Partida Rol por web

Llegas a los muelles y accedes a los túneles fluviales que desembocan el el rio Hudson. Carroña no te dio una dirección especifica, pero sabes que el te encuentra, como siempre. Después de unos minutos esperando, escuchas su característica voz ronca y gutural que contrasta con su forma de hablar, siempre animada y con un fuerte acento del Bronx.

-Detrás de ti, nigromante -te dice dejando escapar también una carcajada. Siempre intentaba sorprenderte-. Donde jodidos has estado todos estos meses, viejo -te saluda y después de tu respuesta agrega:

-Sígueme. No se como chingados explicarte lo que esta pasando, así que mejor te lo enseño. Si con lo que estas a punto de ver no te sorprendes, me doy por vencido -Desde que lo conocías, Carroña estaba fascinado con tu desapego a las emociones humanas y siempre estaba intentando provocar algún tipo de reacción en ti. Hasta ahora no lo había logrado nunca.

Carroña te guiá por las cloacas debajo del Bronx por una media hora, al final entran a una red de túneles mas profundos que las cloaca y que no tenias idea de que existieran, hasta ahora. Y no parecían tener fin.

-Algunos de estos túneles son mas viejos que la ciudad -comenta Carroña-, y algunos pasan por debajo del rio, conectando con Manhattan. Nadie los conoce tío, es un pinche privilegio que te los muestre -te dice en broma, enseñándote una horrenda sonrisa-.

En cierto punto comienza a llegarte un olor a quemado que se hace mas intenso conforme avanzan por un túnel muy largo que termina en una gran cueva. Carroña apaga su linterna y activando un interruptor en una pared, el lugar se ilumina con luz blanca. Como carajos hay electricidad en esta cueva, no tienes idea.

La cueva esta llena de, probablemente cientos de cadáveres humanos y de animales esparcidos por todos lados. Las paredes y la gran mayoría de los esqueletos están chamuscados y hay evidencias de que hace poco hubo un gran incendio en el lugar. Pero lo que mas te llama la atención es descubrir los restos sobrenaturales de varias criaturas cuya existencia es imposible; animales con cráneos humanos, dos o mas especies combinadas en un solo animal y hasta lo que parecen ser huesos de plantas, como si hubieran desarrollado esqueleto.

-¿Sorprendido?

Debía admitir que, si bien no estaba "sorprendido" o "estupefacto" por lo que Carroña me mostraba, pues sinceramente no esperaba menos, si que me daba bastante curiosidad saber más sobre ese lugar. -¿Dónde estamos?- Le pregunté al Nosferatu. No parecía la alcantarilla, sino una cueva, tal vez cavada por algo o alguien, destinada a guardar los desechos de sus experimentos. -Supongo que será parte del refugio de un Tzimisce que quedó abandonado cuando se hechó al Sabbat de la ciudad.- Propuse siguiendo esa linea de pensamiento.

Mientras tanto, iba acostumbrando mis ojos a ver a traves de la mortaja. -Si Carroña me quería aquí, es porque tal vez crea que hay algún fantasma dando vueltas por esta cueva. Lo cual es bastante posible.- Si había un espíritu sin reposo dando vueltas por ahí, lo vería. Y no solo eso, podría preguntarle qué es lo que le había pasado. Mientras no le obligue a hacer nada que no quiera (y podía hacerlo), todo debería estar bien. -Y yo que estaba buscando "emociones" hace una hora. Aquí las encontré.-

-¿Dónde estamos?-

-Muy por debajo de la ciudad. Y no, ningún Tzimisce se refugiaba aquí hasta donde sabemos.

Mientras observas la gran cueva con la Visión de Mortaja, notas algo sumamente muy extraño. El lugar esta totalmente desolado en el inframundo. Lo cual en tu experiencia es casi imposible: Lugares como este, con tantos restos, suelen estar repletos de espíritus, mas aun, incluso los lugares con poca actividad tienen rastros de fantasmas. Que esta cueva este totalmente vaciá en el inframundo es antinatural.

-Mira Pietro, hay cosas que no puedo explicarte, pero lo que si puedo decirte es que hay algo bajo la ciudad, algo que esta cazando a los Nosferatu. Hace unos días encontramos la entrada a esta red de cuevas y había algo... algo enorme. Y había personas y plantas y animales viviendo aquí. Estábamos discutiendo que hacer cuando nubes de humo comenzaron a subir desde las cuevas. Cuando investigamos, todo estaba como ahora, algo había arrasado con el lugar. Como si supiera que lo habíamos descubierto.

-Se supone que es un secreto del clan. Pero a mi me importa un carajo, no quiero acabar muerto porque los demás no quieren pedir ayuda. Tu eres muy viejo y se supone que los Giovanni son expertos en Nigromancia y esas cosas, así que te estoy enseñando esto porque tengo la pequeña esperanza de que tu sepas que hacer.

