Partida Rol por web

Llevaba mi arco en la mano cuando vimos a aquellos tipos mi otra mano tomo una fecha. Aun no nos habían visto a todos, por lo que traté de dar un rodeo, saliéndome del camino, por si trataban de acercarse y así poderlos flanquear lateralmente a base de flechazos...

¡Pssttt! -le advertí a mis compañeros-, voy a dar un pequeño rodeo...

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Brent desenvainó sus dos armas y se movió sigiloso por el borde los arboles con la intención de darles una sorpresa a los dos arqueros, mientras el resto hacía un ataque directo.

Se giró y vio que varios de sus compañeros tenían la misma idea, así que con un ademán les hizo una señala para que le siguieran, ya que estaba adelantado.

No sé cómo nos habíamos metido en la boca del lobo y aunque los bandidos eran bastante zotes y no se habrían percatado de nuestra presencia si fuéramos pocos, al ser tantos atrajimos su atención. Yo tenía claro que tenía que hacer, levanté mi báculo, miré al cielo, pronuncié las palabras…

Y donde antes estaba Panomemix, ahora había un pequeño zorro que se escabullía entre la maleza.

Al oír detrás de un recodo voces, nos fuimos acercando sigilosamente. Más adelante, cuatro individuos de baja estofa trataban de arreglar la rotura de la carreta en la que viajaban. No sé cómo, pero nos divisaron, y eso que estábamos medio escondidos y en silencio. Éstos al vernos, sacaron sus armas y se pusieron en guardia. Dos había detrás de la carreta con arco y dos delante con espada. ¡Qué mala suerte! ¡Ya podía haber sido al revés! El caso es que ya no había más que pensar, solo pasar a la acción, así que me planté en mitad del camino, con el escudo y la lanza en ristre. Mi compañera Eneris, que estaba a mi lado, formuló uno de sus beneficiosos conjuros. Los demás empezaron a desaparecer entre la maleza con la intención de coger por la retaguardia a estos maleantes. Solo esperaba que nos los vieses moverse entre el follaje, ya que parecían tener una percepción asombrosa. Agarré con fuerza la lanza y la levanté en alto para lanzársela al primer adversario que tenía enfrente (1). Apunté y la lancé, pero se clavó en la madera del carromato sin siquiera rozar al tipo. Gruñí por ello.

-"Vamos Eneris, toca ajustar cuentas con estos bandoleros del tres al cuarto." Rugí.

Agarré mi hacha de combate y me dispuse a avanzar hasta ellos.

Brent se disponía a disparar su ballesta con tan mala suerte que le estalló la cuerda cuando apretó el gatillo.

— Auchh!! — exclamó de dolor a la que revelaba también su posición — Mierda, creo que cogí la ballesta de los entrenamientos.

Abrió los ojos como platos al darse cuenta de la peligrosidad de la situación. Tiró la ballesta estropeada al suelo y desenvainó sus filos, para defenderse.

Brent dispara su ballesta, pero la cuerda no estaba en buen estado y se rompe. Retrocede un paso y se mete entre la maleza, 1 y 2 han oído algún ruido, pero no ven a Brent.

Karel arroja su lanza y falla, avanza un paso y tiene cobertura de la vegetación del camino. No entiende como unos ladrones han podido oírle venir, con su armadura y sus sigilosos movimientos.

Eneris lanza una bendición al grupo y avanza hacia el enemigo, pero buscando la protección de los árboles cercanos al camino, tiene una buena cobertura. (+4 a la defensa)

Dalfrid prepara su arco y busca un buen lugar con cobertura desde donde poder usarlo. De momento no la han visto.

Finn comienza un rodeo de forma sigilosa, ni ve a los ladrones, ni estos saben nada de el,

Panoramix se transforma en zorro y se acerca a unos arbustos para disimular y pasar inadvertido, de momento no le han visto.

Los dos ladrones que han sacado las espadas, se acercan a donde han visto los dos guardias. 1 mira en la dirección de Brent, donde ha escuchado un ruido, pero no ve nada.

Los dos ladrones que han sacado el arco, y que tienen la cobertura de la carreta, disparan a Karel y Eneris. Pero como les habéis pillado por sorpresa, tan solo efectuarán un disparo cada uno. 

Ambos disparos fallan.

Envalentonado por enfrentarme a estos dos pipillas, fui directo hacia el más próximo, con la intención de darle un buen golpe con mi hacha de combate. Eneris iba a mi vera, valiente como era. Unas flechas surcaron el cielo, pero pasaron lejos de nosotros, perdiéndose en la maleza. Los dos espadachines también avanzaron hacia nosotros. El choque era inminente.

-"Os vais a enterar malandrines." Grité.

Con un ágil movimiento de mi muñeca, el hacha salió zumbando hacia el adversario. En la otra mano sostenía el escudo.

