Partida Rol por web

No hubo reacción alguna, Tiki simplemente dejó salir saliva y aire de su boca indicando que aquello le había dañado pero no hizo un solo gesto de dolor, un solo quejido. Se dejó lanzar y se quedó en el mismo punto en el cual logró frenar, flotando mientras batía sus alas escuchando a gauche quien, en cuanto le ordenó volver en si misma, otra frase clave para ambos sonrió con picardía y voló recta hasta el. - Gauche cariño, el enojo no te sienta nada bien...  Hizo un sonido un tanto sexual pasándose las manos por sus muslos, levantando ligeramente el vestido antes de, con un hechizo comenzar a hacerse más y más grande hasta medir un metro. Aquello le costaba un esfuerzo pero se pasaba todo el tiempo cargándose de maná para aquellas cosas y además como la siguiente orden era dormir no tendría problemas para recuperarse. Se despidió del ladrón lanzando un beso al aire y una risita fue lo último que escucharía este antes de cerrar con un portazo, indicativo para la hada de que debía ponerse a trabajar. - Vaya... Este hombre debería tener más actividad sexual, se relajaría. Lo decía mientras recogía la ropa y poco a poco con el paso de las horas dejaba toda la estancia ordenada y limpia, le había pasado la escoba, la fregona, había limpiado el polvo y había ordenado todos y cada uno de los cofres, cajones y estantes que había sin siquiera parecer cansada. En cuanto acabó esa tarea se propuso abrirla maleta y colocar todo lo que irían a necesitar para el viaje aunque realmente ella no necesitaba nada salvo Gauche. 

Lo conocía extremadamente bien y sabía que jamás viajaría con más dinero del necesario, hizo varias bolsitas con monedas en su interior, normalmente intercalando de oro plata y bronce y de este modo tener ahorros repartidos. Colocó todas las mudas de ropa necesarias tanto de el como de ella y poco a poco la maleta se iba llenando de todas las cosas que Gauche siempre usaba en todos sus viajes. Luego, cuando todo lo del chico estuvo listo, metió sus cosas que consistían en unos pocos trajes de retales, algo de maquillaje, los jabones y perfumes que también usaba a veces el ladrón y un peine tamaño humano y un cepillo tamaño Tiki. 

-Bien. ¡Ya está todo listo! Cerró la maleta, dejó sobre la misma una de las bolsitas de dinero para que Gauche supiera que estaban todas dentro y esa era la que le tocaría llevar en sus bolsillos y volvió a redimensionarse para por fin volver a su tamaño natural y meterse en la caja para... Ser muñeca, porque ella no soñaba, las muñecas no sueñan, no tienen sentimientos... ¿O si? 

—Esperaremos —afirmó Nargu con su mirada fija en el poblado y en los niños deambulando por allí. Definitivamente no era algo normal, pero debían estar seguros de la situación antes de hacer nada—. Nuestra presentación debe hacernos pasar por viajeros corrientes que no sospechan de nada, al menos no en un principio. Mañana al mediodía tú y Nemea —dijo volviéndose hacia su sobrina, que se encontraba a tan solo unos pasos de él, a su espalda— aparecerán ante ellos como viajeros y hablarán con los habitantes. El resto esperaremos en las cercanías, escondidos, y acudiremos a toda prisa si las cosas resultan salirse de control. En caso de que las cosas terminen de forma pacífica, decidiremos qué hacer en base a la información que obtengan. Jack —dijo girando su cabeza hacia él—, confío en tus habilidades de labia para sacarles de forma directa o indirecta toda la información posible. Ahora a dormir; yo haré guardia —ordenó señalando unos grandes matorrales cercanos. No era el lugar más cómodo pero sí el más oculto que había en los alrededores.

-Haz lo que debas – dijo el soldado relajándose y apartando la mano de la empuñadura – Pero si no buscas guerras diez minutos sin tus armas no te supondrían ningún problema. – Se encogió de hombros – Solo te lo advertiré una vez Kazibara, estas tierras no son para ti, ni para ninguno de tu raza – dijo con cierta seriedad en sus palabras aunque sin perder su amabilidad

-Sea como sea que hayas accedido a la península, no tendrás comida suficiente, ni energías para resistir este calor un día más… Y no hay nadie, ni ninguna otra ciudad, que pueda ayudarte salvo el puesto fronterizo – Su advertencia era buena, quizás para tener en cuenta… Pero tú no buscabas un puesto fronterizo en esas tierras, así que Ilunia debía estar más escondido.

No obstante se sorprendió al oir tu murmullo, pues por allí el silencio era más que presente y rió en seco mostrando una grata sonrisa – Ilunia está detrás mia, Kazibara. Es el puesto fronterizo que separa la península del continente, pero como para los del otro lado, hay unas reglas para entrar, y de este lado se requiere una prueba de buena voluntad ante la paz – dicho eso señaló tus armas – Nada de esta zona puede entrar con algo que suponga un arma o una amenaza, por eso los que buscan cruzar entran sin armas y las bestias muertas. – Sentenció aún dentro de su amabilidad.

-Si realmente estas buscando Ilunia, ese es el pago… E incluso en el interior puedes encontrar trabajos como los que dices, aunque temo mucho que trabajar esta tierra a ti no te hará ningún bien. – Se cruzó de brazos relajándose de nuevo allí en mitad de donde aún no se había movido y suspiró encencogiéndose hombros.

-Eres libre de hacer lo que te plazca, pero nadie te dejará entrar a Ilunia con las armas en tus manos.

