Partida Rol por web

Dol Guldur fue una de las más importantes posesiones del Señor Oscuro hasta que fue expulsado por el Concilio Blanco. Pero Sauron el Grande no se rinde facilmente y mientras le quede fuerza suficiente luchará por lo que le pertenece. 

Con el mayor de los secretos una tropa de orcos bastante numerosa fue reunida en las tierras de Rhûn. Allí, y para sorpresa de todos, el capitán de la misión, Ghâshbúrz, se separó del grupo principal con los mejores y más fieles soldados y marchó hacía el norte alegando que una misión secreta directamente del Señor Oscuro le ocupaba y que se reuniría con ellos días más tarde en Dol-Guldur.  Glâshbúrz dejó al mando a su mano derecha Akros, un uruk de malas pulgas y bastante aficionado al castigo y la carnaza. Aunque eso en comparación a los latigazos indiscriminados de Glâshbúrz era un alivio para la tropa.

Lo que en principio iba a ser un paseo militar hasta las ruinas de la antigua posesión de Sauron para luego defenderla desde dentro contra todo lo que viniera, se convirtio en una inesperada batalla en mitad del bosque. Al parecer un grupo no muy numeroso de elfos silvanos pasaban por allí camino de Lorien y descrubieron a los orcos. Tras una escaramuza, Akros montó el campamento y dejó allí al grueso de sus tropas para que defendieran la posición mientras él y unos cuantos soldados se dirigian a exterminar a los elfos.

Mientras el campamento permanecía tranquilo, a la espera de la vuelta triunfal de Akros y sus hombres.

 Ugluk se encuentra caminando de un lado al otro a la espera de ordenes. No se distinguía por su paciencia, y para empeorar las cosas la ira lo inundaba por no haber sido elegido para la misión a la cual Ghâshbúrz había partido con un puñado de hombres, y esta había aumentado cuando Akros se separó con otros pocos para darle caza a los malditos elfos.

Ya verán... les demostraré que cometieron un error al dejarme aquí. Ya llegará mi momento de gloria y entonces se arrepentirán de no haberme elegido antes. se decía a si mismo en ese instante mientras su mano iba a su espada y la desenfundaba para revisarla y asegurarse de que estuviera en buen estado, lista para decapitar a todo aquel que se cruzara en su camino. Luego la guardo de vuelta y continuó caminando de un lado al otro del campamento. 

Sentado en el campamento mientras espero la llegada de la avanzadilla, bebo otro trago de licor, mientras miro a mi alrededor viendo la chusma orca que me rodea. Miseros enclenques. Solamente una mano me haría falta para acabar con vosotros, y tengo que estar aquí haciendo de niñera. Debería de haber estado con los que fueron a explorar, pero noooooo el capitán tenía que dejarme aquí. Mientras mis ojos recorren el campamento, me llama la atención un Uruk que está nervioso llendo de un lado a otro.

Eh!!!! tu Uruk, estate quieto, me estás poniendo nervioso. Ven sientate y vamos a terminar esta botella de licor.

 La voz desde el otro lado del campamento hiso que Ugluk se diera vuelta. De no ser por la oferta de un buen trago de licor ya habría desenvainado su espada una vez más para lidiar con cualquiera que lo molestara. Mirando de arriba abajo a aquel que le habia llamado empezo a caminar con paso veloz y pisando con fuerza en su dirección. Cuando finalmente llego hasta donde el extraño estaba sentado, la fuerte respiración de Ugluk en la noche se escuchó a metros, tal como su voz.

Agradesco el trago -dijo sentando lentamente- ¿Y tu quién eres? le preguntó con desconfianza.

Mientras el guerrero Uruk se acercaba a mi, acerco el morro de la botella a mi boca y con los dientes quito el tapón que cierra la botella.

Una vez el Uruk se ha sentado y está tranquilo en el sitio, le acerco la botella: Mi nombre es Zalg. Vengo del Monte Gundabad para ayudar en esta..... guardería JAJAJAJAJA rio tras decirle el comentario en lengua negra y mientras miro alrededor viendo la cantidad de orcos que están en el campamento.

En el campamento se encontraban unos cuanto soldados uruks como ellos y alguno de esos gigantes mastuerzos que llamaban trolls. También estaba algún olog hai, los trolls mejorados, y bastantes de la raza inferior de orcos.

Muchos estaban a lo suyo, afilando espadas, asando carne de algún animal inmundo o dedicandose a tirar arboles o doblar sus ramas por diversión. Algunos hablaban en corro y sus conversaciones eran muy variadas.

-Esos orcos no duraran ni dos segundos en manos de Akros. Afirmó uno de los uruks.

-¡Bah! No sabes lo que dices, Akros es un necio, no le daría a un elfo aunque se lo ataran a un árbol. Seguro que los elfos le han hecho carnaza... mejor, ahora sera mi turno. Se burlaba uno de los orcos de menor condición.

-Ah y si tú eres tan valiente porque no te has amotinado contra Akros, estupido, no eres más que un orco común descerebrado. Ya veras cuando vuelva.

 Al tomar la botella mi mirada se desvió en la dirección de la que provenían los gritos.

Maldito orco inferior... debería atravezarlo con mi espada me digo a si mismo mientras tomo un largo trago de licor. 

