Partida Rol por web

Chocas con algo al girar sobre ti mismo y sale despedido contra la pared mugrienta de la cloaca. 

Al chapotear, descubres que se trata de una persona encapuchada y vestida con ropas negras como el carbón. A pesar de estar en esos momentos acuclillado contra la pared, puedes deducir que su estatura es más baja de lo que sería un hombre común. De hecho parecía más bien poca cosa y bastante esmirriado. 

La poca luz que hay en el lugar te impide deducir más detalles. 

Atónita, observas la situación como si no fuera contigo. 

Por un lado ves como el tipo que os hablaba se dirigía con un puñal en la mano contra Kierran. Y por otro, ves al soldado totalmente absorto con algo con lo que ha chocado contra la pared de las cloacas. 

Joder, este viejo loco nos puede poner en un apuro. Si tuviese un silenciador le cosía a balazos.

Suelto el arma que queda colgando de la cinta que la sujeta y me lanzo para intentar inmovilizar al hombre y más concretamente la navaja que lleva en la mano.

Logras agarrarte a los pies del tipo que lucha desesperadamente con el cuchillo en la mano para zafarse de tu presa. Sin embargo logras hacerle caer.

Recibes un corte en tu mano y notas como tu sangre empieza a pringarte los dedos.

Normalmente hubiese descerrajado dos tiros sobre aquel cabrón sin preocupación alguna, sin embargo no podían alarmar a toda la escoria de alrededor con sus disparos, así que patea la cara del hombre que está en el suelo, buscando dejarlo inconsciente.

Chutas con fuerza el personaje que hay en el suelo. Fue sencillo, pues el tío no reaccionó a tiempo y notaste el contacto con la suela de tu bota. 

Cayó de bruces y se quedó inmóvil.

-¡Folt!- Gritó el hombre que había placado Sombra. -¡Por favor no!- Tenía el rostro desencajado por el terror. 

Ante el estallido de acción, desenfundo rápidamente la pistola y acercándome al tipo que grita, pongo una rodilla en el suelo y apoyo el cañón del arma en su cabeza, presionando con fuerza. Si no empiezas a cerrar esa bocaza desparramo tus sesos por el suelo... Y luego le seguirá tu querido Folt, así que deja los gritos y explícame por qué no debería matarte ahora mismo. 

Clavo en él una mirada furibunda, quiero que se de cuenta que no estoy faroleando. 

-Está bien, está bien!.- Dice el hombre levantando los brazos y dejando caer la navaja que blandía. De repente la escena se paró en seco tras un pequeño momento de tensión. 

-No somos nadie. Solo unos pobres que intentamos sobrevivir en Redmond...- Comentaba el tipo con su voz estridente. -No le hagáis daño al chico. Nos hemos equivocado de objetivo, eso es todo.- Dijo mirando de reojo a Sombra.

Kierran se acerca al encapuchado y vio que se trataba de un niño elfo que yacía inconsciente a causa de su patada. Llevaba un modelo obsoleto de ropa de camuflaje tipo camaleón. 

- Efectivamente, os habéis equivocado de plano. Y si queréis seguir con vida aquí o en otro lado más te vale que empieces a obedecer, dejes de hacer tonterías y nos cuentes todo lo que queremos saber.

Dice mi voz distorsionada por la máscara mientras abro y cierro la mano evaluando el corte. Saco un pañuelo, limpio la sangre con él y luego lo uso para envolver la mano.

-  Para empezar ¿Quién eres y que haces aquí? Aparte de buscar la muerte por meterte en asuntos que te vienen grandes.

El hombre miró de arriba abajo a Sombra. No acababais de interpretar del todo su expresión. El tipo iba sucio y estaba visiblemente nervioso.

-Solo somos rateros.- Dijo con un deje de desdén. -Pensé que un grupo de dos pijos... eh, de dos... personas...- Rectificó súbitamente. -Con los pandilleros es más sencillo... No contábamos con este traje camaleónico...-

Luego dejó de excusarse y miró hacia la dirección de su amigo que yacía tendido en el suelo. Negó perceptiblemente. -Me llamo Volter y estoy al cargo de Folt y otros como él.- Comentó con su estridente voz. -Niños desechados por sus padres a causa de su metahumanismo. Esto es nuestro hogar. Aquí estamos a salvo de las batidas de esos sanguinarios del Policlub. ¿Sabes qué le hacen a estos críos aquellos hijos de puta?...- Clavó la mirada en los ojos de Sombra. -No... por supuesto.-

No puedo evitar estremecerme al recordar mis años en el orfanato para metahumanos. Allí la vida era mala, pero era mejor, indudablemente, que ésto.  Mantengo el tono acerado de mi voz, cuando le digo a Volter: Efectivamente, te has equivocado y puedes dar gracias de que tu estupidez no haya causado ningún muerto. Aparto la pistola de su cabeza y la enfundo, incorporándome y cambiando mi tono de voz por uno más agradable. Más tarde hablaremos tú y yo, supongo que para ello solo he de pasarme por aquí, ¿verdad? Tengo algo que proponerte. Y ahora, ya que supongo que vives por aquí, ¿qué nos puedes decir del bueno de Harry? Tenemos un asunto que tratar con él. Le ayudo a incorporarse mientras termino de hablar y me quedo mirándolo fijamente a los ojos, para estudiar su reacción.