Y no ibas a tardar en encontrar lo siguiente que pidiera centrar tu interés en ello, pues si bien tu magia dio su resultado confiriéndote así el primer sello de fuera del faro de manera eficiente y rápida, el poderoso sello de la Tierra te confería su poder, aunque de bajo nivel por solo obtener un sello de este, refulgiendo por lo mismo.

Aquello era síntoma de una buena cosa, el poder que tenías se hacía fuerte, al menos en estos momentos, faltaría probar si más adelante podrías lograr lo mismo.

Al avanzar lo suficiente, además de calentarte con los rayos del sol, ya comenzabas a ver en el horizonte cercano, en una pequeña ladera, en el lugar donde al fondo podías divisar una gran fortaleza que parecía estar tan lejana que tardarías días en llegar, un pequeño camino de tierra arenosa labrada, como pidiendo que circularan por él. Como todo camino con dos direcciones, una parecía dirigirse hacia aquella fortaleza, la otra dirección a unas montañas a tu derecha.Pero realmente, esa no era la cosa que captó tu mayor interés.

Escuchabas sonidos muy cerca a tu alrededor, sonidos del más allá, o más bien susurros de voces atormentadas de una época anterior, al mismo tiempo que el frio gélido empezó reinar a tu alrededor, y es que eso no era efecto de la naturaleza del lugar, ni del aire juguetón.

Al voltearte pudiste ver una forma espectral indefinida acercarse lentamente a ti. Su forma no era distinguible, pero sus colores celestes blanquecinos, el frio de tu alrededor y aquel sonido, dieron forma en tu cabeza a lo que estabas viendo, y es que su forma era indiferente:

Era un Echo. Bastian te habló mucho sobre ellos, incluso te enseñó a través de su magia que eran esos Echoes. Criaturas mágicas cuyo cuerpo está gobernado por la magia, pero su espíritu está corrupto por las almas aún retenidas en este mundo atormentadas por los sucesos que destruyeron el antiguo mundo conocido y ahora simplemente quieren vivir… Pero sin lograrlo al ser irracionales por su corrupción.

Era un monstruo, uno muy básico y muy común en todo el mundo, y al mismo tiempo el ser más fácil de leer, pues cuanto más definida fuera su forma física, más poderoso era el Echo, y este ser parecía ser de los más débiles, pero sin duda como los demás, fue atraído por tu magia al recoger el sello de la Tierra.

Que hacer dependería de ti.

-Pues bienvenida a Amentis, y lamentamos haberte interrumpido tu viaje con tanta urgencia – Ante todo se disculparon antes de ir delante de ti caminando hacia el interior de la pequeña ciudad recorriendo los caminos naturales entre las diferentes casas hasta llegar a una bastante grande a diferencia de los demás, aunque más parecía un templo, aunque un templo con un molino en su tejado.

Este molino estaba quieto, y ante tu pregunta ambos guardias se miraron – Pues la verdad… No lo hemos comprobado. Nuestra sacerdotisa nos hizo llamar hace relativamente poco y empezó a exaltarse casi como si el faro se hubiera apagado – mencionó como referencia al fin del mundo – diciendo que era urgente y que estaba por pasar una Uromaki de Maxener. No nos dijo más.

Algo sumamente raro sin duda… ¿Cómo sabía la sacerdotisa de aquella ciudad que ibas a pasar por allí? ¿Y acaso era casualidad que justo se rompiera algo al tu pasar?

Pero coincidencia fue que al ofrecerte los guardias paso al templo de la sacerdotisa y tu aceptar, aquella mujer anciana que en parte recordabas, te esperaba con un te sentada en una mesa en mitad de la estancia

-Hacía mucho tiempo que no nos veíamos… Me alegra verte, y que hayas podido desviarte del inicio de tu viaje para hablar con una anciana amiga, aunque espero que no te hayas olvidado de mi – dijo la señora mayor con un tono bastante hogareño, casi como si de una abuela se tratase. Y claro que te sonaba, y la recordabas… Ella era la persona que te logró sacar de la oscuridad que te absorbió cuando el accidente, la sacerdotisa que mejor sabía cómo subirte el ánimo, así como darte una nueva esperanza, y ahora te encontrabas en su hogar.

-¿Qué tal el inicio de tu viaje Helga? – Preguntó como si nada ofreciéndote con un gesto que la acompañaras sentándote en la mesa con ella.

Al fin las maletas estaban hechas, el dinero recogido y la guarida limpia del desastre provocado por Gauche… Desde luego algo le pasaba, pero estabas segura que se le pasaría con el tiempo y que no era necesario preocuparse, a fin de cuentas, tu no eras algo de lo que preocuparse ¿No?

Finalmente acabaste por propia voluntad… Ojalá fuese cierto, en aquella caja donde siempre eras transportada cual el objeto más valioso del ladrón que se proclamó como tu dueño. Así, el te mantenía a salvo de todo lo que hubiera fuera de la caja, pero en parte tampoco te mostraba los caminos por donde solíais pasar… ¿Pero importaba realmente? El único camino que debías tener presente ante tu vida, era el único que estuviera entre Gauche y tu… Por ello dormir era lo mejor, dormir en un sueño donde el ruido blanco y una imagen negra era lo más puro y único que podías soñar, y gracias a la insonorización de la caja, más inmersiva.

O eso pensabas….

