Partida Rol por web

Virgilia sonrió tímidamente ante todo lo que le habías preparado.
Os habéis tomado muchas molestias, os lo agradezco. dijo con una sonrisa mientras deslizaba la mirada a la cama algo tímida.

Me halagan tantos cumplidos, Luca... pero no creo que sea la única a quien se los dedicáis... dijo mientras tomaba la copa de vino.

El barco pirata estaba cada vez más cerca.
Pero ya que os habéis tomado tantas molestias, aprovechemos para brindar y... la vodaccia sostenía la copa con una sonrisa algo picara cuando de golpe el Santa Catalina dio un brusco giro de 90º que os dejó lado a lado con el barco pirata que venía a toda velocidad.
Virgilia derramó el vino y cayó torpemente hacia adelante, chocando contra ti.

Pero no había tiempo para romances... los cañones de uno y otro barco comenzaron a tronar, y la ventana del camarote donde estabais daba al lado de donde venían los cañonazos.

Mon Theus...dijo con un suspiro hastiado la pequeña montaignesa mientras se apartaba un rebelde mechón de pelo rubio. Esos piratas no eran como los de las novelas y folletines si no una asquerosa panda de perros de la mar sin rastro de elegancia o romanticismo. Pero bueno para eso pagaban buenos dineros ¿verdad? Para que unos recios muchachotes castellanos se hicieran agujerear, por su parte pensaba al menos por el momento, esperar a ver de que lado caía la tostada. Un par de pasos ya le habían demostrado que andar sobre ese pedazo de madera tambaleante iba a ser más que dificil así que la esmerada educación marcial se impuso a su atolondramiento y decidió tratar de plantarse de forma firme mientras desenfundaba estoque y main gauche.

Avant Lolá id vos primero que no correis riesgo alguno de inflamar ses pasiones lujuriosas. Dijo con una sonrisa señalando a la castellana el nutrido grupo de piratas.

Luca sonrió cuando Virgilia, la dulce Virgilia, se lo agradecía. Era un buen comienzo, sin embargo, pronto la joven dijo algo que a Luca le volvió el corazón del revés. Era cierto que cortejaba a muchas damas, incluso a alguna peligrosa, pero solo la pasión del momento era dueña de los dos. Nadie más intervenía, era solo para ella y para nadie más.

Virgilia intentó suavizar el rechazo con un brindis justo en el momento en que el Santa Catalina viró de golpe para impedir la colisión echando a perder el brindis, el vino y su camisa blanca ahora manchada del rojo líquido.
Aunque no todas las cosas eran malas. Vigilia había caído en sus brazos, momento que Luca aprovechó para abrazarla y mirarla intensamente acercándose a sus labios...

¡BOOOM!

-¡Mamma mía!.- Gritó sorprendido interrumpiendo el momento. El primer cañonazo desconcentró a Luca que miró directamente por la ventanilla. -Pero, ¿iban a usar cañones?.- La ágil mente del vodacio comprendió que no eran piratas normales de los que asaltaban un galeón con cañones arriesgándose a perder la valiosa carga.

BOOM,BOOM,BOOM...

Después vinieron las réplicas y más cañonazos del barco pirata. -¡Al suelo!.- Dijo Luca arrastrando a la muchacha con él. Irónicamente, Virgilia tenía razón, no era momento para romances.

[TEXTO ESTA NOCHE]

Gizur intentó esquivar los pedazos de pared que habían saltado en todas direcciones cuando de súbito una bola de cañón había impactado contra el camarote.

El marco de la ventana saltó hecho astillas y aún suerte de que la bala del cañón había rebotado en este, dejando la ventana destrozada y una considerable abolladura en la pared.

Tus guardaespaldas habían logrado ponerse a cubierto o Borg había usado su escudo. Eliza recibió algún corte como tú, pero en ambos casos no eran más que rasguños.
Lo que sí quedaba claro era que quedarse allí no parecía la opción más segura.

