Partida Rol por web

Prosigo con rapidez y agilidad tomando pausas para ir paralelo a Harandir, la verdad es que tengo ganas de entrar en acción, tengo la confianza de que la incursión nos salga bien y despejar el camino.

Mis pasos son ligeros, en uno de los momentos que me detengo a observar arranco unas plantas y me las coloco en el pelo y por la armadura de cuero a modo de camuflaje, ya estoy totalmente preparada.

Tras detenernos y examinar un poco el terreno me doy cuenta que si yo fuera un vigilante me colocaría en una posición elevada, voy a cruzar ahora antes de llegar a la zona de peligro, cruzo rápidamente y le susurro a Harandir – voy arriba iré avanzando por allí, si quieres venir… como más gustes – fui subiendo hacia arriba y al alcanzar la parte más elevada, una que me permitiese tener una buena visión tanto del margen derecho

Miro a los que quedamos y respiro profundamente. Ahora es cuestión de la pericia de nuestros compañeros, si son capaces de eliminar al vigía si lo hay podremos continuar sin peligro. Me dispongo a vigilar una zona por si aparece alguien daré la voz de alarma y organizaremos una pequeña y férrea defensa.

- En caso de que nos ataquen muchos...es mejor formar cerca del carro espalda con espalda para que nuestras espaldas no queden muy desprotegidas en el primer envite de ellos...

Si son muchos tendremos problemas, aunque formemos espalda con espalda no duraremos mucho en esa posición. En un par de ataques nos disgregaremos y seremos pasto fácil de ellos si son muchos. En caso de ser pocos podríamos luchar cuerpo a cuerpo sin ver peligrar nuestras espaldas mucho. Aún así mejor que nuestros compañeros tenga éxito.

Al poco de movernos no tardamos en percatarnos de que, tal y como había supuesto, el río discurría tan pegado al camino que sólo podíamos avanzar por el margen izquierdo si queríamos mantenernos resguardados por los árboles. 

-Está bien, yo iré a no mucha distancia por debajo tuyo- le respondo en voz baja a la elfa después de que me diga que subirá arriba de la pendiente. Quien mantiene una posición más elevada mantiene siempre una ventaja y, si hubiera alguien emboscado, no iba a ser una excepción. Seguro que contaría con ello, y con eso vamos a contar nosotros también. Asciendo un poco por el empinado terreno, buscando no perder del todo la visión del camino, pues los árboles crecen juntos entre sí en la ladera. Intento colocarme algo más arriba de donde me colocaría para tener una buena posición de tiro a cualquier caminante.

Me muevo por entre los árboles con el cuerpo encorvado pero la cabeza levantada, atento lo mejor que puedo a lo que nos rodea. Todo mi cuerpo preparado para fundirme con el entorno, parapetándome entre la vegetación. La frondosidad del bosque ayuda bastante, aunque eso supone que también lo hace para cualquiera que pudiera estar aguardando. Por eso, mantengo todos mis sentidos agudizados sin dejar de avanzar, muy concentrado en cada sonido, cada movimiento, cada pájaro, cada animal, cada arbusto, cada roca. Aunque el chico nos había advertido sobre un cruce más adelante, en realidad cualquier rama podría esconder a alguien apostado en ella, no hay que confiarse...  

Ambos exploradores avanzan por la espesura con precisión a pesar de la dificultad que supone el terreno nevado y las ramas y piedras escondidas por el manto blanco, Wenda se encuentra por encima de Harandir a unos cuantos metros de distancia, una decisión inteligente por parte de la avanzadilla pues de haber algún centinela este habría elegido sin duda una posición elevada para vigilar el camino.

Después de un corto pero penoso periodo de tiempo intentando no hacer ningún ruido, Wenda encuentra lo que buscaba, unos metros más adelante y a una altitud algo menor hay un centinela que vigila el camino sentado desde una de las pocas rocas que no tienen nieve encima. La elfa mira a Harandir, que también parece haberlo visto y ya lo está intentando flanquear de manera experta, perfectamente escondido y andando furtivamente sin levantar sospechas. Todo va bien hasta ese preciso momento, en el que la cazadora pone el pie una vez más en el suelo con la intención de esconderse en uno de los arbustos para apuntar,  es entonces cuando una de las ramas traicioneras enterradas bajo la nieve cruje sonoramente ...