Cadenas se envolvieron a tu alrededor al abrir de nuevo los ojos, abrirlos de una ensoñación que parecía años que habías iniciado… Años que tu mente no procesa más que con una sola figura, a veces llena de amor, otras veces llena de ira, que en ti provocarían cosas similares al amor o al miedo… Si es que tuvieras de esas cosas.

Pero extrañamente tu cuerpo comenzó a temblar ¿casi como si estuvieras teniendo de verdad miedo? Pero no el miedo que te provocaba Gauche, sino el miedo a recibir de golpe miles de sensaciones que de la misma manera que hasta ahora no podias sentir, ahora no podias distinguir, y por ello sentir de nuevo… Solo un dolor agudo en tu cabeza al igual que en tus muñecas, tobillos y alas que no te dejaban mover debido a las mismas cadenas que te guardaban…

Así fue como tras ese dolor parecido a una espada penetrando de lado a lado tus sienes y cruzando el cerebro con severa facilidad, aparecieron ante ti dos imágenes:

-Tiki – era Gauche – Dame tu mano, confía en mí, nunca tendrás que preocuparte de nada más. Yo te protegeré, pero quiero que tú también me protejas por favor… Sé que te he hecho cosas horribles en el pasado, pero me gustaría que pudieras dejarlas atrás y quedarte conmigo, con el amor que en algún momento me tuviste. – Esa era una, en la cual Gauche se arrodillaba ante ti, pues lo veías en primera persona, y te agarraba la mano

-Tiki… - En la otra imagen también Gauche… aunque este un tanto más siniestro – Quiero que te quedes quieta… Esto se solucionará rápido, te lo prometo… Pero lo sabes… me conoces… Sabes mis reglas. No trabajo con nadie, no tengo socios, todo lo que uso y quienes uso, son mis herramientas, no compañeros de oficio… Es por eso que tengo que hacer esto – Al voltearse podías ver un cuchillo que alzaba claramente mientras se acercaba hacia ti con claras intenciones…

Pero volvamos por un segundo afuera de las dos imágenes. Tu, la Tiki actual estaba soñando, por tanto no podrías responder, y tampoco tener conocimiento de lo que pasaba en ese sueño. Las Tiki de las imágenes eran ilusiones, obviamente ilusiones realistas en primera persona, pero ilusiones. No eran reales… ¿Pero por qué te afectaban tanto en este momento? ¿Qué era lo que estabas sintiendo? Si, sintiendo…

En ese momento no eras ninguna Tiki que recordaras… Ninguna Tiki que supieras que existía. No eras una Tiki que debiera existir según las exigencias de tus superiores amo y mago… Pero eras una Tiki que siempre estuvo ahí. Dormida, congelada, encadenada, petrificada, hundida en lo más profundo de tu ser, incluso asesinada temporalmente… Un tiempo parado cual reloj roto que ahora comenzó a hacer un nuevo “tic”, y con ese tic recibió todo de golpe quedándose extenuada, pero aún con una reacción que dar ante lo que veía, antes de desmayarse y que la Tiki muñeca volviera a su ser.

Jack no dijo nada ante tu plan, simplemente gruño en desaprobación pero aceptó sin más. Por otro lado Nemea asintió obedientemente - ¿Cual será la señal si descubrimos algo malo y no podemos anunciaroslo saliendo de la ciudad? - preguntó diligente tu sobrina casi como si estuviera viendo todas las posibilidades antes de que ocurriera, como no podía ser diferente en una mente tan analitica e inteligente como la suya. Era obvio que Jack llevaría toda la elocuencia, pero Nemea ya estaba trabajando antes de que fuerais a dormir.

Tras aquello, y haciendo turnos, la noche os pesó con un sueño profundo a cada uno según fuese cambiando las rondas hasta finalmente la mañana siguiente. Despojandose de cualquier cosa que les haga verse sospechosos, Nemea y Jack os dejaron a vuestro cuidado armas y los iconicos simbolos de vuestra hermandad. No obstante Jack si que puso más pegas - Una hora... Si en una hora no hemos vuelto o no os hemos hecho ninguna señal... Es porque el lugar es peligroso. - Nemea se adelantó y completó la frase - Y porque podriamos estar presos. Actuan en ese entonces con cautela, por favor - volviendo la exigencia de Jack una petición Nemea agarró al susodicho y fueron al interior de la ciudad...

Y entonces el tiempo pasó...

Tanto que incluso dirías que esperaste más de lo que te habían pedido...

Y en ese momento Mariscal se acercó preocupado - Llevan mucho tiempo dentro. No les vemos desde lo alto. No hay señales... Nargu, debemos de entrar - Dijo en su propia actitud el hermano de Nemea, obviamente por su hermana. Krun se acercó entonces y se hizo notar a si mismo, Brio iba detrás suyo - Tiene razón el chaval... Si no queremos tener pinchito de humano con aire para cenar, deberiamos entrar ya. - Pero aunque esas fueran sus opiniones, no actuaban por si mismos, más bien esperaban a que su lider aceptara o no.

No haría falta decir que la esencia terrosa impulsó positivamente la energía de Tea, por nimia que fuera su cantidad en comparación de la que yacía infinita a lo largo de Sansóläis, y que ello al combinarse con la disposición actual de la chamán  resultó en todavía mayor ánimo para la que necesitaba de tal a cada uno de sus pasos, al fin y al cabo viajante, novata tanto en la vida exterior como en otras tantas cosas; básicamente era una cría solo con la experticia suficiente para no caer directo hacia las fauces de la muerte… pero ello no significaba que no pudiera acercarse al peligro con tal de probar por sí misma la variedad de cosas que podía ofrecer lo que estaba más allá del faro.