Apreté los dientes cuando terminé mi examen. Ahora si estaba genuinamente sorprendido y ligeramente perturbado. -Bueno, ahí está el problema.- Le dije a Carroña. -Normalmente, todos los lugares, especialmente donde murieron seres vivos, están llenos de actividad del Inframundo.- Le expliqué al Nosferatu. -No obstante, este lugar está completamente vacío. Ni una sola alma recorre este sitio. Nadie que pueda explicarme qué pasó.-

Hice una pausa antes de proseguir. -Sigo pensando que este lugar era el laboratorio de varios Tzimisce. Escuché a Alexander mencionar una vez que la exposición frecuente a la Vicisitud podía destruir el alma del desafortunado objetivo, pero nunca pude comprobarlo por mi mismo. Hasta ahora, claro.- Me giré hacia él para verlo a los ojos. -Si encontraron este lugar hace tan poco, ¿cómo están tan seguros de que no pertenecía al Sabbat?- Le pregunté con curiosidad. -Tal vez a una manada un tanto antigua o a un miembro con una generación bastante alta.- Después agregué, en tono irónico. -¿O creés que algún Inconnu Tzimisce vive en las alcantarillas de Nueva York?- Aunque mi tono era de burla, reconsideré por un segundo esa opción. Los miembros del Inconnu eran muy misteriosos y nunca había conocido personalmente a alguien que diga ser parte de esa organización. Para mi serían solo un mito si no fuese porque vástagos mayores a mi me aseguraron su existencia. Pero, ¿era posible que un vampiro así exista en Nueva York sin que los Nosferatus se enteren? Si esto fue obra de un solo individuo, debió empezar hace mucho tiempo.

Antes de continuar con mis preguntas, le di tiempo a Carroña que conteste.

-Sabemos que no era el Sabbat porque incluso cuando la ciudad era de ellos, las cloacas siempre han sido nuestro territorio. Ademas de unos pocos Nosferatu del Sabbat, nadie bajaba a las cloacas. Tenemos nuestros métodos de averiguar cuando otros vástagos se meten en nuestros territorios. No hay forma en la que una operación tan grande como esta pasara desapercibida.

-¿Inconnu? ¿De verdad crees en esas leyendas? Puede que sea un antiguo, eso si. Pero la pregunta es quien puede hacer esto -te dice señalando la gran cueva con su mano-. Te digo que el lugar estaba lleno de vida hace unas noches y ahora, en cuanto lo descubrimos, todo se quemo. Casi como si lo que viviera aquí abajo supiera que veníamos.

-Tampoco es solo esta cueva, hay cosas raras por todas las putas cloacas de la ciudad. Hay zonas en las que hermanos del clan han desaparecido sin rastro alguno. Si puedes ayudarnos, todo el clan estará en deuda contigo Pietro. Supongo que no necesito decirte lo útil que es tener a todo el clan Nosferatu de aliado.

Cuando me acusó de creer en los Inconnu me limité a encogerme de hombros. -¿Cuando eras humanos creías en los vampiros?- Le pregunté simplemente. -No te estoy hablando de Cain, Ennoch y todo eso, lo cual para mi si son mitos sin fundamentos.- Todo eso del patriarca vampírico y sus chiquillos me sonaba a un montón de leyendas pasadas de boca en boca. Y en todo caso, no había forma de que sigan vivos hasta ahora. -Pero los Inconnu son mucho más probables. No me sorprendería que los rumores sean ciertos.-

Dejé el tema antes de que nos desviasemos y Carroña continuó. Antes de que terminase de hablar, yo ya estaba pensando. -Tentador.- Comenté cuando dijo lo de que los Nosferatus estarían en deuda conmigo. -Bueno, los ayudaré a ti y a tu clan. Después de todo, todo esto es bastante intrigante.- Dije finalmente.

-Dijiste que cuando llegaron todavía estaban vivos, ¿no?- Le pregunté señalando con la cabeza en general hacia toda la cámara, ya que los restos de los seres que estuvieron aquí se encontraban en todos lados. -¿Llegaron a hacer contacto con alguno?- Si lo lograron, entonces tal vez sacaron algo en limpio de todo esto.

-Bueno, los ayudaré a ti y a tu clan. Después de todo, todo esto es bastante intrigante.- Dije finalmente.

-Mantelo en secreto por ahora, no lo comentes con nadie hasta que tengamos una solución.

 -¿Llegaron a hacer contacto con alguno?

