Partida Rol por web

Está bien vamos, yo también quiero darle un calada a ver que tal sabor tiene esa cosa y después, si te apetece me gustaría, probar tus labios. - le respondo a Ana con una sonrisa pícara.

Tan pronto terminemos con  el cigarro echaremos una mirada por los cristales de las ventanas a ver si encontramos a alguien dentro, lo que no podemos hacer es colarnos dentro, pues si el tío es policía, de seguro que anda armado y nos mete un par de tiros antes de preguntar quienes somos. - digo mientras me escabullo con Ana detrás de la caravana.

El coche esta cerrado con llave, aunque tiene las ventanillas bajadas un par de dedos para que el calor no se acumule dentro. No es que el vehículo este en su mejor momento, pero sin duda hace años que lo fue. Se le ve sucio y desatendido, hay mucha basura dentro como restos de comida para llevar, paquetes de tabaco, papeles, y tal.

Con una buena tirada de destreza igual podéis abrirlo aprovechando que la ventana no esta cerrada.

Borja quiere entrar en la caravana, pero no quiere hacerlo solo.
Maria quiere intentar lo de mover el embarcadero móvil para llegar a la barca.

¿Y los demás?

Ana acelera el paso cuando oye que Borja quiere ir con ellos a ver la caravana. ¿Se lo dirá a los demás si les ve fumar? Normalmente esas cosas Ana sólo se las dice a Héctor, seguro que las chicas montarían un buen jaleo si se enterasen.
En cuanto se encuentran detrás de la caravana fuera de la vista de los demás Ana de apolla en Héctor para quitarse la zapatilla y sacar de un lateral un cigarro bastante deformado y un par de cerillas. Aprovechando esa cercanía le da un beso en la mejilla a Héctor mientras mira con ilusión y ojos chispeantes su pequeño botín,-¿Lo hacemos? Comenta mientras busca a su alrededor una pequeña piedra en la que encender la cerilla.

Cuando Ana mostraba esa actitud no podía mirarla más que con ojos de ilusión, el hecho de hacer algo prohibido me encantaba y si a eso se sumaba aquel beso pues no podía más que asentir y convertirme en cómplice de sus travesuras.

Esta parte de la aventura era nuestra y no iba a dejar que nadie nos la arrebatara, así que cuando Ana saco el pitillo y los cerillos, pues tomé estos últimos y sonreí con picardía

Claro que sí, las damas primero. - respondo mientras me dispongo a encender la lumbre, un rápido movimiento de muñeca y el pitillo ya estaba encendido.

El acre olor del tabaco se hizo presente y tras unos segundos en los labios de Ana, el pitillo llegó a mis manos, una honda calada y pude sentir el sabor de aquel humo, no fue exactamente lo más agradable del mundo, pero más que el fumar en sí mismo, lo que hacía especialmente grandiosa esta experiencia era compartirla con Ana.

Estáis dando vueltas al coche valorando la opción de romper un cristal o intentar forzarlo, pero una mirada del uno al otro os deja claro que ninguna de esas opciones es viable. Entonces, cuando ya os alejáis del coche, a Héctor se le ocurre probar una cosa. Y justo en la rueda delantera, al lado de la puerta del conductor, están las llaves del coche. Escondidas, pero a la vista.
¡Podéis entrar dentro del vehículo!

Había llegado al embarcadero solo ya que Borja parecía haber descartado esa opción para ir a fisgar en la caravana.

—Espera María, os voy a ayudar —le dije a mi prima mientras cogía una de las cuerdas.

Si Juan nos ayudaba, como parecía ser su intención, quizás lo conseguiríamos y así podríamos ver si había algo en la barca o, mejor aún, dar una vuelta en ella. Aunque esperaba no tener que meterme al agua para acercarla ya que, viendo su color, me daba bastante asco.

- Juan, ¿te apuntas tú también? Entre los cuatro tal vez podamos mover este armatoste y conseguir llegar a la barca. Le pregunto con la intención de conseguir algo más de fuerza bruta. 

- Gracias por la ayuda primo! Si tiramos todos seguro que lo conseguimos. ¿Clara te animas?

Juan te apuntas tu también? Entre los cuatro tal vez podamos mover este armatroste y conseguir llegar a la barca. Le pregunto con la intención de conseguir algo más de fuerza bruta. 

Al escuchar aquello me ofendi, no habian insistido un minimo en que les ayudara pero claro era borja el bromista y borja el bromista no esta cachas para tirar de la cuerda , pero el gitano desconocido exhibicionista si por supuesto.

