Partida Rol por web

Espero a ver sis e acerca una camarera o alguien a atenderme y observo a la gente que haya en el local.

Entra en la taberna, sin prestar mucha atención a todo lo que la rodeaba, pero fijando su mirada en una mujer, cuyas prendas destacaban mas que la de las otras.
Suponiendo que sea ella...
Pensando que no pordía nada, se acerca a ella y le enseña la carta.
¿Y bien?

De nuevo la voz entre las sombras, no más que un susurro:

-Parece que nunca han visto a un mediano- se oye en idioma mediano.

Salgo de la penumbra y me dirijo hacia la chimenea, donde espera sentada una bella mujer. Me detengo detrás de ella y con una mirada indiferente, pregunto:

-¿Tiene alguna habitación, Sra. de La Rosa Negra? tras mi rostro escondo una sonrisa. Tengo entendido que queríais mis servicios-

Me rio ante las palabras del mediano y te hago un gesto para que te sientes. ¿Que puedes ofrecerme? tengo a mil como tu por las calles deseando ofrecerme sus servicios para mi cofradia te miro a los ojos, los mios son violetas

Mis ojos violetas se clavan en ti

Creo que eso me lo deberias contar tu ¿que haces en mi ciudad y que pretendes?

Me quedo observando sus ojos unos instantes. Pero no me molesto mucho en comodidades y rechazo el sitio que me ofrece hacia uno mas sombrío..

-Señorita digo dirigiéndome a la dama lamento que haya tenido que venir a esta estúpida reunión. Como varón, le pido disculpas- tras una leve inclinación de cabeza hacia la mujer hecho un rápido análisis de los clientes de la taberna. Mi voz continúa fría y suave, cual hoja de cuchillo.

Con un sutil movimiento, voy sacando muy despacio un daga plateada. Todos están ocupados. Están distraídos bebiendo sus licores. Pero unos ojos violetas observan todo con detalle. Nuestras miradas se cruzan. La sostengo durante un momento hasta que la daga se posa en su cuello..

-Ven, si quieres, a mi habitación. Allí hablaremos mejor ¿no te parece?- bajo la daga y la guardo entre los ropajes oscuros. Hay demasiados ojos que nos observan..-

Sin inmutarse por el gesto ni por la daga, incluso acaricio la hoja con los dedos Yo ya he muerto y no me preocupa volver a hacerlo pero dudo que sobrevivieras lo suficiente antes de que Max te rebane el pescuezo te miro con gesto serio Este es un buen lugar como otro cualquiera para una conversacion amigable

Sonríe con un aire de superioridad y malícia.
Si se supone que eres tú la que has molestado mi calma enviandome esa carta eres tú la que debería responder y dar explicaciones.
No tengo porqué perder el tiempo aquí.

Viajo por interés propio.
Asuntos mios, en definitiva, que no te incumben en absoluto.

- ............- analizo todo en silencio, una extraña sensación se apodera de mi. La oscuridad me arropa...

-"Parece interesante. Quedémonos un poco mas.."-

Continúo de espaldas a la pared. La bruma sigue avanzando. Un silencio sepulcral, salvo por la taberna. Hace frío. Pero lo que realmente me preocupa es la oscuridad que se acerca, pues con ella trae algo, casi imperceptible. Un escalofrío recorre mi espalda al ver esos ojos violetas, mientras mi mano libre busca a tientas la empuñadura de las armas. Mi mirada continúa atenta a cualquier cambio...

-Eso será si consigue encontrarme.. reprocho tras el comentario de Max Oh, os pido disculpas, mi nombre es Rosco, Rosco Pinchabolsas. Si podéis ofrecerme algún trabajo os estaré agradecido. Sobre mis servicios, no creo que os tenga que contar mucho sobre lo que se hacer. Solo os diré que trabajo solo...-

Tranquilizate solo es Max, es que mi regalo de bodas le ha gustado tanto que lo usa muy amenudo sonrio levemente Rosco, conozco a alguien del gremio en cuanto el veo, asi que no intentes hacerte el martir ni el angel. ¿Cuantos han muerto por tu daga?

