Partida Rol por web

Feeric iba a esperar a que los demás agentes se acercaran antes, pero cuando vio que el guerrero con la armadura con símbolos de Corellon fue al centro, no puedo evitar ir también…

-Hola soy Feeric.-dijo con voz alegre apareciendo de la nada en lo que dura un parpadeo, se encontraba junto a la elfa y el guerrero que ya se habían acercado al centro, unas pocas partículas luminosas se esfumaban a su alrededor, y una cosa era segura, no se le había visto caminar al centro.- vosotros sois?-Feeric deducía los nombres por la dirección de la que habían salido pero por si las moscas era mejor preguntar.

A aquel joven humano no parecía importarle mucho los mandamases de alrededor, es mas parecía como si para el no estuvieran, lo que demostraba una ignorancia respecto a los protocolos formales, aunque si parecía verdaderamente interesado en hablar con vosotros, su sonrisa era amigable.

Gymlar seguía enfrascado en sus pensamientos cuando oyó su nombre en la boca del Rey. Le cogió totalmente en fuera de juego. Por un momento miró a su padre, el Comandante, y le pareció ver un brillo de orgullo en su siempre serio semblante.

Cogió aire y con paso firme y decidido se dirigió al centro. Con sus más de seis metros de altura, el joven gigante se preguntaba si no sería mejor que cogiera a un par de sus amigos en vez de aquel grupo de enanos, seguro que harían mucho más daño y ruido que todos aquellos juntos.

Por un instante miró al que llamaban Machacagordos y recordó al grupo que estaba persiguiendo por las montañas antes de ser llamado por su tío, el Rey. Estaba seguro que aquel nombre se lo habían puesto por matar a pobres aldeanos indefensos. Un gruñido salió de su boca.

Me recuesto un poco más en mi asiento- ¿Salir ahí a que me vean todos la figura? Oh, pero es que aquí sentada estoy tán cómoda -observo como algunos de los futuros agentes van saliendo, y me llama la atención como uno de ellos se desplaza instantaneamente, ese tal Feeric Siánnodel- ¡Parece divertido hacer eso! Yo también puedo... -sonrío con la divertida idea, me esfumo de la vista de todos, y aparezco a unos tres metros sobre el centro del hemiciclo, haciendo un mortal de espaldas. Caigo con perfecta precisión sobre mis dos pies, hago una reverencia con la mirada baja, y extiendo la mano para tomar mi laud sin si quiera mirarlo, pues caía un poco despues que yo- Dyl, acólita del templo de Olidammara -alzo la vista, sonriente- A vuestro servicio, Mis Señores.

Desde luego, le daba la sensación de efectivamente ya haber vivido aquello.

Fue contemplando como las circustancias empujaban uno a uno a los partícipes de aquel plan al centro de la 'sala', desde luego, buscaban miembros adecuados y no iba a ser menos. Tenía que cumplir con las espectativas mínimas. Había una falta de músculo increible entre aquellos individuos, por lo menos gozaban de la gracia natural de los seres 'pequeños'. Todos, todos salvo el gigante, desde luego el si que era grande, era casi el doble que Kugart, y eso si que se notaba.

Visualizó a dónde quería llegar, y desplazó de entre sus alas una maza'enfundada' en tela de un tamaño simplemente muchísimo mayor al Machacagordos, gargantuesca. Probablemente sea un arma capaz de ser portada por el gigante, pero esta era suya. Y tras desplazarla desde detrás de sí, la apoyó contra su brazo y su pecho mientras recitaba unas palabras en un tono casi inaudible... tras lo cual, simplemente desapareció y apareció entre los individuos que acababan de hacer la entrada. El también sabía trucos de 'menudos', no iba a ser menos.

Tras llegar hasta pocos metros cerca de estos, en el centro de la sala, se apoyó en la grandísima maza demostrando que era capaz de portarla y altivo ante esta, se presentó a las miradas que suscitaban incredulidad ante las destrezas de lo que Salmanasar había conseguido reunir.

-Sería un honor para Kugart Machacagordos acompañar al concilio.- Tras lo cual dejó apoyada la maza contra el suelo y su hombro, y se golpeó un par de veces la pesada coraza que recubría su pecho con la palma abierta, a modo de saludo de quien planea plantar batalla. Una mala costumbre, sin duda, pero debía presentar respetos a quien quizá fueran quienes le vayan a contemplar morir.

