Partida Rol por web

- Espero que así sea - respondo en tono seco a Randel cuando dice que no está aquí para pasar el tiempo.

Seguidamente Batracio pregunta que por dónde he oído el aullido. Señalo en la dirección y hago un ademán con la cabeza para que vayamos por allí. Comienzo a andar en esa dirección, esperando que los demás me sigan.

¿Aullido? Lo único que había oído Berék eran los escalofriantes berridos de Batracio y eso que había puesto especial atención hasta el punto de oír sus propios latidos pero nada más aparte de eso ¿Estaría delirando Valindra? ¿O tal vez su sangre, más pura, le otorgaba una percepción más fina que la suya propia? Al menos el rastro de huellas si estaba claro así que haciendo caso omiso a sus dudas empuñó su arma y con voz resuelta dijo:

- Te sigo Valindra, muéstranos el camino.

Caminásteis unos minutos más, siguiendo a la elfa. Parecía confiar en sus instintos. Quizás persiguiera una fantasía...

¿O quizás no?

Vuestros pasos dieron con un claro. Siguiendo el riachuelo, los árboles se apartaron a vuestra izquierda. Batracio y Randel agradecieron poder disponer de la luz de la luna otra vez, ya que ésta iluminaba todo el lugar. A vuestro alrededor, niebla y silencio.

En la distancia, lo que al principio pensaste que era un punto inerte, quizás un tocón o una roca, se movió de pronto. O más bien, se agitó.

Había algo cerca de la orilla, a unos 120 pies (36 m). Parecía agazapado, o sentado. No parecía ser muy grande. ¿Quizás fuera una persona?

Miro a mis compañeros, deseando que ellos estuviesen viendo lo mismo que yo.

- Ahí delante - susurro señalando a la orilla del río -  ¿Puede que se trate de la niña? Deberíamos llamar su atención de alguna forma... 

Batracio bajó la antorcha y la dejó en un sitio seguro mientras se adelantaba entre los matojos a la altura de Valindra para seguir la vista de la orilla del río y poder ver en su reflejo la silueta desconocida que allí debía haber.

Bajo el halo de luz argenta que proyectaban los rayos de luna entre las nubes, que hasta el momento habían bañado aquella tierra, Randel divisó a la lejanía una figura agazapada... tal vez se tratar de la niña, Oriana, o tal vez un cebo.

Dirigiéndose al resto comenta.

-No termina de gustarme como pinta esto, tal vez sea la muchacha, o tal vez solo un señuelo. Propongo avanzar con precaución.

Viendo que Batracio y Kano parecían un poco distraídos les señaló una zona en el claro.

-Parece que por aquella zona hay alguien agazapado o escondido.- Dice con voz queda.- Estad atentos.

Dicho eso el joven sacó el arco y lo acordaló, mientras buscaba una ruta de avance que le pudiera dar cierta cobertura para acercarse a la figura, pero sin llamar mucho la atención.

Batracio echó la tierra por encima de la antorcha y asió el bastón susurrando y acompañando con gestos, para cuando su voz no fuera audible, se le entendiera- ¿Os parece si los elfos le rodeais por la derecha y la izquierda, yo avanzo en línea recta y Randall nos cubre?

Si es una trampa, solo caeremos uno, y seremos socorridos por el resto

- Acerquémonos - sugirió Kano. El muchacho esbozó una sonrisa fiera, tratando de disimular sus temores. - No lo sabremos si no lo confirmamos.

Aceptando la sugerencia de Batracio, me muevo por el flanco izquierdo, con el arco preparado, y moviéndome con cuidado tratando de hacer el menor ruido posible...

La idea de Batracio parecía bastante buena así que Berek tras ver que Valindra tomaba posiciones avanzó a su vez por el flanco derecho, pronto sabrían a que se enfrentaban.

