Partida Rol por web

Sonreí de medio lado saboreando mi vino. Por lo visto el extranjero era un hombre culto, pero ello no quitaba que fuera tan pedante como el resto de la aldea. Quizás los foráneos fuesen un soplo de aire fresco, pero no tardarían en irse. Era lo malo de las novedades. Se extinguían pronto.

-Oh vamos, no sea así, inspector. Yo le haré compañía... -Agité mi copa vacía de forma elocuente- a un precio adecuado.

Sonreí. Era bueno tener alguien con quien charlar. Al menos el inspector siempre tenía algo interesante de lo que hablar.

-¿Que tal va el brazo, viejo?- Le comenté sonriendo.

El inspector finalmente se fue hacia una mesa apartada... en una esquina, donde se mantuvo ligeramente apartado del resto para que siguieran con sus cosas, pero para sorpresa del rudo representante de la ley, la doctora decidió acompañarlo.

- Es un placer que decide acompañarme... - miró como la doctora agitaba la copa de vino y volvió a esbozar una sonrisa- por supuesto el vino corre de mi cuenta señorita Tayfresas... aprobechese y pida lo que quiera- arrugó el ceño reconsiderando el ofrecimiento- aunque pensando en su integridad física... mejor sólo vino y beba rápido... no le tome mucho el sabor, creo que han empezado a sacar el garrafón- le sugirió hablando bajo para que los taberneros no le escucharan.

Una vez acomodados el inspector se sintió más relajado, los tumultos no le hacían mucha gracia y más con todo el circo de las hortalizas montadas... amén de los dos extranjeros, a los que debería vigilar de cerca hasta saber de que pie cojeaban.

- ¿El brazo?... pues parece que llevo unos días mejor, aunque ya sabe que cuando hace frío se me queda atascado- le confesó mientras posaba el brazo izquierdo con aparente normalidad sobre la mesa y se aproximaba más a la doctora. El inspector lo pasaba realmente mal cuando el brazo se le atascaba porque se le costaba mucho trabajo maniobrar con el y la mayoría de los casos la que conseguía arreglarlo era Tayfresas.

- ¿Que le parecen los extrajeros Serena?... me da la sensación de que la heredera no va a ser como el bueno de Viktor... y Bastian... no se que pensar... a primera vista casi lo confundo con un cazador estilo Van Pelt, aunque espero que no, ya con él tenemos bastante- le susurró a la doctora aprobechando el instante de intimidad que les ofrecía la esquina.

Tan pronto noto al inspector entretenido me acerco al padre Dave y lo invito a mi mesa.

Buenas noches mi buen señor  ¿Tendría la bondad de acompañarme? ¿Sabe Usted? He tenido un viaje muy largo y me gustaría contar con un poco de la sabiduría de nuestro creador para traer un poco de calma y sosiego a mi alma y en compensación por su tiempo podría invitarle una copa de un vinito de misa de Madrid. ¿Qué dice padre cuento con Usted?

El padre Dave levanta la cabeza (como puede) y con una sonrisa en la cara dice:
- Venga esa copa. ¿Qué quiere usted saber, mi nuevo mejor amigo?

Tras preparar la pequeña travesura, Encanna, se aparta de Aleera y Henry para disimular. Se acerca a la Yaya Lambrusca y le comenta:

- Desde luego Brandûsita, si por estos fuera, estarías todo el día dándole a la aguja y el hilo, a tu abuela estos aprovechados no le sacaban ni un solo trapo sucio, Ains!! mi hermana si que tenía carácter!!! Le dice Encanna a su sobrina nieta. Yo creo que te compensaba poner una academia de costura y que estos se apuntaran para aprender a poner un botón.

Encanna, se separó de nuevo del grupo para dirigirse hacia donde estaba el extranjero y el cura, a ella la habían interrumpido y ahora ella tenía derecho a interrumpir, además era un buen lugar para ver como su hermana "la encantadora" se quedaba en trapos menores al darse la vuelta...

