Partida Rol por web

Lola se deshizo de diez de los guerreros en un abrir y cerrar de ojos, sin que estos supieran qué les había atacado.
Los dos hombres que quedaban se miraron quizás evaluando si valía la pena seguir luchando contra esa diablesa blanca.

Pero por alguna razón decidieron seguir su ataque, una vez Pyotr se alejó para cerrarles una posible retirada.
Lola vio venir las espadas de los nativos con facilidad, y se apartó con un ágil paso lateral.

El resto de sus compañeros llegaban ya a la carrera, pero no eran los únicos; Luca y un theano (por sus rasgos posiblemente castellano o vodaccio) de una treintena larga de edad aparecieron por uno de los laterales del bosque quemado.

Ante esa marabunta de gente, los guerreros nativos lanzaron las armas y alzaron las manos en el gesto universal de la rendición.
Dijeron algo en su idioma, a lo que el acompañante de Luca tradujo en un castellano claramente nativo.
Se rinden. Dicen que podemos tratar de saquear su templo, pero que sólo la muerte nos espera allí dentro... contó Fernando.

Zelinda miró a Luca y fue corriendo hacia él hecha una fiera. Para su desgracia, no fue para darle un abrazo, si no para agarrarle violentamente de las solapas con su pesado Panzerhand.
¡Tú! ¡Traidor escurridizo! ¡¿Dónde te habías metido?! ¡¿Quién es ese?! señaló con la cabeza al castellano que le acompañaba.

- Diles que su templo no nos interesa y será respetado – le contestó la Castellana sin bajar el estoque por si aún tenían ganas de tonterías o por si el Vodaccio y su nuevo amigo intentaban algo estúpido.

- Diles que sólo nos interesa el orbe – dando por sentado que sabía de lo que le hablaba al aparecer con Luca – y sus vidas serán perdonadas si nos indican dónde lo han escondido esos miserables piratas. – hizo una pausa y miró con fiereza al amigo de Luca.

- Y tú ten por seguro que a nosotros no nos podrás comprar como a esa sucia rata vodaccia que te acompaña. Recuperaremos el orbe para entregársela a la Iglesia, que es su legítima dueña por designio de Theus. Así que no intentéis vosotros tampoco ninguna estupidez. – le advirtió.

Ella misma habría ido a arracancarle unos cuantos dientes de un puñetazo de esa maldita cara a Luca, pero ya se encargaba Zelinda aunque con mucha más mesura de la que esperaba. Le decepcionaba que no le hubiera cruzado la cara con su guantelete ni una vez. Será eso que dicen de los perros ladradores…

Miré un poco extrañado a mi alrededor. Parecía que todo había acabado, aunque la llegada del vodaccio traía más preguntas. Le hice un gesto a Earl para que viniera conmigo, al haber varios grupos podía estar confuso y morder a quien no tocaba.

Después de esto le di una vuelta al compañero del vodaccio. Parecía que Lola no le conocía. -¿Perdonad? ¿Habláis su idioma?- Suponia que si, pero esperé su respuesta para decirle -¿Podríais preguntarles que por qué solo nos espera la muerte en su templo?-

Esa expresión me suena a una maldición, pero no estoy seguro, tampoco conozco a los dioses a los que sirven, pero si el templo estaba relacionado con el Lago Yuchaka podría valer la pena investigarlo. También podría tener que ver con la magia negra que dijo Lady Julia, la que hacia que los muertos volvieran a caminar... Me quedé inmerso en mis pensamientos esperando la respuesta.

El hombre que acompañaba a Luca se inclinó en una ligera reverencia para presentarse.
Disculpad nuestra repentina intervención.
Mi nombre es Fernando Castillo y soy un misionero de Theus enviado en una de las primeras expediciones a Aztlan con el objetivo de traer la palabra de Theus a los nativos del Nuevo Mundo.
Por circunstancias que ahora no vienen al caso, llevo una larga temporada viviendo con los nativos de la tribu Yuzak, seguramente habréis pasado por su poblado de camino aquí.
Sin embargo, los piratas estuvieron en la aldea hace un par de días, exigiendo provisiones a cambio de oro, además de un guía para llevarles a estas tierras.
El cacique no aceptó el trato y hubo hostilidades... sus armas de fuego mataron a varios guerreros y finalmente el cacique se rindió y aceptó sus condiciones.
Tras eso siguieron hacia aquí, llevaban el Orbe de Yedoran, lo reconocí enseguida. explicó con furia contenida.

