Partida Rol por web

-Vino tendreis maldición, no os vayais y os traeré un pellejo lleno a reventar., dicho esto miro a Goio -Hijo voy a buscar vino para este hideputa, retenedlo aqui, vendré pronto y todo se resolverá ,- si nadie dice nada o me retiene me dispongo a desandar el camino para buscar vino.

Mientras esperamos doy vueltas alrededor, aclarando la cabeza poco a poco. Al bicho le gusta jugar, voy componiendo una rima y cuando la tengo preparada me acerco a el.

Mi padre pronto volverá
Y el vino os traerá
Mas bien os vale hablar
O tendré que disparar
Dinos sin diablura
Como acabar con esa criatura
Para mi hermana salvar
Y a casa regresar

Solté a la criatura, pues Atanasio había llegado a cierto pacto con él, y Goio andábase ya cerca de nos, con el arco preparado en la mano. Tornábanse sus palabras en rimas, y yo cada vez entendía menos. por lo que fui a recoger mi cayado, que habíalo quedado atrás (y aún no descartaba darle un palazo al demonio aquel, o lo que fuera, si se resistía a hablarnos).

Marcháste en busca de un pellejo de vino. El viaje se te hizo agotador, no tanto por lo físico si no por saber que le podía haber pasado a tu hija. Más después de haber visto un par de criaturas que pensabas que sólo se encontraban en los cuentos. Con todo llegaste al rio, allí seguía el cadáver de Gurutxe y la cesta tirada por los suelos con un pellejo de vino, un queso y algunos huevos rotos.

Mientras Atanasio buscaba el vino, Luken soltó a la criatura que se levantó, se acercó a su pellejo de vino y comprobó que estaba vacio y se sentó. Se le notaba inquieto, pero divertido. Jugueteaba con los dedos de los pies( unos pies pequeños y peludos). Cuando Goio entró en la locura de la criatura esta se levantó rápido y pasándoselo pipa empezó a recitar mientras gesticulaba con una piedra.

Hablando se entiende la gente,

y no hay nada como una pedrá en la frente.

Pero tenéis que ser paciente

o meterle una flecha por el vientre.

Dicho esto tiró una piedra contra un árbol que falló el tiro por un metro. Después cogió una flecha del carcaj de Goio antes de que este pudiese hacer nada y cargó contra el árbol. Después escenificó una muerte tirándose al suelo y todo y se puso de pie de nuevo como esperando vuestra aclamación. Viendo que esta no llegaba os miró con aire suplicante y dijo:

No me daréis algo de sangre

es para matar el hambre.

Observo al bichejo con interés. Por un lado seria un buen trofeo de caza, pero parece tener mucho conocimiento del bosque y sus habitantes. Tal vez sea mejor tenerlo como "amigo", pienso mientras una mueca asoma en mi boca.

Tomo nota mental de su propuesta para acabar con la bestia y le replico sonriendo.

Te valdria la sangre de algún animal
Para no tener que hacerme ningún mal

Cojo la cesta, cansado pero he de seguir y con la cesta y con el vino vuelvo al encuentro de mi hijo a ver si de una vez podemos sacarle algo al duende este.

Estaba harto de aquella parafernalia. No tenía uno las ganas ni el tiempo de ver aquel demonio jactándose de algo sobre lo que, según sus palabras, debíamos tener cuidado. No entendía nada de lo que quería decirnos, si bien se trataba aquel ente de los Otros o bien es a quien se refería. Miré a Goio, cayendo en sus mismas intenciones, y me eché las manos a la frente.

¿Una flecha, dices? -le pregunté-. ¿Y dónde diantre podremos encontrarlos? ¡Necesito dar con mi esposa y con mi hijo!

Contestó la criatura a Goio con aire alicaido.

No os deseo ningún mal,

mas sangre o vino bebo tal cual.

De humano nada más,

o moriré igual.

Después le da una patada a una piedra que hay por el suelo y responde a la pregunta de Luken encogiendose de hombros.

Donde están no lo se,

pero cuando de vino rebose,

el camino a quien lo sabe indicaré

y a el le preguntaré.

En estas estábais cuando pasaron más o menos dos horas(lo que preveíais que tardaría Atanasio) que venía con una cesta por donde habíais andado hace un rato largo.

Llegaste a donde estaban tu hijo y tu yerno con el bichejo, que estaba suelto y parecía divertirse con sus chanzas y demás. Más cariacontecidos estaban Luken y Goio. No tuviste ningún percance en el trayecto.

-Aqui traigo el vino que pediste criatura, cumple tu promesa y tendrás el pellejo para ti solo, pero en nombre de Jesucristo habla y dinos donde esta mi hija. - le digo levantando el pellejo y ensenandoselo.

LA criatura asintió y se puso en marcha indicando que la siguieráis. El camino era cada vez más empinado, parecía que os llevaba a lo mas alto del Aralar. PAsado un par de horas llegásteis a un trecho que la criatura escaló sin dificultad, pero que para vosotros podía ser complicado. Allí os quedásteis viendo como la criatura seguía con sus canciones, ahora sobre el vino, ahora sobre Dios sabe qué.

Mientras esperabamos a mi padre recogí un par de piedras, nunca se sabe. Pero confio más en mi arco asi que también busqué la flecha que disparé.

Fue una buena idea no darle el vino todavia, seria difícil que nos llevase por este camino sin problemas.

Echo un vistazo hacia arriba y comienzo a escalar.

Pronto llegaremos a quien os ha de indicar

Donde tu hija puede estar.

Y así yo el vino podré catar.

Va canturreando la criatura respondiendo a Atanasio mientras os sigue llevando por esos caminos que son más de cabras que de hombres.

Aparte de seguir a la criatura monte arriba, intentaba otear el suelo mientras ascendíamos por si había más rastros de otras pisadas, huellas o pistas que nos esclarecieran un poco más la situacíon. Viendo que Goio consiguió trepar la zona rocosa, esperé a que éste lanzáranos la cuerda para tener cierto apoyo en el ascenso. Al menos la criatura se estaba moviendo, pues quedarme quieto era para mí, en esos momentos, algo desesperante.

¡Marcha rápido! -le grité a aquel demonio-. ¡No tenemos todo el día

Y aunque en verdad avanzaba más rápido que nosotros tres, lo que sentía era prisa desasosiego por no ver a Markele aún.

-Por favor lanzadme una cuerda, y subidme, no soy ducho en el arte de trepar montañas-digo esperando a que me lancen una cuerda y me suban o al menos que me ayuden en la subida.

Una vez arriba, antes de que suban los demás, me acerco al bicho y la hablo en voz baja.

-Por cierto, yo soy Goio, ¿y tu?

Si veo que contesta prosigo.

-Vengo a menudo a cazar a este bosque, seguramente tu lo conoces muy bien ¿verdad?

Mientras sigamos solos trato de ganarme a la criatura.

-Podriamos alguna vez ir juntos por el bosque de caza, yo llevaria una buena cantidad de vino y viandas para hacerlo más llevadero- comento casualmente.