Partida Rol por web

Pyotr regresó esta vez acompañado de un lobo de pelaje gris.
Poco después, se escuchó una detonación probablemente de un arma de fuego y el destello rojizo en medio del lago se detuvo.
Pronto otros disparos resonaron entre la niebla del lago.

-Parece qui ha comenzato sin importare qui estemos aquí para ayudar.- Dijo el Vodaccio recordando las palabras que antes les dirigiese. -¿Ayudamos o....- Dejó la frase sin terminar mirando a su custodio, al que le habían encargado vigilarle y matarlo si era necesario

Entre las balas que comenzaban a llover encima vuestro, os situasteis debajo del bote y aunando fuerzas conseguisteis hacer que volcara.
Los integrantes fueron al agua y pronto se desató un caos considerable.

¡Matadlos! ordenó el que parecía el líder pirata.

El inismorés te observó sorprendido, reconociendo tus facciones. Pero enseguida cambió a una expresión furiosa.
Todo iba a ser más difícil desde ese momento.

Al llegar con el resto les saludé. Luego el vodacco dijo algo que, como de costumbre, no entendí. -La señorita Lola se ha metido en el lago para ver si podía impedir el ritual que están haciendo. Supongo que los disparos la tienen como objetivo. Por desgracia en un lago... extraño... Debemos estar preparados para cuando intenten salir los piratas con el orbe.- Les dije, esperando que no le hubiera pasado nada.

Las balas silbaban alrededor, pero debajo del agua estaríamos bastante seguros de ellas, al menos si nos manteníamos unos metros por debajo. No había tiempo que perder. La confusión no duraría mucho y aquellos malnacidos podrían intentar ahogarnos. Quizás tuviéramos suerte y serían unos palurdos que no sabían ni siquiera nadar, por increíble que pareciera había algunos piratas así, pero no podía confiar tanto en nuestra suerte.

Sin perder un instante nadé con todas mis fuerzas hacia el fondo buscando el orbe, que esperaba hubiese perdido fulgor, pero todavía mantuviese el necesario para localizarlo, y que ya no quemase como un sol ardiente.

Cogerlo y seguir nadando bajo las aguas del lago me parecía pan comido, quizás hubiera alguna corriente que me ayudase, o quizás fuera cierto que el orbe tenía poder y quería ayudarnos para regresar con su legítimo dueño… quizás ahora que lo cogía podría usarlo para pedir a Theus que nos protegiera de esos trúhanes y nos permitiera regresar a salvo hasta la orilla…

-Bene.- Dijo el Vodaccio asintiendo a las palabras del bárbaro norteño. -¿Qui faccemos? ¿Esperar tuti a que vengan los pirates, o preparate una benvenuti acorde a su nivel di fechoria?.- La sonrisa de Luca era como la de un zorro a punto de asaltar un gallinero.

Quizás Theus te guío desde los cielos para que recuperaras aquella reliquia sagrada, pues lo cierto es que tras haber hecho volcar el bote, buceaste a una velocidad prácticamente imposible para agarrar el Orbe que comenzaba a hundirse bajo las aguas.

Al tomarlo, aún estaba caliente, como si tocaras una tetera que llevaba un rato enfriándose pero aún no era buena idea cogerla.
Pero no tuviste más remedio que aguantar el calor y volver a bucear para alejarte de allí.

José tardó más en reaccionar, y podía estar en peligro. Pero ya lo habíais hablado; lo primordial era salvar primero el Orbe.
Así pues, intentaste alejarte de allí lo antes posible.

Las palabras de Luca provocaron un incómodo silencio, y es que después de los disparos parecía obvio que Lola y José podían estar en problemas, pero para ir en su ayuda deberíais nadar igual que ellos y no parecía la forma más adecuada.

Zelinda desde luego, no iba a hacerlo con su armadura.
Oleg esperaría la decisión de Pyotr, en quien más confiaba.
¿Y Wilfred? Un zambullido sonó cuando el Highlander se lanzó al agua con intención de ayudar a José, quien de algún modo había impedido que fuera ejecutado.
Además de que no llevaba apenas ropa y parecía capaz de nadar con facilidad.

Fernando por su parte, siguió al forzudo espadachín, dado que el Orbe estaba en juego.

-Pero...- Luca intentó seguirles... hasta la orilla. -Mae no se nadar.- Se quejó el vodaccio viendo como se iban a prestar ayuda sus compañeros.

-Zelinda, debe di haberre una ruta per tierra que nos lleve hasta ellos.- Le dijo buscando su aprobación. Continuar por el camino sería lo más lógico para encontrar un muelle o una embarcación con la que poder subir a bordo. 

Las cosa se pusieron feas, confiando en tu capacidad de natación.
El inismorés se hundió intentando dar con vosotros, pero parecía que debería esforzarse más, ya que no fue capaz de coger a José y mucho menos a ti.

Entonces la bruja se puso a flote de nuevo sobre las aguas y alzó sus manos haciendo que resplandecieran en un tono rojizo. Pronto las aguas comenzaron a burbujear por la zona donde estabais nadando, y sentiste como si te echaran una tetera por encima, sufriendo leves quemaduras.

Lola, José y el inismorés: 10 PD, tira Músculo

Luego el líder de los piratas optó por poner del derecho el bote.
José por su parte te siguió con el inismorés pisándole los talones.

-Creo que lo mejor es esperarles en la orilla y atacarles cuando se acerquen.- dije al ver que se lanzaban al agua con tanta alegría. -Tienen que salir del lago, y así no estaremos en desventaja.- No pensaba que dividirnos fuese la mejor opción, pero bueno, con los castellanos...

Me dirigí a mi padre (o madre, no estaba seguro) y a Earl para decirles lo que pensaba.