Gizur se había hecho un corte sobre su ceja, el cual provocó que la sangre comenzase a pintar su rostro. Miró a su alrededor. No había nadie herido de gravedad... de momento; quedarse allí dentro no parecía ser en absoluto una buena idea. Chasqueó la lengua.

—¡Todos, afuera! Hemos tenido suerte, pero un poco más de fuerza y la bola de cañón bien pudo haber atravezado a alguien.

La castellana mantuvo el equilibrio con cierto aire de que no era su primera vez, pero que tampoco era algo que hiciese todos los días; por fortuna, lo suficiente para no irse al suelo con el retumbar de los cañones y acertar a alguno de los piratas.

- Querida, - comenzó recuperando el equilibrio y sacando sus aceros tras la pulla de la montaignesa – yo soy una dama y como tal siempre dejo primero a las señoritas. Dado que por aquí no hay ninguna, os aceptaré a vos como lo más cercano a una. Pues – haciendo un pequeño ademán con el brazo para indicarle que le dejaba paso - vos primero.  

De momento se mantendría en la segunda línea. Confiaba en que el ser mujer y tener la espada y la daga en las manos equivocadas (espada en la siniestra y daga en la diestra) hiciera que los piratas la tomaran por un objetivo fácil y del que no preocuparse inicialmente. Ya habría tiempo de sacarles de su error, no había prisa.

Los piratas os habían abordado y el combate se desató por toda la cubierta.
Matar o ser matado, no había otra opción ahí arriba.
Los invasores no se entretuvieron en parlamentos ni amenazas, si no que parecían querer arrasar con todo.

Para su desgracia, los marineros castellanos no estaban solos. Pues además de las cinco decenas de soldados os encontrabais vosotros.
Rápidamente Zelinda hizo gala de sus habilidades y su espada rebanaba la garganta de uno de los piratas mientras con su Panzerhand le aplastaba el cráneo a otro.

Y Oleg... su brutal hachazo mandó al agua al pobre pirata que le había hecho frente.
Con todo, aún era pronto para saber quién se alzaría con la victoria en ese caos.

Rápidamente te pusiste a cubierto tirándote al suelo y protegiendo con tu cuerpo a Virgilia.
Astillas de la ventana destrozada entraron a la habitación sin causaros daños, si bien tus ropas habían quedado llenas de astillas y restos de pólvora.
Ejem... carraspeó Virgilia debajo tuyo, recordándote que estaba ahí. Te miró arqueando una ceja.

Era momento de ponerse en marcha para llevar a la vodaccia a salvo en el camarote del Capitán.
Agarraste su mano y la condujiste por los pasillos, hasta ver las escaleras que iban a cubierta.
Tendríais que salir a fuera y cruzar un tramo de cubierta para llegar al camarote del Capitán. Te asomaste y la situación era un caos total.
Multitud de hombres ataviados en poco más que harapos y armados con sables y cuchillos, combatían contra la tripulación.
Cerca de las escaleras estaba Oleg, y viste justo el momento en el que le propinaba tal hachazo a uno de los piratas, que salió despedido fuera del barco.

Sin duda, cruzar la cubierta en aquel momento tenía su riesgo.

-Mamma mía.- Dijo Luca mientras se santiguaba. El Santa Catalina se había convertido en un campo de batalla. Por doquier estaban aquellos piratas andrajosos y con poco más que un taparrabos. -No me extraña que quieran abordarnos.- Pensó sarcástico el vodaccio al pensar en que no eran capaces ni de robar ropa decente.

Desenvainó su espada, la cambió de mano y acercando a la joven Virgilia hacia si, usó un tono bajo, suave y dramático intentando conseguir aquél ansiado beso que antes se le había escapado.
-<No voy a mentirte, será peligroso. Sin embargo, siempre estaré a tu lado. Pase lo que pase. ¿Confías en mí?>.- Sus ojos la miraron intensamente hasta que el grito de un pirata estropeó el gran momento, por segunda vez. Una cosa estaba clara, "el momento" tendría que esperar para después.

Sin dejar que la joven respondiera, Luca la aferró fuertemente de la mano e inició la carrera por la abarrotada cubierta. Intentaria evitar, bordear o saltar todos los sables y cuchillos que pudiera, siendo detenidos por su ropera aquellos que se acercaran demasiado.

