Partida Rol por web

—No me ha gustado ese gesto de girarse la gorra—dijo Nadire para sí misma.

—¿Cómo?—preguntó Tong-Hu desde la radio— ¿Que alguien se ha girado la gorra? Mal asunto, muy mal asunto.

A Rendam le sorprendió ver caer los anillos. Por lo visto sus compañeros no se vieron afectados lo más mínimo. Encima se había girado la gorra, por lo que la cosa se ponía más interesante que nunca.

Si los anillos no son el vínculo, entonces lo será él. Sintió un enorme impulso que le llevó a correr a una velocidad vertiginosa. No sabía bien por qué, pero se dejó llevar por la emoción y el frenesí del combate. Corrió alrededor de sus contrincantes, disparando una ráfaga de flechas hacia el cielo desde varios ángulos. El cielo se llenó de la salva de flechas que caían en picado. Y entonces saltó. Un enorme salto antinatural.

Las flechas sólo eran disuasorias. Caían alrededor del chico y sus mochimon, pero curiosamente no les daban, excepto una que se dirigía a la gorra del chico. Lo que vino después fue Rendam, cual halcón cayendo en picado hacia su presa. Sus alas desplegadas, sus plumas metálicas alineadas como si formaran una hoja más grande, como el filo de una guadaña que apuntaba a gran velocidad al costado de Mustard.

Vuelo cortante del halcón susurrante. Se le vino a la mente al instante.

El ataque de Rendam rasgó la tela, la carne y la sangre y podría haber sido mucho peor de lo que realmente fue. Zakuro, el león de piedra, se lanzó sobre Mustard como antes lo había hecho contra Lem, para intentar apartarlo del golpe. Pero a cambio el mismo se llevó parte de un golpe que rascó su piel de piedra provocándole una laceración una laceración. El entrenador mochimon rodó por el suelo por la embestida de su propio compañero.

—Joder como duele—se quejó Mustard con una gran expresión de dolor llevándose la mano a la ensangrentada herida mientras se levantaba—. Tú lo has querido... ¡TRI-ATAQUE!

Rendam dio un saltos hacia atrás, esquivando una dentellada del león pero cuando se quiso dar cuenta estaba rodeado por los tres mochimon. Lem le lanzó una poderosa descarga eléctrica y Naboru escupió un tornado de fuego. Por último Zakuro rugió provocando un pequeño terremoto que fue disparando piedras hacia el aire, hasta golpear al ávido y provocar una gran humareda que dejaba su destino incierto.

Rendam le hace 16 puntos de daño a Mustard. Éste reduce en 5 y se quedan en 11. Mustard gasta un punto de épica para subir en 2 su resistencia física. Acaba recibiendo 9 puntos de daño. Mustard pasa a estado GRAVE.
Mustard le hace 12 puntos de daño a Rendam. Éste reduce en 6 y se quedan en 6. Como Rendam ha sufrido el doble de su Fuerza tiene que hacer una tirada de Daño Global. Tiene que hacer una tirada de 2d6+2d6 (por Imbatible)+2 (por Fuerza) +6 (por Dominio Físico)-3 (por GRAVE). En caso contrario caerá a estado de DERROTA. Podrías en caso de ser necesario usar un punto de épica para sumar +1d6 a la tirada o para relanzar ciertos dados.

Estado de los PJs
- Mustard Fresno. 15 + Daño desconocido. GRAVE.
- Rendam 14 puntos de daño. GRAVE.

Eso sí que ha sido un buen golpe...

Se hizo un silencio tras el crude de ataques devastadores y se escuchó a Tong-Hu desde su radio.

—Noigona. ¿Ca'pasao?—preguntaba frenéticamente sin dar tiempo a esperar una respuesta—¿CA'PASAO?

