Partida Rol por web

Miro al alemán sin enojo. No es él quien me crispa los nervios:

- Le entiendo perfectamente, él es su superior y no puede contradecirle, pero arrestarme en mi compartimento me parece una medida exagerada. Soy de las pocas personas que no se movieron del vagón restaurante, y todos los suyos lo saben. Sólo me han apartado por decir lo que pienso. Porca misseria. De todas formas, puede registrar lo que quiera. Los efectos personales.... supongo que serán discretos, ¿no?

Clavo mis ojos en las azules pupilas que me han acompañado, esperando su respuesta. Bajo la maleta para que pueda abrirla y mirar, mientras le pregunto:

- Usted no me cree culpable, ¿verdad?

Me levanto furioso cuando oigo que van a registrar mi equipaje- ¡Ni hablar!¡Interrogueme si quiere, pero no permitire que violen mi intimidad, y menos sin pruebas!¡No me he movido del vagon desde que llegue antes de que la comida estuviera lista, cosa que no se puede decir de usted!¡¿O alguien de los presentes me ha visto salir?!- respiro hondo e intento calmarme- Pregunteme si quiere, pero no consentire que toque mis cosas sin motivo. Si quiere registrar mi equipaje, debera mostrarme una prueba que me inculpe.

Respondo al teniente Strags

En mi equipaje hay un arma...

Dejo que todo el mundo piense en lo que acabo de decir

...pero estarán de acuerdo todos en que no es el arma homicida, el arma que llevo es un estoque del S XVII, francés, con una cazoleta de oro blanco. Muy valioso, amén de otros objetos importantes. Viajo a Berlín por un tema de herencias en Cerdeña, y esos objetos avalan quien soy, el Conde Aluccio, heredero legítimo.

Viajo para recuperar lo que me pertenece desde que nací. No quiero que nadie registre mis cosas porque sinceramente, empiezo a no fiarme de ustedes, de nadie en realidad, pero ustedes son los que tienen las armas. Ya verán el proceso que se va a originar cuando lleguemos a Berlín...

Señorita... no se quien ha sido el culpable del acto. Dudo que usted haya sido... en la mesa estabamos demasiados. Pero lo cierto es que algunos compatriotas suyos se ausentaron, y salvo que haya un polizon me temo que no podemos permitirnos tonterias. No se que llevamos, NINGUNO de nosotros deberia saberlo... pese a que el Capitan diga saberlo... es todo demasiado raro.

No voy a revisar sus efectos personales... con que me los muestre y revise bajo su cama es suficiente... vaya a ser que se haya escondido aqui.

El capitán se lleva los ojos a los párpados, mientras se los frota. -Parece que lo de los equipajes no ha sido muy buena idea, teniente.- Suspira, y luego le hace una señal al Sr. Alexandro. -Bien, dígame sus motivos. Vamos a la salita.- Tras eso, el capitán sale, a toda prisa, y furioso. O los detenía a todos, o los fusilaba, así que mejor era ir y dejar que los ánimos se calmasen. 

-Que nadie salga de aquí.- Dice, mientras mira a sus compatriotas de las SS. -Y por su bien será mejor que se calmen y se callen. Tras escuchar al Sr. Alexandro, les tomaré declaración.- Tras decir esto, de forma seca, se va. 

Tras oir que seguramente no examinarian mis pertenencias( al menos no de momento) me siento y cierro los ojos, mientras maldigo a los alemanes, a mi padre por obligarme a realizar este estupido viaje y al idiota que invento el tren.

Abro la maleta, para que pueda mirar lo que quiera, y me aparto, para que también pueda mirar bajo la cama.

Sólo murmuro:

- También se ausentó gente entre los suyos.

Lo se... y eso me preocupa mas... no se quien podra ser el culpable señorita...

Tras revisar la habitacion me dispongo a salir.

Señorita, cerrare desde fuera el camarote. Ruego que no intente abrirlo. No me gustaria que terminase con un balazo en la cabeza... por favor. dice Hein mientras sale y cierra el Camarote.

Señor capitán. Le comentaré lo que he pensado hasta el momento:

El maquinista ha muerto y al parecer el disparo ha sido realizado por alguien que viajaba en este tren puesto que ha sido realizado con su arma. Eso es un hecho.

Sin embargo, centrémonos en que situación puede haber sido asesinado el maquinista:

Puede haber sido asesinado con el tren detenido, o con el tren en movimiento.

Bien, procedamos a un analisis de los hechos. El tren sólo se ha detenido en una ocasión, es decir que existen 3 opciones para el asesinato: Antes de la pausa, durante la pausa y después de la pausa.