El hombre aguantó la mirada de Domina unos instantes antes de sentir. Luego se sacudió la ropa.

-Harry la serpiente.- Dijo arrastrando cada palabra. -Ese cabrón...- Luego se percató de que Folt empezaba a removerse. Al parecer el chico empezaba a recuperar la consciencia. 

-Él y sus hombres no suelen aventurarse demasiado por las cloacas, aunque de vez en cuando alguno de esos pandilleros es lo suficientemente estúpido como para meterse con alguno de mis chicos...- Comentaba con sarcasmo. -Ellos no son como vosotros, su tú me entiendes...-

De repente aparecen cuatro pequeños más. Encapuchados y vestidos de negro. Se quedaron expectantes a unos tres metros de distancia. Uno de ellos se acercó a Folt y le ayudó a ponerse en pié. Folt os miró y visteis como un hilo de sangre le caía por la comisura del labio. Escupió a escasos centímetros de los pies de Kierran y le dedicó una mirada desafiante. 

-¡Ya basta Folt!- Reprendió con severidad Volter. -¿Acaso quieres que te maten?- 

-Le podría haber quitado ese Credistick si esa no se hubiese entrometido...- Clamaba el joven elfo con la obstinación clásica de un adolescente mientras señalaba a Sombra. 

La expresión de Volter era dura e intransigente. -¿Y luego qué? ¿Te has fijado en ese fusil de asalto? ¡Pero si incluso lleva granadas! ¿Qué harías luego? ¡Antes de cruzar la esquina estarías relleno de plomo!- El chico agachó levemente la cabeza. -Siempre hay alguien mas fuerte, chicos. Mas vale que aprendáis esta lección cuanto antes...- En ese momento os dio la impresión de estar presenciando a unos alumnos en una aula escuchando las explicaciones de su profesor. Acto seguido Folt se limpió la sangre con la manga, se colocó la capucha y desapareció en las sombras junto con los demás.

-Seguidme. Os llevaré hasta la madriguera de Harry.-

Echó a caminar el último, cubriendo la retaguardia a sus jovenes compañeras mientras no dejaba de echar un vistazo de vez en cuando atrás, asegurándose que ese crío no viniese a buscar lo que no había podido coger... No quería tener que matar a un pobre chaval que solo quería ganarse la vida.

Atravesasteis unos cien metros de conductos secundarios putrefactos. A cada cuál mas. Hasta que al fin llegasteis a lo que parecía una alcantarilla al final de una escalera grasienta. Al parecer era por donde los empleados de mantenimiento accedían a las cloacas. Ahora aquel era el acceso a un callejón. Volter se quedó abajo. Estaba claro que no iba a aventurarse a la superficie. 

Desde allí podéis oír vítores y sonidos de motor. Por lo que parece estabais justo detrás de la madriguera de las serpientes. Habíais logrado un gran paso. Volter os sirvió de gran ayuda. 

Permanezco callada mientras Volter nos explica su situación. No soy una ONG. Lucy paga a "no sé qué" grupo de ayuda a los desamparados una vez al mes, pero para Sombra a la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo. La imagen de los pordioseros acribillados por mi subfusil tarda un rato en irse de mi cabeza. He estado a punto de freírlos a tiros...

Sigo al mendigo mientras nos adentramos en las cloacas intentando quitarme la imagen de esos niños malnutridos. El rugido del motor y los gritos de euforia renuevan en mi el instinto de supervivencia. Miro por última vez al vagabundo sin decirle nada, ni palabras de agradecimiento ni amenaza si nos delata.

Me acerco a la puerta haciendo una señal con la mano al grupo para que espere a que examine el lugar. Empiezo por la puerta, miro con detalle si hay algo que revele que tiene conectada algún tipo de alarma o trampa. Si no encuentro nada conecto el camuflaje y la intento abrir con suavidad para ver lo que hay al otro extremo.

En ese momento notas como tu percepción astral se estremece levemente. Hay algo mágico ahí detrás. Quizá solo se trate de algún foco... o quizá sea otro despertado sondeando el espacio astral.