Partida Rol por web

Lo miré fijamente durante unos momentos, antes de apretar la mandíbula y entrecerrar los ojos. Entonces arranqué el coche pisando con todas mis fuerzas, haciendo que sintiera la inercia de la arrancada, y en cuanto el coche se movió, apreté el freno y giré bruscamente el volante para ir hacia otro lugar, puesto que estaba claro que la granja no era lo que más lo atraía.

-Entonces, a Sarns. Y creo en usted, agente Daeric. Lo único en lo que no creo es en que sus teorías se refieran a algo real.

Y con esa frase, enfilé el coche hacia donde creía que debíamos ir.

No entendía que demonios le pasaba a Jones. El que estaba cabreado era yo. Además, intentar hacer que un coche de marchas automáticas quemase rueda era algo imposible. Lo único que iba a conseguir era una multa por conducción temeraria. Tampoco entendí el cambio de rumbo. Antes de llegar a Sarns teníamos que pasar cerca del desvío de la granja de Herbs. Quizás se le había olvidado algo para el viaje. ¿Sus pastillas?

Entonces me soltó aquella frase. - Si, ya veo... cree en mí porque estoy sentado a su lado y me ve, me oye y me puede palpar. En lo demás... - Era el Espeluznate Daeric para ella también. Otra que me consideraba un loco. Si realmente creyese en mí al menos no me rebatiría las teorías delante de los demás, me dejaría comprobarlas... pero para ella era una pérdida de tiempo hacerlo.

Y aún me quedaban cinco años para jubilarme y dejar de escuchar ese mote y de andar con compañeros que fingían creer en mí. Pero no iba a discutir ni a decir que íbamos en dirección contraria a Sarns. Ya se daría cuenta ella... porque yo no tenía más ganas de hablar.

Finalmente, enfadados el uno con el otro y en silencio, tomaron rumbo a Sarns. Salir de la ciudad fue lo más difícil, pues el tráfico era infernal a esas horas de la mañana. Pero cuando tomaron carretera cogieron un buen ritmo y en un corto rato llegarían a su destino. 

Daeric estaba satisfecho en parte, pues aunque no había podido concluir su entrevista con el viejo Fhen Xui debido a la intromisión de su malhumorada compañera, la menos si sabía que el anciano anzano respaldaba su teoría sobre los muertos vivientes. Eso era suficiente para él. Al menos de momento. 

Jones por su parte se concentraba en la conducción. Para ella aquellas teorías eran una completa tontería, pero no por ello tenían que dejarla atrás. Si el asesino creía que era posible resucitar a los muertos, sin duda alguna tenían que investigar por ese lado y sacarle todo el jugo. Fuera posible o no resucitar a los muertos convirtiéndoles en zombies era lo de menos, seguir aquellas pistas podía conducirles hasta el culpable de las muertes.

Mientras uno y otro iban pensando en sus cosas, llegaron hasta Sarns. En ese momento debían tomar una decisión. Girar hacia la granja para volver a revisar el terreno, o bien seguir hasta el pueblo y un a vez allí tratar de sacar información entre los lugareños.

Jones no parecía tener ganas de hablar, al igual que yo. Me jodía estar enfadado con mi compañera. Pero se suponía que era eso y debía cubrirme o mínimo dejarme hacer, sin detenerme ni dar excusas para que los demás no me permitiesen conseguir mi propósito y menos aún cabrear a las únicas fuentes fiables que teníamos. Me importaba una mierda si creía en mí o no, si lo que hacía era entorpecerme en lo que necesitaba saber. ¿Qué más le daba a ella que me respondiesen sí o no? ¿Alimentaría más a mis monstruos? Esos ya estaban creciditos, solo aprendería más y al menos sabría a que enfrentarnos cuando la lógica no funcionase.

Así que simplemente me limité a mirar en silencio por la ventanilla, barajando esa opción de que realmente fuesen zombis, de que un poderoso mago los lograse alzar... De hecho seguía pensando que primero fue la mujer quien se convirtió, mordió al hombre y entonces les dispararon a los dos a la cabeza. La pena era no tener los cuerpos para que el forense comprobase si la bala sacada del cuerpo de la mujer correspondía al mismo calibre que la del hombre o incluso si eran iguales. Con dos meses, la bala de la mujer tendría que tener algún rastro de corrosión... Esa era una buena pregunta.

