Partida Rol por web

Después de los gritos de Samantha percibís que la puerta de la casa se ha cerrado, ninguno de los demás miembros del grupo se encuentra fuera de ella. Os acercáis lo más pronto posible, Samantha trata de abrir la puerta pero se encuentra cerrada. Una ráfaga de viento mece con fuerza los árboles de alrededor y también la ventana del sótano que abrió Samantha, y que ahora choca con fuerza contra el alféizar echando abajo los cristales tras sendos golpetazos.

Los golpes repetitivos de la ventana del sótano echan abajo los cristales, lo escucháis os parece estar en una casa embrujada o ¿es qué se ha puesto en complot la naturaleza para provocar estas ráfagas de aire que ahora envuelven la casa? Ya no sabéis lo que puede venir después, parece que con cada paso que dais suceden cosas que escapan a vuestra comprensión.

Oís en la lejanía el grito de Samantha que llama repetitivamente a Daniel, pero os encontráis demasiado lejos para responderle.

La reacción de Julia me pone en una situación muy difícil. Sabe que si bien tenemos muy buena relación, a mi tío le debo todo. Sabe que debo contárselo. ¿Lo habrá hecho a propósito, o será un acto de desesperación, al ver a Sullivan en ese estado? Son preguntas que buscarán respuesta en otro momento, ya que el contexto dista mucho de prestarse para un drama familiar.

Las ráfagas de viento rompen los cristales y hacen que se me congele la sangre casi al instante. Me acomodo las gafas y trago saliva, pensando en los próximos pasos. Creo escuchar a Samantha llamándome, pero parece muy lejos como para contestarle. Además, todavía existe el peligro de que el dueño de casa, o quien fuera (¿estaría también el Sr. Corbitt en peligro, raptado por algún loco?) que con toda seguridad se hallaba escondido en las sombras.

- Julia, Sullivan -apelo a ellos en voz baja-, voy a buscar a mi tío y a Samantha, necesitamos luces y algo con lo que defendernos en caso de que la persona que nos atacó en la entrada intente algo mas drástico. Creo que lo mejor es que vengan conmigo y bajemos nuevamente todos juntos -finalizo y espero su respuesta, aunque indistintamente de cual sea, mi intención es subir a buscar ayuda.

Comienzo a ponerme en movimiento lentamente, volviendo sobre mis pasos, aunque caminando de espaldas para estar atento a la respuesta de los interpelados.

Este lugar esta embrujado, es una pesadilla...- miro al esposo de mi sobrina y Sylvia- no podemos entrar, la puerta esta cerrada, lo único es intentar entrar por las ventanas...

Mi respiración cada vez es más dificil

Grito a Daniel... Sal por la ventana.... Por la ventanaaaaa

A punto estaban de alcanzar la puerta, cuando está se les cerró en las narices.

¿Y ahora que? ¿Cómo entrar? Tenían un problema, que resolver. Además Samantha parecía haber perdido por completo los nervios. Lo cual tampoco era de extrañar. Si algo no le faltaba a esta noche eran emociones.

Se acercó a la mujer para abrazarla por el hombro e intentar tranquilizarla. El movimiento de las hojas de los árboles le dio la respuesta al aparente misterio de la puerta.

- ¡Señora Finch! ¡Tranquilicese por favor! ¡Ve! No ha sido más que una ráfaga de viento, la que ha hecho cerrarse la puerta por si sola. Todo tiene su explicación. Seguro, que también fue el silbido del viento, el que la hizo escuchar esos supuestos gritos de Daniel. ¡Vamos mujer, cálmese!

El ruido de los cristales de la ventana del sótano no vino precisamente en su ayuda para calmar a la tía de Julia, que dando un respingo se separó de Sylvia para gritar de nuevo a la puerta cerrada y a Daniel, que supuestamente se encontraba detrás. La ventana rota del sótano les miraba invitándoles a entrar, pero también con cierto regocijo, como esperando ver si eran suficientemente valientes para tomar ese camino.

Debían de acudir en ayuda de sus compañeros cuanto antes y entrar por el sótano de una casa desconocida no parecía ser la vía más rápida. Los gritos de Samantha le dieron la respuesta, que había estado buscando. Sus acciones hasta ahora no habían destacado precisamente por su sutileza, así que tampoco había motivo para empezar ahora. Agradeciendo por primera vez el peso de la linterna, que le había dado Scott hace unos momentos, la sujetó con fuerza y encaminó sus pasos a la ventana más cercana a la puerta de entrada.

Hicieron falta un par de golpes, para hacerla añicos, pero por fin abrió un hueco lo suficientemente grande, como para que pasara una persona por el sin cortarse con los cristales.

Encendiendo la linterna y alumbrando con ella el interior, intentó vislumbrar el interior de la habitación. - ¡Julia! ¡Daniel! ¿Estáis ahí? ¿Michael..? - Llamó a sus compañeros alzando algo la voz, pero sin llegar a gritar.

