Partida Rol por web

Mientras te acercas a tu padre observas la hoguera. Lo que han debido de quemar parece ser una construcción de madera, una caja de gran tamaño o un ataud. Entre los restos quemados ves restos de hierro y cobre fundidos, además de huesos de gran tamaño, probablemente de un hombre, aunque no sabes si estaba vivo o muerto cuando lo sacrificaron a R´hollor.

Ya estás prácticamente al lado de tu padre, tu hermano, su guardia y Melara. Escuchas a la sacerdotisa susurrándole unas palabras a tu palabras, palabras que nadie más parece haber oido.

Espero que cuando vuelvas de tu importante misión puedas ver tu fuego sagrado creciendo en mi vientre -susurra la sacerdotisa al oido del Azoe Ahai.

Me quedo petrificada ante la hoguera, con la vista clavada en los huesos humanos que todavía no se han consumido.

No... puede... ser... Un hombre... ¿Cómo...?

Pero las palabras que Melara le susurra a mi padre me sacan de golpe de aquella horrible visión... para meterme de golpe en otra todavía peor.

Vuelvo mi rostro hacia la sacerdotisa. La sangre me hierve y el nudo de mi estómago me provoca arcadas. Mis peores pesadillas se han cumplido.

-Eres... eres... -le digo en un susurro-. Maldita zorra manipuladora...

Un susurro que se convierte en un clamor comienza a llenar el puerto. Algunos de los presentes comienzan a gritar, señalando hacia el cielo mientras que otros corren para esconderse tras las murallas de RocaDragón.

Una gran sombra os tapa a todos, dejandoos anonadados. Rhaegal, el gran dragón de la difunta reina Daenerys de color verde jade os sobrevuela a cientos de metros de altitud. No presenta sintoma de fijaros en vosotros pero su mera presencia os causa temor.

Las escamas de Rhaegal, iluminadas por el brillo del sol, reflejan colores de verde verano muy vivos. El batir de sus alas remueve el aire, causando rápidas corrientes que, aun sin demasiada fuerza, llegan a vosotros.

El dragón vuela hacia el horizonte, perdiendose poco a poco de vuestra vista, encogiéndose hasta quedarse en una diminuta mota verde. Por el rumbo que lleva parece dirigirse a Isla Zarpa.

Era imposible borrar del rostro de Lucyen los distintos signos que aparecieron en él: sorpresa ante la aparición del dragón, fascinación ante la belleza de la criatura y miedo ante su presencia y poder. Veía como el dragón se alejaba y no pudo decir ni pensar nada, salvo observar en silencio como se dirigía hacia el horizonte con rumbo desconocido -aunque por la dirección que había tomado, parecía que se dirigía hacia Isla Zarpa-.

Nunca pensé que vería a un dragón- dice el aprendiz nada mas perder de vista al hermoso animal. A pesar de ello, las dudas le asaltaban: ¿que estaba haciendo el dragón por allí? 

A muchos la presencia del enorme animal mágico les asusta, pero en el caso de Den... despierta una fascinación absoluta. Casi como un niño hambriento del distrito del barro que se planta en frente de un pastel de bodas para el rey mismo. Sus agudos ojos ven la luz jugar en las escamas del enorme animal. Los dragones nunca dejan de crecer... cuando por fin seas mío, serás aún más grande de lo que ya eres, pero vendrás a mi por tu propia voluntad...

El pulso del adepto se acelera, marcando las venas azules cerca de la base de su cráneo, donde primero tiene efecto la poción del color de la noche...

Arya observa todo lo que ha pasado en la cubierta del barco.

Despues en un momento dado uno de los dragones de la Difunta Reina ha echo acto de presencia en el cielo.

La multitud ha sentido un miedo atroz, cosa normal cuando vemos a un ser asi.

Arya ha intentado que no se le note la inquietud que sentia con la bestia cerca.

Y si se ha dado cuenta de que al forastero le ha causado sensacion ver una bestia asi.

Despues de eso Arya espera que el Caballero le de una explicacion por que ya estamos en el muelle.

Mis ojos están fijados en la sacerdotisa, pero cuando el murmullo comienza a crecer, me vuelvo hacia la multitud y sigo con mi mirada la dirección en la que la vista de todos está posada.

Me quedo inmóvil, incapaz de apartar los ojos de tan hermosa e increíble bestia. Es la primera vez que veo a Rhaegal. De hecho, es la primera vez que veo un dragón.