-Mantelo en secreto por ahora, no lo comentes con nadie hasta que tengamos una solución

-No. Algunos dicen que han visto a las criaturas y las describen como “monstruosidades que se comportan como insectos; hormigas o abejas”. Al inicio nadie les creía, pero cuando comenzaron las desapariciones, los tomaron mas en serio, Ahora todos los Nosferatu viven paranoicos, sabiendo que hay algo mas en las cloacas. Algunos están planeando tomar dominios en la ciudad. Probablemente quitandole el lugar a algún otro clan.

-Mientras no nos quiten el lugar a los Giovanni, no nos va a importar mucho.- Pensé al oir las palabras de Carroña. Aunque también recordaba lo que había dicho Logan a Donatello. La Camarilla intentaría que los territorios perdidos no sean de su secta, por lo que apoyarían a los Nosferatus a tomar los nuestros y otros.

Decidí seguir pensando en lo que teniamos aquí. Recorrí la habitación mientras hablabamos, intentando encontrar algo que me pueda decir algo más que los cuerpos tirados en el piso, pero estaba seguro que no había mucho más. El vampiro que hizo esto se habría hecho cargo de que no quede nada que lo pueda conducir a él. -¿Qué me puedes decir sobre los Nosferatus desaparecidos? ¿Tenían algo en común? ¿Trabajaban todos en algún lugar en concreto de las cloacas?- Le pregunté a Carroña.

-Hemos perdido 4 en total. Todos excepto uno en el área de Manhattan. Muchos han abandonado la isla, los que se han quedado se han fortificado fuertemente. Ademas de eso, no tenían nada mas en común.

-También tienes que saber que no somos los únicos. Los Tremere, los Seguidores de Set e incluso algunos lupinos parecen estar enterados de que hay algo bajo la ciudad.

-Pues eso nos puede indicar dónde es que tiene la sede este vástago.- Le dije a Carroña. -Podriamos llevar un montón de hombres y hacerlo salir a la fuerza.- Siempre y cuando fuesen bastantes, no parecía una mala opción, después de todo, ir solo contra esta criatura era suicidio.

-¿Cómo es que esos clanes se enteraron de todo esto?- Pregunté. -¿Y cómo es que ustedes lo saben? Y que la respuesta no sea "somos Nosferatu, es nuestro trabajo".- Podía imaginarme algunas respuestas, pero quería escucharlas de la boca de Carroña. Empezaba a pensar en cómo podían ayudarnos los demás clanes en esto y, más importante, qué intereses tendrían para hacerlo. -Claro que no puedo pedir mucho a los Setitas o a los Lupinos...-

-Los demás clanes solo tienen sospechas. No saben que esta pasando aquí abajo, pero saben que hay algo. Tenemos meses evitando que los Tremere metan sus narices en el problema, pero están investigando. Lo mismo con los setitas. Creemos que tiene que ver con sus disciplinas; pueden sentir el poder de lo que se oculta bajo la ciudad. Por eso te he buscado a ti, esperaba que la Nigromancia de tu clan pudiera ayudarnos a averiguar que mierda esta pasando aquí abajo. Según he escuchado eres un experto.

-Nosotros lo sabemos, por que aquí vivimos. Esto no es nuevo, Pietro, tiene mas de dos años desde que se dio el primer incidente. Y muchos hermanos de clan han desaparecido sin dejar rastro.

-Ya veo...- Le dije a Carroña mientras pensaba. -Sigo pensando que lo más sencillo sería juntar un grupo de vástagos y hechar al vampiro que tomó ahí su morada.- Le dije al Nosferatu. -Pero antes de eso, puedo hacer algunos preparativos.- Los rituales más básicos no funcionarían con una criatura como la que hizo esto, pero podía mandar un espíritu o incluso a uno de mis ghouls a investigar con el ritual de los Dos Céntimos. Después de todo, era imposible que no haya absolutamente nada más abajo. El Inframundo no se terminaba así como así.

Y si todo eso fallaba, siempre podía contar con mi sire para ayudarme. A él le interesaría esto.

-No hay que involucrar a mas vástagos, nadie mas puede saber de esto, Pietro. Mi clan no se puede enterar que he venido a ti por ayuda.

-Bien, has los preparativos que requieras y hazme saber si necesitas algo. Mientras tanto, yo intentare averiguar que es lo que sospechan los demás clanes.

Comienzan a deshacer el camino andado por las cavernas hasta que, después de varios minutos, salen de nuevo a las cloacas.