Señores, veo que están disfrutando de un buen vino, por el color intuyo que no es el de la taberna, tiene pinta incluso de que se pueda beber. ¿les molesta que les acompañe? Me dirijo nuevamente al Extranjero. Lo siento, antes nos interrumpieron. Ya verá que es algo habitual por estos lares, la gente se crée con derecho a entrometerse en todos lados y en cualquier momento, una costumbre bastante fea en mi opinión.

Señor Michaels, Santidad, si les place en breve podrán ver un bonito espectáculo erótico festivo que vá a dar en escasos segundos mi queridísima hermana Aleera. Me imagino que será absolutamente de su agrado, incluido el suyo reverendo, que todos sabemos lo que acontece bajo su sotana. Por cierto puede usted mirarme a los ojos cuando hablamos Aunque no lo crea mis pechos ya se han percatado de su evidente interés... Le dijo al párroco ébrio.

Pues bien, ya que estamos en confianza. - digo en voz baja, como para que sólo los que están en la mesa me escuchen.

El Padre aquí presente menciono algo interesante sobre la luna llena y una bestia nocturna que quizá sea el canis lupus que busco. Espero que este vinito sea de su agrado señorita...

Disculpe pero no sé como referirme a Usted, lo que ocurre es que nos interrumpieron antes de que pudiera escuchar su nombre el cual imagino debe ser tan hermoso como usted.

Por cierto, quizá alguno de ustedes pueda decirme de un lugar en el cual pasar la noche, pues quiero descansar tranquilo hoy dado que mañana me toca pernoctar en busca de ese enorme lobo del que tanto he oído hablar y si fuera posible contar con algo de compañía para platicar sería aún mejor. - digo lanzándole una mirada sugerente a Encanna.

Pero no se corte padre comenteme de esa bestia nocturna, de que tamalo es, cuáles son sus costumbres y que tan cerca del pueblo suele cazar, necesito saber todo lo posible y con algo de suerte quizá hasta pueda capturar algún ejemplar vivo para estudiarlo y luego enviarlo a la universidad de Cambridge.

- Hermana, no siempre he sido cura y si sigue acercándose puede que se de cuenta que lo que abulta en mi pantalón no es mi crucifijo.- Desde que el padre Dave ha visto el escote de Encanna, esta como en trance, se ha olvidado completamente del señor Bastian.

- Encanna, Encanna of Darkness. Ese es mi nombre, aún así me alaga usted con sus comentarios. Tendría usted que haberme visto en mis años mozos... Coquetea Encanna. Por cierto, si que es bueno este vinito. mmmh Tiene un saborcillo a hemoglobina que lo hace muy interesante... Y yo que pensaba que en Madrid no sabían hacer vinitos.

Tras beber un sorbo del infame caldo, Encanna pregunta al extranjero.

- ¿Y dice usted que está buscando a una bestia nocturna? Un Canis Lupus... ¿eso que és un perrito inmunodeficiente? Recuerdo que hace años teníamos un perro sin rabo... bueno, de entrada tenía rabo, pero lo enganchó en el molino del grano de Ramon Ramirez y... bueno, ya se imagina usted. Sin embargo no era de hábitos nocturnos, de hecho estaba durmiendo casi todo el día.... en ocasiones dudábamos si era un perro o un gato. 

Ante la sugerencia de compañía nocturna, Encanna responde.

- Ay caballero, estaría encantada de acompañarle a usted esta noche, seguramente podría contarme historias maravillosas sobre cacerías y animales feroces, sin embargo me es imposible. Mi señor el conde es un caballero muy celoso y no os convendría contrariarlo, pues es alguien muy influyente en Bran. Además he de decirle que mis hábitos nocturnos son más bien peculiares, según dicen mis hermanas tengo unos ronquidos que hacen temblar las paredes de mi alcoba... pero yo creo que son exageraciones... aunque es cierto que tengo buena capacidad pulmonar, jejeje Dice Encanna al tiempo que infla sus pulmones y expone aún más sus encantos a la vista de los presentes.... Sin embargo he de decir que en el castillo tenemos habitaciones de sobra, tal vez podría usted hablar con mi señor el conde, si le cae usted bien es posible que le pueda invitar al castillo.

