Partida Rol por web

El agua que caía sobre el rostro de Darius, le despertó del dulce sueño de los narcóticos. Miró a su alrededor con aire interrogativo hasta que vislumbro a sus compañeros de celda en aquel mismo lugar.

- ¿Quien dijo que no podíamos estar peor? Ahora añoro el calor de la antigua celda... Una sonrisa divertida asomó en el rostro de Darius.

Realmente empezaba a mosquearse, todo aquello no tenía sentido alguno. Era verdad que agradecía estar vivo, pero no saber a ciencia cierta cual sería su destino, no le agradaba demasiado.

Estaba recuperando la consciencia mientras oia voces de fondo y no podia distinguir muy lo que decian, de golpe el agua fria que recorrio mi cuerpo me desperto de golpe, me aparte ligeramente para evitar el agua mientras trataba de reconocer aquel lugar y observaba a los demas hombres que estaban alli conmigo

Al apartarte pisas algo, una rejilla por donde el agua cae impidiendo que la celda se inunde. El anclaje esta suelto, podria arrancarse con facilidad y abajo distingues una gruta extrecha por donde circula un rio subterraneo. Necesitarias mas luz para ver mas.

Darius se agachó un instante, como si estuviera limpiándose los pies. Tras un momento, volvió a incorporarse como si tal cosa. Con gesto disimulado miró a su alrededor, y empezó a hablar en voz baja con el compañero que tenía más cerca.

- Escucha. Miró disimuladamente a su alrededor por si había alguna de las carceleras. - Hay un sumidero aquí mismo, y la trampilla está suelta. Parece que conduce a un estrecha gruta... Apuesto una moneda que a que podemos escapar de este frío lugar por ahí...

Hizo una breve pausa, y volvió a cerciorarse que no había nadie más escuchando. - Claro que también puede ser una trampa... Y su rostro dibujó una sonrisa.

A Darius se le quedó cara de tonto, habría jurado que a su lado había alguien, pero aquellos tipos se giraron e ignoraron sus palabras. No podía dar crédito, realmente merecían el destino que los dioses les marcaran.

Se encogió de hombros, y con una media sonrisa le dejó por inútiles.

Darius volvió a agacharse para comprobar que realmente podía forzar aquel sumidero. Con todo el disimulo que le fue posible, forzó el anclaje suelto e intentó deslizarse por la gruta que se extendía debajo de este.

Había agradecido no estar muerto, pero agradecería mucho más cuando estuviera libre, si es que lo conseguía.

Escuche que uno de esos tipos susurraba algo, miraba al suelo a una especie de sumidero.

Me parecía demasiado arriesgado, y prefería no jugarme la vida, al fin y al cabo no nos habían amenazado de muerte.

- Suerte tío – le susurré

¿Por qué escapar? Quizás en el futuro me arrepintiese, pero de momento no nos habían pegado, de echo me parecía hasta divertido estar aqui

Me coloque delante del tipo que habia encontrado el subidero. - Baja, rapido, yo ire detras de ti.

Dije fingiendo que solo queria agua para limpiar mis heridas. No me gustaba la idea de ser el juguete de nadie, ademas no sabia que seria de mi esposa y mi hijo si me quedaba alli.

- Bien. Dijo Darius, con una sonrisa, al comprobar como uno de los prisioneros parecía tener sangre en las venas.

Con cautela, pero tan veloz como fue capaz, Darius, descendió por la estrecha abertura cavernosa. Cuando hubo descendido, esperó a Dalsher. Agazapado, intentaba que sus ojos se acostumbraran a la escasa luz del lugar. 

Todo aquello no le causaba demasiada buena pinta, pero era mejor intentar escapar, era su naturaleza, no le gustaba estar demasiado tiempo encerrado, y aquel cautiverio tenía pinta de ser muy largo.

Uno de aquellos hombre habia encontrado una salida hablaban en susurros apenas podia entenderles vi como trataban de escapar

-Esperar no me dejeis aqui- susurre mientras les seguia

Los tipos que habían allí optaron por tratar de huir, por un instante dudé sobre si hacerlo también, pero no, ya había tomado decisión, quizás con poca cabeza, ya se vería.

