Partida Rol por web

TURNO 210C

Al escuchar el comentario de Kolli:

... y ahora tienen algo más en lo que pensar...

añade: Y nosotros lo que buscar para ir más seguros.

Turno 210

Haelembour había terminado con la cena. Y todos empezábamos a servirnos nuestra ración alrededor de la hoguera.

Acerqué mi parte y me senté a la vera de Kolli.

Resultaba agradable compartir algo caliente después del sobresalto en la espesura. Observando el balanceo del martillo en sus manos, casi me sentía como en casa.

La cena no tenía mucha sustancia, pero el calor que desprendía cayó muy bien en mi estómago.

El grupo había hablado. La mayoría estaba de acuerdo con pasar la noche allí, como estaba previsto y extremar las precauciones en todo lo posible.

Las guardias habían sido ya dispuestas Tulak repetiría guardia y antes de dormir intentaríamos improvisar alguna medida de seguridad adicional.

Sin embargo, solo el Ailgatha y yo mismo nos habíamos pronunciado sobre qué hacer al día siguiente. No era un asunto a tomar a la ligera. Pues no podríamos dedicar más tiempo a discutirlo el día siguiente si no queríamos demorarnos más.

_Bien, está decidido entonces. Hoy acamparemos como estaba previsto, y mañana forzaremos la marcha…pero… ¿hacia dónde marcharemos?

Seguiremos el camino hasta la senda oculta en el bosque que nos llevará a Râd-Ângalalath  o nos desviaremos tal y como Freagulf propone…?_

Volví a girarme para revisar el mapa improvisado al fuego de la hoguera y me revolví inquieto mientras chasqueaba mi lengua expresando mis reparos…

_Ya sabéis cual es mi opinión en este asunto. Pero esta es una decisión que todos debemos consensuar…lo justo será que todos demos nuestra opinión y aceptemos la decisión de la mayoría. Si por ventura no nos pusiésemos de acuerdo, tendremos que echarlo a suertes.

Mañana nos levantaremos antes del alba para disponer todo antes que los primeros rayos del sol se filtren entre la espesura. Y así aprovechar al máximo las horas de luz. Esto debe quedar resuelto hoy. _

Dije con cierto tono autoritario. Empezaba a preocuparme la falta de resolución del grupo para dar su opinión.

Esperé a que todos se pronunciasen y cuando hubieron terminado, me dirigí a Kolli.

_Estoy contigo, veamos qué podemos hacer con lo que tenemos.

Hay cuerda, y algo de cristal, escarpias…tal vez podamos encender la lámpara y alguna antorcha esta noche e iluminar bien el campamento…de todas formas, ya saben que estamos aquí…_

Me di la vuelta para dirigirme a todos abiertamente. _Si alguien tiene alguna idea sobre trampas, es el momento de hacerlo saber._

Antes de ponernos manos a la obra con las medidas defensivas, hablé al grupo por última vez para expresar mi preocupación por lo sucedido.

_Si algo nos ha enseñado este incidente, son dos cosas:

Yo me equivocaba. Las batidas eran  mucho más necesarias de lo que sospechaba.

Y por otra parte, nuestra organización es un desastre…

No deberíamos permitir que nadie deambule en solitario por el bosque. Esta vez hemos tenido suerte, pero tal vez la próxima tengamos que lamentar una pérdida.

Las batidas deberían ser por parejas. Y no estaría de más que conviniésemos alguna señal o sonido para alertarnos unos a otros en caso de peligro y así no tener que andar gritando a voces por el Bosque.

Yo tengo un pequeño cuerno de Guerra…me habréis visto beber con él en más de una ocasión.

No es muy potente, pero funciona. Deberíais llevarlo siempre que salgáis y usarlo solo en caso de extrema necesidad. Tampoco estaría de más tenerlo cerca durante las guardias. Para el resto de casos podríamos usar un silbido o similar._

Estaba cansado de la carrera por el bosque, y la pierna derecha volvía a dolerme. La estiré contra el fuego y la masajeé con fuerza por debajo de las grebas.

Eché una última mirada al horizonte entre la maleza circundante. El Bosque Verde nos vigilaba…y esta vez era más cierto que nunca.

Turno 210 / 3

Erik no parece tomarse a mal el tono de mi respuesta. De hecho, parece francamente preocupado por la cercanía de los Orientales, y quizá eso hace que no se haya percatado: - Bien, pienso, menos problemas.

Tras su exposicion, en susurros, sobre el devenir de nuestras rutinas, vuelvo a intervenir: - ... si no, no tiene pinta de dejarlo pasar...:

- No llegué a ver al oriental, digo, también en bajo, aun con un dolor sordo de cabeza, pero, por lo que decís, están bastante mas preparados que nosotros para moverse por el bosque, así que dudo que podamos despistarles: sigamos por nuestro camino, acelerando si es menester, pero nuestras opciones pasan porque lleguemos al camino, y podamos poner tierra de por medio con ellos, aprovechando la movilidad de nuestras monturas, así que no, Freagulf, no estoy de acuerdo en desviarnos mas. Rodeados de arboles somos mas vulnerables, como ya hemos visto...