Encanna dirige su atención al párroco. - Padre, por favor...!! compórtese usted!!!. Dice Encanna tapandose la boca con la mano en gesto de timidez. - Alguien tan guapo como usted no debería decir esas cosas, más habiendo hecho usted voto. Lo cierto es que es una pena que alguien tan interesante se haya dedicado a Dios, en lugar de a las diosas que habitan esta aldea, si le hubiera cogido yo en mis tiempos tenga usted seguro de que se habría planteado seriamente colgar lo hábitos... 

Sabe usted... dice a Bastian. Aquí donde lo vé el Padre Dave es alguien profundamente devoto... pero para ser tan devoto lo veo siempre más tiempo empalmado o bebiendo que rezando.... y no es que ello me moleste, pues yo me uniría encantada a él, pero es que tiene la manía de llevar encima tanto merchandising de Dios.... creo que lleva siempre el album completo de cromos de Santos, las estampitas las lleva encuadernadas para no perderlas y luego todos esos colgarejos y cruces.... Y luego esas bolitas atadas con un cordelito.... no quiero ni imaginarme lo que puede hacer con eso en la intimidad. La verdad es que es estar unos minutos con él y me entra la jaqueca...

Uff que calores, ya no sé si es cosa del vinito o es hablar de estas cosas que me entran un "caloret".... Dice Encanna al tiempo que se saca la chaquetita quedando solo vestida con una escasa blusa semitransparente.

No puedo evitar sonreír ante el comentario de Encanna respecto al nombre científico del lobo. Si supiera que las bestias que busco son mucho más salvajes y peligrosas que los lobos comunes quizá huiría aterrada del lugar.

Me temo que no señorita Encanna o puedo simplemente llamarla Encanna. Canis lupus es el nombre científico del lobo y el que busco es especialmente grande y feroz, incluso dicen que es tan grande como un hombre adulto quizá sean puras habladurías de mis colegas pero vale la pena investigar.

Es una lástima que su señor la tenga tan restringida pero si cambia de opinión voy a tratar de alojarme en aquel hotel del frente. - digo con una sonrisa algo sugerente.

El inspector charlaba tranquilamente con la doctora cuando Encanna comenzó a llamar la atención, el rudo policía no pudo evitar mirarla... tanto a ella como a su abultada delantera, aquello sólo tenía un nombre... escándalo público y entre nabos, pepinos y demás hortalizas no hacía falta que dejara entrever lo bien que tenía criados a sus melones. Azorado arrugó el gesto dispuesto a poner orden.

- Encanna- hizo que se escuchara su voz desde la esquina donde se encontraba- creía que era inmune tanto al calor como al frio- dijo muy serio poniéndose de pie- Podría perder la chaqueta entre la multitud... ¿por qué no se la vuelve a poner?- le sugirió en plan sargento... al fin y al cabo ese era su papel.

La puerta de la taberna se vuelve a abrir, y por ella entran dos mujeres, a las que Mispi no presta mucha atención pues ellas sí cierran la puerta.

Una de ellas es la mujer del herrero, y la otra la hermana del amo de llaves. Todos los aldeanos saben que esta última es menor que él, pero por su forma de vestir parece lo contrario.

La mujer entra y pasa su mirada por los diferentes rostros, buscando a alguien, hasta que encuentra a su hermano. Da un par de pasos hacia él, pero rápidamente se detiene mirando a Nadine.

- ¡Pero bueno! ¿Esa es la heredera? ¿No nos dijo el lechero que era de la edad de Brândusa? - Le susurra a su amiga Muirry.