¡Julia! ¡JULIA! Grito desesperado cuando vio que las puertas se cerraban de golpe. ¿Porque había entrado su mujer porque no le había esperado? Además Julia había entrado con ese indeseable.

no podemos entrar, la puerta esta cerrada, lo único es intentar entrar por las ventanas...

Si, que entraremos. Contesto con rabia, no iba a permitir que su mujer quedara encerrada en casa de un extraño. Entraremos aunque sea a la fuerza. No estaba dispuesto a dejar sola a su mujer.

Sylvia se adelantó, justo cuando Scott le iba a dar una patada a la puerta, la ingeniera rompió uno de los cristales de la puerta. Una vía de entrada más sutil y menos violenta que reventar la puerta a patadas. Sylvia, entrare yo primero. Como el único hombre del grupo, le tocaba ser el primero. Encendió la linterna y se encamino hacia el interior de la oscura mansión. 

Michael escuchó como las voces se acercaban. Un escalofrío eléctrico le recorrió la cara e hizo que volviera en sí. Parpadeó frenéticamente y acabó encontrándose con el rostro de Julia. Los ojos se le llenaron de lágrimas y se abrazó a ella como si fuera un niño pequeño.

- Las voces... - susurró, - ... las voces...

Haciendo caso omiso a las palabras de mi sobrino político permanezco arrodillada observando perpetua a Michael, en cuanto se aferra a mis brazos lo aprieto con fuerza para que sienta que estoy allí y que no está más solo. 

-Michael... Estoy aquí. ¿De qué voces hablas? No escucho nada, solo ruidos extraños. Me preocupas. - acaricio su rostro dulcemente mientras espero la respuesta, necesitaba que saliera adelante con su estado para seguir investigando lo que en verdad sucedía en esta casa. 

-Nada bueno trae todo esto. - pienso al mantenerme en una actitud de alerta, me aterraba estar en este lugar y más aún sabiendo que Michael no estaba bien. 

La casa de Corbitt es una casa aislada de una sola planta, sin terraza su estilo es ecléctico y sus muros están construidos de ladrillo rojo cálido sin revestimientos, con un techo de tejas facilitando la adaptación al medio que le rodea. Como todas las casas posee una amplia zona ajardinada con otros tipos de construcciones detrás como suelen ser invernaderos y huertos. El interior de la casa no puede verse porque todas las persianas están bajadas menos una la del sótano que da a la parte delantera y que se encuentra encendida. Escucháis como de esa zona surge el ruido de cristales que se rompen y muebles que son arrastrados.

Posee como todas las casas un buzón de correo, la calle a esta hora de la noche está vacía y los coches que pasan son escasos al ser una urbanización sin más salidas que la entrada de sus propietarios. Al ser domingo por la noche escasean también los viandantes dando una sensación de extrema soledad que se mezcla con la oscuridad, dando un cierto aire libertino.

Otra vez escucháis los gritos de Samantha 

- Sal por la ventana.... Por la ventanaaaaa

Con los de Scott que parece provenir de la puerta exterior

- ¡Julia! ¡JULIA!

Aquella mujer de rostro pálido desaparece de vuestra vista en cuanto se acerca.

La casa permanece en un silencio sobrecogedor, ahora está todo en calma o eso percibís. Solo se escuchan los gritos de Samantha, y alguna voz lejana que proviene del exterior donde está situada la ventana del sótano, parece que es la de Scott.

Daniel se va alejando de vosotros poco a poco hasta desaparecer en la oscuridad hacia la puerta que da al exterior.

Te acercas a la puerta exterior, no has obtenido respuesta por parte de ninguno de los dos, Julia está demasiado centrada en Michael intentando calmarlo, y Michael parece estar en un estado postraumático que le recuerda sus experiencias pasadas.

Escuchas la voz de tu tío 

- Sí, que entraremos. Entraremos aunque sea a la fuerza.  Sylvia, entraré yo primero.

La puerta se abre...

Daniel sale de la casa en vuestra busca cuando ve a Scott intentando entrar por la ventana del sótano, Samantha y Sylvia lo acompañan.

El rostro de Daniel a pesar de lo que está sucediendo muestra entereza en su forma de actuar, aunque leves gestos de preocupación se articulan en su faz pero sin perder el control de sí mismo.

Scott se detiene en seco al ver aparecer a Daniel. ¡Daniel! ¿Qué ha pasado? ¿Cómo esta Julia? Pregunta con nerviosismo, mientras comienza a andar hacia Daniel. Scott lleva una linterna en la mano y colgado al hombro su rifle de caza.

Ahora que la puerta principal de la casa vuelve a estar abierta, es mucho más seguro entrar por ella. Además así podrán seguir los pasos de Julia más fácilmente y no tendrán que pulular por un sótano desconocido en busca de las escaleras.