Despues, tras un momento para darle un trago al pellejo de agua, para empujar la cena, y un trozo de pan, me dirijo de nuevo a Erik: - Erik, no tengas problema, se suponía que los orientales no estaban aun tan cerca, pero tengo por sistema hacer siempre las mismas rutinas, haya o no peligro, por eso propuse hacer las batidas. Ahora vemos que son necesarias. Volveremos a hacerlas mas exhaustivas de nuevo. Gracias a Chakka, sabemos que nos vigilan...

No tengo idea de trampas, pero, si no tienen muchos efectivos cerca, dudo que ataquen esta noche. Eso sí, protejamos bien a las monturas, incluso metiendolas en el perimetro del campamento. No queremos que sufran algún percance, y eso es algo que a lo mejor, los orientales, sí están dispuestos a hacer...

Acabo la cena, sin llenarme, debido al mal cuerpo que me ha dejado el fracaso de mi conexión con la fuerza de los Valar, y me preparo para hacer la primera guardia, con el escudo embrazado, el martillo descansando en la otra mano, y la lanza clavada a mi lado. Lo único que dejo colgando a mi costado es el yelmo: - No quiere que me evite percibir ningun cambio en mi entorno...

Ahora sí, volvía a estar en modo superviviente. Eran los orientales o nosotros, y tengo clara mi apuesta.

Turno 210

Desconozco hasta donde alcanza la vista de esos Orientales en la Oscuridad...
_ Susurré en respuesta a la apreciación de Tûlak....tan solo se trata de un nombre... dije rumiando mis propias palabras. Así es como se conoce a esta tribu de orientales en los dominios de Montaña Solitaria. Más de una caravana se ha perdido en manos de los "Guardianes de la Noche". Lo único que sé, es lo que la mayoría...rumores. se dice que la noche es su medio natural. Ahora bien, si solo se amparan en ella para cometer sus fechorías o disponen de otras ventajas más exóticas, lo desconozco. Mi tío me dijo una vez, que entre los Orientales, era esta una tribu de la que el señor de Mordor se valía con frecuencia para hacer su voluntad...tal vez el nombre solo sea un recuerdo de esa época. Terminé al tiempo que mostraba mi indiferencia ante la importancia de tales asuntos con un gesto.

El Montaraz había sacado a relucir su genio con fuerza desde el incidente. Lejos de molestarme, me alegraba comprobar que tras aquella apariencia tímida y huidiza, latía un corazón animoso como el de los de mi raza.

Bien, eso haremos. Puntualicé ante su iniciativa de mantener cerca a las Bestias.

Las cosas parecía ir tomando forma y aquello me infundía seguridad.

Toma, puesto que harás la primera guardia, te confío mi cuerno. Solo debes deslizar el tapón si quieres usarlo. Le expliqué mientras le indicaba como desprender el pequeño tapón de cera que había improvisado para taponar el cuerno y poder disfrutar de mis licores en él.
Protegelo con tu vida Le espeté mientras lo empujaba contra su pecho. El Brandy no me sabe igual si no es en mi cuerno...Y no querrás ver mi fea cara si eso sucede! Esta ultima frase la dije ya en voz alta, al tiempo que estallaba en una sonora carcajada.

RESOLUCION TURNO 210

La cena no estaba demasiado buena, pero nadie se quejo, al menos estaba bien caliente. En realidad había un ambiente enrarecido, donde todos oteaban los alrededores en silencio. Nada parecía indicar que el hombre que dijo ver Temudyin, estuviese al acecho.

El silencio se fue transformando en opiniones sobre lo que hacer tras el encuentro. Unos abogaban por seguir el viaje por la noche, otros en aumentar el ritmo el dia siguiente. Entre susurros, conversaban dando sus opiniones sin quitar ojo a los arboles. Concluyeron que sería mejor seguir el dia siguiente, y si era necesario, aumentar el ritmo.

No tardaron en irse a dormir, mas tarde lo habitual. Las guardias pasaron agónicamente lentas, los ruidos del bosque, alertaban a los vigías. El ulular de la lechuza, el correteo de los ratones, el bamboleo de las ramas… Todo era sospechoso para los alterados viajeros. Una a una las guardias se fueron cumpliendo sin más sobresaltos que esos sonidos.

La mañana, al contrario que la noche, amaneció sumida en una llovizna. Mientras que en la noche las precipitaciones no hicieron acto de presencia, la mañana llegaba con una ligerísima lluvia, que arrastrada por aire, daba la impresión de estar suspendida en el aire en lugar de llegar al suelo. No obstante era lluvia, y aunque fina, terminaría calando todo.

Recogieron el campamento y se prepararon para partir. Aun habia algunas decisiones por tomar pero se debatirían, si era necesario, en marcha.

