Partida Rol por web

Ireth asintió ante la propuesta del elfo y comenzó a avanzar en la misma dirección que Elladan, aunque un poco más abierta y más retrasada. Sus manos estaban prestas a desenvainar la espada a la menor señal de peligro y sus ojos estaban atentos a todo aquello que podría salirse de lo normal.

Tanto Elladan como Ireth estaban preparados para cualquier cosa que pudiera aparecer, pero lo que apreció no era más que la sombra de Görg.

Anioz y Morz se quedan a la espera, eso sí, antes se apartaron de la pila de cadáveres unos cuantos metros.

Por otro lado Laern y Zarek entraron en distintas casas, y en todas ellas no había nada, habían sido totalmente saqueadas, simplemente quedaban objetos inútiles y cosas destrozadas.

Sorprendido, relaja la posición bajando la espada y pregunta en voz alta:

- Görg, compañero, ¿eres tú? ¿Que ha pasado? -se dirige hasta la posición de la que viene la sombra.

Los dos, aunque por separado, descubrís que en todas las casas han dejado una firma. Todas se encuentran en la puerta de cada casa, en la parte que da a la casa, y esta dice:

Aquí estuvo Huart Mildor.

Laern sale al encuentro con el hechicero, quién sabe si dentro de una casa, o saliendo él de otra.

-Y para esto me molesto en torturar a un asesino -escupe en el suelo-. Para que me dé un nombre falso. ¿Y para eso resistió tanto? ¡El muy hijo de perra lo ha escrito en las paredes!

Me acerco a la voz que me habla antes de contestar muy serio con voz grave y circunspecta.

La muerte amigo elfo, la muerte. Una muerte despiadada, indiscriminada y afilada. Han masacrado a los habitantes de la aldea. Tengo la sensación que nuestra anterior visita algo influyó. Ahora tenemos una gran deuda que pagar si eso es cierto.

Me gustaría que al menos uno se acercara para rastrear mejor que lo haría yo. Quizá podamos descubrir cuántos fueron y consigamos una idea de qué ocurrió.

Antes de continuar respiro hondo, la visión de la muerte es común. La de la muerte violenta lo es también para mi. Pero esta matanza no lo es, revuelve mis tripas y me deja sin sed, sin apetito y sin humor. Afortunadamente aún no se ha nublado mi mente, quiero averiguar cuanto pueda para alcanzar al culpable y adjudicarle la necesaria justicia.

¿Habéis encontrado algo vosotros?

El desconcierto ante la contestación es palpable en el rostro del elfo. Tiene la impresión de haber entrado hace poco en el bosque y le sorprende tan prontas y funestas noticias. No obstante, eso no parece tener nada que ver con una desbandada de pájaros y también se pregunta por Laern y el resto, que no parecen cercanos en posición al Görg que tiene a unos pasos.

- Ireth, aguarda un momento aquí, y corre a avisar a nuestros compañeros si algo me ocurre -susurra, esperando que pudiera oírle aún con la distancia que los separaba.

Existe una razón, quizá rebuscada y fantasiosa pero no imposible, que explicaría esta situación; y no era nada esperanzadora: ¿sería el falso dios capaz, realmente, de cambiar de apariencia, y por algún motivo se estaba haciendo pasar por Görg?. Elladan se dirige hacia la voz del enano para encontrarse con él y continuar la charla:

- No hemos encontrado nada extraño; tampoco ha dado tiempo a mucho -comenta, intentado fijarse en cualquier detalle extraño en los alrededores, tanto del rastro del que habla el enano como de otros que puedan darse-. ¿Dónde están nuestros compañeros?

Sígueme Elladan, vamos de vuelta al poblado. Allí es donde están nuestros compañeros aunque Laern se mostraba cuando me alejé un tanto ofuscado por la ira. Pronto verás el motivo.

