Partida Rol por web

La noche va pasando en la pequeña aldea de Nolvil, aldea en la que los protagonistas de esta historia están pasando la noche después de acabar con un pequeño grupo de mercenarios contratados por una supuesta deidad que intenta convencer a los aldeanos de que deben rendirle culto y pagarle tributos a cambio de protección.

El grupo ha vuelto a unirse por completo con el regreso del elfo Elladan Séregan, el cual había ido a la capital para llevar un mensaje. El mismo elfo fue el primero en caer rendido ante los poderes del sueño debido al cansancio acumulado. De hecho lo hizo antes que Morz, lo cual se puede considerar un hito histórico.

El mariscal, Laern Tidarion, tras la cena en grupo mandó al capitán Anioz organizar los turnos de vigilancia.

Y sin que ocurriera problema alguno el sol salió por donde debía y era costumbre, siendo esta la señal del comienzo de un nuevo día en el reino de Talona.

Aprovecha el poco tiempo que tenga hasta que Laern se levante y ordene el camino a seguir para preguntar a algún compañero (el primero que encuentre) por las aventuras y desventuras del grupo, y ponerse al día con las anécdotas que hayan sucedido durante su ausencia.

Cuando Laern despierta se sienta sobre el frío suelo, del que apenas puede protegerle la manta extendida. Pero no da orden alguna. Simplemente, mira por la ventana.

-Hace un buen día. Ojalá supiéramos qué hacer.

Esas son las palabras con las que rompe su meditativo silencio.

Ireth se despertó luego de un sueño liviano. Había estado un par de horas de guardia y luego de eso no había logrado llegar al sueño profundo. Tal vez fuera por desvelarse a mitad de la noche, tal vez por la inquietud que aún se palpaba en el ambiente.

-Buenos días- saludó a los dos que ya estaban en pie. Luego fue en busca de algunas vituallas para desayunar y puso un cacharro en el fuego para ir preparando café. Mientras estaba en ello, puso al tanto al recién llegado de lo que había acontecido*, usando su lengua madre, algo que extrañaba luego de pasar tanto tiempo entre humanos.

Cuando el café estuvo listo, se sirvió una buena ración y ofreció a los demás si también gustaban.

-Laern ¿qué haremos hoy?- dijo sentándose cerca de él. -¿Seguiremos camino o crees que debemos quedarnos un tiempo más con estos aldeanos?

Laern rehusa el estimulante. A él no ya no le funcionan esas cosas. Por otro lado, echa mano de una tinaja bastante mermada de hidromiel, que se consiguió del propietario, y se la termina con gusto. Estaba relamiéndose cuando escucha la pregunta de la elfa, y se queda callado, mirándola. Cuando el silencio era inaguantablemente molesto, lo rompe:

-Lo estuvimos discutiendo vuestro pariente elfo y yo. Podríamos trazar esta suerte de enfermedad a las primeras aldeas que fueron víctimas, o ponernos a buscar a ese elusivo personaje, Mildrod. Espera... Mildor, Huard Mildor. Aunque dudo que se publicite, ni siquiera que sea su nombre de verdad. ¡En resumen! -alza la voz para acabar con sus propios devaneos y llamar la atención de los oídos ociosos- Que se permiten y exigen sugerencias.

-Pues ya que me lo preguntas...- la elfa meditó unos instantes antes de continuar -yo iría directamente tras este tipo. Es escurridizo y sabe esconderse... manda a otros a hacer su trabajo y no da la cara... pero creo que a medida que va tomando poblados, se va confiando más y más en su poder; por eso no sería de extrañar que empecemos a encontrar pistas más sólidas a partir de ahora. Creo, también, que sería importante que no se corra la voz de que vamos tras él. Arguyamos que lo que ocurrió la noche pasada en este pueblo fue casualidad: un grupo de soldados del reino, de patrulla rutinaria se topó con unos mercenarios... debemos intentar que este Mildor no nos vea venir.

El hobbit, que tenía algo de comida en la mano, se acercó a la elfa y empezó a hablar.

¡Ireth tiene razón! Deberíamos hacer eso, ¿no le parece mariscal? Aunque tampoco me importaría quedarme aquí y seguir comiendo sin parar.

Al terminar de decir lo que tenía que decir se llevo la comida a la boca y empezó a masticar.

-Mientras Zarek se acerca una mano a la barbilla con pose de pensador.

-Bueno ...... el plan de Ireth no está mal , pero yo tengo mis dudas sobre si nos vera venir o no , si algo nos ha quedado claro de este hombre es que no es tonto y no debemos subestimarlo.

-Al terminar vuelve a adoptar su aire despreocupado de siempre y espera a escuchar la opinión de sus compañeros.

