Partida Rol por web

Hombres de mi casa, mis compañeros, mis amigos, mis hermanos, hoy honraremos a la difunta reina lanzando oraciones al Señor de la Luz por su alma -clama Lord Gendry encabezando la marcha -El recuerdo de la férrea voluntad, de su honradez y de su lealtad hacia todos los siervos perdurará en las olas del tiempo. ¡Viva la Reina Dragón! ¡Viva Daenerys, la última Targaeryan! -os grita antes de comenzar la marcha.

Todos los hombres de vuestra casa de alto rango que pudieron ser alojados en el torreón son llevados a la puerta de la fortaleza. Una vez allí se reunen con la mayoría de los guerreros de la Casa Arryn, los guerreros y soldados que os acompañaron durante vuestro viaje, salvo los salvajes de Kaya..

Delante vuestra desfila el emblema de la Casa Baratheon, la casa de Tommen Baratheon, cuyos miembros ya se pierden por la gran calle ondeando en alto sus blasones.

Los soldados de la Reina os hacen una señal y comenzais a moveros, rumbo al Gran Septo de Baelor.

Lord Arryn tose un par de veces llamando vuestra atención antes de partir -Hoy despedimos a la Reina Daenerys, la última de los dragones. Durante su reinado la paz fue la norma y muchas gentes pudieron vivir feliz como nunca habian hecho. Es nuestro deber para con su nombre, honrarla haciendo que la nueva era que se levante tras su marcha sea un fiel reflejo de su reinado, de su diplomacia y buen gobierno -explica vuestro señor sin lanzar gritos ni voces como hacen otros señores.

Todos los hombres de vuestra casa de alto rango que pudieron ser alojados en el torreón son llevados a la puerta de la fortaleza. Una vez allí se reunen con la mayoría de los guerreros de la Casa Lannister, los guerreros y soldados que os acompañaron durante vuestro viaje y que no presentan heridas.

Delante vuestra desfila el emblema de la Casa de la Luz, la casa de Gendry, el hijo bastardo de Robert Baratheon, cuyos miembros ya se pierden por la gran calle ondeando en alto sus blasones.

Los soldados de la Reina os hacen una señal y comenzais a moveros, rumbo al Gran Septo de Baelor.

Me uno a los gritos de los hombres que responden a las aclamaciones de Lord Gendry, aunque sin mucho entusiasmo.

Le ha faltado el tiempo para nombrar al Señor de la Luz. Creo que éste va a ser un día muy largo..., pienso mientras me atuso la falda del vestido para estar lo más presentable posible.

Echo un vistazo en derredor tratando de localizar a alguien conocido, pues no quiero hacer el camino hasta el Gran Septo sola y con mi padre no tengo ningunas ganas de hablar. Veo al aprendiz y me acerco hacia él.

-Observo que en efecto el maestre Tyrell os ha dado el día de fiesta -le saludo con una sonrisa-. ¿Habéis descansado bien?

Den observa a los dos jóvenes acercándose, Sylven siempre en su manera jovial y sagaz. La refinada nariz del alquimista le permite percibir el perfume de la hija de su señor Gendry, en contraste al olor de mierda, pan y semen de su ciudad. Ese hedor, de todos los recuerdos de mi ciudad, por qué tenía que añorar ese olor?

Me percato de la mirada del sacerdote y le saludo con una inclinación de cabeza.

-Bienhallado, devoto Iffier -digo con cortesía pero sin mostrarme excesivamente amable. Aún no he olvidado la actuación de su perra de presa el día anterior-. ¿Dispuesto para la gran ceremonia en el Septo?

Me gustará ver las caras de esta gente cuando tengan que escuchar las prédicas de los septos sin poder arrojar espadas ni gritar consignas al Señor de la Luz..., pienso con malicia.

Que comience el espectaculo..........

Pese que todo parece muy tranquilo la tensión ser refleja en mi rostro, y su pongo que todos nos sentimos igual hay mucho en juego y tantas casas reunidas en un mismo lugar solo falta una chispa para que todo salte por los aires, reviso bien todas mis armas como solía decir nunca se tienen demasiados cuchillos.

Ante las palabras de Lord Petyr no me queda otra opción que asentir  y de prepararme los actores están listos que comience la función que no se sabe si será un drama o una pantomima, jajá. Sonrío para mí

Ha sido un buen descanso- respondde Lucyen- y el maestre ha tenido el detalle de dejarme libre para asistir a este evento- añade- aunque supongo que luego me tocará empezar mi aprendizaje. Por cierto, el perfume le sienta de maravilla.

-Gracias -sonrío complacida-. Qué mejor ocasión que el funeral de una gran reina para adornarse con un perfume tan exquisito... Tan sólo la coronación de un nuevo rey, sin duda. Espero no tardar mucho en volver a usarlo -añado sin perder la sonrisa, pero mis ojos se desvían con resignación hacia el estandarte de la Casa de la Luz y no puedo evitar dejar escapar un suspiro.

-En fin, estoy ansiosa por escuchar el testamento de Daenerys, ¿vos no? ¿Qué creéis que dirá? Si era tan inteligente como dicen seguro que al final de su vida previó que moriría sin descendencia. No termino de creer que no nombrara un heredero...