Turno 211A

El rubiales revisa las patas y grupas de las bestias, tras lo que mira rostros de los animales para saber más o menos como están y avisar a sus jinetes. Se encontraba apático, arrastraba un cansancio que no era precisamente agradable y agriaba sus ánimos. Por otro lado no estaba nada deacuerdo en seguir la misma ruta, ya que era una forma de favorecer al enemigo y facilitarle el trabajo. - Gente, propongo desviar la ruta un poco al norte durante dos días y luego seguir directos al mismo punto al que nos dirigimos ahora. No tenía que ser su última palabra, pero las ganas de seguir hablando eran pocas.

Turno 211

Temüdyin pasó una dura noche. Durante su guardia, la tensión invadía su cuerpo, escuchando atentamente todos los sonidos de la natural vida nocturna del bosque, intentando así descubrir a un supuesto enemigo acechándoles. La oscuridad no ayudaba nada y era imposible ver más allá de su aguileña nariz. El resto de la noche, cuando durmió, tenía pesadillas, no tantas como antaño, pero estas habían vuelto y le hicieron dar más de una vuelta dentro del saco.

Cuando se despertó por la mañana, lo primero que noto fue la curiosa llovizna. Parecía que las gotas se negaban a caer y se quedaban en suspensión le pareció bonito, pero en seguida recordó las premuras pasadas. Desayunó con presteza y se dispuso a recoger y evitar que madera y otras cosas necesarias se pudieran echar a perder con la humedad. Cuando estaba cerca de los restos de la hoguera, se fijó en el dibujo de Erik, el cual estaba algo difuso por alguna pisada. Le pareció que estaba mal, confundido, pero pensó que era él que lo entendía al revés. Pero cuando estaba ya preparando los fardos en las monturas, cuidando de que las mantas que envolvían la madera seca quedasen por debajo de otras fardos menos sensibles a la humedad, escuchó las palabras del etheod y entonces comprendió que no se equivocó al ver el mapa de Erik.

- Pero eso Freagulf nos llevaría hacía donde huyó el oriental. Seguramente ellos estén hacía el norte. Ya nos lo comentó Leanoth, al norte de Burh Wildu se escondieron una veintena de orientales, seguramente el perro que nos espiaba sería un explorador de ellos. Creo que deberíamos seguir hacía el este hasta el camino que va hacia el norte. - Pensó un momento y propuso una idea que le daba vueltas por su cabeza. - Había pensado, si todos estáis de acuerdo, que me alejase unos pocos metros al norte de vosotros y andar algo adelantado a vuestro avance. Quizás si avanzo escondido y separado del grupo, pueda descubrir una posible emboscada.

Turno 211

Fruncí el ceño cuando Freagulf volvió a sacar el tema de la ruta.
No pensaba decir nada, mi posición ya había quedado clara la noche anterior, y contaba con el apoyo del Montaraz..,
Pero en una cosa estaba de acuerdo con el ailgratha, no podíamos postergar más la decisión...y todavía restaban voces por dar su opinión. No podíamos perder un segundo más con aquello, el tiempo era cada vez mas precioso.

Así que mientras preparaba mis aperos para la partida contesté a Freagulf.

Entiendo tu azoramiento Freagulf, pero el enemigo ya conoce nuestra posición, esta espesura es impracticable, para avanzar debemos cortas silvas y maleza, tumbar juncos y apartar piedras... por mucho que intentemos borrar nuestro rastro, no les costaría encontrarnos más de lo que se tarda en distinguir a un enano en una taberna... dije intentando hacer una broma...tarde o temprano nos darán alcance si eso es lo que pretenden...deambular a ciegas por la espesura solo nos retrasará y multiplicará sus opciones de emboscarnos...sigo pensando que debemos seguir con la ruta prevista... terminé al tiempo que me apoyaba en mi jabalina y esperaba su respuesta. Y cuando me hubo replicado me volví hacia donde estaban los demás y añadí: De todas formas, solo 3 nos hemos pronunciado...no gastaremos ni un minuto de marcha por este motivo hoy...todos habéis tenido tiempo de pensar en ello durante la noche...dos de nosotros estamos a favor de seguir el camino inicial y uno en contra..si nadie más se pronuncia aquí y ahora, se hará la voluntad de la mayoría. Corria el riesgo de sonar demasiado autoritario, aún cuando nadie me había designado portavoz del grupo, pero estaba harto de los silencios y la falta de decisión. Habrían de aprender por las buenas o las malas, que las bocas amordazadas no tendrían mas derechos que los de conservar su silencio...tal vez, cuando quisieran alzar su voz en un futuro, los oídos del resto no se mostrasen tan receptivos a escucharlas...

Turno 211

Kolli se levantó ya cansado, después de dormir con la armadura puesta y despertándose a cada ruido que escuchaba o creía escuchar.