Quiero destacar aquí, que en el momento de la pausa me encontraba en el vagón cafetería y vi con mis propios ojos como el señor Kassel hablaba con el maquinista para asegurarse de que todo andase bien, también quiero destacar que los señores Senn y Walter, de su equipo, salieron al exterior a cerciorarse de las razones por las que el tren se había detenido. Esto supone, tres opciones:

1. El maquinista estaba aún con vida en el momento de la pausa.
2. El asesino engañó al señor Kassel haciéndose pasar por el maquinista en el momento de la pausa y, por tanto, se encontraba en ese momento en la locomotora.
3. El señor Kassel fingió que llamaba al maquinista y en realidad no se comunicó con él.

Veamos pues, ordenando un poco las ideas:

Primera opción: Si el maquinista fue asesinado antes de la pausa con el tren en movimiento, en primera instancia el señor Kassel nos habría engañado a los presentes en la cafetería y por tanto estaría involucrado de alguna forma. Además, el tren reanudó su marcha después de la pausa, así que alguien debería haberlo hecho en el lugar del maquinista. Ese alguien también estaría involucrado y presumiblemente podría tratarse del asesino.

Segunda opción: Si el maquinista fue asesinado durante la pausa, con el tren detenido. Aquí hay que entrar a considerar que aún el señor Kassel puede estar involucrado de alguna forma. Supongamos que no lo está, existen dos posibilidades, que el maquinista haya sido asesinado antes o después de entablar conversación con el señor Kassel. Si fue asesinado antes, el asesino se hizo pasar por el maquinista, así pues el asesino sería un varón. En cualquiera de las dos posibilidades (tanto si fue asesinado antes como si fue asesinado después de hablar con el señor Kassel) el asesino tendría que haber sido el responsable de poner de nuevo en marcha el vehículo y acelerarlo intentando recuperar el tiempo perdido (si recuerda bien, después de la pausa el tren avanzó a gran velocidad), ya que estamos suponiendo que el maquinista haya sido asesinado durante el intervalo de tiempo en que el tren estaba detenido. Además de este hecho, el asesino debería haber ajustado sus tiempos de acción a la salida de los señores Senn y Walter, de lo contrario, estos habrían visto que algo raro ocurría cuando salieron desde la cafetería a comprobar la situación del tren.

Tercera opción: Si el maquinista fue asesinado después de la pausa y con el tren en marcha.

En cualquiera de las tres opciones nos encontramos ante la siguiente evidencia: Alguien ha tenido que recorrer el tren hasta la locomotora con este en marcha. En la primera y tercera opciones para alcanzar al maquinista y después regresar, en la segunda opción, tan solo para regresar. Esto es debido a que el asesino tiene que haberse aproximado hasta el maquinista hasta tener visión para poder matarle, esto es, el asesino tiene que haberse desplazado por el tren atravesando el vagón de equipajes y el vagón carbonero. Para atravesar el vagón del carbón es necesario atravesarlo sobre este, es decir, entre el carbón. Quiero destacar que este hecho, invariablemente significaría que el asesino haya manchado sus zapatos, y presumiblemente su ropa, de carbón. Para no haber manchado su ropa debería tratarse de alguien con una especial agilidad, sin embargo, los zapatos deberían haberse manchado en cualquier caso. Como iba diciendo, el asesino atraviesa el vagón de carbón con el tren en movimiento manchando sus ropas y zapatos, regresa atravesando de nuevo este vagón y el de equipajes con el tren aún en movimiento y llega hasta los vagones de viajeros donde se esconde.

Esto implicaría huellas de carbón sobre el tejado del vagón de equipajes y posiblemente los vagones de pasajeros. Esas huellas no podrían haber sido limpiadas mientras el tren haya estado en movimiento ya que nadie puede detenerse en un tren en marcha a limpiar huellas del techo del vagón, así que estas deberían seguir ahí. Ahora bien, podrían haber sido limpiadas con el tren detenido, en este caso, después de la pausa, alguien arrancó la locomotora, y ese alguien nuevamente habría atravesado el vagón de carbón para regresar volviendo a manchar el vagón de carbón.

¿Que deduzco yo de esto? Si el asesino se manchó las ropas al atravesar el vagón de carbón, sería aquel que se hubiese cambiado de vestimenta en algún momento entre su llegada el tren y el momento actual. Adicionalmente, si se ha atravesado el vagón de carbón, en algún lugar deberá haber zapatos cuya suela está manchada de carbón además de huellas de zapato junto a este vagón y en los techos de los vagones. Por tanto, si estamos en este caso, hay pruebas que aún no tenemos pero que nos servirían para localizar a un sospechoso principal.

