Partida Rol por web

Volvimos sobre nuestros pasos, pero muy lentamente, mientras seguiamos debatiendo todo este asunto. Y llegando cada vez a las peores conclusiones posibles.

- A mi me parece evidente que alguien nos la esta jugando...- Rezongo por lo bajo.- Y bastante habilmente, aunque le estamos haciendo la mitad del trabajo...

Afianzé la brazada de leña, mientras mascullaba entre dientes.

- Calma, chicos y chica. Lo pasado, pasado... Tenemos demasiadas incognitas en todo este asunto... Y, aunque odio dejar un trabajo a medias, odio todavía más que me tomen las barbas por el simple y mero hecho de crean que todos los enanos somos borrachos malencarados, bruscos y pendencieros...

Tal y como sospechaba, Aldar había tenido algo que ver en lo sucedido en las gradas de la arena el día anterior, pero no con todo lo demás; ni él ni el resto de mis nuevos compañeros, al menos Balakar y Avlin, que de momento eran los únicos que sí veía como a compañeros junto al explorador.

Aldar parecía bastante enfadado por la situación, dándose espacio mientras el gnomo nos recordaba que debíamos tener precaución y que de la charla de esta noche con Jake dependerían muchas cosas.

Mientras me mantenía expectante a las reacciones de los demás, con las manos en mis caderas, escuché como Balakar mascullaba algo, pero en seguida se mostró algo más positivo, aunque con su orgullo muy presente.

- Claro, tu no eres nada de eso… - sonreí al hijo de Moradin, dándole un pequeño golpecito en el hombro con mi puño cerrado, en un gesto de complicidad.

Avlin nos instó a volver, pero señalando que Aldar y yo no deberíamos hacerlo junto a ellos, y que sería adecuado dejar pasar algo de tiempo para no levantar sospechas.

- Sí, parece lógico. Nos veremos en un rato. – apunté pensativa, confiando en el criterio del gnomo, y me volví hacia Aldar, que continuaba a algunos pasos de nosotros. – Vamos, tiene razón. – le golpeé en la espalda con camaradería, esperando que me siguiera camino de nuestras monturas. - Hemos salido de cosas peores… - le susurré – Además, puede que estemos en un grave entuerto, pero todo esto también tiene su parte buena. – le solté de repente con una gran sonrisa, adelantándome y comenzando a sumergirme en la vegetación.

Enfurruñado, con el ceño fruncido y la mirada en las luces que se filtran por las ramas del bosque, procedentes de los últimos rayos de sol del anochecer, oigo a mis compañeros departir sobre el asunto. No, no me gusta nada todo esto, no me gusta formar parte de las intrigas de esos hombrecillos que se ocultan tras los muros de sus suntuosos salones y sus apestosas catacumbas. Freya me da un toque en la espalda, animándome a partir ya. Avlin propone lo que yo ya dije antes, volver por separado, añadiendo detalles acerca del disimulo debido. Eso me recuerda algo.

Jake ha visto a Zafira entrar en el bosque, y a nosotros adentrarnos tras ella. -Informo a los demás- Freya y yo diremos que le perdimos la pista, vosotros inventad algo por si os pregunta.

Mi compañera afirma que hemos salido de cosas peores, aunque eso no me consuela. Es cierto que hemos logrado escapar de grandes peligros, pero quienes viven muchos años lo logran evitando los riesgos, no escapando de ellos en el último instante. Tarde o temprano, alguien comete un error, y es pasto de los lobos. Esta es una vida peligrosa, pero preferiría abandonarla por algo inevitable, no por meterme de cabeza en la boca de la bestia.

¿Se puede saber a qué te refieres...? -Pregunto a Freya con el ceño fruncido, enfilando el camino de regreso- ¿Qué parte buena?

- Pero, ¿se supone que nosotros nos hemos encontrado o tampoco nos hemos visto?- preguntó Avlin antes de perder de vista a Freya y a Aldar- no vayamos a caer en una contradicción a las primeras de cambio.