Unos tras otros fueron desfilando el sumidero, al menos yo vería la cara que ponían las mujeres cuando llegaran, algo bueno tenía esto.

Una de las chicas te ve solo en las duchas y entra acompañada de otras. Mira la reja dandote un empujon que te derriva al suelo. Son mujeres muy fuertes, estas descalzo y el suelo humedo desliza los pies.

Un mujer entra detras, muy bien vestida, sonriendo.

- Veo que las viejas trampas funcionan siempre. Avisar a las chicas, se van a divertir con la caza...pero hay algo que me intriga ¿Porque no corriste con ellos?

Me empujaron por sorpresa con lo que me derribaron y resbalé por el agua que había en el suelo, me hice un poco de daño, pero no protesté.

Lentamente me volví a levantar como si no hubiese pasado nada - ¿Para qué iba a huir? Hasta ahora no tengo queja…

Vaya entonces lo del desagüe era una trampa, me alegré de no haber salido, eso era divertirse a su costa – Si querías que corriera haberlo dicho – Mi tono no era ni suplicante si excesivamente altivo, bueno, quizás un poco, pero sin tratarla sin desprecio

La mujer sonrio complacida.- Que termine de bañarse, despues darle ropas y que coma bien. Creo que mas que un candidato es un voluntario al puesto ¿Me equivoco?

Escuché de buen agrado lo de las ropas y lo de comer bien

Me reí a carcajadas – Bueno, más o menos – no diría exactamente voluntario, de momento estaba a verlas venir, no dejaba nada atrás - Soy un guerrero, un superviviente, trato de adaptarme a las circunstancias, ley de vida.

Me dí prisa en acabar de bañarme y esperé indicaciones para vestirme y comer algo mejor que ese pan rancio de antes.

La mujer sonrio y se marcho dejando que fueras atendido por otras.

Ya no hubo mas empujones ni malos modos. Cuando estuviste limpio se te dio ropa y te sacaron de las celdas.

La mayor parte del pueblo eran construcciones de madera, cabañas bajas con estructuras muy simples pero otra parte mas antigua dejaba claro que aquellas tierras vivieron otras epocas de explendor.

Se te condujo a un castillo medio en ruinas, apartado del pueblo y alli se te dio de comer en las antiguas cocinas. Frutas, pan, leche fresca... nada demasiado elavorado pero todo delicioso.

Mientras comias un hombre se hacerco y te puso la mano sobre el hombro.

- Bienvenido al paraiso, amigo. Me llamo Nash, llevo cinco años aqui. ¿Te apetece un poco de estofado? Lo estan haciendo todavia pero te puedo traer un plato en cuanto este listo.

El trato comenzó a ser bueno y por mi parte trataría de corresponder de la misma forma, me sentí mucho mejor con ropa limpia, y lo mejor de todo, fuera de las celdas, cuando vi la comida fresca pensé que quizás no se estuviera tan mal aquí, aunque no me quería hacer ilusiones, quizás mejor que en mi aldea de bárbaros.

El castillo era grande, y haciendo un poco de esfuerzo uno se lo podía imaginar en sus años de esplendor, una maravillosa construcción.

Me serví un poco de esa rica leche y comencé a comer una manzana cuando esa mano se posó en mi hombro.

Amigo… nunca había tenido amigos, aunque entendí que trataba de ser educado – Yo me llamo Ainú

Lo miré detenidamente, cinco años... y la verdad es que no parecía haberlo pasado mal – Si tú vas a comer te acompañaré, pero ya no más cosas, tampoco quiero cebarme - bromee dándome una fuerte palmada en los abdominales

- JAJAJA ¿Cebarte? Tranquilo, vas a tener ejercicio de sobra para quemar todo lo que comas.- dijo sentandose a tu lado.- Parece que le has gustado a Kaya, es la hija de Mara, la jefa de toda la tribu. Tienes muchos puntos para quedarte, compañero, aqui no se vive nada mal, te felicito.