Quizás por eso al llegar a la mentada intersección Tea se quedó pensativa, decidiendo hacia donde debía redirigir su camino pues por las distancias aparentes dudaba que fuera capaz de revisar ambas direcciones en poco rato, eso sin contar otras ramas que pudiera haber luego dentro de los respectivos caminos; en la consideración de la Cobb, la prioridad era intentar hallar aquello que le pudiera enseñar más, pues aprender en la práctica era su misión, sin embargo tampoco pretendía develar los secretos del mundo a escasos minutos de iniciar su travesía, y ciertamente la castaña no era el tipo de persona que se fija una meta y avanza hacia la misma sin distracciones…

Por suerte (o no) mientras estaba en tal disyuntiva su concentración fue rota por el sonido espectral de algo cuya voz era llevada por el viento; inicialmente le recordó a cómo se escuchaban las voces de sus maestros a veces, cuando hablaban a lo lejos, pero luego el cariz adolorido de la misma alejó esas memorias para reemplazarlas con cierta incomodidad; dado que la temperatura comenzó a bajar súbita y a gran velocidad, Tea concluyó que debía ser también gracias a aquella “presencia” de la que solo tenía como constancia el sonido, pues incluso a través de ese gélido hálito sobrenatural se podía percibir cierto nivel de sufrimiento… o esa fue la impresión que tuvo ella.

Subiendo su guardia de manera instintiva, la Cobb miró hacia ambos lados en búsqueda de quien fuera responsable de todo aquello, más no fue hasta que volteó del todo que logró notar al “ser” que a su manera captó su interés. Pese a espectral, aquella existencia no era ni en broma tan definida como lo que ella conocía, sin embargo ayudó al entender de Tea el despliegue de los distintos estímulos a su alrededor, y es que al concentrarse en ellos lo que la chamán pudo sintetizar fue que estaba ante “hielo” con algo similar a vida propia o energía que le permitía moverse, un Echo según la experiencia transmitida por Bastian.

Gracias a eso la viajera se mantuvo alerta, ya que según la información que de dichos seres tenía, los Echoes eran cúmulos de magia teñida de corrupción gracias a los espíritus caídos mezclados en su esencia; las motivaciones tras los movimientos ajenos seguían siendo desconocidas para ella, más seguramente tendrían que ver con un deseo inconsciente o no de vivir por parte del Echo…y a saber cómo pretendía lograrlo. Lo único que Tea sabía con seguridad, además de la naturaleza ajena, era que mucho poder no debía tener ese en concreto pues su forma se notaba más bien difusa, caótica…

Pensándolo mejor… ¿había llegado ahí al percibir la magia que ella acababa de usar hace unos minutos?

— Fascinante… — rompiendo su propio silencio dijo al fin, sonriendo y con peculiar brillo de emoción en sus ojos mientras que por su parte ni se acercaba pero tampoco se alejaba la “criatura”. Eventualmente la Cobb tuvo una idea, una curiosidad, y cerrando los ojos extendió su mano en dirección hacia el Echo para intentar entrar en comunión con su esencia, pues así pretendía comprenderle mejor... pero solo era una teoría. 

Escuché al hombre, volviendo a girar la cara desde el camino que había optado por tomar, suspiré hondo y me volví a situar cerca frente al extraño hombre que prometía que no sería un problema. Eran tierras extrañas, y ese guerrero parecía saber donde estaba Ilunia.

Por qué no. Saqué ambas vainas del cinturon donde estaban colgadas por broches y telas ya descoloridas y viejas, regalo de unas niñas que volvieron a casa después de perderse en el bosque, y las lancé cerca del hombre, clavándolas en el suelo como si fueran javalinas.

Después, dí unos pasos hacia adelante, acercándome al hombre aunque no demasiado. Tienes lo que querías, puedes decirme donde queda Ilunia, por favor.

Analicé fríamente las palabras sobre el puesto fronterizo, apenas sabía el significado de aquello, ¿Ilunia es un lugar donde se separan ciudades?, ¿Reinos?, no me dijeron nada de aquello. parecía un lugar muy concurrido, con extrañas y ferreas normas, no parecía el lugar al que habría llegado en el pasado, mi visión de las distancias estaba aturdida debido a que mi llegada a la orden había sido inconsciente, y al salir de allí, no recordaba este frío que los dioses habían puesto en el cuerpo de los de mi raza. Aunque las pistas no eran realmente de ayuda, era la única que había tenido desde que recuerdo, al menos intentaría ver aquella torre por si pudiera sacar algo de información, además, en algún lugar habría uno de esos habitáculos que registran el conocimiento del mundo en manuscritos, allí siempre hay personas curiosas, con conocimientos extensos, diferentes a los curanderos de las aldeas, aunque igualmente útiles.

Como dije no quiero problemas, busco algo, y si no está aquí me iré para no volver. ¿Es este el acto de buena voluntad que se necesita en Ilunia?.

Sin duda ese lugar escondía algo, las normas ferreas significaban miedo, quizá esos rumores de asaltantes fueran la razón, o el miedo a lo desconocido, quizá vivan gentes extrañas o no tengan soldados, este hombre parecía no tener miedo a un enfrentamiento, pero buscar la violencia era algo que podía volverse en contra de sí mismo, mi mente a veces evadía la razón cuando alguien traspasaba mi paciencia, o al menos eso que otros llamaban paciencia, en mi caso era poco más que un interruptor que separaba alguien pensante de alguien cuya única razón era seguir adelante.

