Partida Rol por web

Espero que no sea el único tesoro. Nada de eso me interesa. Cogedlo si tiene alguna utilidad para alguien y luego ya haremos las cuentas del botín entero. Queda mucho que explorar. El mago estaba impaciente. No habían averiguado gran cosa de momento. 

Se quedó mirando el colgante y esperando la contestación del maese Kord. Si no aportaba nada, tendrían que seguir por otra parte. 

El combate finaliza cuando el drago decide poner pies en polvorosa. Es evidente que la fortuna nos ha sonreído en esta ocasión , dado que nuestra formación de batalla ha sido como poco quijotesca. Antes de desaparecer el dragón nos grita su odio en forma de amenaza . Sin duda habremos de tener mucho cuidado.
A medida que la adrenalina se retira de mi desapareciendo el influjo del combate , va penetrando en mi una sensación de temor , un temor visceral e intenso. Con gesto asustado como el de un chiquillo que tiene miedo de lo que se esconde en su armario , me acerco al cuerpo tendido de Fenrir , temeroso de la muerte se haya hecho ya cargo de su alma.
Ignorando todo lo que me rodea , compañeros incluidos , me dejo caer derrotado a su lado mientras un torrente de lagrimas brota sin disimulo de mis ojos. Pero un leve espasmo de mi compañero me devuelve a la realidad. , ¡¡TODAVIA RESPIRA!!.
Me giro rápidamente hacia Samuel para implorar su ayuda , pero como es habitual , el ya se encontraba a mi lado entregado a las oraciones a su dios.
A medida que las heridas de Fenrir se iban cerrando, mis lagrimas corrieron aun mas fluidas si cabe , mientras miraba ansioso esperando a que recuperase la conciencia . En cuanto tuve la seguridad de que ya estaba fuera de peligro , agarré el antebrazo de Samuel y me dirigí a el para darle las gracias
-Gracias Samuel , no olvidare esto tenlo por seguro.

No habia tenido apenas tiempo de alertar a los dos patas de que habia una Gran serpiente escupefuego , cuando senti que mi piel se abria desgarrada y mi vida se escapaba como un liebre a la carrera. La luz se apago y lo unico que existia para mi en este momento era el fuego del dolor, pero eso apenas me preocupaba , ya que mi mayor preocupacion es que mi Amigo dos patas sin colmillos pudiera morir a manos de la gran serpiente.
Los gritos y rugidos sonaban como tormenta en mis orejas , pero apenas acabo durando unos cuantos latidos, apenas tres aullidos largos de un canto a la manada.

Tendido alli donde las patas me habian fallado , pronto capte el olor de mi amigo dos patas y de unos de sus compañeros de manada. Instintivamente arrugue el hocico debido al olor de las pieles de metal que usan los dos patas para protegerse , lo que me produjo una oleada de dolor y que la sangre me subiera desde el estómago hasta el hocico. Estaba claro que apenas me quedaba tiempo para reunirme con mis padres en las eternas cacerias , pero de repeite note una mano sobre el lomo que me iba robando el dolor hasta el punto que cais me sentia como un chachorro recien salido de la madriguera . ME incorpore con rapides y comence a lamer al morro de mi amigo de dos patas con gran jubilo entre gañidos de alegria.

Una vez más mi Dios me concedió el poder de la curación y curó las heridas del lobo. Notaba como la energía fluía por mis manos y iba cerrando las heridas tanto internas, como externas del animal.  

-No hay de qué, amigo.- contesté cuando el elfo me agarró del brazo sin saber como demostrarme su agradecimiento.  

Me levanté cuando escuché la dulce voz de la muchacha, que requería de mis conocimientos para saber qué era ese colgante. Me acerqué y lo cogí entre los dedos para estudiarlo más de cerca. 

El colgante no te dice nada, no encuentras ninguna indicio de quien, que o donde puede ser.

Hmmm... - Me rasco la cabeza sin encontrar nada que me recuerde a nada en concreto. Puede que no sea ningún símbolo religioso, pero por si acaso pido ayuda a mis compañero. - Brannagh, Shafir, ¿podéis echarle un vistazo a esto? - pregunto extendiendo el colgante para el primero que se acerque a recibir el colgante para ver qué es.- No me suena a nada que haya visto antes. Y no recuerdo este símbolo en ningún dios al que adora nadie en estas tierras. Es muy raro. 

Normalmente tengo buena memoria y localizo en su archivo mental cualquier dato que se parezca al símbolo, pero esta vez me he quedado en blanco. 

¡Qué raro...!

El mago se acercó a Magnus. Fenrir ha sido muy valiente. Tienes un buen animal a tu lado.

Tras la explicación de Samuel, Shafir observó el colgante. Lo tocó y le dio varias vueltas. 