- No, no. Nos dijo que era bella como una musa, pero es que tú escuchas lo que quieres. Voy a buscar a Henry. Pórtate bien, que te conozco.

Muirry se acerca a donde están Henry y los demás.

Frida se acerca a Haygor, Nadine y Richard, mirando a su hermano con expresión muy seria y lanzando miradas fugaces a Nadine. Si las miradas matasen, nuestra hermosa heredera solicitaría los servicios de Skar muy pronto.

- Buenas noches, señores, y señorita. - Dice con tono pomposo. - Señorita, yo soy Frida, la querida hermana de Richard. Un placer. - Al decir esto último, pronuncia con un énfasis extraño, como si no fuese sincera. - Hermano mío, no me dijiste que la nueva habitante de la mansión del doctor era tan... joven.

Muirry, por su lado, se acerca a Henry, y se cruza de brazos delante de él.

- ¿Cuántas llevas ya? Podrías al menos haber esperado a que yo llegara. Seguro que ya has hecho algo que te haya dejado en ridículo.

Haciendo honor a su apellido...

- Ciertamente lo son - respondió a Nadine hablando de sus habilidades, - pero no son las únicas. Tengo muchas más - añadió con una sonrisa. - Y le aseguro que también son muy apreciadas aquí.

Cuando la heredera mencionó su lengua rió, asintiendo con la cabeza.

- Sí, como le decía, guardo varios ases en la manga - comentó dejando ver que, efectivamente, llevaba un as de tréboles y otro de corazones en su manga izquierda.

En aquel momento apareció la señora Oresson, hermana de Richard, queriendo cotillear, como siempre. Kerrick le dedicó una sonrisa cortés mientras callaba y dejaba que ella llevase el peso de la conversación en ese momento.

-Señorita Encanna, deje a su sobrina nieta hacer negocios en paz, que ya es mayorcita -
comentó respondiendo a la intromisión de la hermosa vampiresa morena - ¿Encanna?, ¿Encanna? -   
la dama se había alejado hacía tiempo, pero el ebrio herrero ni se había dado cuenta - ¿Encanna? En fin, una pena que se haya ido porque está de toma pan y moja. Mejorando lo presente, claro está - dijo a Brândusa.

-Menudo pedal debo llevar, no veo el entonno ni a Encanna - pensó apoyándose en una mesa. En ese momento escuchó tras él la voz de su adorada Muirry, y el herrero al que parecía costarle trabajo tenerse en pie se puso tieso como una estaca. Cariño... Ya estas aquí. Ya me conoces, solo me he tomado un par de vinos - dijo guiñando un ojo a Dompi, que estaba cerca - Si eso es lo que te preocupa, tranquila, queda vino de sobra si quieres acompañarme - dijo con una risotada, mientras la rodeó con su brazo y la atrajo hacia si.

- ¿Ridículo?, Qué cosas tienes. Si he hecho de buen anfitrión y todo, saludando a la heredera de don Viktor. Deberías haberme visto - anunciaba orgulloso.

Miré al inspector con sospecha.

-¿Y eso le sorprende? Raro sería que se le pareciera lo más mínimo. A mi modo de ver, ser del campo nos hace de otra pasta, quizás no tan refinada y elegante, pero no peor que la de un urbanita. Además al fin y al cabo, siendo su familia veo muy lógico que venga a investigar su herencia, si es quien dice ser, pues sólo tenemos su palabra de que es quien dice ser.- Apuré la copa y volví a la carga, esta vez sobre el otro foráneo.- Sinceramente, es un hombre culto. Pero mas allá de ello y de su obsesión por hacer beber ese vino suyo a todo el mundo, no le puedo decir más. Quizás le haga un chequeo médico preventivo, ya sabes, para averiguar que puede aportar a nuestro pueblo. Le sonsacaré algo. Solo necesito saber donde vive. Y eso lo averiguarás tu, señor brazo de la ley.

Rematé la broma con una sonrisa amigable. Una broma un tanto mala y repetitiva, pero inocente.