Con un certero tiro Görg alcanza al mastodonte, el cual cae como un plomo al suelo, sin lugar a dudas no podrá moverse por un buen rato.
¡Ahhrrrggggg! Se queja.
Görg está a la altura del enemigo, y Laern no tardará más de veinte segundos en llegar.
El caballo de Anioz parece seguir huyendo...
*Si mirás atrás (Görg), verás a Laern al galope y a Anioz corriendo en la lejanía.
Refreno a mi montura y desciendo con precaución. Preparo mi hacha y me acerco al grandullón mientras mi cabeza divaga levemente.
Es increíble el poder de las palabras y la voluntad. Deseé que se detuviera, le grité que se detuviera y aquí está. Las palabras son un gran misterio que debe ser profundizado.
No te levantes, no te muevas.
Es todo lo que llego a decirle antes que Laern llegue. Muevo impaciente el hacha en mis manos, hay una parte de mi que desea ser desobedecido, que me de una excusa para cortarlo en rodajas. Le vigilo estrechamente. Porque no quiero que escape. Porque quiero que lo intente.
Estaba boca abajo cuando Görg se le acercó, sin duda no era capaz de darse la vuelta, pues tenía ambos brazos en muy mal estado, uno por el flechazo de Ireth y el otro por el reciente hachazo del enano.
Laern llega a la altura de Görg.
El mariscal baja de un salto de su montura.
-¡No te muevas, desgraciado!
Pero luego parece reparar en el estado lamentable del gigantón. No puede evitar sonreír mientras envaina la espada y saca unos pedazos de cuerda de la bolsa junto a la silla de montar.
-Vigila, Görg. Voy a atarle, por si acaso.
Anioz llega corriendo, Laern estaba atando al gigante, el cual estaba mal herido y apenas estaba consciente, mientras que Görg vigilaba por si acaso.
Nada mas llegar Anioz se da cuenta de que su caballo ha seguido por su cuenta la carrera y ya se encuentra bastante lejos, sería difícil alcanzarlo con una nueva persecución.
Desde vuestra posición observáis como la persecución ha terminado, mientras eso ocurría los mercenarios capturados no ha abierto la boca.
Vigilo como el mariscal ata al nuevo prisionero y de nuevo mi cabeza empieza a hacer cábalas.
¿Cómo vamos a resolver la situación con esos dos de allí? Lo digo cabeceando hacia donde dejamos a Morz y al espía. Quizá no deberíamos dejar que contactaran con este, a ver si le sacamos algo antes que puedan ponerse de acuerdo en algo. Uno de ellos tiene que conocerle, o ambos.
Más relajado, se prepara para la vuelta de los tres envainando la espada y buscando madera con la mirada que pueda utilizar como leña; cuando estén todos en el campamento improvisado, se encargaría de esa tarea.
En cuanto vuelva Elladan haré un fuego con mi magia y la hojarasca de este sitio. Por lo menos Laern, Gorg y Anioz calentarán sus manos en este lugar.
Mientras, no dejaba la vista puesta en otro sitio que no fueran los prisioneros, al tiempo que los ataba y comprobaba sus ataduras.
Lo siento Morz. Es por seguridad. Ojalá nos perdones, pero la misión es la misión.
Hacía un rato que Morz no abría la boca, y ante vuestras preguntas estaba manteniendo el mismo comportamiento, que no es otro que mirar hacia otro lado y decir humm.
Maldita sea, ¿No podiais haber cogido a mi caballo?
Me dirijo de nuevo a su persecucion poco consciente de su distancia suplico a Dios que mi presencia cese su huida.
Laern hace caso omiso del capitán, que acostumbrados nos tenía ya a sus pifias y ridículos.
-Cierto, lo mejor será mantenerlos a cierta distancia... Tú no te mueves de aquí, pequeñín -al coloso-. ¿Dónde está Mildor?
Cita:
¡Monoteísta! ¡A por él!
Ireth movió negativamente la cabeza hacia un lado y el otro al ver el comportamiento del mariscal y la consiguiente imitación del capitán. Eran los de mayor rango y se largaban como chiquillos a la carga, en una persecución absurda de la cual el enano podría haberse hecho cargo facilmente.
Pero al parecer, tanto Laern como Anioz habían quedado con la sangre caliente por el fragor de la batalla y no iban a calmarse hasta tener a todos los mercenarios muertos o prisioneros. Mientras ayudaba con el montaje del campamento, contestó a su compañero.
-Elladan, no creo que sea prudente que yo encabece el interrogatorio sin la presencia de los demás. No van a hablar por las buenas, así que pretendo que si debo ensuciarme las manos con esta escoria- la elfa señaló a los mercenarios -el mariscal esté aquí para escuchar de primera mano lo que tienen para decir.
Luego de terminar con los últimos detalles, corroboró que los prisioneros estuvieran bien sujetos y se sentó cerca de Morz. A pesar de lo irritante que resultaba a veces el mediano, la elfa ya lo consideraba parte de la compañía, con lo cual, verlo atado y sospechado no la hacía sentirse bien.
En voz baja para que no oyeran los espías, comenzó a hablar con él.
-Dinos Morz... ¿Por qué te perseguía ese espía? Tarde o temprano nos dará su versión... Laern suele ser muy convincente cuando quiere averiguar algo y tú lo sabes... ¿No quisieras que nos enteráramos por ti directamente de lo que ocurre aquí, sin mentiras ni tergiversaciones maliciosas?
Escuchaba las palabras de Ireth,
A lo que añadí...
... Y sin dolor.
Lentamente giró la cabeza el hobbit para miraros a la cara.
Pe...per...pero yo no sé nada, esa es la verdad, no sé nada.
Definitivamente el gigante había perdido la consciencia, por lo que la pregunta del mariscal se la lleva el viento.
Anioz empieza a correr sin mucha esperanza tras su caballo.
Anioz, haz una tirada de suerte.
Tirada: 1d100
Motivo: suerte
Dificultad: 50-
Resultado: 13 (Exito)
Anioz intenta llamar a su caballo mediante un silbido, y la fortuna parece sonreír al capitán, pues el caballo se detiene de inmediato y vuelve al trote.
Elladan sigue buscando leña una vez asegurada la posición con la vuelta inminente del Mariscal y los otros dos, ajeno al interrogatorio a Morz por parte de Ireth y Zarek que seguramente no permitiría. ¿Estarían cerca de solucionar el asunto o solo eran bandidos comunes? No era cuestión de él averiguarlo; no le gusta tener que dañar a seres indefensos, a pesar de su manifiesta maldad.
Mientras recoge ramas secas y caídas, se alegra de tener esa tarea y no la otra.
-Como quieras mediano. Te estoy dando la oportunidad de que hables antes de que lo haga el espía. Si no deseas aprovechar la oportunidad, ya veremos lo que le sacamos a él entonces... Espero, por tu bien, que estés diciendo la verdad- Ireth no iba a actuar como la madre del hobbit. Si éste estaba mintiendo ella no iba a sacarlo de la tumba que se estaba cavando.