ASi que no me incumben y no me interesa nada... los ojos centellean y hago una señal de calma a no sabes donde tu misma semielfa, haz lo que quieras, pero no robes en mi ciudad y si lo haces procura que no me entere o la Rosa te hara una visita con otro enmascarado que no te gustara nada

No me asustan tus amenazas...
Pero..., tampoco es que tenga intención de robar nada...
O almenos aún....

Suelta unas risitas por lo bajo.
Aun con su gran aire de superioridad, sin saber muy bien por qué, no podía mirar directamente a los ojos de aquella extraña mujer que tenía delante.
Quizás era que, en lo mas hondo de su mente, sentía miedo por lo que pudiera hacer.

Se gira rápidamente y con un soplido sale, dando un portazo, de la estancia.

Fuera hace frio, comienza a soplar una brisa fria que viene de los muelles que te hiela los huesos y que te hace estremecer un segundo antes de que vuelvas a templarte. Ahora a donde ir....

Aún no conozco a Max y ya empieza a caerme mal, así que el tiempo me llevará a él, o él vendrá a mi.
Descubro mi rostro, retirando el pañuelo oscuro que cubre media cara. Miro a todos, analizándolos..

"Quizá, me interese. No me queda mucho dinero."

-Todos aquellos que han intentado quitarme la vida Un sonrisa enigmática aparece en mis labios. Pero... vayamos al grano sigo jugando con la daga entre mis dedos y cambio mi tono de voz. Aunque amenazante, no suena mas fuerte que antes.. -Muy bien, preciosa. Ahora me vas a contar todo lo que quiero saber. ¿De qué me conoces? ¿Qué quieres de mi?-

Conozco a todos los de mi gremio y se mas de ellos que ellos mismos replico mientras sonrio levemente Vas a hacer algo por mi, necesito a alguien que vaya en una caravana, necesito que protegas algo que hay dentro, ¿seras capaz?

Ufff, que dia mas raro...

Agita la cabeza con fuerza, como negando algo, para espabilarse.
Una vez recobrada del frío da un ágil salto para montarse en su caballo, que lo había dejado fuera.
Acaricia la larga crin blanca de este, con los ojos humedecidos...
Fué un regalo de su padre, y llegaron de nuevo a su mente los recuerdos del día de su muerte...
Frunze en ceño y golpea débilmente al caballo, para dirijirse hacia su casa.
Al día siguiente volvería a salir para recoger información de lo que pudo haberle pasado a su padre..., o si almenos era cierto que estaba muerto.
Desde hacía años solo buscaba su venganza.

Mi expresión seria y fría, sólo se altera por una medio sonrisa que aparece en mis labios.

-Parece un trabajo sencillo mi voz fría como siempre, mis ojos se posan en los tuyos Acepto-

Finalmente me guardo el cuchillo en el borde de la bota.. -Que conste que lo hago solo por diversión. Si me enseñas algunos trucos tuyos no te cobraré. Pero te lo advierto. No intentéis engañarme..-

Empezaba a estar listo para el pequeño trabajo que me ofrecieron, ahora estaba a las ordenas de una preciosa mujer. Solo faltaba ir al lugar de la caravana..

Estas seguro, si te capturan yo negare conocerte y si te castigan no esperes que te ayude replico mirandote a los ojos mientras pongo sobre la mesa una pequeña bolsa que reconoces como una de las tuyas Aun te queda mucho que aprender, si no te has dado cuenta de que te la quite en el momento en que acercaste hasta el roce de mis dedos

-En el raro caso de que me capturen y no vengas en mi búsqueda. Os recordaré para siempre como la bella doncella y cobarde- Una sonrisa irónica se dibuja en mis labios. Se nota que no temo a que me capturen, ni miedo a enfrentarme a lo que me propone. Si las cosas no salen como es debido, bueno si pasase eso, ya veré lo que hago..

Me quedo gratamente sorprendido al ver la bolsa que escondes entre tus dedos hasta que la dejas caer sobre la mesa. Trago saliba al verla allí tendida sobre la mesa. Echo una fugaz mirada a tus ojos y de nuevo hacia la bolsa..

-Algunas voces hablan demasiado pronto. ¿No crees?- le enseño su propio collar cogido con dos dedos y moviéndolo de un lado a otro...
Mis manos pasaron precisas por su cuello en el momento que la roce con la punta de mi daga.