No pude más que sonreír divertida cuando Aldar me preguntó por la parte buena de todo aquello. Continué avanzando por delante de él a grandes zancadas, tratando de esquivar la espesura, hasta que al habernos separado ya de nuestros compañeros decidí responderle.

- ¿De verdad tengo que explicártelo? Volver a vernos, ¿Qué iba a ser sino? No lo voy a decir por las interminables historias del gnomo... – reí, continuando con el avance sin mirar hacia atrás.

Barboto un reniego malsonante y echo mano del hombro del gnomo, encaminandole a otra parte, alejandonos de la pareja.

- Nosotros estabamos buscando leña y no hemos visto nada ni a nadie, ¿entendido?- Le susurro a la oreja.- Estos van por su lado y que se entiendan con Sully... Tú y yo, ver, oir y callar, ¿comprendido?

Palmeó su hombro, un poco avergonzado por tratar de intimidarle y nervioso por el berengenal en el que parece que estamos metiendonos.

- Nos vemos...- Me despido de las dos sombras que ya nos dan la espalda.
 

- Entendido, capitán- rió mientras Balakar le guiaba del hombro de vuelta a recoger las ramas.

Durante el camino de vuelta, el gnomo no paró de llamarle compañero de a bordo mientras le narraba historias sobre un tío abuelo que había viajado por los mares del norte hacía muchos años.

  El momento era tenso, Aldar y Freya habían dejado sus monturas a la entrada del bosque y se habían lanzado al interior en persecución del extraño personaje a escasos metros del lugar por el que Balakar y Avlin lo habían hecho. Aquello no era plato de buen gusto pero lo cierto era que a medida que pasaban los minutos no llegaron voces de alarma o sonidos de aceros, solo un silencio que no ayudaba a mejorar la situación ¿Qué demonios estaban ocultándole aquellos árboles?

  El sol se estaba poniendo y para cuando tuvo la primera señal del grupo apenas quedaba luz solar en el firmamento. Primero Avlin y Balakar aparecieron por un costado, parecía que el gnomo seguía avasallando al enano con sus incontables historias cargando leños ajenos a todo lo que había sucedido a sus espaldas. Poco después Aldar y Freya salieron por el mismo lugar que habían desaparecido minutos atrás para dirigirse a recuperar sus monturas.

Ah, eso, claro. -Me sorprendo a mí mismo de no haberlo pensado antes, aunque lo cierto es que no me esperaba que lo declarase de esa manera tan directa. Sus bruscas maneras habituales no tienden a congeniar bien con estas cosas. Me temo que, yo mismo, no soy muy dado a ellas. Quizás porque normalmente tampoco tengo con quien compartirlas- Sí, sin duda eso es lo único bueno de todo esto. -Reconozco sin poder evitar esbozar una sonrisa, dando una palmada en la espalda de Freya, casi a la altura del hombro- Han sido muchos años... Demasiado tiempo...

Me sitúo justo a su lado, caminando por una zona medianamente abierta del bosque casi hombro con hombro. No falta demasiado para alcanzar los caballos, y cuando los tengamos deberíamos disimular un rato antes de regresar, quizás avanzar unas cuantas decenas de metros por la calzada hasta que oscurezca y regresemos al campamento.

Tendremos que ponernos al día, me encantaría saber qué ha sido de tu vida durante este tiempo, aparte de seguir dejándote capturar. -Bromeo, mirándola de medio lado- Y... ¿qué es lo que tenemos que hablar sobre el tema de las montañas grises? ¿Acaso no quieres que te acompañe?

Al hacerle aquella confesión, de manera desenfadada, me respondió de forma vaga; dejando más que claro que no había pensado en ello. No era habitual en mí ponerme sentimental, pero al verle algo abatido me había visto impulsada a intentar animarle, aunque fuera en aquel tono de broma.

Me sentí algo extraña con su respuesta, pensando haberme equivocado. Puede que para él nuestro reencuentro no hubiera sido algo tan bueno. Sin embargo, terminó afirmando que aquello era lo único bueno de todo esto, mientras me sorprendía con una palmada en mi espalda que hizo que girara mi rostro, viendo como me daba alcance definitivamente.