Mientras caminaba con los guardias niega con la cabeza y dice:

No se preocupen… además, mi viaje es para descubrir y ayudar a la gente, así que realmente no es una parada propiamente dicha.

La ciudad era pequeña y en cierta forma curiosa ya que no tenia caminos construidos, sino el espacio entre los edificios, el templo tenía un molino, se queda unos segundos observando, pensando en que posiblemente ahí radicaba el problema, pero no dice nada hasta entrar.

Vaya… que bien informada esta… espero poder ser de ayuda

Fue entonces cuando vio a Arani la sabia, no pudo evitar una mirada de sorpresa y en cierta forma alegría, ya que le hubiese gustado poder despedirse, pero no la encontró y ahora la tenia ahí delante. Casi corriendo llega a donde estaba la mujer, tras asentir a lo que le dice añade:

Claro que no es problema detenerme y por supuesto que no la he olvidado… gracias a usted que estoy emprendiendo este viaje… por lo mucho que hizo por mí aquel día

Decía bastante agradecida, a fin de cuentas, si no le hubiese animado y ayudado de auqella forma seguramente no estaría ahí en esos momentos.

Apenas he empezado… así que aun no tengo demasiado que contar

Cerró la caja y los ojos tras ello, era hora de desconectar como si fuera una muñeca de cuerda nada más. No tenía vida propia, era falsa e impuesta por lo que soñar no era una opción para ella... O no debía serlo.

Abrió los ojos y ya no estaba en su caja, a su alrededor todo era blanco y pudo sentir las pesadas cadenas rodeando su cuerpo como si este estuviera a escala humana o las cadenas a escala hada. Comenzó a forcejear como si tuviera la necesidad de huir, de no querer saber nada de todo aquello, le veía a el, a Gauche... Comenzó a sentir un pequeño escalofrío y este se expandió con rapidez, fuerza y furia que pronto la hicieron gritar por el dolor. ¿Por qué gritaba? Miles de veces había sido golpeada, maltratada, siempre le dolía pero era muñeca NO debía sentir el dolor pero era tanto, era tan sentido tan real y tan... ¿Por qué? 

Aquella escena, Gauche diciéndole cosas hermosas, aún se sentía prisionera de las cadenas que no le permitían huir de aquello a pesar de que ahora eran invisibles y solo la mantenían inmóvil en aquel lugar. -Ga....Gauche...Comenzó a llorar de puro dolor mental, sintiendo como un agujero se abría en su pecho, como se rompía por dentro cada uno de sus órganos a causa de esa desesperación que sentía al escuchar esas palabras. 

Comenzó a llorar de forma descontrolada, allí en la oscuridad de su caja insonorizada una muñeca se estaba rompiendo poco a poco en pedazos, sujetándose el pecho con ambas manos, haciéndose heridas en la piel de lo fuerte que se estaba presionando y arañando mientras lloraba con fuerza.

No.... ¡NO! No quería más, aquello la torturaba, flashes le hacían reconocer que el sentimiento que tenía ahora lo había tenido hacía años, ¿Pero donde? ¿Cuando? Solo sabía que aquello estaba siendo lo peor que le estaba sucediendo en la vida, confusión completa y trauma, dolor puro...

Ahí volvía a estar Gauche, pero esta vez se le veía diferente y comenzó a patalear con violencia, a sacudirse mientras las cadenas resonaban a su alrededor, invisibles. - NO... ¡NO QUIERO! Empezó a gritar desesperada mientras lloraba y suplicaba con gestos antes de sentir como su garganta era rajada. 

 Gritó, gritó a todo pulmón mientras se arañaba con las uñas el pecho. Abrió los ojos con rapidez, estos estaban salidos de órbita prácticamente y shockeada le comenzó a atravesar la mente una imagen de ella, enjaulada, con cadenas rodeando todo su cuerpo y estas estiraban hacia varios extremos de la jaula rompiéndole las alas, tenía una mordaza en la boca y no dejaba de gritar mudamente mientras lloraba y se removía dañando un cuerpo sangrante, destrozado por dichas cadenas. Un cuerpo que estaba por morir, por desaparecer realmente en un estado deplorable pero que aún así luchaba por sobrevivir, luchaba con tanta fuerza y tenacidad que hacía daño verlo, dolía demasiado...

Y entonces se desmayó, y volvió a ser muñeca, su cuerpo se relajó dentro de la caja y quedó sumida en un profundo y oscuro dormir del cual despertaría solo al escuchar la voz de su amo, porque una muñeca tenía amo, no necesitaba ni debía tener sentimientos... 

—Entraremos.

La respuesta de Nargu fue casi instantánea, y aunque a nadie le era posible observar su mirada tras aquella máscara, lo cierto era que su ojo sano ardía con determinación. Jack confiaba en él y aunque no le había agradado en demasía la idea de presentarse en aquel lugar de forma abierta había seguido sus directrices sin rechistar. Nemea no sólo confiaba en él y había aceptado sin rechistar su decisión, sino que además era su sobrina; ya bastante le pesaba la muerte de su hermano y no podría perdonarse dejar morir a su hija por una decisión estúpida. Respiró profundo. No podían entrar de forma intempestiva, pues eso pondría en riesgo la vida de sus compañeros, en caso de estar prisioneros.

