Partida Rol por web

Igrith recibió el primer golpe con un gemido. El segundo la dejó escupiendo una mezcla de saliva sanguinolenta sobre el pavimento. La cosa empezaba bien y Kierran dejó de lado las buenas formas de caballeros y damas y empezó a repartir golpes generosamente. 

La mujer acabó esquivando varios ataques. Pero el experimentado Paul la hacía retroceder una vez y otra sin opción a réplica. Entonces Paul recibió un balazo a la altura de la rodilla que le hizo caer hacia delante. El dolor se acentuaba y cuando levantó la mirada vio aquellos dos pandilleros que había apostados con sus armas en la otra azotea. Iban a volver a disparar. 

Igrith lanzó un grito -¡Alto el fuego capullos! ¿Acaso queréis darme a mí?- Luego se giró y escupió cerca de ti. Te agarró por la solapa y notaste una punzada de dolor extremo en tu pierna cuando ella la pateó con fuerza. 

Sin perder el campo de visión del shaman, Dómina susurró unas palabras que generaron de nuevo una descarga de energía que centelleó al estrellarse en la protección mágica de aquel tipo. El shamán empezó a correr hacia vuestra posición. Saltando los diferentes obstáculos. 

Sombra disparó su Imgram y impactó sobre el tipo que, a pesar de ello, no cesó en su carrera desquiciada. 

Aldar sale de su escondite. Un alto elfo, con traje y gabardina. Podría ser un oficinista, un contador o un maldito abogado de divorcios de 2da clase: ropas grises y marrones, arrugadas, la corbata a medio hacer, barba de 1 día sin afeitar, un cigarro en la comisura de los labios. Cualquiera pensaría ¿y que hace este tipo aquí?

La ilusión se borra cuando desenfunda 2 ares predator a la velocidad de un rayo, apunta un instante al indio a la carrera, y dispara 2 veces.

Parapetada y protegida por el escudo mágido de Dómina me siento segura ante el avance del indio, cuando un nuevo personaje aparece en escena. Por el rabillo del ojo veo como descarga su pistola pesada sobre nuestro objetivo. Parece que está de nuestro lado, al menos de momento. En cualquier caso la prioridad es el tipo de los tatuajes por lo que continuo disparando sobre él. Una ligera presión sobre el gatillo y el subfusil escupe una ráfaga y otra después. El oscuro tejado del edificio es iluminado intermitentemente por los fogonazos del arma mientras el ruido sordo del subfusil se escucha en la noche.

Aldar levanto la trampilla con cuidado y tras un rápido vistazo, salto a la azotea. Con ambas pistolas empuñadas, avanzó por el techo con la espalda pegada a la caja del ascensor del edificio, escudriñando los alrededores. Maldita sea Volter… ¿dónde estás?

Los sonidos de disparos le pusieron en máxima alerta mientras se pegaba a la pared como un rayo. Con mucho cuidado, camino hasta la esquina, escupió la colilla de cigarro que estaba a punto de apagársele y se asomó lo mínimo imprescindible para poder ver.

Observo a lo que supuso era el grupo de mercenarios. En lo alto de un tanque de agua un par de pandilleros con armas pesadas, mala cosa. Cerca de allí, un tío con un cartel de “soldado” pintado en la frente estaba a las patadas con una chica que se movía a la velocidad del rayo. En otro lado, dos chicas una de ellas elfa que estaba terminando de subir a la azotea, parecían atentas a otra amenaza. Se movió ligeramente para ampliar su rango se visión, y su zoom implantado dio de lleno con la figura de un chamán con cara de pocos amigos. Con que ahí estás, cabrón...

En seguida, las chicas actuaron. La humana dio rienda suelta a su Ingram, mientras que la elfa gesticulaba gestos arcanos que Aldar conocía bien, una Despertada. Sin embargo, el Chamán continuó en pié, y de repente, se lanzó a una carga desquiciada contra ellas. Jodido mago, eres de los duros, ¿eh?

No había tiempo de preguntas ni parlamentos, sabía que tenía que liquidar al chamán antes que pudiese ponerle el ojo encima, o podría no tener otra oportunidad. Sus reflejos implantados le dispararon hacia adelante. Dio dos pasos e hincó la rodilla derecha en el suelo, estabilizando su cuerpo, mientras levantaba ambas Ares Predator, buscando a su objetivo. Vio al Chaman dar uno, dos saltos; calculó su próximo paso y en sus retinas las miras de sus sensiarmas se posaron en la melena oscura que corría a toda velocidad. Uno, dos… El chamán dio el salto que Aldar esperaba, y en el instante justo que aterrizaba, cuando su inercia se frenaba tan solo una décima, apretó los gatillos, al unísono, como había practicado tantas veces. Sus armas escupieron fuego y plomo que salió disparado hacia Chamán.

Dómina acababa de incorporarse con mucho esfuerzo, murmurando maldiciones. Se coloca junto a Sombra, y siguiendo su mirada, ve al Chamán.  Tas respirar hondo, concentra sus sentidos en la figura, y la silueta de su enemigo empieza a iluminarse en el espacio Astral.  Gesticulando cómo le había enseñado su maestro, se concentró en la esencia despertada de su contrincante acumulando energía mística cada vez más poderosa. En esos instantes el tiempo parecía fluir muy lento, aun cuando supiese con no estaban transcurriendo más que segundos, la realidad parecía detenerse en esa acumulación de energía. Empezó a sentir la presión arcana a punto de controlarse, y cuando estaba a punto de perder el dominio, la libero en interior del mago. El inmediato alivio y abandono duró un instante, ya que enseguida sintió el mareo y la fatiga crecer desde su estómago y subir a su cabeza, pero sabía cómo resistírsele.