Rápidamente saqué mi móvil y llamé a Crews. Sabía que la cobertura allí era mala pero debía intentarlo.* Después de varios intentos vi el desvío a la granja y guardé silencio nuevamente. Ella conducía, ella decidía. De hecho, porque tenía que regresar a la OFI para hablar con Neil allí, sino me hubiese alquilado una habitación en el motel y pasado allí el día, siguiendo mi instinto mientras Jones regresaba a la ciudad.

Enfurruñado como un niño pequeño al que le han dicho que Santa Claus no existe. Así estaba el agente Daeric, al que sin embargo, debía reconocerle el mérito de ser un enorme investigador, aunque se dejase llevar por unas creencias que no terminaban de convencerme. Suspirando, me pregunté lo que estaba haciendo.

Acaba de reincorporarme y era gracias a él que estaba en el campo. ¿Por qué me comportaba de aquella manera? Era sencillamente idiota o a lo mejor estaba demostrando que no servía para hacer aquel trabajo.

Así que mientras conducía, le daba vueltas a algo tan sencillo como tomarme medio bote de aquellas pastillas y olvidarme de todo. ¿Dónde estaría mi pequeño? ¿Y mi niño? ¿Qué iba a ser de mí?

En ese momento, vi que agarraba el teléfono y marcaba un número, al mismo tiempo que veía el desvío hacia la granja. Aminoré la velocidad y me detuve en el arcén.

-¿Ve lo que sucede cuando se tiene como compañera a alguien que debería estar de baja? Arruina toda la investigación. Será mejor que lo lleve usted solo porque yo creo que no sirvo para nada más. Dígame dónde quiere ir y le llevo. Cuando volvamos a la ciudad, será mejor que presente mi renuncia definitiva. Nunca podré volver a ser la que era. Yo....

No pude seguir. Las lágrimas comenzaron a desbordarse y sentí que me estaba ahogando. Enr ealidad, quizás ya me había ahogado hacía tiempo, solo que aún no me había dado cuenta de ello.

Mi pequeño...

De pronto escuché como sonaba el clásico click-clack del intermitente y sentí como Jones reducía la velocidad del vehículo para pararse a un lado de la cuneta. Creí que querría hablar sobre si ir a la granja o a Sarns. Pero yo lo tenía claro: ella conducía, ella creía en lo mismo que los demás así que iríamos a seguir su investigación. La mía era claramente otra. Pero las palabras que salieron de sus labios en aquel momento me dejaron fuera de juego. No esperaba eso ni por asomo.

- ¿De qué está hablando, agente Jones? - Pregunté desconcertado. - Usted necesita esto para seguir viviendo, lo sabe tan bien como yo. ¿No ha notado como ha cambiado en estos días? Yo sí. Mírese, está conduciendo. ¿Qué más prueba de que esto le está haciendo bien que esa? Mire hasta donde hemos llegado... dando un rodeo, eso sí... pero sin accidentes ni sustos de por medio. Ha conducido tranquila, cómoda y bien.

» Además, solicitó su reincorporación porque lo necesitaba. ¿Qué va a hacer de nuevo de baja? ¿Hundirse de nuevo? ¿Quedarse en la cama hasta las tantas, levantarse un par de horas y volver a la cama hasta el día siguiente? - Hablaba como si supiese perfectamente que era eso. - ¿Repetir esa rutina un día tras otro esperando que un milagro le haga salir de ese círculo vicioso? - Miré a los ojos de mi compañera y suspiré viéndola llorar así.

- Usted no ha estropeado nada de la investigación, agente Jones. - Cogí su mano en gesto de apoyo. - Ha sido asuntos internos. Ellos se llevaron todo, ¿recuerda? Si es que se refiere a esa... investigación en cuanto la que tenemos en curso, nada se ha estropeado aún, porque no hemos empezado con ella. - Sonreí de medio lado a Jones. Era la primera vez que me enfadaba con ella y la primera vez que la veía así, no podía ser casualidad y estaba claro cual era el detonante de su estado: yo.

- Así que vayamos a Sarns, la policía de allí nos está esperando. Además, en asuntos internos tendrán la granja de Herbs vigilada unos días, no por que investiguen, sino porque yo andaba metido en la investigación y saben que iré a meter las narices al menos a la granja. Así que esperarán a que asome por allí para empapelarme y dejarme unos días en casa. No sería la primera vez que juegan conmigo... - Le expliqué con calma a Jones, tratando de que se calmase con mi voz y mis ideas, esta vez más sensatas.

