Partida Rol por web

Aldar se despertó de un sobresalto, sus manos moviéndose como el rayo hacia las fundas vacías de sus pistolas. Tras un instante de confusión, reconoce el lugar y sus habitantes. Lanzando un bufido se incorpora, mirando a los demás heridos. Luego clava su mirada en Volter. –Necesito hablar contigo. Afuera. Ahora. No hay ni amenaza ni enojo en su tono de voz, pero in duda mucha firmeza.

Sin esperar respuesta, sale de la estancia.

Domina salió de la inconsciencia pesadillesca, solo para encontrarse con el terrible dolor que le esperaba a este lado de la vigilia. En un instante estaba despierta. Mierda mierda mierda!!! La furia del dolor y la alegría de estar viva se mezclaban mientras intentaba incorporarse, solo para sentir el dolor agudizarse.

Respiro hondo e intento calmarse un poco. Vamos, sabes que puedes hacer esto. Concentro su mente en su propio cuerpo, alejando como pudo la idea del dolor. Concentro toda su energía y conocimiento místico en curar sus heridas. Musito unas palabras y un brillante resplandor dorado comenzó a filtrarse a través del cataplasma.

-Ya me gustaría poder acompañarte en tu apremio, hermano...- Dijo Volter mientras tomaba asiento en una silla que crujió levemente al recibir su peso. Por sus torpes movimientos se deducía que algún tipo de herida en la pierna le estaba molestando. -Pero si me permites, prefiero mantener esta conversación sentado. Espero que no te sepa mal.- Comentaba casi con wasa con su tono estridente y danzarín. 

-La adepta está encerrada en sitio seguro. Estoy convencido de que querréis charlar con ella.- Dijo ahora mirando al resto con su sonrisa ratuna. -Pero antes quizá queráis agradecer a estos pequeños algo... de alguna forma... he he- Chirrió la risilla de aquel hombre.

-Ya está.- Aseveró el tipo de la bata tras terminar el bendaje. -Necesitarás un ojo nuevo. Si quieres yo puedo conseguirte algún contacto...- Sugirió. -Rojos, blancos... ¿Has visto los que van cambiando de color? Ahora se han puesto de moda en Seattle.-

No me apetecía en absoluto aceptar la sugerencia de Volter de agradecer que estuviéramos vivos. Había perdido un ojo y no habíamos capturado la furgoneta. Estaba de mal humor. Además la razón de haber sido heridos era haber esperado a ver si salían de aquel depósito. Esos sentimentalismos se pagan en esta profesión.
Me levanto con dolor en el cuerpo con la cabeza aún latiendo de dolor y miro a mi alrededor intentando averiguar dónde estamos.

- Vamos a hablar con la tipa esa. - Digo secamente omitiendo la pregunta del supuesto médico.

Volter sonrió y soltó un bufido.

-Claro, por supuesto.- Contestó. -Seguro que se alegra de veros.-

Os acompañó hasta donde se encontraba la muchacha. Estaba de pié ante unos barrotes. Aquellos rateros habían construido una celda allí abajo.

-Hijos de puta...- Escupió la mujer. -No sabéis lo que habéis hecho...- Igrith masticaba cada palabra y tenía los ojos inyectados en sangre. -Os mataré a todos. ¡Lo juro!- Golpeó con fuerza la puerta que le separaba de vosotros.

Me siento enfadada y si bien no soy una persona cruel, el mal humor por el fracaso en la misión y la herida en el ojo hacen que deseo todo el dolor posible para la prisionera.

- Si, preciosa, claro que quieres matarnos y si te portas bien yo misma te daré la oportunidad de cumplir ese deseo. - Digo con una sonrisa cruel en el rostro.

- Pero para eso tienes que portarte bien ahora y ayudarnos ahora. Así que empieza a hablar. ¿Dónde está el furgón?

La muchacha abrió mucho los ojos y pareció sorprendida en un primer momento.

-¿El furgón?... ¿De qué coño me hablas?- Contestaba con gran enfado. Parecía sinceramente sorprendida. -¿Qué furgón?- 

Suspiró intentando calmarse, aunque no lo conseguía.

-Mira. No sé de qué me hablas. No sé nada de ningún furgón.-

Dómina se levantó tambaleándose, un poco más recuperada tras su magia curativa. Mira a Volter y su insinuación. –Ya he perdido la cuenta de quién ha intentado rescatar a quien cuantas veces en el día de hoy… Creo que ha estado bien, y por mi parte tenéis mi agradecimiento. Pero nosotros tres tenemos un trabajo que terminar. Hecha una mirada de reojo a Aldar...

Tras asentir con la cabeza a Volter, se acercó hasta Sombra y la prisionera. Con una sonrisa maliciosa, y haciendo saltar unas chispas arcanas entre sus dedos, comenta –Oh vamos nena… podemos hacer esto fácil o difícil. Puedes hablar, o puedo meterme en ese cerebrito tuyo y extraer la información como quien extrae un calcetín de un cajón. Simplemente será más cansador para mí, y más peligroso para ti, pero no dudes que lo haré, así que comienza a hablar.

Aldar se paró en la puerta al escuchar la negativa de Volter. -Muy bien, tu casa, tus reglas, ya lo charlaremos luego.

Se queda parado en la puerta, encendiendo un cigarrillo.  Ante el comentario de Volter, sonríe. Hace mucho que dejaron de llevar la cuenta de quien ha salvado el cuello de quien. Pero en seguida viene a su memoria el rostro desfigurado de Marcus, y su cara se vuelve sombría. Muy dentro, lamentaba no haber podido hacer más por él.

Se vuelve a las muchachas mientras interrogan a la adepta. Hablan del furgón de Mitsuhama… tal vez, con un poco de suerte, la noche podrá traer algún provecho.