Creo que pretenden usar la brujería de los Kuraq, los pobladores de las tierras en las que estamos ahora, para despertar los poderes del Orbe en su favor.
Eso no sólo sería un agravio sin precedentes a la Iglesia con uno de sus artefactos más sagrados, si no que podría destacar graves consecuencias.
Hay que detenerles antes de que sea demasiado tarde. explicó con un tono preocupado.

Miró a Pyotr ante su pregunta y se la transmitió a los guerreros.
Uno de ellos comenzó a reír y respondió con un tono que sonaba a fanfarrón.
Fernando lo tradujo con una expresión preocupada.
Dice que este es el templo sagrado de Tuk’Rah, creo que es una deidad retorcida suya... en su interior la influencia de Tuk’Rah es tal que dice que destruirá a los indignos. explicó el misionero, esperando saber qué pretendíais hacer.

El Orbe lo han llevado a las aguas del Lago Yuchaka, puesto que antes de entrar al templo debe ser bañado en las aguas sagradas del lago para ser digno de entrar. explicó, mirando a Lola.
La extraña calma que parecía haber en el interior del templo no dejaba de ser inquietante.

Tanto como el enorme lagarto que se puso al lado de Pyotr como si fuera un perro amaestrado.

Entre el despachar de Lola a la velocidad que solamente una diablesa puede hacer con sus enemigos, el lagarto gigante que parecía pegarse a la pierna de aquél ussuro que les acompañaba como un caniche en celo y la bella cara de Zelinda a tan solo un palmo de distancia... Luca no sabía como reaccionar.

-¿Traidore, io?.- Preguntó levantando suavemente la ceja con una medio sonrisa mirando el profundo mar de los ojos de la Eisena. -Mas en vostro cuore sai che vendría en vostra ayuda. Esproralo sen miedo di conoscere la verdad, e descubrireis ona forza nuova mais poderosa que cualquiere espada.

- Bien. – contestó Lola relajando un poco su actitud hacia el compañero de Luca, quien parecía ser sincero, aunque no se terminaba de fiar pues sabía que había hombres con una lengua viperina a los que era difícil pillar en una mentira, como presumía era el caso de Luca.

- Recuperaremos el orbe y después yo lo custodiaré hasta devolverlo a la Iglesia. – declaró – Si está compinchado con esa sucia rata que se hace llamar Luca, le advierto que no tendré piedad en proteger el Orbe, y si no lo está, le advierto que esa sucia rata alberga intenciones ocultas hacia ese Orbe y no es de fiar. – sentenció sin el más mínimo respeto a Luca a quien dedicaba miradas furibundas.

Escuchó la traducción de los nativos.

- Concluyendo, que el templo está lleno de trampas. Sorpresa. – aún con la acidez en su tono, seguramente fruto de la rabia por ver de nuevo a Luca - ¿A qué distancia está el Lago Yuchaka? ¿Cuántos días de ventaja nos llevan?

Mire con algo de curiosidad. -Según tengo entendido, los nativos tienen algún tipo de ritual que hace andar a los muertos. Puede que se refieran a eso...-

Al oír hablar del lago me alegré, parecía que estaba cerca, aunque igual no era lo mejor seguirles... -Yo tenía pensado ir al lago cuando esto acabase, pero ya que tienen que volver y teniendo en cuenta que se nos echa la noche encima. ¿No sería mejor tenderles una emboscada cuando vuelvan? ¿Hay algún otro sitio donde podamos pasar la noche? (además del templo)-

Zelinda comenzó a reír ante las palabras de Luca sobre que vendría en su ayuda.
Y de pronto su risa se terminó y le dio un rodillazo en el estómago antes de soltarlo. El vodaccio tuvo que esforzarse por respirar hasta que se calmó el dolor.

Tú siempre tan creativo... será mejor que te dejes de tonterías. La próxima vez te aplastaré la cabeza con mi Panzerhand. te amenazó directamente.

Antes de retirarse, lanzó una última mirada a Luca, como si se preocupara por si se había recuperado de su golpe. ¿O eran imaginaciones del vodaccio? Sea como fuera, volvió a su sitio con sus compañeros.

Fernando escuchó a Lola y se puso más serio todavía.
En lo que a mí respecta, sólo conozco a Don Luca de hace un día y su actitud me ha parecido correcta. Por lo menos gracias a él he podido llegar con vosotros y ayudar a recuperar el Orbe.
Theus nos dice que todos merecemos una segunda oportunidad. le dijo a Lola.

Ante la pregunta de Pyotr, se rascó la cabeza, pensativo.
Lo veo difícil encontrar escondites. Ya veis cómo está la vegetación aquí y desconozco si tienen poblados más adelante, aunque seguro que alguno ha de haber.
En todo caso... dentro de ese templo han de haber decenas de hombres armados y no sé qué otros horrores... cuando echen en falta a los hombres que habéis matado, se dará la alarma...
Y estaremos rodeados por un número mucho mayor... explicó.

