La feroz brisa marina azota mi cuerpo. Cierro los ojos e inundo mis pulmones con el salitre. Mi cuerpo arde, mi alma se enfría. Y en mi mano estrujo una carta que me devuelve a la realidad, una vez más debo desobedecer a mis superiores y a la propia Iglesia. Crearme más problemas en el que mi destino es perecer. El demonio que habita en mí se agita emocionado, desea sangre, luchar en alta mar se ha vuelto tedioso, en tierra todo cambia.
Ante mí el timón. Los marineros clavan sus miradas en mí, son desterrados igual que yo y todos estamos penados con la muerte si pisamos tierra. Pero ya la veo, en el horizonte se encuentra mi muerte.
-Ventimiglia -suspiro
Yo soy la capitana Priest, juez y vergudo del Santo Ángel. Y quien se interponga en mi camino morirá.
Suspiro y cierro el libro que he estado leyendo las ultimas 5 horas.Un mes investigando en los archivos mas secretos del Vaticano y apenas tengo ninguna información útil o nueva que pueda usar. Como siempre, el paranoico que hay en mi teme que le hayan ocultado información. Como siempre, me esfuerzo por no pensar demasiado en ello.
Todo el mundo dice que tengo una suerte increíble. Tocado por la Gracia divina o por la mano del diablo. Según a quien le preguntes te dirá una cosa u otra.En este edificio te darán incluso mas respuestas, todas para nada...como mi investigación.
Siempre he confiado en mi suerte, nunca me falla. Pero tener suerte no lo es todo, también hacen falta pruebas. Sospechar que un cardenal no es lo que parece es fácil. Demostrar que esta poseído por un astuto demonio no tanto. He recogido rumores que dicen que lo que antes eran misas privadas para los amigos y protegidos del cardenal, ahora son orgías y bacanales como no se veían en Roma desde los tiempos de Caligula. He intentado que me hagan caso, pero por desgracia no es tan raro que un alto cargo de la iglesia se descarrié. Eso y que los demas no quieren creer que uno de los suyos haya sucumbido a la tentación.
Me temo que esta noche debo colarme en la casa del cardenal. Hoy se celebra su siguiente "misa".
Me quedé en el puerto con el macuto sobre el hombro mientras veía mi barco alejarse en el horizonte. Algún día volvería a verlo, a ponerme al timón y volver a ser yo misma. Pero algo más urgente que mi propia libertad y vida me llamaban. Mis pasos se dirigían a la Toscana, aún pequeño convento en las praderas y viñedos perdidos de la mano de Dios.
Apreté el macuto contra mi cuerpo y me puso rumbo a la primera taberna para contratar a un guía y un caballo.
La primera señal de que Issendra a pasado mucho tiempo en el puente de su nave es cuando alguien tropieza con ella levemente y tarda unos segundos en llevar su mano a la cintura, donde pende la bolsa con su dinero y la carta. O al menos donde debería pender, ya que su mano se cierra en torno a un cordón de cuero recién cortado.
Eleva la vista justo a tiempo de ver una leve conmoción entre gente que es apartada del camino de una figura no muy alta que corre. Parece llevarle unos 10 metros de ventaja y acaba de entrar en un callejón.
Confundida por lo ocurrido observo a aquel joven alejarse galopando. No tardo mucho en echar a correr detras de el mientras grito
-Nadie se mete con la capitana Priest
Al llegar al callejon, lo veo como sigue corriendo entre las paredes que cada vez se hacen mas estrechas. Llega un momento en que debo continuar de lado pues mis anchas caderas me entorpecen
-¡Cuando te pille, bribon, te voy a mandar al agua como comida para peces!
El pilluelo que parece haberte robado la bolsa sigue deslizándose por el paso estrecho del callejón. Aquí tiene una ligera ventaja y te saca unos metros mas, aunque cuando sale pierde un par de segundos girándose y haciéndote burla con la lengua. Parece muy joven pese a su pelo corto blanco.
Cuando por fin logras salir del callejón, ves que estas en la parte de atrás de lo que parecen algunos bloques de casas y que el pillo llama frenéticamente a una puerta a unos 50 metros de ti. Viendo que sales y aun no le han abierto, la sonrisa descarada de su rostro comienza a desaparecer.
¡Abrid,abrid...malditos seáis, abrid de una vez...!
Déjame a mí...
-¡No! -bramo.- Es sólo un niño -le riño a esa voz en mi mente mientras me acerco hasta él. Lo agarro de la ropa y lo alzo sobre mi cara.- ¿A donde crees que vas?-empiezo a buscar entre sus manos lo que me ha robado.
El lo es mas bien una "La", pero hasta que no has llegado junto a ella no has llegado a verlo o notarlo. Mientras estas reclamando tus posesiones robadas y la muchacha se defiende como puede, tratando de darte patadas, oyes como la puerta comienza a abrirse. Los gritos de inocencia de la joven casi parecen a posta para que no te des cuenta.
Cuando distraes tu atención para ver lo que oculta la puerta, te llama la atención y te pone en guardia al instante el penetrante olor a azufre que surgen de la puerta abierta.
Suelto a la niña que cae de culo al suelo. Se frota el trasero molesta mientras me mira con fastidia.
-¿Qué es eso? -pregunto curiosa mientras olisqueo el azufre arrugando la nariz.
Issendra, no...
Pero es demasiado tarde. Atravieso la puerta y entro en la casa.
Justo cuando entras esta saliendo...algo, y chocáis en el marco de la puerta. El tacto es de chocar contra algo abotargado y que apesta a azufre, y cuando lo ves a la pálida luz del día, que se cuela entre los altos edificios de Luguria no te quedan dudas de que se trata de un demonio.