Sonoramente se limpió las fosas nasales, para seguir su rutina higiénica con un desagradable esputo. Satisfecho de su buen hacer, que se podía observar a los pies del enano, puso sus pesadas manos en su cinto de cuero antes de responder a sus compañeros. - Opino que nuestra ruta más segura es seguir el camino y alejarnos todo lo que podamos de la odiosa fronda. Iremos más rápido y veremos venir a nuestros enemigos, a los cuales estaremos esperando. Cualquier otra opción es poner nuestras vidas en sus manos.

La marcha fue más dura para el enano de lo que había pensado. Le dolían partes del cuerpo que no sabía que poseía y no paraba de resoplar en señal de protesta. La esperada pausa para comer fue acogida con una bendición por parte del enano y, agotado, se autopropuso para hacer el turno de cocinero esta vez. Total, el nivel general de la compañia en temas de manipulación de alimentos animaba a Kolli intentarlo. Una sopa de clavos sería más sabrosa que los últimos manjares que habían consumido.

O eso pensaba el confiado herrero. Tras tener problemas de estabilidad con el puchero, el agua, y casi organizar el mismo caos que una manada de jabalís hambrientos entre las viandas aseguradas en las mulas, terminó esta hazaña épica haciéndo lo que mejor sabía, dando fuego y más fuego al asunto.
Como si de su forja se tratase, el aplicado enano empezó a aplicar calor y más calor a la ya condenada olla, convirtiendo el fuego de cocinar en un crisol sacado del mismísimo infierno donde bien se podría haber creado un dragón en vez de un plato de comida. A punto estuvo de quemar el bosque circundante con las brasas.

El resultado fue una masa negra achicharrada y pegada a la casi inservible olla, donde casi se requería cincel para sacar una cucharada del plato.
Kolli intentó no mirar directamente a sus compañeros, avergonzado de su creación.
- Le falta algo de picante... Creo... - Añadió casi en un susurro

Turno 211B

Si, contesta huraño, eso si nos quieren seguir, pero si nos quieren atacar, si nos quieren emboscar lo mejor es interceptarnos, y para eso lo mejor es presuponer por donde vamos a ir o estar. Si cambiamos de ruta de una manera más o menos drástica, la primera de las posibilidades se las cortamos. ¿Qué queremos hacer la misión o ponérselo fácil a enemigo?

Las palabras de Chakka antes de partir aquella mañana, me habían desconcertado por completo.

¿Estas seguro Chakka? le había interrogado nada más oírlo. Ciertamente recordaba el grupo de orientales sobre el que Leanoth nos había advertido. Pero en mi recuerdo aquel grupo se escondía bastante al noroeste de Burh Widu, no a este lado del bosque Verde, y me costaba creer que los orientales se hubieran adentrado tanto como para cruzar el gran camino...

¿Tal vez solo huía en esa dirección circustancialmente al verse descubierto...? propuse sin mucha convicción.

En cualquier caso era algo a tener en cuenta. No podía estar seguro de que mi memoria no me estuviese jugando una mala pasada, y Chakka parecía bastante convencido de sus palabras. Por primera vez, me preguntaba si el oriental no nos estaría ocultando algo.

Si lo que explicaba era cierto, aquello representaba más problemas. Pues nuestra llegada al Rad-Angalalath no entrañaría un impedimento tan grande como suponía para los orientales...en cualquier caso, la mejor opción seguía siendo reanudar la ruta que habíamos diseñado inicialmente. De modo que después de los votos de Chakka y Kolli, y a pesar de las ostensibles protestas del Ailgratha, la votación se dio por concluida, y todos iniciamos la marcha en dirección a la senda oculta y el Rad_Angalalath.

La lluvia, nos bañaba como un velo delicado, pero pronto se filtró por entre nuestras vestiduras y la humedad, posiblemente añadida a la tensión y el escaso descanso de la noche anterior, empezaron a hacer mella también en mi.

No quería ni imaginarme como lo estaría pasando el bonachón habitante de la Carroca...era el único que no se había pronunciado en el asunto de la ruta, pero como su voto ya no tendría relevancia y su cara mostraba claramente su estado de fatiga, decidí no afearle más su conducta y lo dejé en paz.

La pierna me dolía cada vez más y ahora también el resto de heridas del pasado...las plantas de los pies y todo el costado izquierdo me ardían como si estuviera caminando sobre brasas. La espalda se me entornaba con el mero peso de la cota, me costaba respirar, viéndome obligado a parar cada pocos metros...hasta la condenada oreja me molestaba.

Aún con todo, sabía que debíamos permanecer alerta, de modo que me esmeré en vigilar la floresta como había venido haciendo los días previos, en busca de trampas y emboscadas.

Cuando llegó la hora de la comida, la recibí con gran alivio y resolví continuar la rutina que habíamos adoptado los días previos, si bien más abatido que de costumbre.

Turno 211

Ni el descanso ni la quietud tensa de la noche durante las guardias consiguen que mi ánimo mejore. Hosco, devuelvo el cuerno a Erik, y me dispongo a recoger el campamento, tras tomar un rápido y frío desayuno bajo la ligera cortina de lluvia con que nos despierta el día.

