Partida Rol por web

Apenas a despuntado el sol por el horizonte, pero la ciudad de Roma ya se ha convertido en un autentico hervidero de gente. Los olores de los mercados y los puestos de comida próximos a la estación van sustituyendo al de la niebla matinal que comienza a despejarse. Un anden alargado de hormigón con varios bancos de hierro forjado permite que la espera sea cómoda para aquellos pasajeros que se disponen a partir o para quienes esperan a los amigos o familiares que regresan al hogar. Una enorme estructura metálica cubre todo el complejo en un vano intento de separar el exterior del interior.

Un tren procedente del sur se aproxima hacia su andén. Por las ventanas se puede ver a la gente apretada en los bancos. La mayoría de ellos han huido, ante la proximidad de las tropas aliadas, con apenas un par de maletas. Atrás quedan sus vidas y sus hogares, y solo los más afortunados tienen quien los acoja a su llegada.

Mientras tanto, preparada para salir, una locomotora de vapor tipo Mallet de 1933, según reza su placa frontal, espera expulsando una fina voluta de humo blanco. Adosada a ella hay únicamente tres vagones. El primero de ellos, justo después de la caja de carbón, es un vagón de equipajes a medio cargar, debido a los pocos pasajeros que está previsto que viajen en el tren. A continuación, y como suele ser habitual, el primer coche-cama. Un modelo de alta gama a través de cuya ventana se adivinan seis habitaciones y un pequeño salón. Finalmente cerrando el convoy un vagón restaurante; aunque los visillos de las ventanas no permiten ver el interior se intuye también un gran lujo.

En el andén, esperando el momento de partir, se encuentra un pequeño grupo de agentes de las SS alemanas. Todos los transeúntes modifican sus trayectorias para pasar lo más lejos posible de ellos, pues todos han oído hablar de las negras leyendas de estos cuerpos especiales.

En otro punto del andén, un jefe de estación está conversando con otro pequeño grupo de civiles con cara de preocupación que no encuentran el tren que les tiene que sacar de la ciudad.

A la llegada a la estación, cada uno por vuestro lado, el tren que tenía que sacaros de Roma no se encuentra en el andén. El Jefe de la estación se afana, sudoroso, en daros las explicaciones oportunas.

-"Créanme que lo siento mucho, pero las instrucciones de su viaje no nos han llegado hasta hace apenas un par de minutos. El tren en el que tiene que partir hacia Berlín es este mismo, pero aún no ha sido posible acoplar el vagón. No hemos podido siquiera informar de ello a los responsables del mismo. Si me disculpan un momento nos pondremos con la tarea."

Italo Crespi se encontraba elegantemente vestido, como siempre.  Al escuchar las palabras del jefe de la estacion sus ojos oscuros permanecieron calmos aunque por dentro un maremoto le surcaba el pecho.  Mientras guardaba una de sus manos en uno de los bolsillos de su costoso pantalón, decidió no hacer mucho escandalo. Se quejó levemente. 

- Esto es realmente inaudito. Lo esperaremos aquí , pero por favor vuelva con buenas noticias.-

Luego notó que no era tan numeroso el grupo que lo acompañaba así que decidió presentarse. Las proximas horas podrían ser aburridas y presentarse es el primer paso para entablar una conversación.

- Buenos días, disculpen si he sido grosero y he tomado la palabra sin presentarme primero. Mi nombre es Italo Crespi, encantado.-

 La sonrisa de Crespi y su presentación denota que sabe algo de etiqueta.

Capitan Stein, siempre es un placer servir junto a usted, esperemos que los civiles no tarden demasiado en llegar, no me gustaria tener que salir con retraso. Aunque supongo que en esta ocasion seran de lo mas puntuales...Bien, para los que aun no me conozcan personalmente, soy el Capitan Matog, y este es mi asistente, el Teniente Senn, esperemos que nuestra mision sea placida y transcurra sin mas problemas.

un gran viaje iba a comenzar, la misión era muy importante, los aromas de los puestos de comida y el barullo de la gante invaden los sentidos del teniente Johauns Strag que estaba junto a sus compañeros para emprender esta tan importate misión...

HEIR HITLER dice levantando su mano y presentandose

El capitán Stein observa a su alrededor. Los guardias esperan a que todo el mundo suba, los cibiles se dan prisa en llegar, evitando a los soldados tanto como les es posible... En fin, el panorama habitual de tensión y prisas que se dan en los trayectos largos en los que coinciden civiles y militares.