Sí, mucho tiempo…

Continuamos avanzando el uno junto al otro, cada vez más próximos al lugar donde habíamos amarrado a los caballos. Hizo mención a ponernos al día, volviendo a bromear sobre las circunstancias en las que parecíamos encontrarnos siempre. Esbocé media sonrisa, mirándole de soslayo y apreciando como él también me miraba, antes de volver a tomar la palabra.

- ¿No querer que me acompañes? ¿Por qué no iba a querer? – pregunté, dándole tiempo para responder, tras lo cual proseguí. – Lo que no quiero es que lo hagas gratis. – detuve el paso, rememorando tiempos pasados. – No me debes nada, todo lo contrario. Sabes que siempre estaré en deuda contigo. SIEMPRE. – le dije con seriedad, y un atisbo de congoja en mi rostro, recordando a aquella niña que años atrás sufría mientras trataba de hacerse la fuerte.

  Avlin y Balakar no tardaron en contemplar a un Jake de rostro serio observando atento en la dirección por la que venían, al parecer estaba atento debía de haber tenido lugar en las lindes del bosque. Mientras avanzaban un ruido a su izquierda les puso en alerta por un instante justo para caer en la cuenta de que se trataba del explorador y la guerrera recogiendo sus monturas, definitivamente algo debía de haber puesto en alerta a los tres.

  Cuando el grupo se reunió de vuelta al punto determinado por Aldar para levantar el campamento este ya estaba montado, las piedras formaban un corrillo en el que podrían montar la hoguera, los sacos y mantas estaban tendidos en el suelo y una tienda se alzaba donde podrían guardar las provisiones durante la noche lejos de las alimañas nocturnas o incluso dormir alguno de los miembros que quisiera algo más de intimidad para dormir. Si querían beber lo tendrían fácil para reponer el agua que utilizasen. Por ese lado sus problemas estaban resueltos, por otro, bueno quizás tendrían que discutirlo.

¿D-deber? ¿Deuda? -Repito las palabras con incredulidad, justo cuando alcanzamos el linde del bosque, situándome junto a la rama baja en que dejamos atados a nuestros caballos- No digas sandeces, no tienes ninguna deuda conmigo por aquello. Sí, te saqué de aquella jaula, ¿y qué? Yo no habría logrado alcanzar el valle sin tu ayuda. Cualquier deuda que creyeras tener conmigo la saldaste con creces. Salvaste mi vida tanto como yo la tuya. -Digo con seriedad, acercándome a la bárbara y quitándome la capucha- Pasamos por algo terrible, y por lo que a mí respecta nos convertimos en hermanos de armas, amigos y, en una noche lejana con la que innumerables veces he soñado desde entonces, incluso fuimos algo más. -Tengo que hacer un gran esfuerzo por no apartar la mirada al recordar aquello, aquella noche en que nuestro dolor por los seres queridos perdidos se vio aliviado por nuestra íntima compañía y pasión, sanándonos mutuamente nuestras heridas interiores- Viajar contigo, ayudarte en lo que sea que tengas que hacer en ese lugar... no sería trabajo. -Agacho la mirada y me doy bruscamente la vuelta, desanudando la rienda de mi corcel de espaldas a Freya- No puedo cobrarte. Eso no es trabajar, es vivir.

Lanzo un suspiro y tiro del caballo hacia la calzada, levantando la mirada, comprobando que, a lo lejos, Jake está atento a todo cuanto sucede. Los otros han regresado ya, y nos ha visto salir de la espesura.

Joder, ese cabrón tiene buena vista...

Avlin miró para atrás mientras detenía su incesante cháchara, hacia la dirección en la que venían charlando y cargando con la leña recogida, y a la dirección en la miraba Jake con seriedad y suspicacia.

- ¿Ocurre algo?- preguntó fingiendo desconcierto.

Mientras avanzaban un ruido a su izquierda les puso en alerta por un instante justo para caer en la cuenta de que se trataba del explorador y la guerrera recogiendo sus monturas

- Wow- exclamó dando un respingo mientras soltaba la leña, que fue a caer sobre los pies de Balakar- por las barbas de Hammarragh, vaya susto me habéis dado.

