Partida Rol por web

El gran osgo saca una maza de armas, sus brazos hacen dos de vosotros y su altura sobrepasa al más alto de los guerreros, la ferocidad de su cara con colmillos alargados y su abundante pelaje le da el aspecto de un oso a dos patas. ¡Vosotros morir! Os dice a la vez que golpea con violencia a Ingvar "Matabestias", y si no llega a ser por la constitución del bárbaro ya le hubiese torcido el cuello como si fuera una pelota. Se os viene a la mente la información del viejo sobre el gran Osgo y lo identificáis, pues no creéis que exista otro Osgo más bestia que ese.

Otro tajo acertado del paladín con su espada larga hace que la cabeza del trasgo ruede por el suelo... Después se mueve hasta ponerse a la altura del Osgo, mientras grita ¡NO HAY DOLOR! 

- Dolor... mucho dolor.- piensa Ingvar al encajar el golpe, retrocediendo un par de pasos. Y ahí se desencadenó todo... Empezó a respirar más aceleradamente, y empezó a mover el mandoble. Sus ojos se inyectaron en sangre y sus músculos se tensaron llenándose en su interior de un odio incontrolado que en cuento salió terminó con la cabeza del Osgo arrojada por el suelo, mientras el chorro de sangre de la fornida criatura salpicaba la sangre del bárbaro.

Tras ver rodar la cabeza del Osgo, Saik resopló aliviado - ¡¡Por Elhonna!!, no nos des esos sustos Ingvar! - Al ver que varios de sus compañeros están heridos se acerca a Alaric y le inquiere - ¿podrás sanarlos a todos? Yo tengo algunos conocimientos sobre sanación, te prestaré ayuda siempre que lo necesites.

El explorador permanece atento a la respuesta del clérigo, con intención de curar lo antes posible a sus compañeros.

Mirando la cabeza rodar, y aún no habiendo salido de su trance, empezó a dar gritos a los bestias y a machacar los restos del osgos con el espadón, gritando improperios, hasta que al final, exhausto, dejó caer el espadón, y acercándose a la cabeza, la cogió, y con el pelo, se la ató a la cintura.

- No... se me conoce por Matabestias por nada...- dice respirando fuerte mirando a Saik, intentando recuperarse del esfuerzo, lo cuál hizo, que cuando atendieran a Ivho, se sentara en el suelo, enfundando el espadón.

Bast estaba satisfecho por haber frustrado los planes del mal una vez más, y mirando con orgullo a sus compañeros dijo:

-Buen trabajo nobles caballeros, ésto no se consigue todos los días. Yo me ofrezco también en ayudar en la sanación, algún conocimiento albergo sobre el tema; y no pienso curar mis propias heridas hasta que todo el grupo haya sido atendido adecuadamente.

Hizo una pausa, y luego recordó una de las principales razones por las que habían ido a aquél lugar.

-No debemos olvidar el motivo por el que vinimos aquí, hay que encontrar al amigo del viejo clérigo, o lo que quede de él ...

Concluyó con un tono bastante apesadumbrado.

Arranco una carrera hacia la terrible criatura pero antes de dar dos pasos escucho como Ingvar, cegado por la ira, comienza a gritar salvajemente y separa la cabeza de los hombros de la criatura.

Tras esto y con los niveles de adrenalina ya bajando, me derrumbo en el suelo lo más digno que puedo. Me siento con las piernas cruzadas mientras inspecciono las heridas que me habían provocado en el enfrentamiento.

-No me vendría mal un poco de ayuda- Digo mirando hacia Alaric.

Por Pelor, la situación ha sido tensa...

Saik, ayuda a Bast con las heridas de Ingvar. Como paladín no dudo de su habilidad curando pero necesitará de tu destreza con las manos para compensar los pesados guanteletes que lleva. Yo me encargo de Ivho. -dijo Alaric arrodillándose junto al monje.