- Así pues, vayamos directos al nuevo caso, que asuntos internos crea que realmente hemos olvidado el otro y mientras nos irán llegando los datos que hemos pedido... y créame, usted está más que capacitada para esto. Es objetiva e inteligente, con los pies en la tierra y tiene un punto de vista el cual respeto. - El problema era que ella no respetaba el mío, decía que sí, pero la realidad era otra, pero no era momento de decírselo ni echárselo en cara. - Así que déjese de autolamentarse, eso no le ayudará en nada ni a mí tampoco... porque sin usted a mi lado, se que iré a buscar fantasmas en las viejas ruinas élficas del pueblo...

» Agente Jones... usted se complementa muy bien conmigo, solo tenemos que darnos más tiempo y entendernos un poco mejor. Y si no se le quita esa idea de renunciar, le aseguro que no regresaremos a al OFI hoy, ni mañana. Estoy dispuesto a alquilar una habitación en el motel y mantenerla atada en la cama hasta que cambie de opinión. Aunque tenga que estar durmiendo esos días en el suelo... - Bromeé tratando de animarla, dejando pasar mi enfado a un segundo plano.

Sabía que era complicado trabajar conmigo precisamente por mis ideas, teorías y extrañas preguntas. Por eso me llamaban así... Espeluznante... aunque creí que con Chandrelle sería todo distinto. Pero estaba claro que no iba a ser así.

Estaba agotada. Uno de los síntomas que arrastraba era sin duda alguna mi agotamiento, o más bien, la facilidad que tenía para rendirme. Todo cuanto no fuese aquello en lo que había puesto mi vida, me rompía en pedazos, y aquella situación, aquel caso, que en otro momento y otra situación, habría sobrellevado con soltura, se me hacía como un precipicio imposible de saltar.

Pero la respuesta de Daeric no fue la misma que la mía... afortunadamente. Él estaba muy por encima de mí en cuanto a ánimo, y sabía que a pesar de mi tristeza, una patada en el culo era lo que necesitaba.

¿Qué si había notado cómo había cambiado? No, no demasiado. Una parte del día la pasaba con el piloto automático y la otra, enfadada como una idiota. ¿Eso significaba que había mejorado? Yo... no lo sabía.

La investigación podía seguir sin mí, pero de alguna manera sentía que mi presencia también le hacía algún bien a él. Quizás.... yo fuese una especie de ancla, en medio de la tempestad que rodeaba a Daeric. Me reí con su pequeña broma y me retiré las lágrimas que tenía.

-Está bien. Sé... que tiene razón, solo que ahora mismo, no considero que haya demostrado demasiado mi utilidad, pero procuraré mejorar. Vayamos a Sarns y veamos qué podemos descubrir. Si hay algo que me guste menos que perder el tiempo es que me quiten un caso.

Arranqué de nuevo el motor y me dispuse a reanudar la marcha, aunque antes de pisar el acelerador, miré de nuevo a mi compañero.

-Y... gracias, "Spookie" -le dije, devolviéndole la broma y mirando que no viniese nadie para poder incorporarme con seguridad a la carretera.

- ¡Claro que sí! ¡En la misma OFI! Si no llega a ser por usted aún seguiría buscando datos en el maldito ordenador durante horas y horas. - Le dije a Jones apretando su mano. - Solo que no lo quiere ver. Quizás debería fijarse un poco más en lo que ha echo al terminar la jornada y autoevaluarse después... - Le dediqué una amable sonrisa.

- De nada. Pero se pronuncia Spooky, no Spookie. - La sonreí. - Ya solo me faltaba que el mote traspasase las fronteras de los idiomas, pero reconozco que me gusta como suena. Quizás si un día tengo un perro... - Reí con aquello mientras retomábamos el camino hacia Sarns.

Aún así no pude evitar mirar hacia el desvío de la granja Herbs. Tarde o temprano tendríamos que ir a aquel lugar y sacar fotografías con alguna cámara sin conexión a la OFI y menos aún que pudiesen rastrear desde asuntos internos y recuperar todo lo posible de aquel lugar.

- Agente Daeric... - Se hizo un silencio. - ¿Sigue con eso? - Volvió a escucharse el silencio. - Si, extraje dos balas. Estaban  ambas muy destrozadas. Punta hueca sin duda por como acabó la bala. Y como usted dice... - Carraspeó. - Parecía que habían sido disparadas pocos días atrás. Y por favor, suficientes problemas tengo ya en la OFI para... - No dijo nada más. Simplemente colgó el teléfono.

