Partida Rol por web

No se escucha nada, tan solo el silencio de la iglesia.
 

Mu´tamid, que corrío tanto como nunca, llegó sin aliento, y vivo de puro milagro. Con la cara desencajada en una mueca de horror y el cuerpo entero empapado en sudor, en parte por la carrera, en parte por el miedo, se dispuso a hablar: -Sidi Diego, el pater ha gritiado socorro y don Vas si ha quidado allí, en la iglisia. Yo vien a avisarle tan prontio comio he podido. Creo qui el mal di Sixto va a pior.

Si el pater había sucumbido ante un espectro, como pensaba, podía hacer uso de mi Arte para entrar sin que me este viera, pues me quedaban esencias de éter; pero nunca antes las había usado, era un conjuro difícil y solo contaba con dos dosis, así que preferí reservármelas.

Decidí esperar al regreso de don Diego sin hacer nada, pues el propio Próculo me había dicho que no abriéramos la puerta bajo ningún concepto. De todas formas, si ya estaba muerto, lo único que conseguiría es exponerme a que tomara posesión de mi cuerpo si entraba en aquella sala, con lo cual la cosa empeoraría.

Mu´Tamid se agarra al caballo como malamente puede. Casi casi se marea.

Aguanta el trayecto como malamente puede, y cuando llegan al destino, se deja caer, llevando una buena culada, pero medie metro y medio, no es bueno para subir y bajar de caballos.

Agarrando las riendas del animal, se dirige hacia don Diego:

-Yo lo ispero aquí no vallia a seir qui al cabiallo li de por iscapar con todo il ruidio.

Al cabo de 20 minutos desde que se fué vuelve a entrar en la iglesia solo Diego.

Cuando llegó Diego, yo seguía en la misma posición, pegando la oreja a la pared, al lado de la puerta y con la espada desenvainada y a punto. Le contesté al caballero en voz baja:

-Oí una risotada de Sixto seguida de una plegaria del cura, luego muchos ruidos et golpes de muebles, et al cabo silencio... Mucho temo que, si verdad es que Sixto se halla endemoniado, Próculo non haya podido lidiar con ese demoño et haya muerto; mas si entramos puédenos poseer a nosotros, et Próculo díjome que bajo ningún concepto abriera la puerta. Quise esperar a que llegaseis vos para ver qué podemos facer.

Sin tiempo para prepararme ante el ímpetu y la decisión de Diego, resolví en un momento imitarle cubriéndome la boca y entré tras él, antes de que cerrara la puerta, espada en mano.

Un anciano llega cogeando a la puerta de la iglesia y se acerca a tí y al caballo.- Ay en mis tiempos mozos como me gustaba montar a caballo. Pero ya no estoy para esas briega, estoy mayor y cansado, la vida no me a tratado bien, la misa y el rezo diario es lo único que me queda. ¿Y vos de donde sois, por vuestra tez morena diría que no sois de aquí, que es lo que os trae por estos lares?-. Le pregunta a Mu´tamid mientras le sonríe con una boca en la que sólo hay un diente justo en medio de la encía superior.

Cuando entrais lo que veis hace que se os encoja en corazón. El pater Próculo yace en el suelo con la garganta abierta con una herida tal que la cabeza casi está separada del cuerpo, un charco de sangre baña el cuerpo de Próculo y de Sixto que yace en el suelo al lado del pater con una navaja con restos de carne y de sangre en la mano.

Mu´tamid sonríe al viejo, pese a abordarle de tal manera, lo hizo de forma afable, cosa que pocas veces veía, por no decir ninguna. Eso le agradó. Por una vez se sentía normal.

-Buen hombrie, clario qui no soy di estos lares, soy muy dil sur, piero no si preocupie, soy cristianio. A mi la vida tampioco mi ha triatado dimasiado bien, como podrá aprisiar s imple vista, soy tuertio y enanio, a parte de "moro". Me trae por aquí la mendisidad siñor, no tiengo trabajo ni posibilidiades, nadie mi quiere para ello, así qui vago di un pueblio a otrio, intentando sobrevivir. Ahora mismo estoy en compiañía de un joven noble compartiendio caminio, de miomento me tratia bien, y me da unia comida al día.

-¡Dios bendito! -exclamé ante la espeluznante escena.

Estaba claro que el padre estaba muerto, pero no estaba seguro de si Sixto también lo estaba. Sin embargo, era muy arriesgado acercarse a él.

-¡Atrás, don Diego! -grité-. Conozco una forma de actuar sin correr el riesgo de que me posea ese espíritu. Mas podría fallar. Vos pido que andéis presto con vuestra espada et non dubdéis en atacarme si veis que estoy poseído.

Diego al entrar y ver todo lo que hay no lo puede resistir y tiene que salir de la habitación y se queda sentado en un banco de la iglesia.

-Pués muy bien, buen hombre espero que le salga todo como es debido. Yo voy a entrar en la iglesia me gustaría escuchar misa, el pater Don Próculo es un buen hombre, serio y agrio a veces, pero con un corazón enorme. ¿Gusta acompañarme al interior, me ha dicho que es cristiano verdad?, le presentaré al pater que a lo mejor puede ayudarle.- Te dice el anciano mientras golpetea el suelo con su bastón y se ríe enseñando su único diente.
 

Al intentar hacer el hechizo de esencias de eter, Vasco pese a su temple se ha olvidado de la fórmula. Nervioso ante lo que tiene delante y el haberse quedado solo, puesto que Diego no ha podido aguantar la situación. Pero no obstante decide volver a intentarlo, por lo que su hechizo se activa correctamente, pero Vasco se ha puesto nervioso, esta situación parece estar superándolo.