Miro de reojo a Haelembor, yo me he levantando bastante recuperado, per me preocupa se estado, y sería un alivio verle hoy con mejor cara, pues, tras el incidente con el explorador oriental , es más que probable que tengamos que acelerar el ritmo.

Cuando estamos ya preparados para partir, el eorlinga vuelve a la carga con su idea de tratar de despistar a los orientales, desviandonos saben los Valar hacia donde en la vetusta Floresta. Chakka propone cambiar de ruta, pero al menos a una direccion que acelelerará nuestra marcha, a lo que Erik vuelve a intervenir, no sin razón:

- El enano tiene razón, digo, seco, no podemos pasarnos las horas muertas debatiendo sobre qué, o no, hacer. Si decidimos seguir, sigamos. Freagulf, ya discutimos ayer sobre por qué tu plan no nos parece, digo, señalando a Erik y a mi con el pulgar, factible: ellos se mueven mejor que nosotros por el bosque, dejamos rastros que podría seguir un orco ciego y resfriado, así que nuestra baza pasa por poner millas de por medio con nuestros posibles perseguidores...

Tras eso me callo, pensativo, tras lo que miro a Chakka: - Además, hay algo de lo que no hemos hablado, y que quizá eche por tierra definitivamente nuestra posible coartada como grupo que huye de la guerra: Tú, Chakka, luchaste junto al ejercito del Imperio contra sus congéneres. No creeis que es mas que probable que nuestros enemigos te tengan mas que reconocido?? Daos cuenta de que no creo que haya muchos orientales del lado de Gondor, y menos aun habiendo perdido un ojo... Ese explorador te ha visto, y cuando llegue a dar su informe, no dudo en que será uno de los detalles que no se le escapen...

- En fin, que vayamos por donde mas rápido podamos hacerlo. Creo que ha llegado el momento de dejar la discrección por movernos a mas velocidad que ellos!! Chakka, me parece buena idea ir reconociendo el terreno por delante. Puedo darte un relevo cuando te sientas cansado...

Calándome la capa, acaricio el cuello a zanahoria, mientras le acerco una manzana a su testud, que, como no podía ser de otra forma, se come rapidamente, haciéndola crujir con sus muelas.

Finalmente bajo un manto de fina lluvia, que choca contra la cubierta arborea para caer sobre nosotros como un aerosol, y de urgencia y desconfianza con los alrededores, nos ponemos en marcha. Nadie habla, no hay mucho que decir, y mientras Chakka reconoce el terreno unos metros por delante de nostros, el resto andamos en fila, con una mano agarrando las riendas de nuestras monturas, y con la otra el mango de nuestro arma. Es mas que probable que haya lucha en breve así que vuelvo a ponerme mi armadura de mallas, con grebas y brazales, pero sin yelmo: - Necesito toda mi atención para ayudar a echar por tierra una posible emboscada...

Y así trascurre la mañana, hacia la hora de comer, donde Kolli se ha ofrecido a cocinar hoy, entre ruidos típicos del bosque, que provocan reacciones quizá excesivas por nuestra parte, y el eterno chapoteo de nuestras monturas en los charcos del camino.

Turno 211

Los ruidos del bosque se habían acentuado y multiplicado. Donde antes solo había silencio  y  fatiga, reinaban ahora bullicio e inquietud.

Las botas, restallando contra el fango hacían más ruido de lo habitual; los insectos, antes ladinos y sigilosos, zumbaban ahora en nuestros oídos con una melodía burlona; el canto de las aves, se solapaba ahora con otros sonidos más lejanos y la lluvia, siempre presente, peleaba sin fuerza contra las ramas y las hojas de los árboles, que protestaban en un triste pero omnipresente lamento.

No, el Bosque no había cambiado realmente, Abetos, Pinos y Piceas lucían arrogantes y opresivas como siempre, y sin embargo, todo parecía distinto a nuestros ojos.

El miedo había extendido su sombrío manto sobre nosotros tras la apariencia de la amenaza oriental, y bajo esa maraña entretejida, nuestros sentidos se hallaban confundidos, congestionados. De tal manera que los estímulos de la espesura llegaban a nosotros amortiguados, enredados, como a través de un tul.

Asentí conforme a las palabras del Montaraz sobre seguir la ruta prevista y me inquietó sobremanera la nada desdeñable posibilidad de que el explorador oriental, o alguno de sus amigos, hubiesen reconocido a Chakka de la refriega en Bur-Ailgra.

Aquello me incito a hablarle. Todavía había piezas de aquel puzle que no terminaban de encajarme.

_Chakka compañero. ¿Cómo has sabido que el Oriental de la espesura era un Sagath? _ Pregunté con sincera curiosidad.  _¿Fueron sus ropas?, ¿su aspecto?…¿acaso llegaste a oírle hablar?_

No dudaba de la palabra del oriental, sin duda el conocería a todas aquellas tribus de salvajes mucho mejor que nosotros. A mí me parecían casi todos iguales, cada uno más extravagante que el anterior, eso sí. Pero sabía que había múltiples tribus, y sus sangres se mezclaban en ocasiones.