Las elucubraciones de Daeric sobre una posible trampa por parte de asuntos internos, eran cuanto menos rebuscadas y parecerían casi paranoia de no ser porque a Khaeris, ya le había pasado alguna vez alguna cosa por el estilo. Más valía prevenir que curar. En Sarns había poco que investigar acerca de lo sucedido en la granja, pero igual, entrevistándose con la policía local, podían llegar a sacar algo en claro, aunque sólo fuera alguna pista mediocre de la que tirar. Y siempre podían meterse de lleno en el asunto de las desapariciones de prostitutas, que para eso les pagaban. 

Se trataba de una ciudad que dedicaba gran parte de su economía al campo, no obstante, en los últimos veinte años había sufrido un gran cambio y la industria se había convertido en un gran motor económico para toda la zona. No era un lugar donde alguien iría a pasar unas vacaciones en comparación con Herbs, sino un lugar más bien práctico, con calles cuadriculadas y bastante moderno en cuanto a su funcionalidad, aunque con una estética anticuada.

Fuera como fuera, el gps les llevó directamente a la oficina de la policía local de Sarns. Se trataba de un cuartel no demasiado grande, aunque tenía dos alturas. Posiblemente no hubiera más de diez o doce policías en la plantilla, lo cual era bastante escaso para los 9.000 habitantes de Sarns, pero lo cierto era que los políticos no habían adaptado las infraestructuras a los nuevos tiempos y la policía era un claro ejemplo de ello.

Estacionaron el vehículo en el parking exterior de la comisaría y descendieron del vehículo camino del cuartel. Nada más entrar les atendió un agente que se hallaba tras el mostrador de recepción y frente a un ordenador jugando al buscaminas. Cuando los agentes se identificaron inmediatamente les presto mayor atención y al saber que venía para hablar con la jefa, se ausentó unos instantes de la recepción.

- Tardará un poco... - Dijo el agente. - Ahora mismo está reunida con el alcalde del municipio. Es por el tema de las prostitutas... - Sonrió. - Estamos teniendo problemas en los últimos días con ellas. - Miró en varias direcciones localizando una cafetera eléctrica. - ¿Quieren un café? - Les ofreció.

- Sí, presisamente un tema escabroso. - Respondí con amabilidad al hombre. - Pues si no le importa, yo si tomaré un café. Hoy necesitaré mucha cafeína para estar en pie. - Miré a Jones, esperando a que le dijese lo que fuese al agente. - Es usted muy amable.

-  Dígame, ¿conocía usted a la víctima? A Marie Penwater. ¿Sabría decirnos algo sobre ella? - Teníamos el nombre, como había muerto... pero realmente no quien era. En que trabajaba, donde le gustaba ir... La muerte de aquella mujer se alejaba y mucho con el de la granja de Herbs, pero siendo el mismo sitio, se podían visitar lugares como los muelles, donde frecuentaba el vagabundo fallecido, simplemente por dar una vuelta por allí y pensar.

En cuanto asuntos internos viesen que seguía mos el caso de Marie Penwater, podríamos regresar a la granja de Herbs, pero por ahora la zona estaba acotada, pero no las preguntas. - ¿Y qué opina sobre lo que ocurrió en la granja de Herbs? - Prengunté con gesto amable como si hablase del tiempo. - No se preocupe, es una conversación de colega a colega. No hay nada de malo por tener una opinión sobre algo. - Algo que asuntos internos nos ha quitado de las manos.

- Lo de Marie es una... - Tomó aire. - ... mierda. 

Aquel hombre se mantuvo unos segundos en silencio, pensativo. Se puso en pie y dio varios pasos hasta quedar orientado dando la espalda a los agentes de la OFI. Se miraba la punta de los zapatos, cuando volvió a abrir la boca.

- Verán, Sarns es un sitio pequeño. Aquí se conoce a todo el mundo. - Chasqueó la lengua. - Más la policía. Ya me entienden. Marie no era una puta. - Dijo convencido. - Mi hija la conocía. Iban juntas a la facultad. No, no hacia la calle. Aunque si sabía divertirse. Se debió cruzar con quién no debía. Simplemente. 

Realmente parecía afectado. Era como si si quisiera mantener intacta la reputación de aquella joven. 

