Partida Rol por web

-Así lo haré, Shinobu-sama. Gracias - dice en lo referente al arroz.

Hanako es la típica chica que en otra clase de ambiente seguramente sería más habladora, pero no es algo que pueda hacer delante de sus señores. Debe mantener las formas y solo hablar cuando el momento lo requiere o le preguntan directamente...

Si Hanako fuese samurai, mucho irían tras ella. Es guapa, para ser solo una criada.

-Puedes hablar de cosas conmigo si lo deseas, aunque no te pregunte yo. Soy menos estricto que mi madre o mi hermana y charlar es agradable. Me basta con que no olvides mi lugar para las cosas importantes. Al menos, mientras no haya invitados en casa.

Doy una vuelta por la casa, a ver que hacen mi hermana y mi madre. Más que nada dejando pasar el tiempo para que se seque bien la parte que ya he pintado.

-Intentaré recordarlo... - sonríe levemente.

La casa está tranquila, hasta que se oye una campanilla, indicando que alguien ha llamado. Hanako deja la cocina a toda prisa, no sin antes asegurarse que la comida está a buen recaudo del fuego, y se acerca a la entrada. La madre de Shinobu no está en casa en ese momento y Seiyu está haciendo caligrafía en la sala de estar.

Si es un invitado, lo hará pasar al salón. Por lo que allí voy, a sentarme con elegancia y esperar.

Quizá sea un mensajero del Daimyo.

No puedo evitar ponerme nervioso, aunque no se note exteriormente. Doy un trago del té que me ha hecho Hanako un momento antes de la campanilla.

El tiempo se dilata mientras espera en la salita. Si fuese una visita, ya la habría hecho pasar... así que solo puede tratarse de un mensajero o, quizá de alguien haciendo el reparto de suministros para la casa. Lo cierto es que no entra nadie en la salita. Allí solo están Shin y Seiyu. Esta última se encuentra trabajando en una caligrafía complicada... debe mostrar destreza para los complicados trazos que realiza.

Mato el tiempo observando a mi hermana, si es un mensajero o bien lo hace pasar al salón o bien me llamará para que vaya a la puerta. O me llevará el mensaje. En ningún casó tengo por qué salir, por lo que espero pese a los nervios.

Pero me controlo, no quiero distraer a mi hermana.

Tras lo que parece una eternidad, para Shin porque su hermana aun está por la misma palabra, entra Hanako con una carta.

-Shinobu-sama, acaba de llegar esto para ti.

Le entrega la carta y se retira a sus quehaceres. En la carta, está el símbolo de los Matsu. Quizá sí sea un mensaje del Daimyo.

Cabeceo un asentimiento a Hanako mientras cojo la carta. Debe ser del Daimyo. Solo espero hasta que Hanako se marcha para abrir la carta. Con cuidado, no vaya a romperse y me pierda algo.

Miro lo que pone.

Espero que no sea que se arrepiente...aunque para eso no me mandaría carta, simplemente no me mandarñia nada...creo...concentrate Shinobu.

La carta es sencilla. En ella, se invita a Shin al castillo para entablar una conversación entre todos aquellos que acompañarán a Matsu Ayumi. Además, con motivo de la reunión, se celebrará una pequeña representación para los invitados. El día establecido es dentro de una semana.

En la carta no dice nada más. Parece que no se han echado atrás.

Una semana. Bien, todo avanza. La invitación llega, el cuadro está encaminado...podré ver los jardines cuando vaya y escoger que dos flores serían las más adecuadas para el juego de Go. Y todo estará listo.

Guardo la carta y observo un rato más a mi hermana. Cuando termine su caligrafía, le cuento lo de la carta.

-Habrá una representación. Me pregunto que será.

-Es posible que quiera amenizar el encuentro. Pero ¿dónde?

Acaba su práctica y limpia y seca los utensilios de caligrafía. Tras asegurarse que están bien secos y limpios, los guarda en su cajón de caligrafía que luego llevará a su habitación. Se sirve un poco de té, pero no a su hermano al ver que aun tiene en la taza.

-Se nos convoca al castillo, por lo que supongo que será allí. Si no es así no lo indica. ¿Quién más será llamado? "Todos aquellos que acompañarán a Matsu Ayumi"

Doy un trago al té.

-Cada vez se te da mejor hacer esas letras.

-Tú también deberías practicar.

Bebe té. Lo hace de una forma elegante y estudiada. Seguro que durante los cuatro años que ha estado en su dojo, le han repetido una y otra vez como debe hacerlo.

