Partida Rol por web

Con las manos ya engarrotadas de martillear me paro un momento a evaluar el progreso.

-Creo que vamos a conseguir que este montón de escombros aguante unas cuantas millas más...-

Mientras me masajeo las palmas de las manos comento en susurros: -Alaric, creo que deberíamos avisar al resto del grupo de que el barco va a poder navegar hasta el puerto más cercano al menos-

Me levanto de un saltito y mientras me giro hacia la escalera añado casi para mi mismo: -Será mejor que me de prisa o se tirarán al agua con armadura y todo...-

-Ahora vuelvo- Digo a Alaric mientras me apresuro hacia la escalera para encontrarme con mis compañeros en los niveles superiores 

"De acuerdo Ivho, yo voy a asegurarme de que no queda ninguna vía de agua".

Alaric contínua clavando tablones en las brechas del casco más preocupantes.

Llegas por fin a la escala después de haber pasado por un buen trecho de cadáveres y maderos flotantes, estás debajo de ella ¿qué haces aguardas ahí o subes?

Las grietas por donde entra el agua están bien localizadas debido al agua que se cuela en el interior, no te es difícil localizarlas mientras vas poniendo los tableros que son fijados a golpe de maza.

Estáis todos reunidos al lado de la puerta, Ingvar es el único que pega el oído a esta para escuchar algo en su interior, sin embargo es tanto el escándalo que se está formando dentro de ella que os percatáis que sin duda están rebuscando cosas detrás de la puerta.

Al alcanzar a mis compañeros me doy cuenta de que, tras Ingvar, hay una pequeña figura que sostiene una ballesta de aspecto infantil.

Haciendo poco caso del nuevo invitado me acerco a la puerta donde Ingvar pretende captar algún sonido y comento en voz muy baja: -Alaric y yo hemos conseguido salvar el barco, al menos de momento.- 

Mientras hablo también acerco la oreja a la puerta e intento advertir algún posible peligro al otro lado. Voces con aire agresivo, gritos de dolor o algo que me indique lo que puede ocurrir fuera. Miro a Ingvar y susurro: -Tu escuchas algo?- 

-Espero que si podemos hacernos con el control del barco, alguien de nosotros sepa hacerlo navegar...-

​Tras oír lo que hay detrás de la puerta añado: -Alaric está terminando de sellar las grietas y no sé cuánto tiempo más va a tardar, tenemos que arriesgarnos a tomar el control del barco o nuestro esfuerzo no habrá servido para nada.-

Me giro hacia el recién llegado, le miro detenidamente unos segundos y le hago gestos con la cabeza hacia la puerta mientras digo: -Tú tienes que saber unos cuantos trucos en caso de que allí afuera nos esperen con algo más que una buena sonrisa, ¿se te ocurre algo?-

Agarro el bastón que llevo a la espalda con ambas manos y me preparo para lo que pueda pasar.

Sopeso la escalada con la armadura y tras unos instantes, agarro con fuerza la escala y le dedico todo el tiempo del mundo a subir al siguiente nivel, cada paso lo mido con cuidado, cada centímetro lo asciendo con paso de caracol.

Ingvar miró a sus compañeros sonriendo y exhalando aire.

- Voy a entrar, preparaos...- y, girando el pomo, abrió la puerta, observando lo que había en el interior y agarrando el espadón preparado para luchar.

Apenas reparando en la criatura que se acurruca detrás de él, el semielfo llama la atención del bárbaro en un susurro antes de que abra la puerta -tchssss- cuando mira, tensa el arco, e inclina la cabeza hacia la puerta, indicándole que abra con cuidado para poder disparar si es necesario.

Te acercas a la puerta y escuchas tras ella te parecen que cuatro criaturas campan en su interior revolviendo todo lo que hay detrás de la puerta.