- En cuanto a la granja de Rivks... - Carraspeó. - Miren... Soy de Sarns y llevo de policía casi treinta años. Se dicen muchas cosas. Leyendas en su mayoría, pero... - Negó con la cabeza. - Lo cierto es que no es la primera vez que pasa algo raro en esa granja. - Hizo una pausa y miró hacia el techo, como tratando de recordar. - Hará... Diez años. No mucho más. Estaba de servicio de noche junto a un compañero ya jubilado y bueno... Villa luces en la granja. Ya estaba abandonada por entonces. Nos acercamos y vimos a un grupo extraño saliendo de la granja. Gente de ciudad. No pegaba en medio de la noche en aquella granja. - Tomo aire. - Habían estado haciendo cosas raras. Una ouija o algo así. Grabaron símbolos en la granja. Cosas raras,¿saben? Les identificamos y les dejamos marchar con una advertencia. No los queríamos ver por allí y no volvieron...

Sin querer había dado en el clavo, con ambas preguntas. Miré a Jones antes de seguir con la conversación sobre la joven violada y estrangulada. - Lo lamento. - Le dije al agente al ver que la conocía y parecía que bastante bien. - Suponía que aquí todos más o menos se conocían, pero donde mejor que en la comisaría. Lo que no me imagiba es que iba a dar con el padre de una amiga de la chica.  - Guardé silencio unos momentos. Era un policía, no un testigo y tenía que hacer las preguntas claves y olvidarme de tonterías.- No tenemos mucha información sobre la joven, salvo el nombre y la autopsia. ¿Tienen aquí su dirección actual o sabe la de sus padres? Por algún sitio debemos empezar. - Y no quería atosigar al agente con preguntas innecesarias.

Él era una fuente de información más valiosa y no iba a quemarla con preguntas supérfluas que me darían lso padres, vecinos o amigos de la víctima. Además, esperaba que nos diesen un informe y nos llevasen al lugar donde fue encontrada y la información sobre la granja me pareció más... apetecible. Investigar un suceso de hace diez años no era meterse en una investigación recién quitada de nuestras manos.

- Sí, vimos esos símbolos cuando estuvimos en la granja ayer... eran... raros... ¿No conservará los nombres de aquellos sujetos de entonces? Reconozco que me atraen de manera personal esos temas y me gustaría que alguno me dijese que significaban. Curiosidad... ya sabe. A veces es bueno evadirse de la realidad y que mejor con algo que no exista pero que otros crean que sí...

- Si, claro... - Dijo el policía. - Se donde viven Cathy y Thomas... - Se mantuvo unos momentos pensativo. - Lo cierto es que están muy afectados por la pérdida. ¿Saben? - Tomó aire. - La jefa se lo notificó hace poco. Marie había desaparecido pero ya saben... cuando se confirma lo peor... - Tragó saliva. - Viven al final de la calle Norte. - Se concentró en el ordenador. - Número 134. Son unos bajos. - En cuanto a lo otro. - Bueno... podría buscarlo, aunque lo de esa época no está informatizado. Recuerdo un nombre ahora mismo. Rupert Merriweather... me acuerdo porque se llamaba igual que un jugador de bésibol de la época. De los Aguílas Rojas. 

Aún afectada por mi pequeño descenso a los infiernos, me mantuve en un segundo plano, dejando que Kharis llevase el interrogatorio. Era mucho más diplomático que yo y en su particular manera de ver las cosas, había sitio suficiente para hallar información relevante.

Saqué un bloc de notas para tomar los nombres que nos había dicho e hice algunas indicaciones. Marie no era prostituta, pero sí de vida... libre. Eso era interesante, porque estaba por ver si el asesino la habría escogido porque pensara que lo era, o simplemente por puro azar.

Y para averiguar eso, hacía falta conocer la vida de esa chica. Eso me obligaba a ser más cuidadosa de lo que era habitualmente y tener más tacto.

-Dísculpeme, agente. ¿Cree que... podría hablar con su hija sobre Marie, ya sabe una conversación entre chicas, para saber por dónde se movía y con quién? Sé que es difícil y que no le hará ninguna gracia, pero todos sabemos que los hijos guardan secretos que a veces no tienen importancia, pero que para ellos sí que lo son y en este caso, podríamos averiguar cosas que de otra manera ni siquiera averiguaríamos, como alguien se fijase en ella en alguna fiesta o salida nocturna, pretendientes, y cosas así. Necesitamos cuanta información podamos recoger si queremos descubrir a su asesino y acabar con esto. Cualquier pequeño detalle podría ser importante y su hija podría ayudarnos, incluso más de lo que ella supone.