Alzó la mirada, y con una maldición ahogada vio como el chamán se sacudía su magia sin aparente esfuerzo. Casi instintivamente, levanto sus Defensas con la poca energía que le quedaba en ese instante, protegiendo a ambas de lo que el Chamán pudiese lanzarles. Apretó los dientes esperando la próxima descarga.

Y la descarga llegó. 

Esta vez la luz destelló con fuerza cegando por momentos a los que no llevasen implantado un amortiguador de fogonazo. Dómina perdió al enorme rojo de vista y apartó la mirada en el momento justo del impacto. Aquello no le cogió por sorpresa, pero la potencia la catapultó un par de metros. Instintivamente agarró un saliente y quedó colgada de la cornisa. 

Aldar se sintió reconfortado al descubrir que los cargadores se habían vaciado por completo. Los cañones de las armas dejaban escapar un humo que danzaba removido por la leve brisa y de repente todo parecía quieto después del estruendoso acto. 

Sombra vio desintegrarse en sus narices la cobertura de la azotea. Una densa capa de polvo y humo, que apestaba a quemazón, flotaba en aquel lugar.

-¡Noo!- De repente alguien gritó. Una voz que no conocíais y que provenía del sector del depósito de agua. Al dirigir vuestra atención veis como alguien cae des de la altura del depósito y se estrella contra el suelo de la azotea. Allí arriba también había dos pandilleros intentando agarrar a un pequeño vestido de negro con una katana.

Rodó por el suelo buscando cubrirse de aquellos cabrones con la mujer a la que lanzó un nuevo puñetazo desde abajo, intentando noquearla pero la joven esquivó su golpe y bloqueó el rodillazo que le lanzó posteriormente, a su vez empezó a lanzarle ataques ella que él comenzó a detener de manera eficaz y diligente usando su rifle para evitar ser alcanzado hasta que la muchacha bajó sus defensas y el ex-marine le dió un fuerte cabezazo.

- Mierda. - Mascullo cuando veo desaparecer mi cobertura frente a mis narices. Por el rabillo del ojo veo  a Dómina salir disparada y la trayectoria parece que es directamente hacia el vacío. Corro hacia ella y la agarro por el brazo para ayudarla a subir pero sin perder de vista al indio y disparándole un par de ráfagas si continua en pie.

Observo como un cuerpo se precipita desde el otro edificio mientas el chico se escabulle de dos pandilleros. - Más mierda, joder. -

El humo se dispersó y dejó al descubierto el destrozo.

De repente sonaron sirenas que se aproximaban hacia vuestra posición. Al final parecía que los de la Estrella Solitaria vendrían a repartir un poco de ley. Aquello era malo. De hecho ya hacía rato que el asunto se había puesto en contra de vuestros intereses. Y un encuentro con La Estrella solo conseguiría empañar vuestra reputación de profesionales finos.

Aún no tenéis localizada la furgoneta llena de bioware y parece que Volter estaba bien vigilado. Sin embargo la embestida que realizó Kierran acabó con la muchacha noqueada sobre el pavimento. A pesar de tener su pierna destrozada, se permitió unos breves instantes para observar a aquella putita que hacía solo unos instantes le estaba poniendo en serios apuros. 

Ni rastro del indio. 

Os dais cuenta de que aquellos dos pandilleros que forcejeaban con un pequeño encapuchado restaban decapitados sobre las pasarelas. 

Aldar grita al chico de la Katana -Folt! Si responde al nombre, continúo. -¿¡Dónde está Volter!? Tenemos que volar!

Mientras tanto, recambio los cargadores.

La madre que me parió... pienso mientras con trabajo me encaramo de nuevo a la azotea. Está claro que me pondré a aprender magia de Levitación inmediatamente.

Me incorporo, y sin sacar ojo de encima del elfo pistolero, le pregunto a Sombra -¿Estás bien? Parece que la Estrella Solitaria se nos viene encima...

- No hemos encontrado la furgoneta, pero tenemos a la zorra. Será mejor que salgamos de aquí.

Digo esperando la aprobación de Dómiina y Paul.

Me asomo por la cornisa y miro hacia abajo intentando distinguir quién era la persona que cayó desde el edificio para descartar que se trata de del viejo vagabundo. También aprovecho para intentar ver por donde se acercan las luces de la policía y así poder la huída con más facilidad.

Busco una salida de la azotea pero antes de marchar espero a que confirmar que si el chico y el tipo de las Ares han encontrado a Volter. Estos segundos de espera me molestan a mi misma por la debilidad que demuestro. No son el objetivo, no son mi problema... pero quizás estoy viva gracias a ellos. Pienso mientras recuerdo cuando estaba en el callejón rodeada de la jauría de pandilleros.

Me giró hacia las chicas, mientras cambio los cargadores. -Hola. Busco a Volter, ¿sabeis dónde está?

- El crio ese también lo está buscando. Probablemente está en el depósito del edificio de enfrente.

Sin tiempo para nada más las luces parpadeantes inundaron el lugar. Dos coches patrulla derraparon justo debajo de vuestra posición y una luz os deslumbraba des del cielo. 

-Alto en nombre de la ley.- Escupió una voz impersonal amplificada. Entonces un estallido precedió los disparos. Era demasiado esperar que los de la Estrella no dispararan antes de preguntar. Las costumbres no se perdían tan fácilmente. 

En este momento os encontráis envueltos en medio de una lluvia de fuego infernal. Todo vuela a vuestro alrededor. Únicamente podéis correr.