- ¿Estás seguro que no sabes nada de la furgoneta con Ciberware? Mira que si no nos lo dices aquí la señorita lo averiguará tarde o temprano.

Digo con sonrisa de burla disfrutando de poder vengarme en cierto sentido de las heridas físicas y del orgullo.

- O quizás es verdad que no estás al día. ¿Es posible que tu hermanito haya querido quedarse con el todo el negocio para él? Y que pensaba que erais una familia feliz, que decepción.

Igrith suelta un bufido desenfadado. Casi burlándose del comentario de Sombra.

-Mi hermano es un inútil.- Aseveró casi con desdén. -Ese subnormal es incapaz de abrocharse los pantalones sin mi autorización.- 

Se acercó a los barrotes y clavó la mirada en Dómina. -Te advierto, zorra élfica. Si me tocas será lo último que hagas.- Dijo apretando los dientes.

-Mirad. Os han timado. El único bioware que tiene Harry se lo ha instalado Robert. Un matasanos que suele correr por el barrio con una bata llena de mierda...- Comentaba ahora gesticulando con las palmas hacia arriba. -...El muy imbécil no deja de llenarse de cromo.-

- Bueno, supongamos que no mientes. Convénceme. Seguro que has oído algo del robo de un furgón de Mitsuhama. Háblanos sobre ello. Y también supongo que podrás explicar porqué una MegaCorp nos manda a por vosotros si no les habéis echo nada. Estos tipos no suelen tirar el dinero ni tratar con runners si no es por un motivo.

Dómina sonrie maliciosamente... -Vamos querida... ¿vamos a perder el tiempo así? Dejame hacerlo a mi modo... tal vez hasta le saquemos algo más. A ver cómo mantienes en pie esa amenaza... o si todavía la recuerdas cuando termine contigo...

Igrith se separó de los barrotes con los ojos muy abiertos. Al parecer las palabras de Dómina hicieron mella.

-Oye!, no.. no. De verdad...- Gesticulaba con las palmas por delante. De repente parecía otra. -Lo juro. Harry no ha robado a nadie y menos a una MegaCorp. Es idiota, ¡pero no tanto!.- Se adelantó de nuevo. 

-Mira, estoy convencida de que si hablais con Robert sacaréis algo en claro...- El médico que os asistió apareció en escena. Al parecer curioseando la conversación.

-Vaya... ¿De que quieren hablar conmigo?- Preguntó el hombre de la bata blanca. -¿Igrith? ¿Qué haces aquí dentro?- Preguntó sorprendido al ver a la muchacha encerrada. Al parecer ese tío conocía a mucha gente en el barrio. Os sorprendió la escena.

-¡Maldito matasanos! ¡Seguro que todo esto es cosa tuya! ¡Ahora entiendo de donde sacaste aquellos implantes de nueva generación... Estás como una cabra! ¡¿Como se te ocurre robarles los juguetes a una megacorp?!- Exclamó la muchacha recobrando su actitud desafiante.

-Eh... yo... no...- Dubitó con los ojos muy abiertos. Os disteis cuenta de que empezó a sudar.

Reacciono inmediatamente a la conversación y a los dubitativos comentarios del médico levantando el brazo del subfusil y apuntando a la cabeza al médico.

- Tu no ¿Que? Acaba la frase hijo de puta si no quieres tener que preguntar a tu amigo por un reemplazo de sesera.

Ante el silencio en pánico del médico, Dómina da un paso, y con mucha delicadeza hace que Sombra deje de apuntarle. -Vamos Sombra, tranquila. Lo único que lograrás será que le de un infarto, o se orine encima... seguro que nadie quiere eso.

Caminó lentamente hacia él, con una sonrisa maliciosa en los labios, hasta que sus ojos estaban a escasos centímetros uno del otro. -Con que, ¿con ganas de dar un gran golpe? ¿Hacerte rico robando a la peor Megacorp, y echando el muerto a hombros de Las Serpientes...? tsk tsk tsk. Un plan interesante sin duda, pero ahora estas en un lio, un lio fenomenal.

Dómina camino alrededor de él, lentamente, dejando que las palabras le hicieran mella. Luego continuo, casi susurrado a su oído.

- Porque si mi amiga aquí presente se contiene y no te vuela los sesos, todavía tendrás que lidiar con Harry y sus muchachos... ¿Cómo crees que tomarán la noticia que fuiste tú quien les hecho a unos runners, la Estrella y la megacorp encima. ¿Y qué Harry haya perdido a su hermana...?  Y si por algún milagro esquivas a los pandilleros, ¿que le dirás a los Yakuzas de Mitsuhama? Hay querido, que buen lio te has montado.

Volvió a alejarse de él, un par de pasos, dejando que la amenazante presencia de Sombra volviese a su atención.

- ¿Sabes lo que pienso? Que precisas ayuda. Nosotros podríamos dártela, pero claro... tendrás que ayudarnos a nosotros también. ¿Qué dices querido... Las Serpientes, Mitsuhama.... o nosotros?

De repente la cabeza del médico se vuelve una nube roja, y su cuerpo se desploma al piso.

El tipo, visiblemente nervioso, dio dos pasos atrás y miró a Volter que se mantenía de pié justo detrás de él.

-Volter...- El tipo le miraba asustado.

Un disparo resonó en la bóveda y el médico cayó fulminado al suelo. Volter empuñaba una ares predator. Un toque de clase para aquel tipo.

La puerta de la celda se abrió.

-Adentro. Se acabó la cháchara.- Dijo Volter encañonando a Dómina, Sombra y Kierran. -Ese subnormal no hubiera podido tener la boca cerrada ni aún cosiéndosela.-

-Seguramente tendréis mucho de que hablar... he he- Se mofa de vosotros.