Además, cuando todo ocurrió, ya anochecía y la visibilidad en la floresta era realmente mala. Freagulf y yo apenas pudimos seguirle unos segundos antes de perder su estela entre la intrincada selva. Me parecía increíble que él hubiese tenido tiempo para descifrar la naturaleza del oriental. Tal vez no fuera nada, pero cualquier detalle parecía importante ahora.

Tras oír su respuesta, volví a acceder a las palabras del Montaraz. Ambos habán tenido una buena idea y aquello me gustaba.

_Id pues, pero manteneos a la vista del grupo. Si habéis de alejaros más, haced una seña. Si algo hemos aprendido ya, es que no resulta nada bueno de alejarse a solas en la espesura. Silbad y uno de nosotros irá a vuestro encuentro. Nadie debe permanecer solo._ Terminé, al tiempo que vigilaba receloso los alrededores.

Entonces me descolgué el cuerno de guerra y se lo lancé a Tulak una vez más. _Para cuando todo lo demás fracase._  Susurré.

RESOLUCION TURNO 211

El frio golpeaba en las primeras horas de la mañana y junto a esa llovizna incesante, casi suspendida en el aire, hacia entumecer los huesos. Finalmente entraron en calor, los músculos y huesos del cuerpo encontraron su sitio, y la marcha fue cogiendo algo más de ritmo.

Como habían quedado en hacer, Tulak y Temudyin se fueron intercambiando en su función de exploradores avanzados. Cada poco tiempo uno de ellos aceleraba el paso y se desviaba de la ruta, lo suficiente para tener otras perspectiva del grupo sin llegar a perderlos de vista. Las batidas de ambos rastreadores, fueron en vano. Era una tarea complicada, el acecho por el bosque requería de movimientos sigilos, y sobre todo no tener prisa. Por otro lado, la búsqueda de algún rastro también se complicaba, si un oso hubiera pasado por allí, lo hubieran sabido por sus claras huellas, pero no las de un posible merodeador, menos aun de uno que podría tratar de pasar desapercibido. Aun así, no cejaron en su tarea hasta que se detuvieron a comer.

Erik, por su parte, trataba de buscar trampas. Otra engorrosa tarea no destinada a la gente con prisas. Como ocurría con los exploradores y sus batidas, la búsqueda de trampas complejas requería de mucho tiempo, y en camino, huyendo de un posible ataque, no era el momento más adecuado. Aun así, de cuando en cuando se tomaba su tiempo en buscar entre los arbustos algún tipo de artilugio. Eso daba tiempo a los exploradores a ejercer su cometido, pero ralentizaba mucho el ritmo del grupo.

Así, una jornada que comenzó a un buen ritmo, fue convirtiéndose en una relajada caminata por el bosque, como hacían los beornidas cuando salían en busca de setas y frutos rojos. Los animales estaban descansados con ese ritmo, incluso la mula parecía no acusar su pesada carga.

Llego la hora de la comida, tal y como sus estómagos venían avisándolos desde hacía un buen rato. Y buscaron un lugar donde descansar. Encontraron un claro en el bosque, suficientemente grande como para hacer un fuego y poder descansar todos, pero obligando a dejar los caballos entre dos árboles fuera del “circulo”. Era cruzado en su parte oeste por un pequeño regato de aguas cristalinas, había mucha vegetación baja que parecía querer alcanzar el agua con sus hojas. Se dispusieron a hacer una parada más larga y cocinar. Mientras se preparaban para cocinar, y como hacían en aquellas ocasiones, dos miembros del grupo, exploraron los alrededores para asegurarse de que no había miradas indiscretas. Mientras, Se comenzaba a encender un fuego aprovechado los leños del anterior fuego que habían sido listos de guardar. Pronto disfrutarían de una comida caliente y el acogedor resplandor del fuego.
Lo segundo lo agradecieron, hacia frio. Pero lo primero no fue tanto, Tulak habia quemado ligeramente la comida, algo bueno para no notar el sabor de la harina cruda. Algo cansados y con frio, comieron a regañadientes, a fin de cuentas tampoco era tan horroroso el sabor.

Durante la comida, todo fue silencio, como casi todo el dia estaba resultando ser. La desconfianza se había apoderado de ellos, y lanzaban penetrantes miradas a la espesura, en todas direcciones. No sabían si serian o no atacados, pero todos pensaban que había una alta probabilidad de que así fuese. Cuando terminaron de comer, aun se quedaron un rato descansando las piernas.

Turno 212A

Temía que tener un batidor por un lado fuera un peligro. ¿Desea que lo cacen?¿Quiere ser un mártir?

Estaba preocupado y su alma estaba más atenta a Tedmuyin que al suelo que pisaba. A la menor oportunidad le hizo un par de señas a Erik. - ¿Tienes un momento para mi? Estaba tan preocupado por su amigo que no podía soportarlo más.