Emprendí de nuevo el camino al refugio. Tenía muchas cosas que preparar, además de las tareas diarias. -Tengo que alimentar pronto a Octavio y Antuan.- Dije pensando en mis ghouls. -Para eso voy a tener que reunirme pronto con mi rebaño. A lo mejor mañana pueda empezar las preparaciones para el próximo encuentro.-

Me pregunté también si sería responsable usar a uno de los "acólitos" esos para el ritual de los dos céntimos. No me animaba a usar a mis propios sirvientes, ya que había potencial de que no vuelvan, dado el sitio a los que los mandaría. Pero por otro lado, el grupo ese lo usaba más que nada para conseguir sangre y les enseñaba algún que otro truco de nigromancia poco práctico e inservible. Más que nada teoría de cosas que solo usarían a lo sumo una vez en la vida. Si necesitaba reforzar las enseñansas, podía llegar a usar una disciplina, pero en realidad casi siempre mantuve la práctica de la Camarilla, la mascarada. No quería problemas con nadie si a alguno de ellos se le ocurría abrir la boca y decir que su maestro era un vampiro. A eso le sumaba el hecho de que de todas formas no los necesitaba para nada más que para sangre, ya que a diferencias de los demás clanes, nosotros los Giovanni engrosamos nuestras filas desde nuestra familia, no con abrazos aleatorios o ghouls que conseguimos por ahí.

Pero de todas formas, tenía que usar a alguien para el ritual...

Al llegar a casa busqué en la cocina dos copas de vidrio. Estaban bastante polvorientas, ya que casi nunca usaba la vajilla, al igual que el horno y la heladera. Pero eran cosas que conviene tenerlas para aparentar ser normal y no me costaba mucho mantenerlas.

Una vez que tuve las copas lavadas las dejé junto a la pileta y saqué de una de mis kriss de mi manga izquierda. La dejé junto a las copas y procedí a sacarme las ropas superiores para no mancharlas. Una vez que eso estaba hecho volví a agarrar la daga y uno de los rcipientes, situando el antebrazo sobre la copa y esta dentro de la pileta para que la sangre no manche nada, y procedí a hacerme un profundo corte en el mismo, lo suficiente para llenar la copa. Después usé el corte para llenar la otra antes de regenerarme.

Ya estaba hecho, el ritual de cada dos o tres días. Llamé a mis ghouls para que vengan a tomar su ración.
 

Mientras esperaba que mis ghouls llegasen, les hablaba desde el piso de abajo. -Antuan, hay que reunir al rebaño.- Le dije mientras pensaba en el ritual que llevaría a cabo. Cuando me refería al rebaño quería decir a los mortales que usaba como suministros de sangre cada tanto. Eran un grupo a los que "enseñaba" nigromancia. Al no ser vástagos, no podían realmente hacer nada práctico, pero les enseñaba lo teórico. A cambio tenía humanos para usar en rituales y que me den sangre de vez en cuando. -Digamos en 3 noches. Estoy libre, ¿cierto?- Solo como una formalidad, Antuan llevaba mi agenda, ya que casi nunca tenía nada programado a largo plazo, por lo que a veces olvidaba alguna que otra cita con alguien.

Pensé en el rebaño. Ahora que la ciudad era parte de la Camarilla, tenerlos era una infracción a la mascarada y podía caerme algún azote o el sheriff a hacer preguntas. -Todo era más facil cuando el Sabbat controlaba la ciudad.- Por supuesto que el rebaño no sabía que yo era un vástago, pero siempre podían darse cuenta. El problema era que por lo general, los mortales interesados en el ocultismo, los que terminaban como parte de mi rebaño, eran más inteligentes que astutos, por lo que nunca se habían fijado hasta ahora de mi naturaleza. -Con suerte eso seguirá así.-

Escuchas la respuesta de Antuan, que aparece por las escaleras.

-Toda su semana esta libre, señor -te dice, contestando a tu pregunta-. Me encargare de contactar a sus seguidores para informales de la reunión.

Unos segundos después bajan el resto de tus ghouls. Puedes ver en sus rostros la anticipación mientras sus miradas se posan en las copas llenas de sangre.

-Mi señor -te saludan-. ¿Hay algo que podamos hacer por usted?

-Por ahora, nada concreto.- Les dije mientras me sentaba en la mesa, con voz neutra. -Pueden beber si quieren.- Dije señalando las copas a un lado del fregadero. Por supuesto que querían. -Aunque pueden darme su opinión sobre algo, ¿qué piesan de nuestro refugio?- No era normal que use la palabra "nuestro" para referirme a la casa. Generalmente la trataba de "mia" o simplemente "el/la refugio/casa", pero necesitaba que me diesen una opinión sobre esta y se me ocurrió que tal vez eso les suelte la lengua (o no... ¿quién sabe?).

El punto es que me estaba aburriendo de mi casa. Y no solo eso, sino que ultimamente, con todo lo que había pasado de la Camarilla tomando la ciudad y la guerra abierta en las calles, había empezado a temer por mi seguridad dentro de mi propio refugio, por lo que recordé al Ventrue que conocí en el Elíseo. ¿Sería hora quizá de remodelar? Parecía una locura, este es mi hogar y me gusta como es, pero al mismo tiempo hay algo en el mismo que ya no me satisfacía.