Viendo las contusiones provocadas en la carne del monje por las mazas de los trasgos, Alaric vio que los vendajes que estaba usando y las plegarias que invocaba no serían suficientes a corto plazo- Hmmm, voy a necesitar algo más de tiempo con tus heridas compañero...

-Así se hará compañero. Dijo respondiendo a Alaric.

A continuación se dirige para Ingvar y le dice:

-Ahora estate quieto, no quiero lastimarte más de lo que ya estás.

Viendo como los esfuerzos de Alaric no surtían efecto y mis heridas seguían sangrando busco entre los pliegues de mi ropa. 

Saco un pequeño frasco con tapón de corcho, lo abro y vacío el contenido en mi boca.

-Gracias Alaric, llévale esto a Ingvar- le digo alargandole otro frasco. 

Me levanto con algunas dificultades, el contenido debía haber perdido sus propiedades y no había sido de mucha utilidad. 

Me acerco a una de las ventanas de la estancia y trato de escuchar mas allá del sonido del mar y la madera. 

- Joder, me haces daño... para...- dice Ingvar con la mirada perdida, intentando apartar la mano de Bast, pero casi sin fuerzas, todavía exhausto

Mientras sus compañeros se lamen las heridas como buenamente pueden, Saik se pone en pie y se decide a hacer lo que mejor sabe hacer un explorador: explorar.

Alaric, Bast, voy a echar un vistazo a la cubierta superior, por si quedara algún enemigo más arriba, estad alerta, creo que deberíamos dejar descansar un poco a los heridos por ahora - comienzo mi camino hacia las escaleras - de todos modos no soy tan temerario - dice mientras le dedica una mirada al bárbaro -  si veo algo volveré a avisaros.

Viendo que Ivho parecía tener una buena cantidad de esas pociones reconstituyentes, Alaric se levantó, aceptó la que le ofrecía el monje y fue junto a Ingvar y Bast, que parecía estar teniendo el mismo éxito que él en tratar las heridas de bárbaro.

Toma Ingvar, tomáte esto y vuelta a la acción. -dijo ofreciéndole el pequeño frasquito.

Ingvar cogió la poción con mano temblorosa la poción, quitando el tapón y bebiéndosela de un trago, pasándose la manga ensangrentada por la boca.

Al cabo de los segundos, se encontraba bastante mejor, volvía a estar en sus plenas facultades.

- Muchas gracias amigo. Vamos joder, hay que buscar al amigo del clérigo, a ver que coño le ha pasado.- dice dando un golpe en el suelo y levantándose rápidamente, cogiendo su arma.

CUBIERTA SUPERIOR

Este es el primer espacio abierto al exterior de la embarcación, y donde se alberga la segunda batería de ataque de la nave. Se compone de una cubierta central, más baja que dos superiores, distribuida entre la popa y la proa del barco. 

Os encontráis con dos habitaciones, una adelantada de la otra:

12.Sala de juntas (primera puerta)

La antigua sala de reuniones, donde se tomaban las decisiones y se reunían los oficiales, no es ahora más que una estancia desolada. Por todos los rincones hay un gran desorden de papeles y mapas que yacen esparcidos por el suelo en compañía de sillas rotas y enormes charcos de sangre. Los cadáveres hace tiempo que fueron arrojados por la borda y ahora solo quedan largos regueros de sangre que manchan de rojo el tablado. En el interior de la estancia aún pueden contemplarse los mapas marítimos que cuelgan de las paredes, así como dos amplios ventanales que dejan entrever un océano revuelto que hostiga con violencia la embarcación.

Precisamente desde estas áreas de los extremos, los enemigos pueden ver y atacar cuando os encontréis en el área 13 (la última puerta), lo que convierte esta sección en una trampa letal en la que se pueden combinar los ataques cuerpo a cuerpo con los ataques a distancia.

Sala de juntas: Aquí descubres a un grupo de cinco goblins ocultos, parece ser que están demasiado ocupados contando las monedas robadas a los cadáveres para permanecer atentos a la cubierta central.