Turno 212

Estaba cansado y tenia un hambre atroz. El calor del fuego nos fue reuniendo a todos alrededor de la hoguera.

Me sorprendió conocer que Kolli se había prestado para cocinar esta vez, aunque después de las insípidas y agriadas viandas de los días precedentes, recibí el cambio con buen ánimo.

Para mi desdicha y la del resto de mis compañeros, esa sensación no duró mucho tiempo.

*Ook! Um Metik ad caragu sigim rukhas! Ha! Exclamé al tiempo que fulminaba a Kolli con la mirada tras probar aquel amasijo de masa calcinada.

La hora de la comida empezaba sentirse como una terrible tortura. A aquel paso, todos terminaríamos saltando en brazos de los orientales con tal de poder comer algo decente.

¿Es que nadie aquí sabe cocinar algo minimamente comestible? Pregunté retoricamente. Parecía claro que no.

Visto con perspectiva, añoraba mi insípido guiso de elaboración militar. Sobrio pero efectivo.

Tras un rato mascullando en mi propio idioma y rumiando el bolo de pasta negruzca que tenia en el plato, terminé de comer y me apresuré a bajarlo todo con un trago de cerveza.

Cuando Freagulf me hizo aspavientos y me pidió parlamento, me senté a su lado frente la hoguera y le hice un gesto para hacerle saber que era todo oídos.

Tunro 212B

Estando revisando los caballos, cuando todos se acostasen mira bien que Temudyin, metido entre caballos le hace un gesto al enano para que no hable y escuche.

- No dudo de la palabra de nuestro oriental, y realmente viera al tipo... pero si dudo de que desistiera de esa manera de la persecución. Creo que lo encubre y mira que le tendría que prestar una confianza especial, debiéndole la vida, pero me da la sensación que tenemos un infiltrado. Sus susurros eran tenues, y además se metía la mano en la boca para dificultar más aún el ser escuchado a distancia al sonar más ronco y grave el sonido. Ya en el camino me hizo un extraño relevo. Igual no quería, por algo, que me pasase algo ... o que no me sucediera, pero claro ... o descubrió algo que no me confió en un principio ... o sabía que estaría y por tanto ... puso tierra de por medio para que no lo localizásemos el resto.

Turno 212

Kolli estaba agotado por la falta de costumbre en largos viajes. Y el agotamiento hacia que la irascibilidad del enano alcanzara cuotas más altas que su estatura. Por eso, aunque avergonzado por el desastroso rancho que había preparado, o más bien destrozado, saltó enérgicamente antes los comentarios despectivos de su compañeros Erik.

- ¡Acepte mis disculpas Princesa debajo de la Montaña! - Exclama aireado y sin dignarse a responder en khuzdûl - Es una lástima que se nos olvidase traer a su doncella de cámara para hacer su vida más soportable en el agujero del culo de este maldito bosque por el que nos arrastramos. Voy a fregar.- Finaliza airado dando por finalizada la conversación.

Ya más calmado, continuó el viaje con sus compañeros, más por la acumulación de cansancio y agotamiento que por falta de beligerancia. Sólo tenía ganas de acabar aquel peregrinaje y volver a vivir encima de sus pies y alejar sus posaderas lo máximo posible de una silla de montar

Turno 212

Cuando el Ailgratha me confesó sus sospechas, no pude más que revolverme inquieto y dedicar una furtiva mirada a mis espaldas por si alguien nos escuchaba. Si aquel que había avalado la confianza del oriental sospechaba de él...

Yo mismo había empezado a albergar dudas sobre Temudyin, Chakka como él quería que lo llamásemos.

En realidad no creía que fuese un traidor como Freagulf aventuraba. Pero si percibía que no estaba siendo completamente sincero con nosotros.

Me arrimé más al Rohirrim y le contesté con voces calladas, tal y como él mismo me había hablado.

_Yo también me he dado cuenta ..._ dije mientras me tapaba la boca con la mano _...desde que partimos de Bur-Waldlaes ha estado actuando de manera extraña...siempre vigilante, nervioso, con miradas clandestinas...es como si esperase que alguien nos emboscase desde mucho antes de que eso fuera posible..._
Me detuve un momento mirando al suelo pensativo y entonces continué. _¿recuerdas el día de la partida?, apenas nos habíamos alejado unos Kilómetros del campamento, y ya parecía impaciente, vigilante. No dejaba de mirar atrás, cuando era imposible que nadie nos siguiese, salvo algún otro hombre de Faelginor y Leanoth...
Al principio no le dí mucha importancia, lo achaqué a su naturaleza salvaje y a un pasado difícil. Pero tras el incidente del bosque, ha estado actuando de forma extraña nuevamente. La idea de abrir camino él solo, también me pareció sospechosa...en parte fué por ello que aconsejé a Tulak acompañarlo..._

Volví a detenerme para tomar aliento y comprobar que nadie nos escuchaba y finalicé.