-Lógicamente, la comitiva de Ayumi-sama. No pensarías que ibas a ir solo, ¿verdad?

-No, claro que no. La pregunta sigue siendo la misma ¿Quienes serán? Eso es algo que difícilmente sabría yo pero que quizá tú si sepas, Seiyu.- no insisto, ya que parece que no quiere hablar dado lo cortante que es.

Termino mi té, sin tanta elegancia como ella. Pero es algo que no me quitará el sueño. No ser tan elegante no significa que no lo sea o que sea descuidado, no.

-¿Sabes cuando regresará madre?- pregunto al ponerme en pie.

-He entendido mal la pregunta, hermano. Perdóname. No sé quienes son los afortunados que acompañarán a Ayumi-sama.

Sigue sentada en su sitio, bebiendo el té con tranquilidad, como debe tomarse el té. No tiene muchas cosas más que hacer a esa hora, así que no tiene prisa.

-No sé cuando regresará.

-Perdonada. ¿Ves que fácil es? Podrías hacer lo mismo en lugar de seguir enfurruñada por un malentendido ya explicado.

Y ser algo menos formal en casa cuando no hay invitados. Es incómodo estar cerca de ella ahora, cada vez más estirada. Como queriendo demostrar algo....cuando no hay nada que demostrarme a mi.

Claro que, no vocalizo mis pensamientos mientras me marcho de la habitación. Con lo delicada que está se lo tomará a la tremenda sin duda alguna. ¿Pero tan dificil es dejar toda la tontería fuera de la casa y ser simplemente hermanos? No hay nadie mirando cualquier fallo aquí en la casa, quizá si en la corte pero no aquí.

Voy al jardin, hasta la hora de la cena.

-Aquello no fue un malentendido, por mucho que tu te empeñes en decir que sí. Tus palabras fueron las que fueron, así que no soy yo quien tiene que pedir perdón.

Le mira y si las miradas mataran, ahora estaría muerto. Se acaba el té y deja la taza en la mesa. Recoge su trabajo y se levanta para marcharse. 

-Mis palabras fueron las que fueron, sin duda, la interpretación que les diste fue la errónea. ¿Acaso no me conoces y sabes como pienso? ¿Cómo pudo ocurrírsete que les estaba dando ese significado que tanto te ofendió? De verdad, piensa un poco. ¿Renegar de ti y de madre? A cualquier otro que sugiriese tal cosa lo retaría a un duelo de inmediato, niña. Si hubieses sido cualquier otro, uno de los dos estaría muerto ahora, pues tus palabras ofenden lo que más quiero.- mi mirada es dura, lo que digo es totalmente cierto.

Relajo la mandibula y los puños, que se me han ido tensando. Suspiro. La dureza de mi mirada desaparece, no quiero mirarla así, es mi hermanita. Duele que ella me mire así...aunque sea una simple imitación. Ella no tiene ojos de asesina. No sería capaz de matar a nadie, yo en cambio...si.

-En cualquier caso eso lo de menos ahora mismo. Hace un momento te has equivocado, te has disculpado, te he perdonado. Yo me disculpé...y sigues en este plan. Madura, Seiyu. Ser muy educada no sirve de nada sin algo más. No quiero que esto siga así, y menos si he de marcharme, por lo que lo haré por segunda y última vez.

Me inclino, doblando mi cintura y mirando al suelo.

-Disculpa mis palabras, hermana.

Tras incorporarme salgo de la habitación al momento. Lo mejor es que vay aal jardín y descargue la tensión entrenando. Si quiere decirme algo, bueno o malo, tendrá que ir a buscarme.

-Pediste perdón, pero no lo sentías de verdad, Shinobu. Y cuando reniegas de tus orígenes, reniegas de tu sangre.

Si el se marcha de la sala para ir al jardín, ella lo hace hacia el interior de la casa, hacia su habitación. Sin duda, el no es el adecuado para decirle a nadie que tiene o no tiene que madurar. Ni siquiera para dar consejos. Sobre todo cuando muchas de sus opiniones están fundadas en informaciones sesgadas y en emociones poco sanas.

Ya me he explicado por dos veces, disculpado por dos veces...y de nada sirve. Sea. Si así lo quiere, así será.

A partir de ahora reconciliarnos estará en manos de Seiyu, si es que lo desea, yo no moveré un dedo más. No para ser pisoteado de nuevo.

En el jardín entreno mi cuerpo para, mediante el cansancio y la rutina, hayar la paz y el equilibrio.