Partida Rol por web

-¿Como osais hablar así delante de una dama?.-Contesta enfurecido desenvainando la espada.

Torpe y demasiado lento, el gigante no esperaba tal bravura de hombres intentando cubrirse de vuestros aceros. 

-Por San Jorge.- Fué el grito de guerra que profirió el noble escudero antes de abrir una fea herida en el costado del gigante.

-AAAAHHH...Apiadaros de mí.- Cobarde y sin sentido corre el villano por la oscura noche.

Eliott descarga un buen tajo, aunque no tan poderoso como el de Gallowain

Pronto daréis en tierra, por aguarnos nuestra cena! sigue rimando entre valiente y jovial el joven...

-Aquí tenéis el primer plato, directo a las entrañas -dijo Waldon mientras su maza golpeaba el vientre del gigante-

Al oír el grito del villano, pensó que aquel gigante no había venido solo, o quizás alguien más se había invitado a la cena. Pero  solamente era un grito lastimero. Gruñó cuando se perdió en la noche.

Las acometidas contra el gigante le hacen retroceder pofiriendo insultos en su grotesca lengua ante tan débiles adversarios. Con un grito de furia, levanta la rama que tiene a modo de garrote cuando, como un trueno, un temblor de tierra surge en medio de la noche acompañado de un grito de guerra.-Por Dios y por el Rey.-

El estrépito llena el silencio de la noche, las astillas vuelan en el aire cuando la lanza de un caballero atraviesa el costado del gigante y las poderosas patas de su caballo lo arrastran por el suelo dejando un surco de su presencia.

El gignte está moribundo, un trozo de lanza le atraviesa de lado a lado.

-A miserables, sabed que habeis dado muerte al hermano de......- Sus palabras se ahogan en su sangre pero se resiste a morir.

Iros de una vez al infierno, criatura del averno! truena rimando Eliott, mientras avanza para rematar al gigante...

Clavas la espada en su garganta de la que sale un gorgoteo ahogado. En un instante su cuerpo deja de convulsionarse para siempre.

Lady Floriana, viendo que el monstruo ha sido derrotado y pasado el pánico, os alaba con estas palabras: 

-En buena hora me salvaron valientes caballeros, pues, jamás oí semejantes hazañas como las que hoy ví disputando. Sin duda sois los escuderos que en merecida gloria deben ser armados con espada y espuelas y así lo haré saber yo.-

El fraile todavía está fuera de sí, santiguándose.

Edgar suelta los restos de su lanza- tendré que conseguir una nueva- y, tras ver como uno de los combatientes remata a la criatura, él baja de su caballo, acercándose a donde se encuentra la dama y el resto de caballeros.

Creo que he llegado en buen momento- dice- aunque he tenido suerte de cogerle desprevenido. ¿Están todos bien?- pregunta mientras sus ojos recorre al grupo.

Eliott limpia su espada en el gigante y, al escuchar las palabras de alabanza de Lady Floriana, avanza e hinca su rodilla ante ella

Merced sin par nos hace tan bella dama con tales palabras, y procuraremos no desmerecerlas, sino engrandecerlas con gestas aún mayores! dice con su verbo florido y voz musical

Y acto seguido se adelanta a saludar al recién llegado En buena hora llegasteis, amigo mío. Yo creo que nadie ha salido malparado, así que relajémonos todos y volvamos junto al fuego para seguir con la cena que ese jayán intentó interrumpir.

Mi nombre es Eliott añade con una brillante sonrisa, dejando que los demás se presenten por sí mismos

Waldon se colocó la maza al hombro, descansándola. Había tenido que empuñarla un par de veces ya en lo que llevaba de día.

-Yo soy Waldon de Berwick -le decía al recién llegado mientras se acercaba a él-. Mientras cabalgábais hacia aquí, no habréis visto a un hombre corriendo por el bosque maniatado, ¿verdad? -el maldito se había escapado, aprovechando la intromisión del gigante-

Tras asegurarse de que todos, incluido los caballos, estaban en perfecto estado, o todo lo bien que se podía, se sentó junto al fuego. Se lo había ganado.

Edgar de Salisbury- se presenta - un placer conoceros- dice mientras inclina ligeramente la cabeza en señal de saludo. Mirando a Waldon- no, no lo he visto. El lugar estaba muy oscuro y ha sido la destreza de mi caballo la que ha logrado que cargue hasta aquí sin peligro. Siento no poder de mas ayuda.

Tras escuchar las palabras de Elliot asiente en silencio- sino es inconveniente, me gustaría unirme a vuestra cena. Aunque si os molesto puedo dejaros tranquilos sin mayores problemas por mi parte.

Cuando finalmente recupero el ccontrol de mi cuerpo y consigo levantarme espada en ristre, el gigante yace ya en el suelo más muerto que vivo. Avergonzado por mi falta de ímpetu, dejo mi espada a un lado y me siento en silencio.

Un diestro jinete como vos no molesta nunca, amén de que es de buen caballero ofrecer hospitalidad, aunque sea en medio de un bosque y no seamos más que modestos escuderos... dice Eliott a Edgar, con un gesto elegante indicando que se una a ellos.

Y viendo a su compañero entristecido, le da un amistoso golpe en las espaldas para animarle Arriba esos ánimos, Jerrod, que yo os he visto antes en acción y sé muy bien que tenéis todo lo que un caballero ha de tener.

Reaccionar como lo habéis hecho ante un peligro imprevisto es algo que nos puede pasar a todos, cualquier día. Y ese día sé que ahí estaréis vos listo para combatir, por San Jorge! le dice con firmes y sinceras palabras, para alegrar a su acompañante

Recuperado de la sorpresa y del envite del gigante,me di cuenta de mi total descortesia para mis compañeros pues no me habia presentado aun.

Perdonadme,por no haberme presentado antes - Dije envainando la espada despues de limpiarla con un trapo para evitar que la sangre pudiera quedarse reseca en la hoja - Soy Gallowain, hijo de Hebes.

Muchas gracias- contesta Edgar mientras se acerca hacia el fuego para entrar el calor- desde luego, con la noche que hace, esta bien tener un buen fuego. Y si se acompaña de buena compañia, mejor- con esto dicho busca un sitio libre y se sienta- y decidme, ¿como os encontrásteis con tal criatura?

-Probablemente, la criatura vino aquí atraída por el olor de la comida -dijo mirando al fuego, alzó la cabeza y volvió a ver el cuerpo del gigante-. Si lo dejamos ahí, ¿no nos veremos rodeados de lobos? no quiero ningún susto mientras estemos durmiendo.

-Con permiso -cogió algo de comida que llevarse a la boca, estaba hambriento-

-Jesús.-La dama se santigua al oir la palabra lobo. -No digais esas cosas, que, aunque bien me hallo entre valientes hombres, no es del agrado de una dama.- Y echa una mirada de asco y a la vez preocupación al cuerpo del gigante.