Mara se zafó de la mano de su hermano y se acercó al comerciante.
- Gracias sirviente pero este caballero - dijo refiriéndose a Gorzan - buscará un sitio mejor, tú sólo estás acostumbrado a cargar bártulos y servir y no a tomar decisiones de esta índole, ¡apártate! - hizo un gesto de desprecio.
- Sí bella dama, la servidumbre es muy atrevida en estos tiempos que corren - respondió tomando el brazo que Mara le ofrecía - venid por aquí mi señora que os llevaré a un buen lugar.
Mordiéndome la lengua para no soltar un comentario mordaz, sigo a Mara y al comerciante en silencio, preguntándome por qué razón no le fulmino ahí mismo y también el motivo por el que me molesta tanto el hecho de que la pelirroja tontee con él.
Como deseéis, mi señora. Perdonad el atrevimiento. Yo me quedaré aquí, con el resto de la servidumbre - le contesto a mi hermana aunque no de muy buena gana. Una cosa es fingir que estábamos representando un papel y otra muy distinta llevarlo tan lejos. No me fío de este tipo - le susurro a Darvin en el oído antes de que se vaya tras de Mara - No me importa que tontee con Mara, pero hay algo en él que no me termina de convencer.
- Si, yo también soy de la misma opinión... - Respondí, también susurrando, antes de seguir a mi pelirroja. - ¿Mi pelirroja?. ¿Desde cuando?. - Me pregunté molesto y sorprendido. Decididamente, cuando todo esto termine y mi padre esté curado, tengo que recorrer todos los burdeles de la ciudad, ya pienso cosas raras...
- Sugiero señores que descanséis, la noche será larga y conociendo al capitán mañana pararemos lo menos posible y iremos a marcha forzada - se detuvo unos instantes para mirar a su acompañante - podéis descansar aquí, es un buen lugar, mi señora - señaló un lugar un poco más alejado del anillo más próximo a la hoguera. Golpeó con el pie a un hombre de aspecto humilde para que se levantar - trae la tienda de mi caravana y tráemelo - le ordenó.
- Muchas gracias, usted estará por aquí cerca por si necesito algo - pregunta lanzando una mirada de mojigata al comerciante.
- Si, muchas gracias, estoy en deuda por vos por vuestra consideración a mi florecilla. - Respondí sonriente, mientras pensaba en cosas menos bonitas para el hombre.
- No faltaría más - respondió con una leve inclinación de cabeza - tú ¿qué clase de sirviente eres que ni siquiera te acercas a ayudar a tu señora - increpó a Ander que mantenía una actitud pasiva mientras el otro sirviente se acercaba con la tienda de campaña - vamos ayuda a Solark a montar la tienda - sacudió la cabeza indignado - cada vez es más difícil encontrar una buena servidumbre.
- Cierto, mi esposo se encaprichó por él - responde dirigiendo una mirada maliciosa a los otros dos magos - es un inepto pero qué se le va a hacer.
- Menos mal que al menos ha sabido elegir bien su cónyuge - rió Gorzan lanzando una mirada que denotaba cierto tono de hilaridad.
- ¡Vamos menos cháchara y a dormir que mañana partimos pronto! - gritó el capitán - ¡tú, ayuda a esa escoria a montar la tienda! - señaló a uno de los guardias, que se apresuró a cumplir sus órdenes.
- Señor Gorzan, seré franco con usted. Soy un humilde servidor, pero SOLO obedezco a mis señores. Haré cuanto ellos me pidan... pero no admitiré órdenes de nadie más, pues nadie más paga mis servicios - digo usando un tono bastante tajante - Y ahora, si me disculpa, ayudaré a montar la tienda para que mi señora esté a gusto y pueda dormir tranquila.
Me acerqué a Ander, con cara de enfado, y le pegué una colleja, mientras de decía furioso:
- ¿Como te atreves a hablar así al señor Gorzan?. ¡Pídele disculpas ahora mismo!. - Luego le susurré para que solo él me oyese. - ¡Por los dioses, comportate como un sirviente o vas a hacer que sospeche!.
Luego me dirigí al comerciante:
- Disculpadle, es que su madre fue mi niñera y nunca tuve corazón para despedirle, pero si que es cierto que es un necio...
Luego, con un gesto imperioso, le indique que obedeciera la orden y ayudase a montar la tienda.
- Disculpas aceptadas, pero vuestro siervo merece una lección de modales, no sabe cuál su lugar, sin duda.
Ante la reprimenda de Darvin, y siguiendo con todo este circo que se había montado, agacho la cabeza en señal de arrepentimiento y me disculpo ante el comerciante. Lo siento. No volverá a ocurrir.
Seguidamente me pongo manos a la obra y ayudo a montar la tienda.
- No os preocupéis, se la daré, os aseguro de que no volverá a repetirse nada parecido. Ahora lo mejor es olvidar este desagradable incidente y pensar en cosas más agradables... ¿Que hay para cenar?. Espero que haya un buen asado... - Respondí conciliador, esperando que me siguiera el juego y se olvidara de Ander.
Gorzan asiento con la cabeza. Los integrantes poco a poco se van instalando alrededor de la fogata. La noche promete ser larga y tediosa. La tienda de Gorzan es montada por fin y el mercader da las buenas noches a Mara. Cuando Darvin se dispone a entrar en ella Gorzan lo detiene.
- Sólo hay espacio para uno - responde sujetando suavemente su brazo - la señora sin duda dormirá mejor sola. Si quiere puede dormir en el saco cerca de la entrada - señaló un lugar un poco más alejado - yo estaré allí.
Me dan ganas de gritar de frustración, pero mantengo mi sonrisa zalamera, mientras respondo:
- Así sea, lo que sea para que mi bella florecilla pase una buena noche, tranquila y cómoda...
Puse el saco en el lugar indicado, cerca de la entrada de la tienda, y me dirigí a Mara, con una sonrisa dulce como la miel:
- Espero que pases una buena noche, cariñito mío...