—Mariscal, Krun —dijo girando su cabeza hacia ellos—, ustedes entrarán por el extremo opuesto a nosotros. Su objetivo será encontrar y liberar a Nemea y Jack, intentando pasar desapercibidos. —Eran los más idóneos. Nargu consideraba a Krun un maestro del sigilo; silencioso y rápido, mientras que la gran movilidad de Mariscal le permitiría recorrer el pueblo a toda velocidad así como huir de casi cualquier perseguidor—. Brío y yo entraremos de frente y les ganaremos el tiempo suficiente. Una vez los hayan encontrado, encuéntrennos y ayúdennos —pues probablemente requerirían de su ayuda—. Si en algún momento alguien se ve superado y necesita ayuda gritará "Máscaras". ¿Preguntas?

No le agradaba en absoluto la idea de no saber a qué se estaban enfrentando, pero si habían logrado vencer a Nemea y Mariscal sin darles oportunidad a escapar posiblemente le agradaría menos aún cuando se enterase de qué era eso a lo que se enfrentaban. Era consciente de los muchos huecos que el plan tenía a causa de la falta de información sobre el enemigo o la situación de sus aliados, pero era lo mejor que se había venido a su mente teniendo en cuenta que aunque un enfrentamiento conjunto de los cuatro sería lo más seguro para ellos no lo sería tanto para las dos máscaras secuestradas, en el mejor de los escenarios.

Al tratar de extraer el sello de hielo del propio Echoe, este reaccionó y mal. Sus quejidos del más allá se volvieron iracundos, y la forma de este empezó a agitarse siendo que seguía siendo difusa pero que parecía que fuera a atacar, y efectivamente eso hizo.

Aproximandose a ti con rápidez, mayor a la de antes, el Echoe giró para golpearte aunque con poco resultado, evitando así que siguieras con la extracción ya que te resultó más dificil que con el sello de tierra. Pero por suerte al parar de extraerlo pareció calmarse poco a poco, aunque empezó a moverse de otra manera, casi como si estuviera a punto de atacar otra vez, solo que de manera distinta.

Por lo visto el espiritu del hielo estaba perturbado, y no pararía hasta destruirte, o que tu lo destruyeras.

El tipo al ver tu acción se detuvo por un momento, al menos antes de que vinieras hacia el y con aquella confirmación. Al fin el hombre dió señales de no ser estatico y empezó a moverse revelando poco a poco más de su aspecto pues tras cruzarse contigo por un momento viste tras de si una cola que evidenciaba su raza. Raza que quizás ignorases, pero que al menos sabías que no era un humano normal. Quizás un... ¿Uromaki?

Cogió tus armas del suelo y las miró con curiosidad - Debes querer mucho a tus armas para no querer abandonarlas... Pero debes quererla menos de lo que tengas que hacer en Ilunia - Se giró y apartó un poco las ropas que le cubrían el rostro dejando ver así los ojos tan poco comunes de los Uromaki. - Debo suponer pues que no llevas esencias - dijo mirandote de arriba a abajo - Al menos no pareces tener gemas de esencias. En fin... Sigueme - Con tus espadas en una mano y su otro brazo apoyandose en su arma a modo samurai antiguo, el hombre empezó a avanzar y después de unos pocos pasos silbó de una manera un tanto extraña.

Empezó con un silbido agudo que pasó a agrave y termino en un par de picos agudos, y los dirigió de izquierda a derecha. Si no decías nada podías escuchar pisadas tranquilas moverse, pero al poco tiempo detenerse. Era obvio que os dejaban solos.

Al avanzar un poco más pudiste empezar a ver como una fortaleza estaba anclada a una parte de la montaña, un tanto entremezclada con ella, aunque denotandose bastante que era artificial y obviamente construcción de los seres vivos que habitaban en aquel lugar

-Eso es Ilunia - Te dijo el guerrero con cola sin fijarse si quiera. - Aunque de normal la gente que lo ve por primer vez ve el lado del continente con su torre vigía y no la barrera fronteriza de este lado. - Si te preguntabas si habría que escalar para llegar hasta ella, pronto tus dudas se disiparían, pues el Uromaki entró, al acercaros a la base de la montaña a una cueva.

-En Ilunia actuamos de forma diferente... No va el acto de buena voluntad como algo que hacer para que te admitamos... Realmente no somos seres de caridad - Te dijo intentando entablar una conversación según manteniais el monotono camino hacia el interior de la cueva - Lo que más te encontrarás allí arriba son exploradores, y muchos son humanos, Uromaki y Luftinuka... Muchos te verán extrañados pues un Kazibara aquí es muy inusual... Raro es que incluso estén en la peninsula. - Al final llegasteis a una especie de maquina, una especie de cubo abierto hecho de hierro, juntas de acero y madera de cuya parte superior estaba atada una cuerda recubierta con hilos de hierro.

El guerrero se subió, y una vez tu te subiste giró una palanca, la cual después de hacerlo hizo que la plataforma empezara a subir poco a poco - Arriba podrás comer, reabastecerte, y pediremos que te den el salvoconducto para que te dejen pasar al continente. Luego lo que quieras hacer en Ilunia es cosa tuya, pero mientras no causes problemas y apoyes a los exploradores de esta peninsula inexplorada, estarás bien aquí. Por cierto, me llamo Roan - dijo finalmente presentandose mientras empezaba a quitarse tanto ropaje de encima de los hombros, y es que según ascendiais a una velocidad moderada, el calor sofocante de la peninsula que para ti era un frio sepulcral, iba desapareciendo y convirtiendose en un calor más agradable, que para ti se traducía en una temperatura estable. Aunque arriba haría frio, pues el Uromaki no se quitó toda la ropa de abrigo

Al ver que la reconocías Arani sonrió muy gratamente viendo como con tus palabras se agradeció a si misma el haber aceptado la oferta de Wuriek a ayudarle con su nieta. Con un gesto te apartó el pelo de enfrete de la cara y te sonrió de nuevo - Bueno, poco a poco. Las emociones fuertes llegarán pronto ya lo verás. Y lamento que te hayan llamado como excusa para arreglar algo, aunque realmente si que tendré que arreglarlo después, pero prefería hablar contigo ahora que tu viaje va a empezar. - se movió entonces de donde estaba para ir a un mueble con varios cajones para abrir uno de ellos.