Al oir su nombre, el capitán voltea su cabeza y saluda al teniente alzando el brazo.

-Heir, Hitler- luego relaja su postura y contesta al otro capitán.- Espero que tenga razón y no haya ningún contratiempo en el viaje. Aunque sabemos que los trayectos tan largos pueden incomodar o poner nerviosa a la gente haciendo que cometa estupideces. Estamos aquí para evitar que eso pase. Es nuestro deber y confío en que lo haremos bien.

Luego vuelve a mirar hacia el tren, viendo como los preparativos llegaban a su fin pendiente de que estos se lleven a cabo sin ninguna sorpresa desagradable.

LLego puntual a la estación con todo mi equipaje ,con los nervios a flor de piel. y si pierdo el tren ,y dios como sera Berin y poder cantar allí rodeada de tanto publico,dios ya estos otra vez soñando despierta,espero que no se me haya olvidado nada con las prisas.

Al llegar  veo cun coro de gente ,seguro que son vaijeros para el tren,se acerca el jefe de estación,seguro que nso dice que vamos a salir ahora,eso espero porque  con lo me he apurado ,tengo ganas de  descansar y tomar una taza de cafe.

Cita:

Que ,va a haber un retraso ,nose  de cuanto tiempo vamos a estar aquí de pie esperando ,pense que ivamos a ser mas puntuales,pues nada a esperar.

Saco un cigarro y lo enciendo.

Veo que uno de lso hombres tambiém protesta,luego se presenta,veo varios civiles y militares nazis

Ya que vamos a compartir un viaje tan largo y lo vamos a compartir todos juntos yo tambiém me presentare

mi nombre es Sofia Macini,tal vez les suenen mi nombre cante en muchos sitios y aqui en roma soy muy famosa,un placer conocerles a todos .

-Srta Maccini, será un honor compartir este viaje con usted. Disculpeme por no haberla reconocido. Es usted un encanto de mujer con una voz angelical.-

La verdad es que Italo Crespi nunca escucho cantar a la señorita. Pero nunca consideró de mas realizarle cumplidos a una mujer hermosa.

-Bueno, bueno. Es la hora de salir de aqui, aunque al parecer va a ser mas tard de lo esperado.

-Un momento.... estos agentes de la ss tambien estan esperando para montar en el mismo tren???. Esto no me gusta ni un pelo...

Miré hacia los dos civiles que se habían presentado y con un tanto de apatia me acerque a ellos teniendo la sensación de que no deberia de presentarme.

-Saludos, veo que seremos compañeros de viaje en este tren. Dejenme decirles una cosa, ningun negocio a salido bien con retraso.

-Será mejor omitir mi nombre de momento. Si eso haré...

El aire gélido comienza a menguar levemente con los primeros rayos de sol. En la gente podía ver el el temor y la duda; lo que se rumoreaba estos días con respecto a Mussolini hacía desconfiar a la gente de todo el mundo y no sabían cuales serían las consecuencias de aquello.

- Heil Hitler und Güten Mörgen, Obersturmführer Senn, asistente del Haupsturmführer Matog.

Saludo a todos los compañeros de viaje que poco a poco van presentándose.

Bien, Caballeros, creo que lo mejor seria que fueramos a acomodarnos al vagon restaurante y tomemos algo de desayuno, mientras el jefe de estacion autoriza la salida....

ante el comentario del otro teniente, este suelta unas risitas, el vapor de la zona lo hacía sudar pero eso no le importaba, la gente pasaba y pasaba, estaba todo listo, solo faltaba la orden de partir...

-"Si me disculpan intentaré resolver este asunto lo antes posible."

El Jefe de estación se da media vuelta y comienza a caminar con un trotecillo singular hacia el grupo de oficiales alemanes que espera junto al vagón de pasajeros y que está comenzando a subir al tren. Cuando los alcanza empieza a conversar con ellos.

El Jefe de estación abandona el grupo de civiles y con un trotecillo singular se dirige hacia vosotros. Cuando os alcanza os hace una pequeña inclinación de cabeza y comienza ha hablar con vosotros en un precario alemán:

-"Bon Giorno, Signori. Me van a tener que disculpar, pero acabamos de recibir instrucciones para incorporar un nuevo vagón de pasajeros al convoy. Unas importantes personalidades Romani tienen que partir también hacia Berlín y solo pueden hacerlo con su locomotora."