarte a un muy querido amigo mio.

-¡Rebeca! -dice Logan al girarse para saludarlos-. Desde luego que si.

-Anthony, Joseph Logan. Joseph, Anthony del clan Gangrel y su chiquilla Elizabeth.

-Bienvenidos a la ciudad, es un placer conocerlos. -Dice, estrechando tu mano. E intuyendo que necesitan algo, agrega-. Si hay algo que pueda hacer por ustedes, solo díganlo.