—¡INCREÍBLE!—gritó Mosto—¡Qué cruce de ataques! ¡Vaya acción desenfrenada! Rendam y Mustard se han atacado con todo los que tienen. ¡Y LOS DOS SIGUEN EN PIE! Este es sin duda un combate digno del Torneo. Y de las rondas finales, que un servidor sabe de lo que habla que para eso lleva años comentándolo.  Se me acaban las palabras del diccionario de comentarias para describir lo que mis ojos acaban de ver. Ha sido brutal, pero también hermoso como una danza. ¡La lucha hecha arte! La verdad es que no se me ocurre qué más se le puede pedir a este combate.

Mustard se dejó caer al suelo todavía con la mano en la herida y un grave gesto de dolor en el rostro.

—Yo lo dejo aquí—dijo sonriendo satisfecho—. Me rindo.

—¡Y SE ACABA EL COMBATE!—anunció Mosto—¡MUSTARD FRESNO SE RETIRA! ¡RENDAM ES EL GANADOR!

Se me había olvidado decirte que la Dificultad era de 20 y menos mal porque has sacado un 20 justito. Ya es mala suerte rerolear los 1s y sacar dos 1s más xD.

—¡CAPITÁN¡ ¡QUE HA GANADO!—gritó Sira emocionada. Luego se volvió a sus acompañantes y las abrazó. Acto seguido, fue a ver a Rendam.—RENDAM, estábamos nerviosas. Gominola tendría que verte... ¿Cómo te encuentras? Ha sido un combate muy duro...—Sira intentó tapar las heridas.—¡GOMINOLA!

Al oír que había ganado, Rendam se sentó bruscamente en el suelo. Realmente creí que no lo contaba. Le alegró ver a Sira acercándose rápidamente y preguntándole por su estado.

- Estoy bien, creo... un poco chamuscado- le dijo a Sira. Notó que humeaba por algunas partes y tenía bastantes heridas. Se sentía bastante dolorido.

Tras esto miró a Mustard, que estaba en el suelo también, a pocos metros de él. 

- Ahora entiendo por qué no necesitabas esos anillos. Realmente tu vínculo con tus compañeros es impresionante- dijo satisfecho. Realmente no recordaba haber tenido un combate tan intenso desde... desde el tiempo que recuerda. - Tenemos que volver a combatir algún día. Pero ambos con las fuerzas al máximo.

- ¡¡ TOOOOMA YA!! -gritó de forma efusiva Siobhan que acto seguido se tiró encima de Nadire abrazándola a la vez que levantaba el puño y lo movía en señal de victoria.

Se había dejado llevar por la emoción del momento,  pero rápidamente al grito de Sira, la doctora dejó tranquila a Nadire y salió a auxiliar a su camarada.

- Enhorabuena campeón, has estado fantástico. -fueron las palabras que le dedicó a Rendam una vez llegó a su lado. Luego, lo examino diligentemente y dirigiendo la mirada hacia el narrador del combate dijo: - Señor necesito agua fría, gasas y cataplasmas para tratar sus quemaduras y heridas. ¿Podría decirme dónde puedo conseguirlas lo más rápido posible?

Sin dar tiempo a una respuesta, Siobhan miró a Sira y añadió: - Sira, ¿Te encargas tú de recibir y custodiar el medallón?

Con el combate terminado se formó un poco de revuelo, había quién pedia cobrar el premio de su apuesta y quien se quejaba de que el combate no había acabado por KO. Lo normal entre piratas, vamos.

—Pues yo de eso no tengo—le respondió Mosto a Siobah—. Lo mejor va a ser que vayáis a cualquiera de los bares. En alguno habrá un botiquín.

El hombre miró un reloj.

—En fin se me hace tarde y tengo que marcharme—se acercó al entrenador mochimon y le dio un fajo de billetes—. Tu parte. La verdad es que ha sido un placer comentar tus combates, Mustard. Una pena que no puedas participar en el torneo. ¡Hasta luego!

Los tres mochimon se acercaron a su entrenador después de anunciara su retirada y lo reconfortaron a su manera. Parecían entender perfectamente lo que había ocurrido. Mustard se levantó como buenamente pudo, recogió sus anillos, y se despidió de Mosto.

—Gracias por todo. Al menos he tenido mi propia versión del torneo.