Ver allí a todas aquellas personas, todos los hombres y mujeres que representan a la casa Arryn es una imagen sobrecogedora. Poco a poco todos van llegando para ponerse en camino justo detrás de los Baratheon hacia el Gran Septon de Baelor. Me acerco a Petyr y me agarro de su brazo como toda buena esposa.

-Tranquilo cariño-le digo susurrando para que nadie más nos oiga-todo saldrá bien y Poniente tendrá a los reyes que se merece.

En ese momento nos ponemos en marcha y comienzo a interpretar mi papel de buena señora de una casa que vive con tristeza la pérdida de su reina. Miro como otras mujeres de la casa Arryn actuan como yo...Esto es lo que quiere el pueblo, un buen espectáculo y nosotros se lo vamos a dar...-pienso mientras avanzamos en nuestro trayecto.

Sus herederos eran los dragones, su herencia todo poniente y su sabiduría... lo que lamentamos no es solo el partir de la madre de los dragones, sino un almenara de luz de su reinado. Sabemos que solo hay una persona en todo poniente con la misma o mayor capacidad de sentarse en el trono de hierro sin cortarse... le conté alguna vez como el trono niega a quienes mal obran, Lady Sylven?

-Oh, ¿de veras? ¿Y qué me decís del pequeño rey Joffrey? Si mis lecciones de la Historia de Poniente no erraban, creo recordar que no fue precisamente una de las hojas con que se forjó el Trono de Hierro lo que lo mató... ¿A qué persona os referís como la única que puede sentarse en él sin cortarse?

Lucyen observaba con curiosidad la conversación que se desarrollaba entre el sacerdote y Lady Water, pero sin intervenir. No era el momento adecuado para ello. Claro que le interesaba ese cruce de comentarios que se estaban realizando. 

 Mientras nos movíamos en dirección a nuestro destino, les pregunté a mis compañeros:

 - ¿Como os ha ido?. ¿Habéis tenido algún tipo de problema o alguna novedad?.

Pongo las manos en forma de visera para cubrir mi rostro del fuerte sol mientras andamos por el camino principal , una rapida mirada al grupo me deja descubrir que las horas de descanso y buena comida han servido para cambiar el semblante de la mayoria - ninguna novedad mas alla que el vino que nos sirvieron estaba muy malo ... -respondo a Gaheris - aparte de eso una visita de un particular personaje que según vi es la mano de la mano el señor Lord Blackmont buen tipo , muy servicial aunque un poco seco,nada del otro mundo....

y a ustedes como les fue ?

Así como Aerys no murió por una de las espadas del trono, pero permanecía cortándose con él durante los últimos años de su reinado. El joven rey Joffrey empezó a sufrir esa misma suerte una vez que perdió su buen juicio y se cortó con el trono cuando dió la orden de asesinar a todos los gentiles que azotaban su palacio pidiendo algo de comida durante la guerra de cinco reyes.

Ahora, sobre su duda de quien merece sentarse no puede ser más obvio que vuestro señor padre. Él mismo vivió las injusticias cometidas durante los años del último invierno, conoce las necesidades del corazón humilde y las maneras de la corte. No solo empuña un arma como lo hiciese Robert, también sabe forjarla y respetar el material. El Azor Ahai es grande en humildad y su humildad le hace grande. Por eso el señor de la luz lo escogió.

Inmediatamente la hija natural de Gendry rueda los ojos en frustración. Se que no le gusta que hable de el, y no voy a forzarla a decir una plegaria... pero en sus venas y las de su padre, hay algo de la sangre del dragón, los Targaryen y los Baratheon tienen la sangre de Valyria, la sangre del fuego y la magia. Esa es nuestra arma. Luego de su perorata los ojos de Den observan los ojos azules de Sylven No es grande ni esplendorosa como las espadas de oro de los Lannister, pero es un arma de acero del bueno, acero valyriano. Nunca olvide su legado, mi Lady. 

-No olvido mi legado, devoto Iffier, pero, ¿sabéis qué no olvido tampoco? La realidad -soy directa en mis palabras pero no antipática. Den es el único de los sacerdotes con el que se puede dialogar, y de hecho hacerlo me estimula-. También yo estoy segura de que Lord Gendry reúne las cualidades necesarias para sentarse en el trono, y sé que de hacerlo sería el mejor rey que ha tenido Poniente. Pero una cosa son los deseos y otra las posibilidades. Y ahora mismo no tiene ninguna.

Hago una breve pausa para volver mis ojos hacia el estandarte de nuestra Casa.

-Éste es el dilema en que nos hallamos: o aceptamos el hecho de que es imposible que llegue a reinar y tratamos de sacar partido del cambio de gobierno mediante alianzas y tratos, o intentamos por todos los medios que Lord Gendry se siente en el trono sólo porque es el Azor Ahai y asumimos la más que segura derrota y la humillación a la que seremos sometidos. Yo tengo clara mi elección. ¿Y vos?

Observa con interés las palabras de ambos contenientes. No podía negar que, en su fuero interno, se lo estaba pasando bien al escuchar los argumentos de cada uno, aunque bien era cierto que se encontraba mas cerca de Lady Water que del Sacerdote. Al fin y al cabo, el discurso de este último estaba demasiado lejos de la realidad de la casa de Lord Gendry: que no era de las mas poderosas. O jugaba bien sus cartas o su precipitación podría conllevarle a la ruina.