Batracio asintió a Randel, no separaría los ojos de la criatura y estaría atento con el arco, hizo un gesto con la palma de la mano al sacerdote para que se mantuviera cubriendo a Randal y Batracio mismo avanzó en linea recta agazapado entre hierbajos, arrastrandose de ser necesario.... la noche, los arbusto y estar separado de sus compañeros le permitiría lanzar algun sortilegio sin que lo apreciaran, si ese monstruo era peligroso... lo necesitarían.

Eventualmente todos os acercásteis a la figura. Esta, inicialmente, no pareció percatarse de vuestra presencia. Pronto se hizo más sencillo perfilar su forma. Era una persona pequeña. Parecía tumbada, tirada sobre un manto de guijarros a los pies de la orilla. Se cubría a duras penas con una capa y caperuza bermellón.

El tintineo de la armadura de Valindra y la luz brillante de la antorcha la alertaron; giró la cabeza hacia vosotros. En sus ojos se leía miedo.

La figura me sorprende, no era lo que esperaba... me agazapo sobre mí mismo, esperando que la atención de todos mis compañeros estén puestas en esperar las primeras palabras de la muchacha, allí, apartado de ellos entre los arbustos pronuncié unas sencillas palabras mágicas para poder ver más allá de lo que la elfa fuera a ver

Acta Magus

El encantamiento afinó tus sentidos de manera especial. Te permitía ver hebras ocultas; pequeños retazos de realidad deshilachada y prontamente retejida por donde quiera que hubiese un efecto mágico.

Volviste con el grupo y sí que notaste algo: la presencia de un efecto débil, aunque persistente. Casi como si lo pudieses oler.

Me abro paso entre los helechos en línea recta, me giro sobre sí mismo asegurándome que Randell seguía con el arco alzado, y haciendole una señal con la palma hacia arriba si no era así, me mantuve a una distancia bastante más que prudente, Valindra y Berek ya estaban bastante cerca y aunque quise hacer alguna señal no se hubiera visto entre la espesura del húmedo sotobosque y la noche (ups olvidaba que veían en la oscuridad).

Observé a la chica que ahora su mirada se dirigía entre Valindra y yo, la repasé despacio de arriba a abajo y esperé que hablara ella primero, con toda la paciencia del mundo.

Con menos paciencia que Batracio, Randel suelta.

-Que bien que te encontramos, tienes a tu madre muy preocupado, chiquilla. Ven, vayamos con ella.

Dice saliendo de entre las sombras del escaso follaje de la zona, con el arco listo, tras haber encontrado la muchacha, el joven no apartó la atención del entorno. No se sentía cómodo.

Randel fue el primero en hablar atrayendo hacia el la atención de la pequeña y probablemente de cualquiera que estuviera cerca, era una suerte que el grupo hubiera decidido dispersarse así alguno pasaría desapercibido conservando el elemento sorpresa.

Por su parte Berék continuo avanzando sigilosamente aprovechando la vegetación y el terreno para, sin ser visto,  llegar lo bastante cerca de la cría y poder socorrerla rápidamente en caso de ser necesario.

Oriana os miró, confusa. Pero pronto os dísteis cuenta de que su mirada se perdió; en su lugar, se fijaba en los alrededores.

- No... está... está... - balbuceó, aferrándose a la capa. Tiritaba.

Se mordió los labios y negó con la cabeza varias veces, en cuanto Randel comenzó a hablarle.

- ¡No! ¡No, no, no, no, no!

Poco a poco nos fuimos acercando a la criatura que resultó ser la niña que andábamos buscando. Estaba asustada, confusa, parecía ida y fuera de sus cabales. 

- No te preocupes, Oriana, no vamos a hacerte daño - mi tono de voz salió más brusco de lo que pretendía. Miré a los alrededores, tal vez buscando lo mismo que la chiquilla, y me fui acercando poco a poco a ella con las manos en alto para mostrar que no era un peligro para ella - ¿Estás bien, pequeña?