Creo que... sería mejor ir al lago y atacarles allí. Por lo menos serán menos numerosos...
El lago está a un par de días de aquí si no me equivoco... explicó Fernando, esperando vuestra respuesta.

- La serpiente también tuvo una actitud correcta mientras engañaba a la mujer para comer del fruto* - le replicó – ¿Le ha preguntado ya por qué abandonó a sus compañeros en plena selva, de noche y sin previo aviso cuando creyó estar cerca del orbe para hacerse con él por su cuenta? A ver que veneno envuelto en miel vierte en sus oídos, porque conmigo no van a funcionar sus artimañas. Si Theus quiere darle una segunda oportunidad, muy bien. A la siguiente que haga se lo mandaré para que se la pueda dar y si no, regresará con nosotros atado de pies y manos para que no pueda salir corriendo con el orbe mientras dormimos… y eso si tenemos suerte y no nos apuñala por la espalda cuando crucemos los aceros con los piratas y los nativos. – le aclaró Lola con tono absolutamente serio. No parecía que fueran meras amenazas por un calentón sino que estaba muy dispuesta a dar fe a sus palabras.

- Estoy de acuerdo con vos en marchar al lago y atacarles allí. Aunque si fuera por esa serpiente que le acompaña aún estaríamos esperando en su barco mientras cumplían sus pérfidos designios con el orbe. – con otra mirada asesina más a Luca.

En cierta manera Luca se esperaba el recibimiento de Zelinda. La Eisena solo tenía dos maneras de hablar, y esa era una de ellas. Lo que sí le pilló por sorpresa fueron las duras palabras de Lola. ¿Traidor? ¿sucia rata? ¿robar el orbe y abandonar a sus compañeros?. Esto ya no eran simples celos de mujer por cortejar a la Eisena. Algo no encajaba.

Desde el suelo, intentando recuperar el aliento, Luca esbozó una tímida sonrisa a la rubia guerrera cuando se alejaba. Había mirado hacia atrás y eso le indicaba que seguía teniendo oportunidades. Después se concentró en la charla de Lola con Fernando.

-Excusi...- comenzó a decir mientras intentaba ponerse de pie. -¿Che vene le hostilidade? ¿Non e volto con reforzos per vos?, dolce e indomita Lola.- Una vez de pie, comenzó a acercarse a la castellana. -¿Non sé le mano derecha di mi amico Diego Segismundo, alcalde di Santa Lucreccia? Debo guardare la securita per el bene de la ciudad. E mi prioridade.- Luca paró a distancia de cuchillo de Lola. Si quería agredirle podría hacerlo tranquilamente, se ponía en sus manos dejando expuesto su corazón.

-Bela Castelana filla del acero. Indómita, sublime, apasionata. La luna quedare marchita en castila al partire vos.-

Perfecto. Parecía que al final iríamos al lago, lo que me acercaba un poco más en mi investigación. Eran dos días de viaje, igual era mejor volver al barco, llenar el templo de pólvora y hacerlo volar, así no se desataría el poder del orbe (al que si le sumamos la capacidad de alzar a los muertos...). Pero bueno, la verdad es que ir volando templos tampoco me gustaba demasiado.

-Muy bien, vayamos hacia el lago antes de que vengan más guardias.- Dije he hice una señal a Earl para que me siguiese, con la idea de contarle que íbamos al lago y que estaba a dos días de camino cuando nos alejáramos del templo, por si le parecía que era alejarse mucho de su territorio.

-Por cierto Lola.- dije dirigiéndome a la castellana. -Viendo que os desenvolvéis muy bien con la espada y que no os faltan pistolas ¿podríais dejarme vuestro arco? Lo cuidaré y os lo devolveré cuando me lo pidais, pero creo que con el arco seré más útil que con la espada.-

Antes de que diera un paso más Luca se encontró con el acero del estoque de Lola con el brazo extendido. La máxima distancia que estaba dispuesta a permitirle acercarse a ella.

- Da un paso más y acabarás con mi paciencia, rata. – le escupió a los pies.

- Estamos lejos de Santa Lucrecia. Ese nombre de nada te servirá aquí, ni tienes aquí asuntos de la ciudad, y ni a tu compinche llamaría refuerzos, ni has vuelto a nosotros. Tratabas de llegar con tus compinches los piratas después de perderte por la selva y te has cruzado con nosotros antes de llegar con ellos. – continuo escupiéndole bilis – Ahora, guarda tu lengua viperina antes y deja de tentarme a arrancártela aquí mismo.