Busco activamente a los oficiales enemigos, pero parece que no consigo encontrarlos en el caos de la batalla. Un solo disparo puede ser esencial para una batalla y tener el la templanza de esperar el momento adecuado para realizarlo es algo que aprendí en la academia militar.

 Así que sigo buscando mi presa. 

¡Oh, pobre damisela jugando a las espadas!

Algo así deberían pensar los piratas que se lanzaron contra ellas y los marineros que las rodeaban.

Lola no era una novata en un barco, había sido parte de su instrucción en la Academia Militar de Gallegos, pero tampoco era una experta. Sabía que su defensa estaba mucho más expuesta con el constante meneo del barco, lo que dificultaba sobremanera calcular los círculos adecuados y la próxima posición de la espada del contrincante.

Por ello, para comenzar, decidió dejar que los valientes hombretones que servían en el buque se interpusieran entre ellas y los piratas.

Ahora, en cuanto se dio cuenta de que los piratas las ignoraban por no considerarlas una amenaza, lanzó tres rápidas estocadas con la precisión de la experiencia, que hicieron caer a un pirata con cada estocada. Los que quedaban del grupo que había atacado quisieron girarse para enfrentarla, pero eso significaba dar la espalda a los marineros con los que se habían enzarzado en combate. Ni corta ni perezosa, lanzo otra nueva andanada rápida de estocadas haciendo caer al resto del grupo.

Presta retomó su posición anterior en segunda línea junto a Angelique. Con un poco de suerte los otros piratas no se habrían fijado en ella, ni lo harían en la sangre de su acero, y seguirían ignorándola un poco más.

- ¿Vais a hacer algo más que posar de florero, Angy? Porque he decir que sois un florero precioso, pero pensaba que querías divertirte y no aburrirte al sol mientras yo me llevo toda la diversión – le lanzó otra pulla divertida. ¿Sería capaz la montaignesa de igualar el marcador?

José estuvo buscando alguno de los cabecillas del barco pirata, y aunque le llevó algo de tiempo, finalmente dio con un tipo que sobresalía del resto.
No por nada, era corpulento como Oleg, e iba a pecho descubierto, mostrando una tremenda musculatura así como multitud de tatuajes.
Llevaba tan sólo una falda de las Highlands (escocesa) y un par de botas eran su única vestimenta. Llevaba el pelo alborotado en multitud de rastas y una enorme espada a la que llamaban Claymore.
Y hacía estragos entre las filas de marineros castellanos.

Mientras tanto, los piratas se lanzaron a lo loco a por vosotras, atacando un par de ellos a Angelique, que con su main gauche y una finta, los esquivó fácilmente.
Peor suerte tuvo Lola. Por alguna extraña razón, los piratas atacaron coordinados de tal manera que cuando la castellana intentó parar a uno, el otro le hacía un severo corte en su costado con su sable.

Cita:

Zelinda y Oleg también fueron objeto de las iras de los piratas, pero ninguno fue alcanzado por su burda técnica.
Y entonces, apareció en cubierta Luca, corriendo con Virgilia a la que llevaba de la mano.

Tras el estallido de la ventana y constatando que nadie había sido herido de gravedad, era el momento de salir del camarote.
El ruido de batalla encima de vuestras cabezas era evidente, pero por ahora en el pasillo de los camarotes estabais a salvo.
La cuestión era si esperar allí valía la pena o era mejor opción salir a ver qué estaba sucediendo.

Malditos fueran los astros, estos petimetres iban a dejar en ridículo a Lola y ¡ella no lo iba a permitir!
Sacando fuerzas de flaqueza y con una velocidad endiablada que sólo podía nacer de la necesidad de no verse herida tanto en la carne como en el orgullo, finto rápidamente dando un paso lateral para esquivar una acometida, con la siniestra paró una espada y con el cuchillo de la diestra paró otra, cruzó los aceros que entrechocaron y acabó cruzando el pecho sin compasión de tres de los piratas que habían osado atacarla.