El centinela recoge rápidamente el arco que descansaba justo a su lado, mira a ambos lados descubriendo a sus cazadores y practicamente a gatas se esconde tras uno de los arboles, por un momento parecía que estaba despistado pero ha demostrado no ser ningún novato y ahora sabe que quieren matarlo ...

Asiento al escuchar las palabras de Baga. Con mi espada ya desenvainada y apoyada sobre el hombro derecho, no pierdo de vista el lugar por el que nuestros compañeros se han adelantado. Y sin dejar de mirar al grupo de arboles a través del cual han desaparecido, digo.

Se que esto puede ser asumir un riesgo excesivo. Pero creo que uno de nosotros, alguien versado en atacar a distancia con el grado adecuado de sigilo, podría esconderse en las proximidades. De esta manera, mientras el resto del grupo resiste cualquier ataque enemigo, el emboscado podría ser de mucha ayuda ablandando a los posibles atacantes.

Sonrío entonces sin humor antes de añadir.

Y de que no descubran su posición en el caso de que ocurra lo peor, me encargare yo mismo. No, no permitiré que cualquier hipotético enemigo tenga tiempo de mirar a su alrededor.

- No soy malo del todo con el arco... - le comento a Amlaith - ...aunque es mejor que alguien que estuviera herido o más maltrecho que yo ocupara esa posición... 

El arco se me da bastante bien, soy capaz de acertar a un corzo a tiro de piedra pero realmente soy un poco más diestro con la espada y prefiero luchar cuerpo a cuerpo. Además físicamente ya me encuentro bien y hay gente que todavía está herida o magullada de enfrentamientos anteriores. De todas formas si tengo que encargarme yo lo haré sin rechistar.

Nuevamente asiento mostrando mi acuerdo con Baga. por tanto, mirando hacia atrás esta vez, pero sin abandonar mi posición y sin alzar la voz añado.

¿Alguna voluntaria?. Pero eso si. nada de temeridades. Para eso, estoy yo aquí delante.

Dicho esto, vuelvo a prestar atención a la espesura por donde han desaparecido nuestros compañeros. El silencio reinante, empieza a resultar algo ominoso. Pero yo, estoy preparado para entablar combate a l mas mínima señal de peligro.

Efectivamente, no tardamos demasiado en confirmar nuestras sospechas al ver a un vigía que andaba observando el camino, sentado sobre una roca a poca distancia nuestra, yo por debajo de su posición y Wenda algo por encima suyo. Lo veo, y después de nuestro silencioso cruce de miradas no me queda ninguna duda de que la elfa se ha percatado también de él. Nos preparamos para emboscarlo y reducirlo, parece que va a ser fácil, pero esa convicción se desvanece en un instante como humo entre las manos. Algo ha de escuchar el hombre, pues las cosas se complican de repente cuando se levanta alertado y se protege arrastrándose como puede con su arco tras un árbol. 

Caminamos paralelos a la pendiente, hay suficientes sitios donde esconderse aunque la nieve hace que todo resulte mucho más incómodo, voy recorriendo los metros hasta que veo a un centinela apostado, me acerco unos metros más para tenerlo bien a tiro, pero la mala fortuna quiere que cuando ya estoy muy cerca, en uno de los últimos pasos debajo de la nieve una rama cruje tras mi pisada.

El centinela se pone de sobre aviso y percibe mi presencia, rápidamente tengo la flecha en el arco que ya tenía en las manos, pero el humano se muestra ágil y se esconde detrás de un árbol a pesar de todo confío en mis habilidades y le disparo una flecha.

-¡¡FLAP!!-

Wenda no se lo piensa y dispara al tiempo que el vigilante se esconde tras el arbol, estrellando la flecha contra este sonoramente. Mientras, Harandir intenta flanquear a su enemigo unos metros más abajo consiguiendo lo que se propone, ya que avanza furtivamente y sin ser visto, el montaraz tiene la oportunidad de disparar al desprevenido vigía, pero a pesar de que este no está alerta no se trata de un lance demasiado claro ...

Dando unas cuantas zancadas llego hasta un árbol situado tras el tipo, dejándome caer en la nieve que rodeaba las raíces y apoyando mi espalda sobre el tronco. Con el arco por delante, me asomo lentamente para apuntar al blanco...