Cuando el vuelo del animal comienza a acercarse y su enorme y brillante figura nos cubre por completo, siento miedo. Doy un paso para colocarme junto a mi padre y le aferro una manga con fuerza, pero al instante lamento ese gesto de debilidad. No quiero la protección de nadie, y, ahora mismo, menos aún la de él.

El dragón desaparece en el cielo y todo queda en silencio. Me alejo nuevamente de Lord Gendry, esperando que no se haya dado cuenta de que me he agarrado a él.

Un grito rompe en pedazos el momento de silencio creado con el paso de Rhaegal -El dragón ha dejado Desembarco del Rey, la época de los Dragones ha terminado, los Targaryen ya no existen. Es el momento de llevar la luz de R´hollor a la capital del reino y a todo poniente -ruge Melara.

Tras las palabras de Melara casi la totalidad de los presentes estallan en gritos de júbilo. Lord Gendry se adelanta, colocándose justo delante de la gran hoguera, pidiendo silencio con sus manos -Esta gloriosa visión es un mensaje enviado por el Señor de la Luz, debemos partir sin demora a Desembarco del Rey para asistir al funeral del último Dragón. Rezaré a R´hollor para volver a encontrarme pronto con todos vosotros.

La multitud aplaude, dando gritos de Azor Ahai, Lord Gendry, R´hollo, que la luz nos guie y nos proteja.

Mientras Gendry hace un gesto a su guardia y a su hija para que se acerquen y dicta en voz alta -durante mi ausencia mi hijo Robert regirá esta casa, ayudado por mis nobles consejeros y amigos Melara y Lord Elwood Meadows.

Antes de que te dirijas al lado de tu padre para subir al barco tu hermano te sujeta la mano y te dirige hacia él, abrazándote -te echaré de menos hermanita, siempre es agradable discutir con alguien -dice sonriendo. Te das cuenta de que tu hermano ha crecido mucho en los últimos meses, ya es todo un hombre, un verdadero señor -te enviaré cuervos con noticias y pidiendote consejo, seguro que tu hablas sin tapujos y no como esas dos gallinas -cabecea hacia Melara y Lord Elwood -cuidate y prométeme que me contarás todo sobre Desembarco del Rey, como son sus murallas, como es la torre de la mano y el septón, todo.

Ya podemos irnos, debemos colocarnos detrás de nuestro señor y subir con él -os ordena Adam -cuando estemos en el barco te contaré cuales son tus deberes montaraz, una misión que el mismo Lord Gendry ha autorizado.

El Señor de la Luz está con nosotros, embarquemos mi señor Iffier, la luz de R´hollor nos guiará y protejerá -te dice apasionadamente tu nueva guardaespaldas

Escucha con detenimiento las palabras de la sacerdotisa, y gracias a su capucha nadie puede ver la ligera mueca que aparece ante sus palabras.

El dragón se ha ido, pero no ha muerto. Habría que tenerlo presente- pero no dijo nada. Pudiera ser que el dragón no volviera nunca a estas tierras, pero eso nunca podría saberse. Tomar a la ligera la desaparición de esa criatura podía ser un error, pero Lucyen no dijo nada.

Vamos entonces- dice mientras echa una rápida mirada a la montaraz- vaya, tiene que ser buena en su oficio si tiene que hacer un servicio al mismo Lord Gengry.

La intervención a gritos de Melara termina de sacarme por completo del ensimismamiento en que me ha dejado la visión del dragón, y sus palabras vuelven a sacudirme con una oleada de desprecio hacia ella.

¿Cómo puede alegrarse de la muerte de la última Targaryen? ¡Fue Daenerys la que convirtió a mi padre en noble! ¡Y sin mi padre esta furcia no sería más que una loca adoradora de un dios menor! Lord Gendry debería mandarla encarcelar por decir lo que ha dicho...

Pero, claro, eso no va a pasar. Está preñada... la muy...

El abrazo de Robert me pilla desprevenida. En un primer momento me inunda la vergüenza, ¡ya no somos niños!, pero venzo mi turbación y le abrazo también yo. Sólo Robert podría despedirse de mí de esa forma un día después de haber discutido... Es un buen hermano.

-Descuida, te mantendré al tanto de todo cuanto ocurra. Tú cuida bien de esta roca... y no te fíes de cualquiera que diga que quiere ayudarte -miro de reojo a Melara-. A más ver, hermano.

Me separo del abrazo, le sonrío con cariño y sigo a mi padre hacia la Estela de R'hollor.