Supongamos ahora que, de alguna forma, el asesino evitó atravesar el vagón de carbón. Esta forma debió de ser forzosamente una de dos:

• Primera opción: El asesino debió llegar hasta el maquinista en el momento en que el tren estuvo detenido, (ya que, si bien es posible regresar desde la locomotora a los vagones traseros por fuera del tren con este en marcha, es imposible adelantar al tren en movimiento para llegar hasta la locomotora). De ser así, estarían exhentos de culpabilidad todos aquellos que se encontraban conmigo durante toda la duración de la parada en el vagón cafetería, es decir: El señor Kassel, la señorita Macinni, el señor Lucio Gario, los señores Walter y Senn y yo mismo. Si bien los señores Walter y Senn se ausentaron durante la parada, regresaron justo antes de que el tren reanudara la marcha, así que no pudieron haber asesinado al maquinista y luego volver a hacer moverse el vehículo. He de destacar, que en el mismo momento en que el tren se ponía en marcha de nuevo, yo abandoné la cafetería y me fui al baño de mi compartimento. Mientras hacía esto, me crucé en el vagón italiano a la señorita Romina Lorena, y al señor Italo Crespi. Así pues, ambos dos se encontraban en el vagón italiano en el momento en que el tren reanudaba la marcha y por tanto ellos tampoco serían culpables.
   
• Segunda opción: El asesino tuvo ángulo de tiro y capacidad como para disparar un arma como su rifle desde una distancia considerable y con el vehículo en el movimiento compensando el traqueteo del tren y con una gran precisión. Sinceramente, presumo que muy pocos en este tren serían capaz de realizar semejante disparo y aquellos que fueran capaces serían los principales sospechosos.

Realiza una pausa reordenando sus ideas.

En cualquiera otra circunstancia, existirían huellas de carbón.

Podemos deducir que, si no existen huellas de carbón, nos encontramos ante una de estas dos opciones, sin embargo, entre estas dos opciones, una requiere bajarse de un tren en marcha y volver a subirse (es decir, tierra y polvo del camino en el calzado) y la otra requiere capacidad y precisión en el disparo. Cualquiera de esas dos opciones es, por tanto, rastreable.

Independientemente de todo lo anteriormente expuesto, se hace necesario destacar que nadie ha oido disparo alguno. Así pues, o este ha sido realizado silenciado de alguna forma (y por tanto a una distancia realmente cercana) o este ha sido coordinado con la bocina de la locomotora. Esto nos limita aún más los posibles momentos en que se cometió el crimen, así como también nos limita el crimen a un único disparo realizado. Es decir, quien disparo, no falló.

Por último, cabe destacar que nada de esto es válido si el asesino es, por ejemplo, un polizón que se hallase escondido en el vagón del carbón.

Le he dicho antes de entrar aquí, que tenía motivos para confiar en la inocencia de la señorita Macinni, tanto como en la mía propia. Estudie su caso. Ha estado desde su llegada al tren y hasta el fin de la detención del vehículo continuamente conmigo en la cafetería (El señor Kassel puede dar fe de ello). Esto limita a que si uno de nosotros hubiera realizado el crimen, lo habría hecho con el tren en marcha y después de la detención. Es decir, o somos capaces de realizar el disparo unico, certero, preciso y con pulso firme necesario para matar al maquinista desde la distancia con el tren en marcha, cosa que me cuesta creer de la señorita Macinni y puedo asegurar de mi mismo, o hemos tenido que atravesar el vagón del carbón con el tren en marcha manchando nuestros zapatos y nuestras ropas. Ya ha visto el vestido de la señorita Sofía y puedo dar fé que es el mismo con el que entró en el vagón cafetería al comenzar la mañana.

Termina su larga exposición del análisis de la situación y se queda evaluando al capitán y su reacción.

El capitán escucha atento, ciertamente sorprendido por las tesis del italiano. Realmente tiene madera de detective. Una vez ha terminado, Stein no se mueve, reflexionando sobre lo que ha dicho. Tras un silencio, de unos segundos, y sin moverse, empieza a hablar. 

-Realmente, son hipótesis muy interesantes, señor Alexandro. El disparo en marcha es, cuanto menos, en extremo improbable. En este tren, solo cinco somos militares. Desconozco las dotes como tirador de Senn, Walter o Matog, así como las del alférez, pero dudo que puedan hacer un disparo de semejante precisión, digno del mejor de los francotiradores. Yo ni siquiera en mis tiempos de joven podría.- El capitán sonrie, de forma melancólica. -Por lo tanto, debemos suponer que o uno de mis hombres ha disparado, o que, ciertamente, aquí hay alguien con un entrenamiento militar, muy avanzado. Cosa que no creo posible. Y dudo de la culpabilidad de mis hombres. No veo que ganan matando al maquinista.- 

El capitán entonces piensa, reflexiona. 