-¿Ya tienes un mapa? - dijo sacando uno aunque era más antiguo - Aunque imagino que no uno como este. - Se acercó y lo desplegó en la mesa mostrandote un mapa de Sansóläis marcado en algunos puntos, siendo estos, la peninsula más al sur de Trayerta, partes separadas de los glaciales al oeste y otro partes del otro continente más pequeño, además de algunas islas en el mar y por supuesto el faro de la Paz - Este fue el mapa de un explorador Uromaki que viajó por todo el mundo buscando información sobre las leyendas de los Uromakis, en concreto la del Taller legendario Ex Machina. Por supuesto, muchos dicen que es irreal y no existe porque han investigado muchas fuentes, pero... Siempre guardó una esperanza en las historias antiguas de los Uromaki, aunque no le dió tiempo a investigar todos los lugares.

Con un gesto, te lo cedió para que lo guardaras - Se que harás buen uso - dijo antes de beber un poco de te que tenía allí en la mesa - E incluso que serás capaz de actualizarlo - Por supuesto, Arani la sabia, siempre sabía más de lo que parecía, y parecía que vió tus intenciones y por eso quiso ofrecerte una ayuda extra. - Dime Helga, hacia donde te diriges ahora. Igual puedo decirte de algún conocido para que no tengas que dormir en ninguna taberna

Y así fue que, tras pasar un tiempo indefinido que no podías estar seguro cuanto fue, que la voz de Gauche se hizo presente, aunque no por ello la luz. - T-Tiki... A-AYUDA - no era un sueño, no era una alucinación, no era algo que tu mente trataba de jugar para hacerte dudar... Era la voz de tu amo atravesando la caja para llegar a tus oidos - ¡DESPIERTA! TE NECESITO - fueron las palabras finales para hacerte despertar en el interior de la caja que hizo preguntarte... Te necesitaba pero... ¿Por qué no estás fuera? ¿Acaso la caja no estaba cerrada? ¿Y esa urgencia a que era debido?

-¿A quien intentas llamar Gauche? Ahora estás solo... Y vulnerable, que suerte que hayamos dado contigo en el mejor momento que podiamos tenerte... Ahora dejarás de ser el ladrón numero uno de Trayerta, para ser el numero CERO - gritó al final un delincuente que ni siquiera tuvo por contar la caja como algo amenazante.

Tu amo estaba en peligro, y no necesitabas una orden para saber que hacer en caso de peligro... Al menos no ahora. En el pasado ya Gauche se encargó de hacertelo saber ¿No? O igual ya había habido tantas situaciones similares a estas que sabías como actuar. A fin de cuentas una muñeca sin amo no era nada... Entonces proteger a su amo debía ser la prioridad.

-Te sacaremos los sesos y te abriremos en canal, te dejaremos expuesto en Freigalon y nos llevaremos todas tus pertenencias, incluso lo que usas para robar sin que nadie en Trayerta se de cuenta - dijo otra voz distinta a la primera con una voz todavía más asquerosa, casi como si fuera gangosa

-Oh, yo puedo aplastarlo, por favor, quiero romperle algo, me dijisteis que podría romperle algo si lo capturabamos, y su pierna está en el limite - dijo entonces otra voz de aspecto más estupido mientras que al final de su frase el grito de Gauche se hizo más audible.

Le estaban haciendo daño, y eran tres personas. Matarían a Gauche si no actuabas...

Tras el asentir a tu plan y la negación de parte de los tres que quedaban en cuanto se refería a la operación, todos os pusisteis en movimiento siendo que le disteis tiempo a Mariscal y Krum a posicionarse.

Una vez listos entrasteis en aquel poblado siendo que cuando entrasteis llamasteis la atención de todo el mundo. Algunos se movieron escondiendose en algunas casas, otros corrieron hacia la entrada por la cual deberían entrar Mariscal y Krum y unos pocos se acercaron con la guardia alta hacia vosotros

-¿Quienes sois? ¿Que quereis? No pareceis asesinos de Freigalon, pero si venis a hacer el mismo daño ya os estais yendo de aquí antes de que sea demasiado tarde - Casualidad que dos palabras claves sonaran en boca de quien parecía el lider de la aldea, el cual llevaba una azada en la mano.

Brio se te quedó mirando esperando que reaccionaras tu, o al menos evitando así su impulso de matarlo directamente.

— ¡Kya! — Tea a su vez reaccionó dejando salir un grito agudo, más por susto que por dolor, cuando la entidad aquella reaccionó mal gracias al pobre intento de la chica por extraerle la esencia, y es que claro ¿a quién le gustaría que un anónimo desconocido intentara robarle la fuerza vital? En fin...