De religión no se nada más que cualquiera. Pero puedo ver más tarde si es mágico. Cuando descansemos estaría bien investigar cualquier objeto que encontremos. 

Se lo devolvió a Samuel mientras se giraba y observaba el lugar. 

No quisiera ser insistente, camaradas, mas todavía no hemos ni empezado a explorar. Por qué no seguimos por lo que pueda haber en tras esa puerta? Señaló la salida norte de la sala donde se encontraban. 

Nera ya se iba acercando sigilosa. Por fin parecía que se iban a poner en marcha. 

La picara observa el cuero tachonado, si nadie lo quiere me lo quedo yo, y acto seguido empieza a ponérselo sobre sus ropas de viaje. Eh, que no os pille a ninguno de vosotros mirando, dice con recelo a los hombres del grupo.

Cuando cabo de equiparse, cogió el arco y lo guardo entres sus pertenencias, yo puedo pujar por el arco pero no quiero llevar excesivo peso, ¿quien lleva la espada?.

Finalmente con sigilo se siguio a Nera, y empezó a escudriñar la puerta en busca de trapas, luego puso la oreja sobre la puerta, y finalmente miro por la cerradura. Con cuidado, tengo tiempo de sobra, pero solo tengo una vida.

Tras la nula interpretación del colgante asiento silenciosamente a las palabras del mago y le sigo por la puerta, esperando que no hayan demasiados peligros detrás de ella.

Al menos, espero que no haya otro dragón.

Y aunque lo haya no habrá demasiado problema. La bendición de Kord recae sobre ellos y los protege. De eso no le cabe la menor duda. 

Te acercas a la puerta de manera sigilosa, intentas escuchar tras la puerta pero no escuchas ningun ruido ni ves nada sospechoso.

Aerin hace un gesto al resto del grupo indicando que no hay nadie y comienza a abrir lentamente la puerta con una de sus dagas en la mano. La guarida de un dragón, en algún lugar tiene que estar los montones de monedas de oro, pensó la elfa.

Al abrir la puerta puedes observar que esta esta casi destrozada, y parece obvio que una vez estuvo bloqueada. La pared está llena de tapices de colores, descosidos y hechos harapos, mientras que el suelo está lleno de trozos de astillas de muebles hecho pedazos. En medio de los escombros hay un escudo roto, el mango de una espada y una o dos calaveras. La esquina surete de la habitación se ha derrumbado, aunque se han puesto de nuevo grandes piedras para bloquear esa salida.

No detectas ninguna trampa,  lo que si puedes ver al buscar por la habitación, en medio de los escombros, una espada ancha y una cadena de oro.

Parece que la habitación esta limpia, dice con un gesto de pena, aquí tampoco esta el tesoro del dragón, habrá que seguir buscado. Cojo la espada ancha del suelo y trato de saber si es de gran calidad, guardo la cadena de oro. Vaya estas dos baratijas no nos servirán de mucho. Mas adelante dividiremos ganancias.

Aeris se aparta de la puerta para dejar ver al resto el interior de la sala, mientras se dispone a ir hacia otra puerta.

La gatita seguía los pasos de Aelin. Le gustaba esconderse en la sombra que proyectaba su cuerpo. Una sombra sigilosa en movimiento era mejor una muda estática cuando se dirigía hacia su objetivo. El instinto del felino era abrumador. Entró en la sala junto a ella. Sentía la presencia de su amo vigilante, lo que le daba seguridad. En cuanto no hubo peligro, se puso a dar vueltas, trepar y moverse por todas partes. Olisqueaba, se metía en los recovecos... parecía un juego, aunque muy concienzudo. 

El mago, ballesta en mano, se situó detrás, a cierta distancia de Aelin. Nera rondaba a la hermosa moza, como siempre. Abrió la puerta y entraron juntas. Se asomó a ver si podía ayudar. Pero Aelin ya había registrado el sitio. 

Dudo que ese dragón tan joven guarde un tesoro muy grande. Si es que guarda alguno. Pero no por ello dejemos de buscarlo. 

Se quedó un rato fisgoneando. Era una sala grande. A la derecha parecía haber un derrumbamiento y unas escaleras. Le llamaron la atención. 

El clérigo siguió al mago hacia las escaleras, por si las moscas pasaba algo y tenía que curarle. Se quedó más bien quieto en la mitad del recorrido entre el mago y la elfa. Sentía la necesidad de protegerlos a todos. ¿Qué demonios? ¿Les estaba pillando cariño? 

Aelin tiro la espada a un lado, no merece la pena, pesa demasiado y vale poco. Siguió al mago y al clérigo hacia las escaleras. Sin decir nada se coló entre los dos, y comenzó a mirar las escaleras con curiosidad en busca de algún peligro, sigamos buscando el tesoro.

La ladrona comenzó a bajar por las escaleras.