El gnomo se puso serio entonces, observando los gestos y actitudes de sus compañeros, y sacó su bastón, que permanecía colgado del hombro, mientras Ivvy se enroscaba en su brazo y se ponía en alerta y se dispuso en posición de combate, observando hacia el exterior del campamento, convencido de que sus perseguidores les habían alcanzado.

Ante mis firmes palabras, Aldar se mostró más que sorprendido. Parecía incrédulo, como si aquello no pudiera estar pasando, como si habláramos de cosas diferentes. En seguida me pidió que no dijera tonterías, alegando que yo también le había salvado la vida, y que por ello estábamos en paz.

Agaché un momento la mirada, instante en que sentí cómo el explorador se acercaba, mirándole y viendo que retiraba su capucha; mostrándome sus ojos con claridad. Clavé mi mirada en la suya, mientras me decía con el corazón en la mano en lo que nos habíamos convertido el uno para el otro. Lo expresó a la perfección, tanto, que me quedé muda. Sólo podía pensar en aquellos momentos pasados. La lucha codo con codo, la huída a través del bosque, nuestra estancia en él. La caza, charlas y silencios interminables, el calor de la hoguera, una calada de aquella pipa que me hizo toser como nunca. Y también aquella noche, claro.

Esa noche nunca se borró de mi mente. Tan dura y dolorosa, pero a la vez reconfortante y sanadora. Liberamos nuestra mente, desahogándonos de palabra y llanto; pero también liberamos nuestros cuerpos, dejando que estos hablaran por sí mismos, buscando mutuo consuelo y refugio, así como el más puro desenfreno. Ese día, esa noche, no sólo le entregué mi juvenil cuerpo, sino algo más.

Fuimos algo más…

Aldar continuó hablando, sin apartar sus ojos de los míos, diciéndome con seguridad que hacer eso por mí no sería un trabajo. Súbitamente agachó el rostro, dándose la vuelta de manera brusca, y dejando caer mientras tomaba las riendas del caballo que no podía cobrarme por lo que para él significaba vivir. Me quedé petrificada, aún sin saber qué decir, y hasta algo ruborizada, echando a andar tras él en cuanto conseguí que mis piernas reaccionaran y cogí las riendas de mi montura.

- A-Aldar… - quise llamar su atención, pero apenas me salió la voz, así que aceleré el paso hasta que me puse a su altura. – No te debo nada, de acuerdo. Pero siempre te estaré agradecida. – hice una pausa, sin saber cómo expresarme. – No se me da bien esto, pero… Para mí es igual. – me acerqué algo más, pudiendo aspirar a la perfección aquel olor tan característico que aún conseguía despertar cosas en mí; esa mezcla de madera y tabaco que emanaba. - T-todo eso que has dicho. Todo. También es así para mí…

Conseguí decirle a duras penas, mientras cada vez nos encontrábamos más próximos al campamento.

Salí del bosque pisoteando con fuerza para devolver un poco de vida y calor a mis helados pies, llevando en mis manos una frazada de leña. Respondí la cara contrariada de Sully con mi propia cara ceñuda y caminé hacia el hueco donde deberiamos encender nuestra hoguera.

El ruido de nuestros exploradores al regresar con los caballos hizó que girase la cabeza en su dirección, lanzandoles una mirada furiosa antes de volver a mis quehaceres. Dejando la leña, me acuclillé frente al hueco cercado de piedras y con la ayuda de la yesca, me puse a tratar de encender un fuego alrededor del cual cenar y discutir.

- ¿Y bien? ¿Nos sigue alguien o vamos a poder cenar en paz?

No tengo tiempo de responder a lo que me ha dicho Freya por el camino. Estamos ya casi en el campamento, y no es asunto que tratar ante tantos oídos. Pero mi mirada franca y mi sonrisa satisfecha deberían dejar claro lo que pienso al respecto, lo que me hace sentir saber eso.