Quemaba el orbe… por un momento pensé que era culpa suya que de repente el agua hirviera a mi alrededor, pero al tomar aire pude ver que la culpa era de aquella maldita bruja a la que metería un bala entre ceja y ceja o un palmo de acero en el corazón… pero no ahora mismo. En este preciso momento lo que necesitaba era salir de allí, llegar a tierra firme donde poder hacerles frente y con un poco más de suerte llegar hasta las compañeros que esperaban y serían nuestros refuerzos… eso podría cambiar las tornas.

Nadar, nadar, nadar. Nada, Lola, nada.

Con el Orbe en las manos comenzaste a nadar con intención de alejarte de allí. El agua aún hervía a tu alrededor y te provocó algunas quemaduras.
No eras la única, ya que José y el inismorés también parecían sufrir aquello.

Los 3: 15 PD, Músculo contra 25.

No obstante te pudiste alejar bastante del lugar, quedando a la espera de lo que sucedía con José que a punto estuvo de ser atrapado por el pugilista.
Varias balas pasaron cerca tuyo, pero estabas demasiado profundo para que te dieran. El aire comenzaba a faltarte y necesitabas salir a la superficie.
Entonces viste que alguien venía nadando hacia ti. Eran el Highlander Wilfred y el misionero Fernando.

¡Que no escapen! ordenó el líder de los piratas mientras volvía a subir a bordo. Él y el inismorés habían caído al agua pero en su bote iba una persona más...

¡José! ¡José! ¡¿Dónde estás? gritaba Wilfred, viniendo a salvar al hombre que le había librado de la horca tras la batalla en alta mar.

Salí a la superficie a tomar aire antes de querer volverme a meter, pero entonces me topé con los refuerzos… que en el agua de poco servirían.

- José viene detrás – les dije lo más rápido que pude - ¡Yo tengo el orbe! – les grité más alto para que también lo oyeran los piratas y que así se centraran en perseguirme a mí, lo que esperaba que le diera una oportunidad mayor a José de escapar (odiaría tener que regresar a rescatarlo una vez llegase a tierra firme de nuevo) – Vamos a tierra. Aquí somos patos para que jueguen a tiro al pato y tengo lo que quieren. – les dije avanzando de nuevo bajo el agua para protegerme de las balas y llegar lo antes posible a tierra, así como alejarme de aquella agua hirviendo, si es que no volvía a conjurar su magia de nuevo.

Lograste alejarte de la peligrosa situación causada por la brujería, y decidiste que era mejor regresar a la orilla y preparar una emboscada.
Fernando asintió satisfecho al ver que tenías el Orbe, y regresó contigo, pero Wilfred parecía dispuesto a quedarse hasta que José estuviera a salvo.

El castellano logró salir algo después de las aguas hirviendo, y Wilfred le ayudó para que no le dispararan, cubriéndole con su poderoso cuerpo.
Ambos regresaron seguidos de cerca por los dos botes y la bruja que flotaba por encima de las aguas.

Tras unos minutos de tensa espera tras los disparos, Pyotr y Luca vieron salir de las aguas a Lola y Fernando.
La castellana llevaba una esfera dorada en sus manos del tamaño de una manzana, que parecía ligeramente oxidada.

Visteis cómo se acercaban los disparos y es que venían aproximándose dos botes cargados de piratas y alguien que flotaba sobre las aguas y se deslizaba sobre ellas tal marioneta.

Pronto salieron José y Wilfred de las aguas, sin apenas tiempo para preparar la llegada de aquellos que llegaban a recuperar lo que Lola les había arrebatado.

En cuanto alcancé la orilla le lancé mi arco y el carcaj a Pyotr.

- A ver si le das buen uso. – le dije sin pararme ni un instante para esparcirme lodo de la orilla por los brazos, piernas, culo, cuello y cara. El alivio que sentí fue casi inmediato. Eso ayudaría a reducir las quemaduras que recibí en el agua hirviendo.

- No os quedéis ahí parados para ser blancos fáciles. Tienen armas de fuego. – corrí a los árboles donde me aguardaban mi pantalón y bandoleras. Era curioso que estando tan ligera de ropa, tan solo con la camisola, me preocupara más de colgarme las bandoleras antes que de ponerme el pantalón y algo donde poder llevar el orbe en un saquito que colgarme del cuello y por dentro de la camisola.

- Si te acercas a menos de dos metros de mí por el motivo que sea – le dijo a Luca apuntándole con el estoque – te juro por Theus que te recibiré con un balín y con mi propio acero. No te daré otro aviso. – no estaba dispuesta a arriesgarme a que sus manos largas estuvieran a alcance del orbe ni a darle la oportunidad de clavarme un puñal envenado por la espalda.

- A los demás, usemos los árboles como parapeto y tratemos de ganar el terreno, que lo tengan difícil para acertarnos y que ellos tengan que exponerse en la playa a recibir nuestros balines. – les arengó antes de dirigirse ella misma a los árboles donde poder esconderse para recibir a los piratas. – Acabad primero con sus brujos. El hombre y la mujer que llevan máscaras. – les advirtió antes de desaparecer.

-Si claro, Luca es el malo y quiere vuestro botín, ¿verdad?.- Dijo viendo como la mujer castellana salía corriendo hacia los árboles. -¿Sabéis que puedo quedarme aquí y explicarles a mis compinches piratas- dijo con sardónica ironía- que no tenéis munición porque os he vaciado las bolsas de pólvora?.-

Luca se imaginaba la cara de Lola, roja de rabia, y deseando atravesarlo con su espada. Una pena que no pudiera verla. -Aunque claro está, el malo debe morir para que el bueno gane.- Curiosamente el acento vodacio de Luca había desaparecido por completo.

Después se acercó a Zelinda diciéndole algo al oído.