No os preocupes ya voy yo solo a la caravana, si hay algo peligroso gritare mientras agonizo para quede en vuestras conciencias mi muerte si os salvais huyendo rapido gracias ami - les dije enfadado mientras a grandes zancadas y con decisión los deje atras destino a la caravana

Tras darle unas pocas caladas al cigarrillo en complicidad con Ana, nos dispusimos a volver con el resto de la pandilla, sin embargo, antes de irnos procedí a ocultar la evidencia de nuestra travesura y entonces las vi, las llaves del auto estaban allí, ocultas bajo la rueda del vehículo

Mira lo que encontré. ¿Echamos un vistazo o prefieres pasar del auto y vemos en qué andan los demás? - pregunto en voz baja mientras le muestro las llaves a Ana.

El cigarrillo había sido una total decepción. Tanta emoción para nada, lo único que notaba era un sabor amargo en la boca y ni siquiera había podido hacer eso que quería de tragar el humo, hablar y después soltar el humo despacio. Aquella chufla se escapaba a chorro en cuanto abría la boca.
Cuando lo dieron por terminado y Héctor se agachó para ocultar la colilla encontró las llaves del coche.
-joder, las llaves... ¿Estaban ahí?¿Que hacemos? dijo nerviosa. No quería que el chico se diese cuenta de que en realidad le aterraba abrir el coche, una cosa era husmear en un coche abierto, pero usar la llave... Eso ya no era una trastada. -¿y si uno abre y el otro vigila? O también podemos llevarnos la llave e ir con el resto.

¿En serio? ¿Llamar a los demás? Sí claro... - pienso mientras sonrío

Yo abro y tu vigila, no quiero alertar a Borja, porque ya sabes como se pone, lo más probable es que la líe pardísima y monte tal jaleo que nos escuchen hasta el parque de caravanas de los gitanos. - comento mientras introduzco la llave en la cerradura del coche y la giro sin abrir la la puerta.

Una vez destrabada la puerta, verifico que el coche no tenga alarma y sólo entonces abro la puerta del conductor para colarme dentro.

madre mía, madre mía...Ana estaba nerviosa, no podía dejar de mover los pies mientras miraba a su alrededor sin parar. -Joder Héctor, no me creo que hayas entrado.Se asomó tímidamente al interior del coche para ver cómo su amigo estaba haciendo lo que ella no se atrevía a hacer; cuando comprobó por sí misma que Héctor estaba dentro volvió a erguirse para seguir vigilando.¿Hay algo en la guantera? Ay Dios, date prisa porfa que si nos pillan nos cae la del pulpo...

Miro a María mientras asiento con la cabeza.

-Vamos a ver si entre todos podemos mover esta cosa inmensa...

El coche esta cerrado con llave, aunque tiene las ventanillas bajadas un par de dedos para que el calor no se acumule dentro. No es que el vehículo este en su mejor momento, pero sin duda hace años que lo fue. Se le ve sucio y desatendido, hay mucha basura dentro como restos de comida para llevar, paquetes de tabaco, papeles, y tal.

El coche no es un último modelo precisamente, ha vivido días mejores y eso fue hace tiempo. La llave se mueve y el pequeño pivote que esta sobre la ventana se sube, permitiendo abrir la puerta. Por fortuna la ventana estaba bajada y se no hace mucho calor ahí dentro, pero si que se nota que la temperatura es más alta ahí dentro.

Héctor observa el interior del vehículo de un vistazo rápido, pero no se ve nada. En el cenicero se puede ver un cigarro sin acabar, pero es mucho más grande que el que acaban de encender. No tanto como un puro, pero es totalmente oscuro.

Te quedas solo en la puerta de la caravana, dudando de que hacer. En el embarcadero están Clara, Jacobo, María y Juan; que están hablando sobre como mover el embarcadero para llegar a la barca. No los puedes ver ahora mismo, pero estás seguro de que la parejita formada por Ana y Héctor no andarán lejos.

La puerta esta cerrada, pero no sabes si estará cerrada con llave. Tal vez solo tengas que mover el picaporte para entrar dentro. De lo que estás seguro es de que no hay nadie dentro, porque con el ruido que estáis montando aquí fuera ya habría salido alguien. ¿Que esconderá ese señor aquí dentro? ¿Estarán aquí los helados que os prometió?

Juan se pone a dar saltos riendo sobre el embarcadero, y este empieza a moverse.

- Esto es la hostia, fijaos como se mueve cuando salto. Bueno, ¿Cómo lo vamos a hacer? - dice mirando a Clara esperando que sea ella quien se ponga al mando.

- Dejemos de perder más tiempo, vamos a soltar el embarcadero de una vez y acerquémonos a la balsa a ver que encontramos, si es que encontramos algo. Les digo mientras me acerco a intentar soltar la cadena que nos retiene ahora mismo.

- Vamos a ver si esta cadena no opone mucha resistencia...

Solo y abandonado delante de aquella puerta que me separaba de quizas unos ricos helados, no veia razon para no cogerlos ya que el señor aquel nos los habia prometido- quien dijo miedo- solte mientras intentaba ver si podia abrirla