-¿Compinchie?- Luca miró a Fernando. -Una mano amica e un tesoro.- Pero lo que realmente le preocupó a Luca era el tono y las palabras de Lola. ¿Realmente creía que era amigo de los piratas?.

-Presto, parlamento.- Dijo intentando que bajara la afilada hoja pero resultó en vano. Realmente estaba enfadada y solo Theus sabía porqué. -Mujeres.- Pensó el vodaccio en un acto de paciencia.

-Io pretendía ser sigiloso y encontrare el campamento pirati, volvere con un plan de acció, eco vos solucionare tuti con la espada, non serviría. Encontreme con una...une nativo- dijo obviando deliberadamente que había sido con una mujer. -...encontrare une pequeño poblo nativo, hablare con Fernando e venire qui.- Eso era el resumen de su incursión nocturna fallida.

-¿Per qué pensare que ser amico di pirati?.- Esta era la pregunta del doblón.

En cierta medida habíais decidido que el plan de acción consistía en ir al lago y arrebatarle el Orbe a los piratas antes de que fuera tarde.
José se acercó a Lola e intervino en su discusión con Luca.
Ya basta. Luca, todos sospechamos de ti, no nos fiamos de tus métodos.
Si es cierto que pretendías hacer lo que has dicho, encontrar el campamento pirata, ¿porqué no nos dijiste nada?
Te marchaste de repente y sin avisar, y Lola haría bien en castigarte por ello. dijo con su tono firme habitual.
Pero creo que matarte sólo por eso sería injusto. Tendrás una Segunda oportunidad, pero si vuelves a hacer algo sospechoso, no habrá perdón.
Wilfred será tu sombra; si haces algo sospechoso, su claymore te partirá en dos. afirmó, en un tono solemne.

Entonces explicó al Highlander en su idioma lo que tenía que hacer.
El fornido guerrero se encogió de hombros y le dio una palmada en el hombro al vodaccio, con una sonrisa de oreja a oreja.

Fernando tomó entonces la palabra.
No podemos demorarnos más... dijo, mirando nervioso al templo.

Earl atendió las explicaciones de Pyotr, al cual visteis dar una especie de... ¿rugidos? El enorme reptil también hizo lo propio, ¿era posible que estuvieran hablando?
Yo quiero sangre de hombres que atacar mi territorio. Avanzar más no problema. le hizo saber al ussuro.

Oleg miró la escena confundido, y le dijo a Pyotr.
Eh, ¿cómo lo haces para hablar con esa cosa? Joder, lo que molaría ir montado. ¿No se dejaría montar? preguntó, imaginándose a lomos del reptil y cargando con su hacha.

Allí salió, josé el defensor de los desvalidos. Capaz de crucificarte mientras te atusa el pelo.

-Va vene...- dijo Luca mientras retiraba amablemente la mano del salvaje.

- Bien. Me vale. – concedió Lola a José antes de dejar inconsciente a los dos nativos que habían sobrevivido. Tardarían poco en encontrarlos, pero algo ayudaría.

Tampoco tenía intención de liquidar a Luca a sangre fría, pero él vodaccio ya se estaba encargando solo de calentársela.

- Sigamos. – confirmó Lola dispuesta a continuar.

Comenzasteis a avanzar hacia el lago en cuestión.
Fernando sabía más o menos cómo llegar hasta allí, aunque tuvisteis que pararos alguna que otra vez para seguir el rastro de los piratas.
Por la noche acampasteis al raso, y con aquellos árboles muertos, el frío era más que considerable.
La mañana siguiente seguisteis avanzando entre el cielo nublado y la espesa niebla que comenzaba a cubrirlo todo.

Earl comenzó a ponerse nervioso y rugía a menudo, pese a que no veíais a nada ni a nadie cerca. Algo desorientados por la dificultad de seguir el rastro y la escasa dificultad, tuvisteis un día definitivamente malo cuando comenzó a llover de forma considerable.
Una lluvia que olía a ceniza.

El frío amenazaba con ser un problema a considerar, puesto que encender un fuego podría delatar vuestra presencia y anular el factor sorpresa.
Pero con la llegada de la noche, el frío volvió a ser intenso y necesitabais tomar una decisión.
Earl se puso a olfatear el aire y de pronto se marchó a grandes zancadas.
Al seguirle, Pyotr encontró lo que habíais venido buscando.

Quizás fuera por que oscurecía, pero el lago era un lugar tétrico y oscuro, y más grande de lo que hubierais esperado.