El acosado siente como la flecha lanzada por la elfa impacta a un palmo de su cara, afortunadamente para él protegido por el arbol en el que se ha escondido. Escamado por su propia cacería y teniendo localizada a la elfa, el arquero dedica un instante a ver si puede localizar a su otro enemigo, al no conseguirlo, asoma el arco de su cobertura y dispara a Wenda, que también se encuentra protegida por uno de los muchos arboles de la frondosa vegetación ...

-¡¡FLAP!!-

De nuevo, el silbido inconfundible de una flecha rompe el escaso silencio que se produce entre disparo y disparo, y de nuevo, el arbol tras el que se protege salva a la elfa de recibir un flechazo.

Mientras, Harandir lo observa todo desde su privilegiada posición, con el arco ya cargado y sin ser visto por el enemigo, tiene una oportunidad inmejorable para abartirlo ...

Mi flecha hubiese impactado en el vigía de no ser por el tronco del árbol, he perdido una oportunidad, he perdido de vista a Harandir, pero debe de estar aprovechando la oportunidad, al menos mis disparos pueden servir para que su atención se centre en mí.

Me lanza un flecha que tampoco consigue impactar en mi, tengo una nueva oportunidad, cargo una nueva flecha y disparo, confiando en que esta ocasión mi disparo sea más preciso, si de nuevo fallo me vuelvo a parapetar tras un tronco como él hace.

Cuando observo desde donde me encuentro mi campo de tiro, veo que tengo una posicion excepcional para ensartarle una flecha a ese malnacido. La elfa estaba ocupando su atención, y no era para menos, pues su tiro acababa de clavarse en el tronco en que estaba cubierto el hombre. Cubierto de ella, no tanto de mí...

Sin pensármelo demasiado, confiado por mi posicion, tenso mi arco y lanzo la flecha, que silba cortando el frío aire en dirección al tipo.

La flecha lanzada por el nórdico pasa a escasos centimetros de la cara del desconocido, que en ese instante parece comprender que se encuentra en una apuradisima situación, sin pensarselo un momento más, el hombre se pone a correr por su vida a lo largo de la ladera, en continua ascensión pero no en linea recta. Su avance es decidido pero lento a causa de la nieve que se acumula en el suelo, escondiendo tanto piedras como ramas sueltas ...

Mi exceso de confianza y precipitación hace que yerre el tiro por muy poco. La flecha desaparece al introducirse por entre la nieve, pero la última de mis preocupaciones es volver a recuperarla, pues el hombre, al verse acorralado, sale disparado colina arriba como un conejo asustado. No tardo en salir corriendo tras de él, con el arco en la mano.

Otra flecha desperdiciada, el hombre echa a correr, aunque se ha alejado ahora no lo cubre un árbol, cojo otra flecha, calculo la velocidad del viento, la trayectoria del individuo, los arbustos, contengo el aire, ¡Disparo!

- Ninguna voluntaria ni voluntario... - digo mirando a Dagar - ...tendré que hacerlo yo entonces...

No me gustaría tener que cambiar mi espada y escudo por el arco y las flechas. No se me da nada mal disparar pero prefería que otra persona ocupase ese lugar ya que considero que seré más útil en el cuerpo a cuerpo a pesar de mi poca veteranía.

Al poco de salir de su escondrijo, el tiempo justo para que la elfa calcule la dirección a seguir por su presa y los metros de pendiente que los separan, una flecha sale de su arco con precisión absoluta, clavandose en la espalda del corredor con gran fuerza e introduciendose practicamente hasta la mitad de la vara, casí atravesandolo. Un grito ahogado sale de la boca de la victima, que cae inmediatamente de bruces contra la nieve, inmovil ...

Harandir llega sólo un instante después a saltos entre la nieve , al ver que no se mueve se acerca al arquero caído y mira a Wenda, al parecer el flechazo ha acertado de lleno en el corazón de su objetivo, el hombre aún respira pero no tardará nada en morirse ...

Suerte Baga, para el caso de que acabes necesitandola.

Baga no parece acabar de decidirse y, entre tanto, el tiempo pasa. No me atrevo a adelantarme mas por miedo a descubrir nuestra posición. Pero inclino un poco la cabeza y trato de escuchar intentando oír algún sonido que indique combate o que nos pueda aclarar la situación.

Hasta mi, llegan algunos sonidos. Pero dudo por unos instantes y me tomo un momento para poder identificarlos.