Eneris se había cubierto de los ataques a distancia, pero se había separado de Karel, el cual había agotado el su ataque con el arma al enemigo. De momento aun no habían probado la sangre, ni las suyas, ni las de sus enemigos.

Pero eso no tardaría en cambiar. Echo un rápido vistazo al camino, y calculo en qué punto se encontraría con los bandidos, y espero a cubierto hasta poder encontrarse con ellos con el escudo alzado dando procurando no convertirse en un alfiletero antes de tiempo.

Finn sigue avanzando, ahora de forma no tan sigilosa, ya que se ha dado cuenta de que está un poco lejos de la refriega. Su intención es ir en búsqueda de donde cree que ha ido Brent, para rodear a los bandidos que vienen en vanguardia y tratar de sorprender a los que se encuentran junto a la carreta. De todas formas se mantiene aún al costado del camino, tratando de ganar la cobertura del bosque.

Viendo que los tipos de delante tenían espadas, e iban con la cobertura de los arqueros de detrás, tomé una flecha y decidí dispararla a la ladrones de detrás, pese a que estaban en parte protegidos por el carro. Había que eliminar cuanto antes a esos arqueros porque podía hacer mucho daño a mis compañeros que cargaban hacia delante... Tras disparar la primera, hice lo propio con la segunda.

Brent se queda quiero como una estatua pues tras el problema con la ballesta se cree que lo han descubierto, pero por la reacción de los atacantes, parece que no ha sido así.

Pegando su espalda en el tronco del árbol, se empieza a desplazar suavemente detrás de aquel tipo que se había abalanzado sobre ellos para aprovechar y hacerle un ataque por la espalda.

Karel carga contra el ladrón más cercano, pero no logra acertarle, por muy poco, pero su hacha pasa rozando. El ladrón np parecía esperarse el ataque, y cuando trata de atacar al enano con la espada, falla.

Brent avanza sigiloso por el bosque y ataca al ladrón 2 cuando este iba a dirigirse hacia la posición de Eneris. El ataque pilla por sorpresa al ladrón, pero Brent, no logra un buen golpe. Uno de sus puñales, resbala en el peto de cuero del ladrón, pero la otra se hunde profundamente en el costado del ladrón, que da un terrible grito. La herida es profunda y el ladrón trata de taponarla con la mano. Perdiendo su turno. 

Dalfrid dispara al ladrón 3 y logra un tremendo impacto, que casi le derriba. Aun así, este se recupera y logra disparar una flecha a Karel. Pero falla. Con el otro ataque, Dalfrid, esta muy cerca de darle al otro arquero (4), pero la flecha se clava junto a la cabeza, fallando por muy poco.

El ladrón 3 dispara una flecha a Karel y otra a Brent. Acierta en ambos casos, este cabrón de arquero ha tenido demasiada suerte, hiriendo el solo a dos de los aventureros.

Vuestro turno.

Mi golpe falló por poco, por lo que gruñí por ello. Me protegí con el escudo del ataque del rufián, pero al intentar golpearle de nuevo, una flecha se clavó en mi armadura, produciéndome un enorme daño. Gracias a mis fuertes piernas, conseguí seguir de pie. Con mucha ira, miré alrededor y vi que mis compañeros no estaban. Ni Eneris me había seguido al combate ni los demás estaban haciendo uso de las armas. Solo alguna flecha vi que salía de entre los arbustos de detrás mía. Se podría decir que me habían dejado tirado ante la adversidad. Me preparé para contraatacar y con el rabillo del ojo vi al viejo zorro de Brent atacar al otro malandrín, cogiéndolo por sorpresa. Eso me hizo sonreír, dado que los viejos éramos los únicos con pelotas aquí para entrar al trapo. Con gran furia, descargué todo el peso de mi hacha sobre la cabeza de mi contrincante, el que parecía que era el jefe. La sangre manaba abundantemente por mi armadura...

Cuando todo se fue de madre, me escondí. Al fin y al cabo ¿Qué podía hacer un pacífico druida en estos casos? Sin embargo, al ver como mis compañeros se enfrentaban con tanto ahinco, supuse que lo mejor que podía hacer era, precisamente, hacer algo. Aprovechando mi forma de zorro, comencé a correr flanqueando el carro y a los arqueros para intentar atacar a ese arquero que estaba haciendo tanto daño a mis compañeros*. La idea era una vez a su espalda, saltar a su mano y destrozársela para enseñarle que estaba feo atacar así a los demás.

Finn vio que atacaban a sus compañeros y estos sufrían daño, pero poco podía hacer para ayudar, estaban en combate cuerpo a cuerpo y los arqueros aún estaban lejos, por lo que siguió avanzando, esta vez lo más rápido que pudo, hacia donde estaba Brent.