El entrenador se acercó cojeando hacia donde estaba Rendam. No se quitaba la mano de la herida que le había hecho el ávido, la cual todavía sangraba.

—Lo siento—dijo rechazando con una mano a Sira mientras apretaba los dientes de dolor—, pero el combate lo ha ganado éll, así que el medallón es suyo.

El muchacho se acercó a Rendam y le tendió el medallón. Era de plata. Una hermosa pieza de orfebrería hermosamente labrada con motivos piratescos. En uno de los lados se veía una portentosa calavera con dos tibias cruzadas. En el otro... fuera lo que fuera había sido destrozado. Los relieves habían sido arruinados por alguien que había grabado un número con algo parecido a un cuchillo. En este caso, un número 15.

—¿Otro combate? No, no. Ya he tenido suficiente. Esto que me has hecho me duele demasiado como para repetirlo—Mustard fue a sonreír pero el dolor corto la sonrisa—. Esto es tuyo, te lo mereces. Imagino que tú no tampoco estás para participar en el torneo, así que úsala bien. Y ahora si no te importa, voy a buscar un médico. 

Nadire que también había vibrado con el final del combate, apareció al lado de Mustard.

—Puedo acompañarte si quieres—dijo sin quitar un ojo de encima a los anillos—. No te vayas a desmayar o algo por el camino.

Siobhan intervino en ese instante.

- No hará falta, yo soy doctora,  tan sólo acompáñanos y trataré tus heridas. Eso si Nadire, si puedes echarnos una mano con él, nosotras llevaremos a Rendam.

Dicho eso, Siobhan se incorporó para echar un ligero vistazo a Mustard y añadió:

- Sira, ayúdame a incorporar a Rendam. Nadire presiona la herida de Mustard con algun trapo. Démonos prisa, todas esas heridas necesitan atención.

Justo cuando Sira iba a por el medallón, se acercó Mustard para dárselo a Rendam. Me parece bien que se lo de él, ¡ha ganado el combate y ha estado espectacular! Cuando oyó las instrucciones de Gominola, cogió a Rendam a la vez que decía:

—Vamos, Rendam, un último esfuerzo. Ya solo queda descansar y disfrutar del medallón ganado. Nadire, ¿cuál es el bar más próximo? —preguntó Sira—. ¿Vienes con nosotros, Mustard?

-Realmente no, no creo que pueda combatir en el torneo. Pero tengo buenos amigos que darán buen uso de esta medalla.- dijo Rendam a Mustard mientras miraba a sus compañeras. Simplemente se estaba dejando llevar por Sira y Siobhan, según fueron diciendo. Se levantó con esfuerzo y se apoyó sobre Sira con una de sus alas. La miró con amabilidad, agradecido y a la vez preocupado por tener que cargar con él.

Volvió a dirigirse a Mustard. - Vamos, no seas cabezón y ven. No vas a encontrar mejor doctora que nuestra capitana.

Con tanta presión porque fuera con ellos, Mustard no se negó.

—Bueno, vale—el entrenador llamó a sus mochimon—. Zakuro, Lem, Naboru, nos vamos.

Un par de horas más tarde, Siobahn terminaba de suturar el corte que Rendam le había provocado al entrenador mochimon. Estaban en un local  tranquilo de lo normal. El cliente más llamativo era un cowboy con un brazo mecánico sentado en una mesa bebiendo whisky tranquilamente. También había un par de mesas ocupadas, pero tampoco eran ruidosas. El sol ya casi había desaparecido, dejando como testimonio de su presencia unas líneas naranjas en el horizonte. No quedaban más de tres horas para el comienzo del torneo.

Nadire había aprovechado para examinar los anillos de Mustard, pero sin poder desmontarlos (cosa que el entrenador tuvo que prohibirle) no había muchos secretos que averiguar. Parecía que los entrenadores usaban cada uno de esos anillos para crear un enlace entre él y uno de sus compañeros, doblegando su voluntad. Aunque los grandes entrenadores no requerían de ellos con el tiempo.