Sin embargo, no creo que se trate un traidor. Tal vez me equivoque, pero no percibo esa inclinación en él. No debes olvidar que ya ha luchado al lado de los nuestros, y ha derramado sangre oriental en defensa de Gondor ...no, algo me dice que no guarda amor o respeto por los de su raza. Pero igual que tú, pienso que nos oculta algo...
Tal vez sea prudente mantenerlo vigilado, pero no me gustaría alarmar al resto o provocar desconfianzas infundadas ...Mantengamos el secreto entre nosotros. Podemos turnarnos en su vigilancia, a ser posible no lo dejes andar libremente y a solas por la espesura.
Yo lo tengo más difícil, pero parece confiar en ti, y o muy engañado estoy, o esa confianza es sincera, no te costará supervisar sus movimientos. Si descubrieras algo ven a contármelo, yo haré lo mismo. ¿te parece?

La noche caía una vez mas sobre el Bosque verde, y con ella una nueva sombra de sospecha sobrevolaba nuestra pequeña y dispar comitiva.

Turno 212

No sabría decir si lo que más incomodo al Herrero fue mi comentario, o el hecho de usar nuestro idioma delante de extranjeros para hacerlo...pero su airada respuesta en perfecto Oestron me hizo decantarme por la segunda.

No lo había previsto así, sencillamente, aquella bazofia carbonizada, después de la dura caminata, había colmado el limite de mi paciencia. La tensión, la fatiga, el maldito bosque...

Intenté no darle importancia. Sabía que no había sido buena idea reprender sus esfuerzos delante de todos, de modo que aunque me costo morderme la lengua para no saltar a su provocación, acepté su réplica con entereza y no le contesté, ni tan siquiera para rectificar su errónea deducción sobre mi procedencia.

Simplemente escupí a un lado mientras mantenía mi gesto hosco, para luego sostener mi mirada sobre sus ojos hasta que se levantó para fregar.

Pero a medida que sus palabras resonaban en mi cabeza, y sentía las miradas de todos clavadas en mi, juzgando mi fealdad, recordé el desplante de Faelginor solo 3 días atrás. ...[Enano Beodo]...todavía podía sentir el rubor subiendo por mis mejillas.

Ya me había costado tragarme el orgullo aquella vez, y solo lo hice porque en verdad apreciaba a aquel viejo pieslargos como a un amigo...en realidad creo que ni siquiera aquello me hubiese detenido, pero estaba atado a mi juramento de obediencia y por el honor de mi familia que no habría de romper una promesa.

Pero ahora no me ataba ningún juramento, al contrario, el alcohol había aligerado las cadenas que inhibían mis arranques de furia, y el honor se tornaba ahora en un acicate mayor para no permitir tales desplantes. Kolli no era mi superior sino mi igual, ni siquiera habíamos luchado juntos en la refriega de Bur-Waldlaes... ¿Princesa?...¿Doncella?... Con quien demonios se piensa que habla...

Cuando ya se alejaba de la hoguera, no pude contenerme más, así que me levanté y mientras recogía mis platos llamé su atención:

_Duras palabras para un enano que solo sabe realizar sus tareas retorciendolas al calor del fuego...!_ Exclamé dominado por la rabia... Fuego para forjar el metal...! Fuego para hacer huir a los orientales...!Fuego para envenenar la comida y a tus camaradas de viaje!!... Le dí un instante para girarse. Ninguno de los dos estábamos hechos para las cazuelas, en eso coincidiamos, pero esta princesa no pensaba volver a comer nada que mi camarada enano hubiese tocado antes. Apreciaba su animo fogoso, pero aquel revoltijo cubierto de ponzoñas terminaría por matarnos antes que los Orientales.

_Ninguno de los dos sabe cocinar, yo al menos no lo pretendo. Aprecio tu esfuerzo como el del resto de mis compañeros. Y soy consciente de tus buenas intenciones... dije en un reproche que casi parecía una disculpa, para luego corregir mi talante ...pero la próxima vez que te presentes voluntario para algo, no te muestres luego tan susceptible con quien valore tus quehaceres. Nadie aquí te he pedido que cocinarás, lo has hecho porque has querido y ninguno de nosotros te ha puesto traba alguna. Me acerqué a la olla y recogí un trozo de pasta quemada con las manos. ¿Acaso esta porquería no merecía el titulo que le he otorgado?.. Dije asqueado mientras tiraba la comida al suelo enfrente del Herrero. No me extrañaría que todos nosotros nos levantáramos con dolor de tripas por la mañana. Y sin embargo, tu me has concedido un titulo mucho más honorable...aunque pronto adivinarás que no tan Justo. Mi rostro parecía desencajado. Me retiré la capucha y tiré mis armas al suelo mientras adoptaba una posición claramente hostil hacia el enano.

Pues bien, ahora tendrás que probar la certeza de tus agravios Camarada. Porque esta princesa esta a punto de patear tu quemado culo.

Con esta última amenaza, levanté mis puños y me dispuse a recibir el seguro envite de mi compañero.