Evité mirar a Kharis porque no sabía lo que opinaría de mi intento, pero entrevistar a unos padres destrozados no sería mucho más fácil.

Aquel agente de quedó callado e inmóvil ante la petición de la agente Jones. La miró con dureza y una mezcla de asombro y enfado. Finalmente resopló a la vez que su expresión se tornaba menos severa y asintió con la cabeza. 

- Si, lo entiendo. ¿Van a quedarse en Sarns? - Les preguntó. - Puedo recomendarles un hostal. Si se quedan, pueden venir a cenar a mi casa. A eso de las ocho. Estará Elisabeth...

En ese momento apareció por la puerta un rostro conocido. Se trataba de la jefa de policía local de Sarns. La ver a los agentes de la OFI se detuvo un momento y chasqueó la lengua. Sin duda su presencia allí significa trabajo y por supuesto problemas. 

- Agentes Daeric y Jones... - Les saludó de forma seca. - ...¿Qué les trae por aquí?

Miré a Jones. Su idea había sido buena y a veces hablar a un desconocido siempre era más fácil. - Me temo que esta noche no me podré quedar en Sarns. Debo regresar a la OFI a comprobar unos resultados y tampoco he traído el equipo. Ya sabe, ropa de repuesto y demás. Y si tenemos que llevar algo para que lo procesen...

» Pero mañana seguramente si que me quede en el hostal, no se cuantos días. - Miré a Jones. - Quizás sea mejor que la entrevista con su hija sea mañana, así su padre podrá hablar con ella y calmarla. De hecho, si les parece bien a ambos, podrían quedar en un lugar tranquilo para hablar, un parque, un bar... estas cosas se llevan mejor en lugares como ese que en una sala de interrogatorios. - Guardé silencio. - Pero eso depende de ambos. La verdad es que no se si mi compañera tiene intención de pasar aquí esta primera noche o si debe regresar también a por su equipo. - Miré al agente de nuevo.

- Creí que sería un caso más... fácil, eso nos dieron a entender. Y estando a poco más de una hora de la OFI tampoco es que estemos muy retirados, pero a partir de mañana me tendrá aquí las 24 horas. - Saqué mi tarjeta y se la entregué. - Ahí está mi número. En cuantro a lo otro... me parece un nombre muy curioso...

En ese momento salió la alegría de la comisaría a darnos los buenos días. - Si me disculpa. - Le dije al hombre antes de responder a la mujer - Buenos días, jefa Thako. - Dije con amabilidad. - Nos han encargado el caso de la joven Marie Penwater. Necesitaremos acceso a los informes, fotografías y nos gustaría ver el lugar donde la encontraron para irnos poniendo al día. - Le indiqué a la jefa con mi típica amabiladad.

Kharis me miro, quizás con cierta sorpresa. Al menos, era una agradable, del tipo que podía darse entre compañeros. Pero no habíamos considerado el quedarnos allí y la oferta de la cena y posterior entrevista, lo cogió desprevenido. Sin embargo, ahora que teníamos la oferta, no quería dejarla pasar. A lo mejor una segunda ocasión era algo que no se daba, simplemente porque sucedía algo peor, no podíamos regresar o simplemente, a causa de que su padre nos lo impidiera, al cambiar de opinión.

Así que en cuanto me dio pie, me ofrecí a quedarme.

-Yo creo que sí que me quedaré, y aceptaré con mucho gusto su ofrecimiento. No tengo nada, pero creo que con una visita rápida a una tienda podré comprar lo poco que necesite. Estoy acostumbrada a moverme con un equipo mínimo.  

Después, me volví hacia mi compañero.

-Si le parece bien, agente Daeric, creo que seré más útil aquí que en la oficina.

Pero por supuesto, la presencia de dos agentes como nosotros, no pasaba desapercibido. La jefa Thako no tardó en hacer su aparición.

Kharis se volvió hacia ella y yo aproveché para despedirme del agente, dejando que mi compañero tomase la delantera con ella y me diese el tiempo que necesitaba.

-Si me indica su dirección y me dice dónde puedo encontrar lo que necesito, no le molestaré más.