Guío al elfo de vuelta a la aldea mirando bien donde encamino la montura para no pisotear ningún cuerpo. No ceso de preguntarme si esta sangre derramada es por causa nuestra y en qué medida un vulgar ladrón estafador estaría dispuesto a cometer semejante crimen. Quizá nuestro ladrón sea estafador pero no vulgar, da muestra de una crueldad desmedida.

Mientras regresamos me fijo bien en el tramo que queda a mi vista buscando alguna pista, huella o signo sobre lo sucedido antes que oscurezca y sea más difícil.

Acompaña a Görg mientras piensa en la extraña situación en la que ha dejado a Ireth: "espero que no interprete mal la situación".

Durante el viaje observa con pesar los cadáveres de los ciudadanos de la aldea. No reconoce a ninguno, pues él no llegó a entrar en la primera visita al poblado; mas sigue siendo una visión nada deseada, y menos si como comenta el enano todo ello se debía a la anterior visita del equipo.

Mientras avanzamos hacia donde están (o estaban) Laern, Anioz, Morz y Zarek voy señalando los rastros que yo soy capaz de distinguir a ver si el elfo les encuentra más sentido o si puede ver más que yo. Arrastrar de cuerpos, pies que entren o salgan del perímetro, caballos, ruedas de carro, rastro de saqueo, posibles secuestrados o supervivientes que escaparan, cualquier cosa.

¿Crees que alguien se salvó o fue llevado con vida?

Va observando las marcas y en ocasiones se agacha para poder remover la tierra o mirar de cerca detalles de los cuerpos. Después de la pira de bandidos, empezaba a resultarle molestamente familiar el olor de la descomposición de cuerpos...

Laern y el resto estaban formando un círculo en medio del poblado y parecían estar en silencio. Görg y Elladan llegan desde el bosque, y sin decir nada el elfo se pone a rebuscar en el suelo.

¡Otra vez llegamos tarde! Al escuchar las palabras del enano, el dolor cruzó por un momento el rostro de la elfa. No podía tolerar que se sesgaran vidas así como así, por puro capricho. De una vez, tendrían que dar alcance a ese falso dios o ya no podría estar en paz con su conciencia.

-Id por delante mío. Yo cubriré vuestra retaguardia ante cualquier imprevisto.- Aunque la matanza ya estuviera terminada, no podían asegurar que ningún mercenario de esta nueva religión no estuviera preparando una emboscada.

Laern observa con cierto distanciamiento al elfo trabajando. Parece que ya no están de la misma disposición brujo y soldado, y no se percibe ninguna tensión entre ellos. Al fin, habla.

-No creo que encuentres algo más directo que "Aquí estuvo Huart Mildor"... -Lanza un suspiro-. Sí, condenadamente infantil para una bestia capaz de tales atrocidades, pero es lo que ha hecho escribir en alguna casa, al menos en la que yo he registrado -mira al hechicero con una mirada interrogante y se vuelve de nuevo al elfo-. ¿E Ireth?

Desciendo sin prisa del caballo y con el hacha en la mano entro en alguna casa para ver lo que dice Laern. Quiero fijar en mi retina la maldad de este ser para no albergar duda alguna cuando haya que cortarlo en cachitos. A él y a sus secuaces. Voy a dejar mi ira en ebullición hasta ese momento, es fácil con lo que estoy viendo.

-Zarek , algo más calmado mira a Laern y asintiendo

-si , lo cierto es que algo más directo que una firma en una pared no vamos a encontrar ahora la cuestión es quién es ese tipo y donde podemos encontrarlo, diría de preguntar por los pueblos pero no albergo esperanzas en encontrar a alguien que conozca el nombre.

-Y pasea la mirada sobre el resto del grupo en busca de alguna aportación a sus palabras.

No había pasado ni un minuto desde la llegada de Elladan y Görg cuando Ireth aparece por el mismo lugar que instantes antes lo habían hecho los ya citados.

De hecho el elfo no había tenido tiempo para responder al mariscal, pues parecía absorto con la búsqueda de alguna pista.