La criatura parece confundida y desconcertada al hallarse a la luz del día, lo que te indica que no debe ser muy poderosa. Mejor para ti combatir durante el día ya la luz del día, por muy mortecino que sea. Eso suele hacerlas mas débiles.
La criatura te mira y te gruñe. Luego mira el cielo y le gruñe también, antes de dirigir de nuevo su atención hacia ti y extender los brazos para cogerte.
¿Puedo....?
Asiento sin demora. Sabía que lo estaba deseando, desde que me embarqué en el Santo Ángel no había vuelto a dejar que tomara mi cuerpo e iba siendo hora de que hiciera algo más que susurrarme por incordiar.
Mis ojos blancos se volvieron completamente vacíos. Todo mi cuerpo se tensó. Y yo... me desvanecí.
La batalla no duró mucho, fue cruel, estaba segura de ello pues cuando volví en mí, estaba completamente manchada de sangre negra, y de restos de carne y vísceras pútridas. Las arcadas surgieron en mi interior y acabé vomitando. La voz estaba callada, no decía nada pero lo sentía satisfecho en mi interior.
-Espero que hayas disfrutado -le dije reprimiendo otra arcada.
El caballo corre tan deprisa que parece acortar distancias gigantescas con cada paso que da. Se ve el aliento del animal en forma de vaho ante su boca. Una capa de sudor cubre su pelaje aterciopelado. El jinete de tan bravo animal debe apearse con fuerza a él para no caer en un salto de algún obstáculo en el camino.
Las encías le sangran, de su boca sale espuma, sus ojos parecen brillar.
En un par de horas ya han cruzado toda la Toscana por la costa. Se adentran en Liguria y en San Remo. A un pueblo del destino, el animal cae desplomado en medio de un camino perdido en la nada. Da un par de coces tirado en el suelo y su corazón se para por completo.
Mientras peleas la ladronzuela parece haber aprovechado para desaparecer, con el contenido de tu bolsa que incluye la mayor parte de tu dinero y la carta. La carta que te ha traído hasta aquí.
Quizás haya entrado en la casa?.
Salto del animal agilmente antes de que me tire y lo contemplo morir con un cierto disgusto. No me importa demasiado la muerte de los humanos, pero la de los animales me molesta bastante.
Suspiro y tomo mis cosas,para luego correr hasta el pueblo cercano, esperando comprar o robar una montura con el que continuar mi viaje. Mientras lo hago, me doy cuenta de que ese espía tendrá que pasar por este mismo pueblo, camino de la Toscana. Es el camino mas corto y practicable que hay. El resto son muy peligrosos. Menos transitados y llenos de bandidos.
Tranquilamente me instalo en una de las habitaciones de la posada del pueblo, mirando por la ventana para ver el paso de ese espía. Bastara con interesarme en los sospechosos o los que tengan mucha prisa.
No entres
-Debo hacerlo, esa carta es importante. No debe leerla nadie mas. -le respondo mientras entro en la casa-Niña. Dame la carta y puedes quedarte con dinero, no te hare nada.
Yo si
A la vez que Solomon Kane desaparecia por el camino. El caballo se descompuso al instante, con gusanos saliendo de su cuerpo sin vida que en unintante quedo en huesos y al momento despues solo era cenizas.
En la casa hay un intenso olor a azufre, algo que no te sorprende después del demonio que acabas de matar. Sera posible que toda la casa haya sido poseída?. Todos sus habitantes transformados en burdas copias de si mismo por los demonios que ahora habitan en ellos?. te esperarían a ti o solo esperarían al ocaso para abandonar la casa y sembrar el terror en la noche...
La niña sera uno de ellos?. Es muy raro que te haya traído justo aquí y no huyera del demonio,sino de ti. O masque huyendo, atrayéndote.
Oyes ruidos mas adelante, al final del pasillo que parece abrirse a una estancia mayor, probablemente el comedor. Te acercas sigilosa y ves tres bestias mas como la que abatiste en la puerta, arrodilladas en el suelo y devorando algo que ocultan con sus cuerpos.
Issendra, no te acerques mas. Te necesito viva
Yo tambien te quiero proteste mentalmente.
-EY! Hay una fiesta y ¿no he sido invintada? -les pregunte a los presentes- No me importa que haceis, solo quiero mi carta y me ire. Plantad la semilla de la maldad en esta ciudad. No me inmiscuyo en vuestros planes y vosotros o os metais en mi camino o sufrireis daños colaterales
Desgraciadamente estos demonios no son muy inteligentes o conversadores. Cuando llamas su atención sobre otra fuente de carne mas abundante y fresca que la que están consumiendo ahora mismo comienzan a alzarse, sus ojillos rojos y voraces fijos es ti.
Con un escalofrió ves que lo que devoraban es el cadáver de una anciana, demasiado débil para sobrevivir a la posesión demoníaca. Parecen haberse cebado en su cuerpo marchito, dejando para el final su rostro,que conserva el rictus de terror y dolor con el que murió.
-¡Agh! ¡Que asco!
Yo diría....encantador
-Bueno peores cosas me has hecho ver -confense en un suspiro
Saque un puñal del cinturon y se lo lance a la frente al que mas cerca estaba. Su cuerpo se consumio en llamaradas verdes que se crearon de la nada. Saque mi espada y espere al siguiente para actuar. La voz de mi cabeza estaba decepcionada, tambien queria luchar pero esta vez no le dejaria. Lo volvia todo demasiado sangriento.