- Somos un grupo demasiado colorido como para pasar desapercibidos: dos elfos, un enano y un hobbit poco tienen que hacer en el sur. Y aunque nos hagamos pasar por mercenarios, tenemos que contar con la alta posibilidad de que nuestro enemigo disponga de espías que ya nos hayan descrito -dice apoyando a Zarek-. ¿Cómo podríamos solucionar eso? -añade mirando a Ireth, la más decidida en llegar hasta Mildor de forma silenciosa.

Görg propuso ayer justo la idea contraria: desafiarlos hasta que por pura rabia atacaran ellos primero. Sin embargo, Elladan no está lo suficientemente seguro del resultado que esa estrategia puede dar como para sacarlo a discusión, y tampoco quería apropiarse del pensamiento del enano.

Laern se levanta por fin del suelo, anhelando otra tinaja. Se acerca a un mueble que se nota que tiene reconocido y comienza a buscar. Mientras lo hace, va hablando sin siquiera volverse.

-Ya, eso es muy fácil decirlo. No sabemos por dónde comenzar. Si ha extendido sus tentáculos a tanto alcance, quizás hayan llegado habladurías a Talona misma, o a alguna de las ciudades por las que ya hemos pasado.

Suelta un bufido hastiado y se da la vuelta con las manos vacías. Apoyado contra el mueble, mira al resto a los ojos.

-¿Alguna idea al respecto?

Hace ya un rato que escucho dialogar a mis compañeros así que finalmente me sacudo la manta de encima y me incorporo con gesto hosco.

¡Por todas las enredaderas del barranco de las mil enredaderas! No hay quien duerma con esta pandilla de gallitos madrugadores y escandalosos. Menos mal que mamá gallina hace algo útil y ese aroma a café me permitirá sobrevivir a semejante despertar.

¿Me levanto a tiempo para escuchar el plan de hoy o debo volver a acostarme?

Me acerco a donde estén los víveres y alcanzo algo de comer sobre la mesa al resto.

Laern hace caso omiso del enano. Bien puede surgir el plan de una de las sugerencias de sus compañeros de armas. Con la barbilla levantada, mira a todos a los ojos, intentando hacerles participar.

¿Vamos a permanecer más tiempo en la aldea? Lo digo porque si vamos a pasar más días aquí me ofreceré para ayudarles a reconstruir ese tejado. No soy un experto pero me gustaría participar.

Así os dará tiempo a decidir que hacemos a continuación.

Termino mi desayuno y miro descarado a Laern que tiene su propio interrogante en la mirada.

Podemos buscarlos, escondernos, o desafiarlos. ¿Alguna otra idea?

Yo opino que deveríamos atrapar al artífice de todo esto cuanto antes, ya se repondrán los propios campesinos

Mira a todos los presentes, buscando alguna iniciativa más, cuando repara en el hobbit. Tal vez hablando con algún sureño podríamos recopilar datos, y en el caso de Morz, aunque no sabía si vivía en compañía de humanos, podría hablar sobre el efecto del nuevo dios en los pueblos de las demás razas.

- ¿Vives en el sur, Morz? ¿Qué hay de tu pueblo, también ha llegado la falsa religión?

-Bueno  respecto a el plan de Anioz , si queremos ir con cautela yo no le seguiría como si fuéramos perros de presa , sino nos podría ir poniendo trampas y falsas pistas a su antojo , creo que deberíamos seguirle pero quizás dando un rodeo en las aldeas para que no vea que le seguimos , de esa forma si baja la guardia le podemos pillar por sorpresa.

-Al terminar Zarek observa uno por uno a sus compañeros en busca de alguna objeción o opinión a expresar.

Laern carraspea para llamar la atención.

-A ver, señores, mi duda era por dónde empezar a buscarlo, si no tenemos ni idea de en qué dirección ir, ¿qué mas nos da ir con pasos sigilosos?

Menea la cabeza en un gesto de desaprobación y luego levanta la mano hacia el camino principal, pese a que están en la casa.

-Propongo volver sobre nuestros pasos e inquirir a las gentes y las autoridades. Tenemos carta blanca y no pueden escondernos nada, salvo que estén involucrados. Esta enfermedad se acerca a las ciudades principales, y es ahí donde deberemos plantar cara.

¡Hum! Eso no tiene mucho sentido. No puede intentar aterrorizar a una ciudad con bandidos y menos si la guardia está presente. ¿Cómo lo harían?

Hay una posibilidad que no hemos explorado todavía y es anular sus recursos.

Decidme, ¿cuándo recaudan los impuestos? ¿Qué harían esos timadores si no hubiera nada que chantajear porque los campesinos ya hubieran entregado todos sus diezmos?

El pequeño y alborotador hobbit iba a responder a Elladan, pero por primera vez se retiene y no lo hace cuando ya tenía la boca abierta, y es que Görg ha tomado la iniciativa en el asunto y parece no querer interrumpirle.