Comprendiendo su error al actuar tan imprudente, la Cobb pegó un par de saltitos hacia atrás con tal de crear algo de distancia entre ella y el Echoe, sin embargo mantuvo su mirada fija en aquello, atenta por lo que pudiera seguir; si la criatura se retiraba ella no tenía motivos para atacarle, más esta posibilidad se perdió al avanzar el cúmulo helado a por ella, con claras intenciones ofensivas y hasta un cambio de tono en los escalofriantes sonidos que hacía.

— Disculpa, no quería molestarte tanto... — dándose cuenta dijo, sin embargo acto seguido la muchacha afianzó su postura al pisar fuerte sobre el suelo bajo sus pies, abriendo sus piernas ligeramente en compás para ganar algo de impulso; retrajo después su derecha, donde tenía el guante de cuero puesto, flexionando su brazo hacia atrás al tiempo que su mano se cerraba en puño. Tea cerró los ojos, respiró y por un momento perdió noción de todo lo que la rodeaba, como cuando extrajo el sello de tierra, sin embargo la naturaleza de su actual concentración en mucho difería a la de antes... ahora no era magia lo que pensaba desplegar.

En cuestión de segundos, o de un instante incluso, girando un poco su puño al tiempo que llevaba la pierna contraria hacia el frente, la Cobb se proyectó y lanzó un par de rápidos y certeros golpes, apoyados en potencia por la velocidad a la que los efectuó encadenados; el guante en su mano delicada se veía suave, más debajo del cuero había fuertes placas de metal, y aunque delicada, su anatomía era propulsada por músculos finamente entrenados, así pues, quien pensara en Tea como en una maga común se llevaría una sorpresa tarde o temprano: la inocente chica era una artista marcial.

— ¡Hya! — 

Helga escuchaba a la mujer con atención, para ella era alguien bastante importante y escuchaba con respeto lo que le decía:

No se preocupe… así también tengo un pequeño descanso de tanto caminar todo el día

Aquel mapa que parecía viejo y desgastado le llamo la atención, especialmente según la mujer hablaba, no pudo evitar abrir con asombro el ojo, aquello era una pieza muy interesante. Era cierto lo que decía, muchos decían que aquel laboratorio no existía, que era mentira, una leyenda, pero ella sabía que no era así, algo le decía que tenía que estar en algún lugar y ella lo encontraría, estaba segura de ello.

El hecho que la mujer se lo ofreciera fue para ella todo un honor, lo observó con intensidad y dice:

Sera… será un autentico placer y honor actualizarlo… muchas gracias señora Arani

Con mucho cuidado lo guardo en el sitio más seguro que podía guardar algo y escucho el ofrecimiento, tras pensarlo unos momentos dijo:

Mis familiares me recomendaron ir a Trayerta… una vez allí no sabía muy bien a donde encaminarme…

Acompañé al hombre sin dejar de mirar mis armas, en ellas no solo había un objeto para cumplir mi propósito, había recuerdos de todos aquellos que habían pasado por mi vida en el buen sentido. Observé como el resto de soldados, quizá guardias o exploradores volvían a sus quehaceres tras ver que no era un problema. Pensé en el hombre que me acompañaba, alguien tenía mucha fe en su capacidad para resolver problemas si le dejaban solo con un desconocido.

¿Querer?, Apenas comprendía ese concepto, ¿Como las mujeres y los hombres?, yo no quiero así a mis espadas. Dije algo extrañado a su declaración, Busco una torre, nada más. Hay gente que quiere a sus espadas, quizá se refiera a querer como cuando quieres comida. En ese caso yo querría utilizarlas para degollar a los que sistemáticamente destruyen vidas.

Seguí en silencio hasta llegar a ese extraño artilugio capaz de subir la montaña, me agarré a algo y solté un sonido de duda. "oua", ¿Qué es esto?. Tras ver como la subida era rápida aunque controlada, y que el ser que me acompañaba entraba sin mayor problema en ese habitáculo, me solté y volví a ponerme firme. Ignoré tanto su raza como su aclaración acerca de las esencias, ni siquiera sabía que era eso, aunque suponía que mi collar podría ser eso, había oído que existía gente que hacía mejunjes que huelen bien a partir de esencias de flores, y también a algunos curanderos que hablaban de las esencias de los dioses, pensaba que la gente a menudo se explicaba mal, pero a veces, la idea de que el problema era yo rondaba mi mente.

Roan, soy Senca, aunque ya lo dije, creo. Dije en tono serio, Veo muchas medidas de seguridad, ¿acaso hay problemas?, Si es así apoyaré la causa, mi torre puede esperar. Dije como primera duda. Las torres no se movían pero las personas morían a diario.

Oí aquello de no causar problemas, No tienes que preocuparte, buscaré la torre, si no está, buscaré ese lugar donde los eruditos guardan los manuscritos, y una vez descubra lo que quiero me iré.

Por supuesto, pagaré con mis servicios la comida y la noche, se arreglar cosas, también pelear y cazar. Sin embargo, me extrañaba aquello de salvoconducto, ¿qué se suponía que era eso?, Nunca he comido salvoconducto, aunque si hay que pedirlo no necesito nada extraño, como cualquier cosa. Dije pensando que era algún acto de buena fé.

Roan, una última pregunta, por qué está inexplorado esto, no me preocupa la caridad, pero tanta seguridad parece extraña ante el mundo que plasmas en tus palabras. ¿Os defendeis de algo que no conoceis?. Todo aquello solo significaba una cosa, miedo. Pero ¿a qué?, En cualquier caso, Puedo ayudar a explorar también si es menester.