Apenas habia empezado a presentarse , cuando los restantes posibles miembros del grupo se fueron acercando, el gigante era impresionante visto de cerca, Heian miro para arriba, al rostro del gigante- y yo que pensaba que no era bajo.-comento Heian "pasar desapercibidos con un gigante no sera fácil"

Entonces aparecio la que parecia una semielfa peliroja, haciendo una entrada espectacular,-impresionante, si yo intento hacer eso seguro que acabo con la cara incrustada en el suelo y el laud rematandome con un golpe en la cabeza me llamo feeric.-Aquel humano pelirojo parecia al menos bastante amigable, otra cosa era que supiera manejar la espada.

Por ultimo aquel tipo que a Heian recordaba en algunos aspectos a un dragón, se presentó haciendo gala de su fuerza, y unos buenos pulmones-asi se habla , Kugart Machacagordos-respondio Heian a este sinceramente [I]"A este tambien le va a costar pasar desapercibido, si tenemos que ir juntos, como minimo sera entretenido, espero que si esto se aprueba, nos llevemos todos bien"

Nariel observó desde el centro el despliegue de mágia, fuerza y acrobacias echo por todos sus compañeros. "Vaya, un circo... esto será divertido. El pelirrojo parece amigable... ¿Será la semielfa mas humana que elfa? Eso espero... y dos gigantes... espero que no sean tan repulsivos como lo son los de fuego... " Miró a sus compañeros y les puso su mejor sonrisa a los dos gigantes y a la semielfa." Sonríe, sonríe..."Al dirigirse hacia los dos humanos sonrió muy sinceramente, tanto que la sonrisa anterior quedaba eclipsada por esta. Dio dos pasos hacia delante mirando al consejo, se dio la vuelta dando la espalda al mismo y dirigiendo la mirada al que sería su nuevo grupo hizo una humilde y algo torpe reverencia. -Nariel, humana de corazón y nunca mas esclava a vuestro servicio, compañeros.-

Sonrió algo maliciosa en cuanto terminó la frase, aún con la cabeza agachada en reverencia para que no la viesen los demás." Daros bien aludido sr Harald, jamás volveré a vuestro lado."  En cuanto se volvió a erguir levanto la mirada hacia el grupo sonriendo divertida, les dio la espalda enfrentándose a las miradas de los reyes, reinas y exiliados.

-Creo que hablo en nombre de todos, cuando digo que no se arrepentirán de habernos elegido, mis señores.-

La votación es breve, con identico resultado. Al aprovar vuestro grupo Onikyol se dirige a vosotros.

- Tengo preparada la primera misión para vosotros -dice Onikyol sacando un mapa- Se trata de Encrucijada, una ciudad en territorio enemigo. Es bastante grande, de veinte decenas de habitantes, la población mayoritaria son humanos, duergars,elfos, enanos y orcos, en este orden. El gobierno de esa ciudad cae sobre uno de los lacayos de Junah, un dragón rojo llamado Sargón. Debeis ir alli y obtener la máxima información posible, vuestros metodos quedarán a vuestra discreción, si os vais a infiltrar os recomendaria que Gymlar se hiciese pasar por un gigante de las nubes, levantara menos suspicacia que un heroico gigante de las tormentas.

El dragón hace seña a Richard para que se acerque a buscar el mapa.

- Si teneis preguntas al respecto ahora es el momento de formularlas.

- Lo cierto es que podría preguntar por una recompensa, o como mínimo que el Concilio Rojo subvencionara nuestro viaje, pero estoy segura que con todos los problemas de las próximas batallas que les esperan, no querrán gastar sus preciados recursos en aprovisionarnos o darnos motivación áurea -pienso, con no poca ironía. Miro a mis compañeros- Todos parecen interesantes, será un viaje cuanto menos divertido -y si, pregunto al lagarto escupefuego- Supongo que le transmitiremos a usted, directamente, como líder del Concilio Rojo, todo lo que averigüemos, y que podremos encontrarle... aquí.

Como siempre, las ordenes eran demasiado generales. Mientras se acercaba a coger el mapa pensaba en lo que necesitaría saber e iba soltando las preguntas.

¿Que tenemos que investigar exactamente?¿Numero de tropas?¿Lugares defendibles?¿Aceptación de la población?¿Habilidades del comandante?¿Lo matamos si se da la oportunidad?