-En caso del resto de sus hipótesis, habría que para el tren para investigarlas. Ahora iba a llamar al alférez Berger, que está al mando. Lo hablaré con él, para ver si puede para el tren, y podemos descubrir algo de este maldito embrollo. ¿Puedo pedirle que vaya a buscar a la señorita Maccini? Quiero interrogarla en persona. Por favor, diga a alguno de mis hombres que la traiga. Se que no ha sido ella, no se preocupe, no voy a matar a nadie en este tren. Si como dice usted es inocente, no debe preocuparse. Pero debe defenderse en persona.-

Se saca una pitillera dorada de su bolsillo, con una esvástica negra sobre un círculo blanco gravado, y de esta se saca un cigarro, envuelto casi todo él en un forro dorado. Tabaco alemán. Golpea en cigarro contra la pitillera, y se lo pone en la boca. Ofrece un cigarro al italiano

-Ah, y gracias, Sr. Alexandro. Parece ser usted una de las pocas personas decentes en este tren.- 

Hay un problema con sus órdenes capitán. De buen grado acompañaría yo mismo a la señorita Macinni durante el interrogatorio si fuese necesario. Pero dudo mucho que sus hombre me dejen actuar a mi como emisario de sus órdenes. Creo que, lo mejor para mantener la calma en este tren, es que sea usted quien de las órdenes y que yo vuelva al lugar que me corresponde, es decir, entre los sospechosos arrestados...

Conjeturas más, conjeturas menos, ninguna parece estarnos llevando a nada y estoy cada vez más cansado con este asunto. ¿Quieren revisar mi equipaje? Pues que lo hagan, no tengo nada que ocultar, sin embargo y dado que alguien consiguió colarse y sustraer el arma del capitán ¿quién quita que no consiguiera entrar al vagón de equipaje y poner algo comprometedor en el equipaje de aguno de nosotros para despejar sospechas en su persona?

Los alemanes están convencidos de que el culpable se encuentra entre nosotros, no pongo las manos al fuego por nadie, pero sabido es que es más fácil ver la paja en ojo ajeno que la viga en el propio.

-Disculpen, pero ¿puedo fumar aquí? -digo sacando del bolsillo interior de mi chaqueta un puro y cerillas.

Pronto será mi turno para ser interrogado, ya veremos que pasa.

Y allí me quedo sola, furiosa, y sin saber bien qué hacer ahora. Me siento en la cama, mirando al vacio, preguntándome cuánto tiempo me van a tener aqui, aislada.

De repente, un sonido metálico, corto e intenso, recorre el tren, le sigue un profundo chirrido y todos los viajeros notan una sacudida tan violenta y repentina que pierden el equlibrio y muchos de ellos caen al suelo o se golpean con la pared, el teniente Strags se choca con las botellas del bar y varios cristales se le clavan por el cuerpo.

El capitán Stein pierde por completo el equilibrio y cae sobre el señor Alexandro.

El teniente Senn que en ese momento entraba en el vagón restaurante cae al suelo y se arrastra unos metros, sillas, botellas, utensilios de cocina y otros enseres caen de su sitio al suelo. Una olla alcanza al señor Kassel en la cabeza.

Cuando todo termina el tren se ha detenido por completo...

¿Hemos descarrilado?

Algo evidentemente le ha pasado al tren. Sea lo que fuere tomo a Matog, como al resto, completamente desprevenido. En especial por el hecho de que tremendo sacudón lo dejo completamtne ileso. Por poco se considero afortunado hasta que vio como estabán sus compañeros. El leve beneplacito que sintio dio lugar a una mascara fria de temor.

- ¡Por Dios!, ¿Que diablos paso?. ¡Que nadie se mueva! ¡Quedense donde están! ¡Senn!, fijese como esta Strags, parece malherido... ¿Capitán Stein? ¿Me oye, se encuentra usted bien?.

El capitán se levanta, de forma lenta. Parece que no está herido. Ayuda al Señor Alexandro a levantarse. Se dirige rápido al vagón restaurante, para ver los estragos. Parece que había algunos heridos. 

-Si, estoy bien. Capitán Matog, ayude a Herr Kassel, parece que se ha golpeado fuerte en la cabeza. Y que alguien vaya al compartimento de la Srta. Maccini.-

El capitán trata de localizar a los heridos. -Bien, pondremos a los heridos en el vagón italiano, lo más lejos posible de la locomotora. Strags, Matog, Walter, ayuden a los heridos. Yo voy a la locomotora, a comprobar como está el alférez Berguer. Si le ha pasado algo, me temo que deberemos ir caminando.- Dicho lo cual, Stein sale corriendo hacia la locomotora, por el exterior del tren. 

Me levanto aturdido tras un golpe en la cabeza provocado por una caida accidentada.

No he sufrido daños considerables, pero estoy un poco mareado. ¿Pe-pero que demonios ha ocurrido?- miro a mi alrededor para comprobar el estado de los demas pasajeros- ¿estais bien?