Zalg, no? Dime.. que opinas de ese imbecil intento de orco de clase baja? Crees que habría que decapitarlo por su estupidés? -le pregunto en la lengua oscura- CREES QUE DEBERÍAMOS MATARLO EN ESTE MISMO LUGAR PARA HACER DE EL UN EJEMPLO? continuo, levantando la voz para que se escuche alrededor.

Una mirada de sangrienta complicidad se establece entre los dos uruk. SI, CREO QUE DEBIERAMOS DE HACER ALGO AL RESPECTO. TU INTENTO DE URUK Digo gritando hacia el orco en cuestión. CALLATE, TE VAN A OIR HASTA EN MORIA, VOZ CHILLONA. Replico mientras le mantengo la mirada

El orco trató de aguantar la mirada de los dos uruks, pero la fiereza de estas hizo que agachara la cabeza y tratará de pasar desapercibido en otro lado con las orejas agachadas.

Uno de los orcos que habían ido junto a Akros vuelve corriendo y bastante agitado.

¡¡Era una trampa!! ¡Esos malditos elfos nos esperaban apostados en los arboles! Akros y los demás están cayendo como moscas.

Un orco llega hasta el campamento alarmando a los allí presentes. Al oir la noticia de la emboscada, me levanto rápidamente y me dirijo con grandes zancadas hacia él. Mi humor había cambía cambiado ante la expectativa de poder aprovechar la situación que allí se presentaba.

Así, llegando a la altura del orco, y agarrandole por los brazos para sujetarle: Y claro tu has decidido huir antes que ayudar. Ahora dime misera criatura, a qué distancia están de nosotros.

El orco se suelta de los brazos de Zalg.

¡No he huido! he venido a buscar ayuda. Así que cerrar el pico y seguirme. Escupió gruñendo. Luego dió media vuelta y se internó en el bosque que tenía a sus espaldas.

Tomado por sorpresa, noto como la botella de licor se ersbala de entre mis dedos al oir los gritos del orco que venía corriendo. Tras el rápido y corto intercambio de palabras entre este yZalg, desenvaino mi espada y me torno hacia mi nuevo compañero tomandolo del hombro.

Será mejor que vayamos tras ellos. De paso podremos degollar algunos asquerosos elfos Zalg! -Dicho y hecho comienzo a dirigirme en dirección al bosque tras Braklos.

Esta es mi oportunidad de demostrarles que tan poderoso soy realmente!

Mirando fijamente a Ugluk: Si, vayamos, será divertido.... y ya me encargaré de ese orco más tarde. Así, doy media vuelta y salgo corriendo tras el orco.

El grupo de orcos se internó en el bosque guiados por Braklos, cuando estuvieron cerca del lugar este se agazapó entre los helechos y camino sigilosamente. Conforme se acercaban el fragor de la batalla se acentuaba, de los arboles se oian silbar flechas y el inconfundible sonido de las espadas entrechocando hacía que les palpitase el corazón cada vez más fuerte.

En ese instante uno de los elfos gritó: ¡¡Allí!! ¡Entre el montón de cadaveres! Y fue un gran error por su parte, ya que había descubierto su posición. Braklos alzó su arco, tensó la cuerda y sengudos después de que su flecha volara el elfo cayo al suelo.

Esto fue como la señal de ataque, y todos los orcos del grupo salieron corriendo hacía la batalla con ganas de carne elfa.

Mientras corría en dirección al punto de emboscada, preparo mi escudo y mi hacha para la batalla. Llegamos al lugar donde la avanzada había sido emboscada. Los muertos estaban por todos lados y abundaban los de nuestro bando. Tras la rápida reacción del orco con su certero disparo, los orcos, sin orden salen en tromba hacia los elfos que combatían contra nuestra avanzadilla. Embrazando fuertemente el escudo, miro la emboscada, y trato de buscar la retaguardia de nuestros atacantes para empezar a tener una situación ventajosa. Ven por aquí Ugluk, si rompemos este cerco podremos empeza a debilitar sus defensas.  Le digo al otro Uruk mientras empiezo a deslizarme por el bosque.

Los gritos de la matanza inundan mis oídos llenandome de un enorme placer. Puedo oler la sangre de elfos y orcos por igual en el aire cuando una flecha sale de entre nuestras filas para matar a un elfo. En ese instante se libera el infierno y todos nosotros nos lanzamos sobre los asquerosos eldar. Cuando estoy por mandarme junto con el resto de los míos escucho la coz de Zalg. Muestrame el camino compañero, estoy sediento de sangre y no podre estar mucho más escabullendomé. le respondo al desenvainar mi espada con una sonrisa.

Los elfos, viendose en desventaja numerica y con las posiciones descubiertas, optaron por retirarse y salvar el pellejo. Muy a su pesar, dejaron que los orcos les ganaran esa batalla, ahora los habían localizado y sabían a groso modo cuantos eran.

El capitán de los elfos dio la orden y en cuestión de segundos, desaparecieron silenciosamente y sin dejar rastro en el corazón del bosque. Los elfos dominaban el arte de pasar desapercividos y conocian los bosques como si hubieran hecho un pacto con ellos.

El grupo de orcos, guiado por Braklos, que había conseguido huir y llegar al campamento para avisar al resto se encontró con muchos de sus compañeros muertos a flechazos. Solo Akros había sobrevivido.