Dejo a Julia y a Sullivan que parecen no reparar en mi ausencia. En el trayecto de vuelta no sucede nada extraño, aunque el escenario en el que me muevo no inspira la mas mínima sensación de tranquilidad o seguridad, por lo que voy con cuidado.

Cuando escucho a Samantha y a mi tío apuro un poco el paso, preocupado, aunque sin perder de vista lo que sucede a mi alrededor. Por fin llego a la puerta de entrada y me encuentro con quienes estaba buscando. Mi tío está bien equipado, con una bendita linterna y un arma de fuego, que espero no sea necesario utilizar. También están allí Samantha y Sylvia. Mejor, mientras mas seamos será mas seguro andar por esta casa.

- Tío, Sylvia, Samantha, vengan -los animo desde adentro. Sullivan ha sufrido una crisis de nervios o algo parecido, y Julia se quedó con él. Vengan, les mostraré el camino. Esa linterna que llevas nos será muy útil, todo está muy oscuro.

No recordaba si había probado encender las luces, ahora que mencionaba la linterna, por lo que busco un interruptor y lo toco. Como lo mas probable es que no funcione, los guiaré con la linterna de mi tío hacia donde están Julia y Sullivan. Una vez todos juntos será mas sencillo desentrañar este misterio.

- Cuando entramos nos sorprendió un hombre, no sé si sería el Señor Corbitt o alguien que lo pudiera tener secuestrado -les cuento mientras nos internamos en la casa. Sacudió esta alfombra, que liberó algún veneno, o algún polvo tóxico, y se perdió en la oscuridad. Tenemos que tener cuidado.

Venga Daniel, guíanos. Dijo dando un paso al frente. Cuanto antes entraran en la casa antes encontraría a su mujer y antes saldrían de esa maldita casa. ¿Quién le habría mandado meterse en ese embrollo? Deberían de haberse quedado tranquilamente cenando en casa sin cotillear la casa de los demás, problemas de este ámbito era problema de la policía ¿Por qué habrían hecho caso a Samantha?

Puede que a la persona que vistes en la casa fuera el policía. Habían entrado dos policías y solo había salido uno, y no en muy buenas condiciones. Tranquilo Daniel, ahora estamos contigo. Entremos, encontremos a Julia y a Michel, y salgamos.

Los nervios y la oscuridad de la noche le habían jugando una mala pasada a Sylvia. Mientras rompía los cristales de la ventana no se dio cuenta, de que los trozos no caían al interior. Fue en el momento de querer iluminar la habitación, cuando se dio cuenta, que las persianas estaban bajadas.

Con cierto tono de vergüenza en la voz se dirigió a Scott al querer entrar él por la ventana. - Lo siento Scott, pero por aquí no podremos entrar en la casa. Parece, que tendremos que usar la ventana del sótano.

Fue cuando éste se disponía a entrar por el sótano, que se abrió la puerta principal, asomándose Daniel por ella. Sylvia se alegró de verle de nuevo en aparente buen estado, pero sus pensamientos volvieron a Julia, al ver que esta no le acompañaba.

Escuchando con interés, lo que Daniel tenía que decirles, siguió de cerca a Scott, como éste la había dicho que hiciera.

- Tenemos... que... bajar - murmuró en voz baja.

Había escuchado la voz de un niño y tenían que hacer algo. Eso era lo único que se repetía en su cabeza una y otra vez. Con paso tembloroso, y junto a Julia, intentó seguir avanzando.

Finalmente estábamos solos en el umbral del sótano, Michael me incita a bajar junto a él y es en aquel momento cuando freno sus pasos con intenciones de decirle algo importante. -Antes de bajar debo confesarte algo... Brandon es tu hijo... Cuando te fuiste a los pocos días me entero del embarazo, no tuve posibilidad siquiera de decírtelo. -no sé porqué estaba haciendo esto, tal vez el miedo que me generaba bajar hacia aquel oscuro lugar hacía que confesara algo tan importante para Michael. 

A la espera de su respuesta o reacción, mantengo mi mano apretando su brazo y parada enfrente suyo lo observo detenidamente.

¿Crisis de nervios??... digo  tratando de tranquilizarme a pesar de que me han pedido que lo haga, pero ante las circunstancias creo que seria poco natural estar del todo tranquila, no se que demonios esta ocurriendo, y esas crisis de nervios parecian tambien ser sufridas por la policía. Daniel por favor explicate, ¿qué tipo de crisis de nervios?

Digo dando paso al frente hacia el camino que dice Daniel, es claro que no sabía que estaba pasando, pero si yo podía ayudar en algo, aunque... entrar en esa casa me parecía pésima idea.

Con paso apresurado y nervioso le sigo, mis pensamientos estaban llenos de preocupaciones, y cada vez estaba más y más nerviosa.