El oleaje y el fragor de la batalla no hacían nada fácil el apuntar a gigante highlands pero soy un tirador experimentado, tanto en la caza como como en el batalla así que espero que el bamboleo de ambos barcos se acompase y el momento en que el punto e mira del cañón de mi arcabuz traza una suave curva sobre el torso desnudo de mi objetivo disparo mi arma, la nube de humos que sale por el cañón de mi arma  me impide ver si he acertado a mi enemigo y en caso de haberlo hecho donde ha sido. 

Gizur le hizo un ademán de que lo siguieran a sus compañeros, y así lo hicieron, yendo Aren y Borg detrás de él y estando Eliza a lo último de la pequeña formación. Se acercó sigilosamente hasta el fin del pasillo, con su hacha desenfundada y apenas asomando la cabeza para ver cómo iba la situación allá fuera.

Que si, que muy divertido. Lola se lanza y apuñala a unos cuantos de esos pelacañas. La eisena marimacho se dedica a lo suyo que es poner cara de perro y el amaneradete de Pepe sigue subido a la cofia.

¿Donde ha quedado el valor? ¿La elegancia? ¿El donaire que distingue a un verdadero heroe?

Angelique suspira mirando la concurrencia. Gruñidos animales, sudor y olor a cuero y ajo. Arrugó su delicada naricita ante tal espectaculo sonoro y olfativo. Pero bueno una damita siempre sabe en que momento hacer su entrada en la fiesta y para cuando el primer bruto se abalanzó contra ella se dió cuenta que en este sarao había lelgado el momento de que la guapa del baile hiciera su entrada.

Con un gesto hastiado empezó a moverse con elegancia y ligereza. Cruzó main gauche y estoque para detener el alfanje que caía hacia ella. Poniendose de puntillas como una bailarina basculó su peso hacia la pierna derecha para girar sobre esta guiando el arma agresora hacia abajo y lejos de ella.

Con el impulso en marcha conto mentalmente Un, deux, trois... mientras cruzaba la pierna izquierda tras la derecha flexionandolas en un demi plie casi perfecto a la vez que tomando impulso lanzaba al aire daga y estoque a la vez que levantando la voz para hacerse oir por los varios matones que ocupaban ese lugar de la cubierta chillaba Un!. Y al hacerlo soltó las armas que empezaron a describir un alto arco hacia su espalda, hacia ahí donde se concentraba un grupo de perros de la mar y se soltó la cinta que retenía su brillante cabellera dorada.

Deux! Chillo sabiendo que ahora todos los ojos estaban en ella. Con toda la fuerza de sus bien torneadas piernas, realzadas claro está por un calzón crema que era la mode de la temporada, saltó hacia atrás en un salto mortal. Aprovechando la diferencia de altura entre el puente y la cubierta el salto le permitió describir una elegante curva por encima de los piratas arremoliandos debajo. El sol de la tarde arrancó reflejos de oro a su dorada cabellera mientras caia en una vertical perfecta amtes de dar una gracil voltereta entre los  asombrados piratas.

Quedando de rodillas extendio los brazo mientras murmuruaba, alguno juraría para obligar a los presentes a instintivamente acercarse para oirla Et trois. Con precisión las dos armas completaron sus vueltas hasta que como por arte de magia las empuñaduras reposaron en sus manos.

Y sabiendo que toda la atención del barco, piratas, soldados, marinos, mozas, eisenos, vodaccios, castellanos y avaloneses. Estaba en ella se levantó como impulsada por un resorte. El main gauche a diestra perforó un estomago. El estoque centellante cortó una cara. Un delicado piececito metido en una cara bota de piel de cervatillo se estampó contra la entrepierna de otro que al doblarse recibió una puñalada en la barbilla. La empuñadura de la daga hizo saltar los dientes de otro pobre desgraciado y dos tajos diagonales de estoque dieron cuenta del ultimo par.

En medio de seis hombres moribundos y malheridos Angelique soltó un soplido para apartarse un rubio mechón de la cara.