Sabía que su jefe tenía planes, pero no los había compartido con él(normal en un agente de campo), sin embargo tampoco quería estropearlos por hacer algo por iniciativa propia.

- Evidentemente, nada de eso, quiero saber algo mas importante, esa ciudad en si misma carece de interes para mi. Lo que quiero saber es que trama Junah, que esta buscando, que espera. Esa información.

-A mi me gustaria saber mas sobre ese Sargón, es muy viejo para los canones de un dragón? Como es de grande? Por otro lado, los otros dragones saben qué Junah busca algo? Es importante, ya que los otros dragones podrian enviar tambien agentes, tal vez quieran inponerse a Junah.- Heian se quedo un rato pensativo y añadió- creo que esas son las preguntas que tengo, al menos las importantes.

- Es un dragón adulto, de unos cien años de vida -interviene Harald- Algo mas viejo que el Archimago, pero sus tamaños no difieren mucho. Él me quemo la cara, su fuego no es de este mundo. Id con mucho ciudado y evitad enfrentaros a él.

- Desconozco lo que conocen los otros dos. Ahora el que más me preocupa es Junah, si los otros dragones envian sus agentes, dudo que elijan la misma ciudad que yo, sería mucha casualidad. Debo advertiros que Sargón tiene algunos golems de hierro apostados en la ciudad, id con cuidado.

-Vale, gracias por la información- Heian miro a sus compañeros- que, nos vamos ya? Hay mucho que hacer.- Heian os miraba expectante con una leve sonrisa como la de alguien que tiene un buen dia, A los pocos segundos comenzo a caminar hacia la salida del concilio pasando entre sus nuevos compañeros cuando estaba a mitad de camino , entre la salida y sus compañeros, se dio la vuelta y se limito a esperar.

Gracias a su pequeña demostración de magia, sabia que al menos otros dos de ellos ademas de el tenian habilidad con la magia, tambien habia averiguado algunas cosas sobre el caracte de sus compañeros, aunque claro para cerciorarse de ellas todavia tenia que tratar mucho con ellos, sin lugar a dudas debian conocerse mejor para funcionar adecuadamente como grupo y asi llevar la misión a buen puerto, ahora esperaba las reacciones de los demas ante su forma de actuar presionandoles para marcharse, debia de aprender mas de sus compañeros.

Se encaminó hacia la reina Caeli y se arrodilló ante ella. Le sostuvo la mano y se la besó con dulzura. -No os arrepentiréis de haberme elegido mi señora. Os doy las gracias por vuestros presentes.- La miró y sonrió con sinceridad, no sin esperar a que la reina le diese su bendición para poder partir.

- Estoy segura de ello. Por eso te he elegido - dice la reina Caeli con algo raro en ella, una sonrisa.- Cuidate y recuerda que el destino del mundo pende de un hilo.

Se irguió tras las palabras de su reina y le hizo una reverencia, para justo mas tarde volver al centro del hemiciclo donde se reunió con sus nuevos compañeros. Al ver que uno ya se iba, decidió emprender su viaje ella también, así pues corrió levemente hasta alcanzarle y le sonrió honestamente cuando llegó a su lado, bajando el ritmo y caminando junto a el. -Espero que nos llevemos muy bien- Dijo dirigiéndose al Humano pelirrojo, les había cogido mucho aprecio a los humanos, y eso hacía que su actitud hacia ellos fuese amable y cariñosa así como honesta.

Parece que ahora iban a tener que lidiar de turismo. Que remedio, pero desde luego no iba a ser fácil, pasar desapercibido no era su fuerte, pero había cosas que si sabía hacer y podría resultar suficiente para no buscar problemas. No más de los necesarios, claro...

Golems de hierro, ¿se refería a muñecas gigantes con muy mal propósito?
Que más da, a fin de cuentas hay un escupefuegos por ahí, lo ideal sería no llamar la atención.

Tras la sarta de preguntas ya contestadas. Inclinó la cabeza ante el consejo, se giró hacia Salmanasar, y manteniéndole la mirada espectante por si este tenía algo que decirle antes de partir, tras lo cual se preparó para cumplir con lo establecido, que a fin de cuentas, era lo que les quedaba por zanjar .

Aunque el plan tenía pocos matices ,tenía un par de cosas pensadas para empezar...