Al acercsrme a la puerta escucho lo que creo que son al menos 4 cristuras revolviendo la sala contigua. Me preparo para pelear mientras susurro a mis compañeros: -Son cuatro al menos, uno para cada uno-

Dirijo una sonrisa a la pequeña figura que nos acompaña y le hago un gesto con la cabeza hacia la puerta: -Enséñame lo que sabes hacer-

Veo como Ingvar abre la puerta preparado para luchar y cuando lanza su primera zancada me lanzo entre sus piernas para pasar por debajo, deslizándome sobre el suelo y adelantarle quedando a su derecha. 

Subo asegurándome en cada tramo de la escalerilla, así que tu diras cuando continúo.

Hummm quizás sean más supervivientes de la tripulación- pienso interesado, tal vez sepan como manejar esta enorme nave... Con estos pensamientos en la mente y con la necesidad haode saber lo que están buscando pregunto en voz alta -"¿Hola hay alguien vivo por ahí que sepa como llevar este navío a puerto?"
Mientras intento colarme entre las piernas de mis compañeros.

El desolado interior de este recinto os recuerda vagamente a lo que un día fue la cocina del barco. Ahora solo quedan los restos de algunas sillas y escombros desparramados junto a varios cadáveres que yacen en el suelo, aferrados a espadas mancilladas de sangre.

En la cocina en efecto hay cuatro trasgos, en el momento de aparecer, están rebuscando por las alacenas en busca de cualquier objeto que pudiera tener valor. Al ser sorprendidos no dudan en atacaros de inmediato. Otra puerta se encuentra al final de la cocina.

Estos pequeño humanoides tienen una cara plana, nariz ancha, orejas puntiagudas, boca amplia y pequeños colmillos afilados. Caminan erguido, pero sus brazos le cuelgan casi hasta las rodillas. Los trasgos (también llamados goblins) son humanoides pequeños a los que muchos consideran poco más que una molestia. Sin embargo, no conviene ignorarlos por completo, pues su gran número, su rápido ciclo reproductivo y su disposición maligna les impulsan a invadir y saquear las tierras civilizadas.
Un trasgo mide entre 3 y 3 1/2’ de altura y pesa entre 40 y 45 Ib. Sus ojos suelen ser oscuros y vidriosos, con colores que van del rojo al amarillo. Los colores de piel de los trasgos van del amarillo hasta el rojo intenso, pasando por diversas tonalidades de naranja; normalmente, todos los miembros de una misma tribu tienen el mismo color de piel. Visten prendas de cuero oscuro, prefiriendo los colores apagados y con aspecto terroso.

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Uno de los trasgos que estaba atrás de su grupo se acerca a ti Ingvar "Matabestias" Sigurdssonn para atacarte con su maza, con una rápidez felina sin darte tiempo a reaccionar mientras te dice en su idioma fafhfheor fhoafh eyewyruir.

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Al abrir la puerta, Ingvar se encontró el panorama. Trasgos... Malditos trasgos, siempre los había odiado más incluso que a los orcos, pues estos seres eran escurridizos y viles.

- Empieza la diversión muchachos!

Acto seguido, el trasgo lanzó una ataque a las rodillas de Ingvar, el cuál con un movimiento rápido, logró evitar el golpe. Con el flanco del trasgo expuesto tras el fallido ataque, aprovechó para lanzarle un golpe demoledor en las costillas, a la par que Ingvar gritaba cuando  descargaba el golpe.

El resultado fue la muerte instantánea del trasgo, pues  el golpe atravesó cuero, piel y huesos, afectando a los órganos internos, y cayendo al lado el cuerpo sin vida.

- Una escoria menos, el siguiente eres tú!.- dice señalando al siguiente trasgo, entrando con paso firme en la habitación donde se entraban sus enemigos.

Cuando se abrió la puerta, Saik pudo ver el inmundo enemigo al que se enfrentaban. Uno de los trasgos se lanzó de inmediato hacia Ingvar "Se nota que estas criaturas no destacan por su inteligencia, precisamente"

Mientras el bárbaro se enzarzaba en el combate, Saik, con un sencillo pero elegante paso a la izquerda de Ivho, cargó su arco y disparó contra el enemigo que tenía enfrente, con la intención de despejar un poco más la entrada, a esa distancia no podía fallar.

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