Sin embargo, la voz refunfuñona de Balakar hace que me centre en asuntos más cercanos y preocupantes.

La verdad sea dicha, no hemos podido llegar muy lejos. -Reconozco con sinceridad- Vimos a un desconocido por el camino, oculto bajo ropajes holgados y caminando en solitario. Nos pareció sospechoso y nos acercamos a parlamentar, a ver si descubríamos algo, y desapareció sin más. -Magia, algo que dejo claro con mi gesto torcido mientras suelto los correajes de la silla de montar y la bajo al suelo, cerca del fuego. Servirá de apoyo mientras estemos sentados en torno al calor- No había ido muy lejos, le descubrimos internándose en el bosque, de modo que le seguimos, pero me temo que perdimos su pista algunas decenas de metros más adelante. -Me encojo de hombros- Sin embargo, anochece ya, de modo que no tiene sentido volver a revisar el camino. Habrá que hacer guardias durante la noche, eso sí. -Apoyo mi espada, mi arco y mi carcaj junto a la silla de montar, y tomo asiento, con los brazos apoyados en mis rodillas alzadas- Tu turno, Sullivan... -Disparo sin miramientos. Estoy deseando oír lo que tiene que decir...

Jake respiró aliviado cuando el pequeño y el enano volvieron del bosque. Había visto como quienquiera que fuese había desaparecido, o simplemente había dejado de verle cuando seguía al explorador y a la chica para volver a localizarlo siguiendo a los otros dos.

No estaría tranquilo allí, sabiendo que había alguien acechándolos, pero tampoco quedaba más opción que confiar en las guardias y que no se atrevieran a acercarse con cinco viajeros armados hasta los dientes.

Terminemos de montar el campamento mientras quede algo de luz y después contestaré a todas las preguntas que queráis hacerme.

Asdra ya casi lo tenía todo preparado así que no tardarían mucho en tenerlo todo listo.

¿Qué queréis saber?

- Podríamos empezar por el principio- empezó Avlin- qué sabes de Heinrich,  todos los detalles relativos a nuestra misión actual, qué sabes de nuestros perseguidores o porqué nos siguen. No es poca cosa.

Ivvy siseó, mostrando su lengua bífida, como para dar más énfasis a las preguntas de su amo.

Heinrich es mi patrón y al igual que a vosotros me ha encomendado llevar a buen puerto esta misión. Lo único que sé de la misión es que tenemos que recuperar un objeto en una montaña. En cuanto a nuestros perseguidores pues toda la ciudad. Seguramente ya habrán puesto precio a nuestras cabezas, a la de Aldar seguro, y a las nuestras si nos han relacionado con él. 

Como ya contó Aldar acabó con la vida de un guardia, uno que sólo se limitaba a a realizar su trabajo, un trabajo que tenía para alimentar a su mujer y a sus tres niñas, lo sé porque yo conocía a ese guardia. En nuestra salida del circo murió también un noble, asesinado. Desconozco si Aldar fue el responsable o no, pero posiblemente le cargarán el muerto a él y si nos relacionan con él, a nosotros también.

Entendereis ahora mis prisas por salir de allí, no sólo mi pellejo y el de Asdra estaban en juego, sino los vuestros. Consideré que no había tiempo para explicaciones y mucho menos para egos superlativos, siento si mis formas no fueron las correctas pero la situación creo que lo requería. 

He de reconocer que sopesé la posibilidad de dejar atrás al explorador. Si sólo le perseguían a él nosotros podríamos viajar más seguros. Opté por ceder a su chantaje porque creo que necesitaremos de sus habilidades para cumplir la misión. Espero no haberme equivocado. Si él quiere dar la ordenes y sentirse el jefe, a mí me da igual, siempre que contribuya a cumplir la misión.

En cuanto a nuestros perseguidores.... supongo que al del circo no le habrá hecho gracia que muera un guardia y puede que quiera la cabeza del responsable, si no lo hace puede ser visto como un signo de debilidad y eso en mi mundo se paga caro, la guardia y cazarrecompensas si asocian a Aldar con la muerte del noble.

¿Algo más?