Partida Rol por web

Lo somos -respondió el asesino, procurando poner una voz solemne.

Le mostró la placa de la Alianza Coblast, entregada a Caín en su primera misión, en Escintila. No esperaba que el salvaje conociera la palabra escrita y aquel símbolo tal vez le situara, a Caín, en una posición de esos semilegendarios que los nativos creía que eran los acólitos. Si es que debía hacer caso a lo leído en el Informe de misión.

¿Cómo ha podido el Abad Skae enfurecer al caudillo Seth? ¿Tiene algo que ver con esta catedral o con el santo MArtir Drusus?

- Eso es lo que me gustaría saber. Esos, dice señalando a los asaltantes muertos, son seguidores de Seth la Voz y aunque fanáticos y locos, este ataque tan suicida no es propio ni de ellos - responde con gesto hosco

Entonces deben tener una poderosa razón para atacar este lugar -concluyó el asesino-. ¿Ha tenido tratos el Abad Skae con Seth la Voz?

Se giró para observar la Catedral Negra, algo empezaba a rondar su mente. De santos a traidores. El dedo del gatillo le hormigueaba a Caín pero sentía un temblor interno. De confirmarse lo que sospechaba hasta los hombres más devotos del Imperio podían caer en la tentación del Caos.

¿Está todo perdido?

El rostro de Kos'ke se endurece más si cabe: ¿Es una pregunta o intentas confirmar algo que ya sabes?

Una pregunta que ayudará a los servidores del divino Emperador -respondió Caín, usando las palabras de Kos'ke.

Desconfiado, al acólito no le sorprendió. Uno no llegaba a ser un caudillo guerrero sin cierta crueldad y desconfianza.

- Hasta donde yo sé no, y espero que siga así pues ellos no veneran realmente al divino Emperador, dice dando un tirón de las riendas de su perro de guerra que se mueve nervioso todavía por la batalla.

Estaba flipando. Ni cien litros de absenta me dejarían tan descolocado. Qué estaba courriendo? ¿Por quién nos jugábamos la vida? Esto iba a aclararse rapidito, estaba hasta los cojones del puto abad.

Miro al tipo en us montura.

Pues mira, vamos a aclararlo bien rápido.

Entro en la catedral buscando al abad, y sino a quien pudiera decirme donde anda el cabrón.

Me quedo callado mirando los destrozos ocasionados por la batalla. Por que no interrogamos a uno de esos locos que nos han atacado? seguro que saben algo. Consigo decir, viendo como todas las hipotesis van mas alla de mi entendimiento y opto por un racionamiento mas logico o directo. 

Mientras habláis salen de la Catedral los miembros destacados del asentamiento. Por un lado el abad Skae acompañado de los hermanos eclesiásticos a los que se les una el hermano Lamark con una ensangrentada venda enrollada apresuradamente alrededor de su cabeza; detrás del abad, Aristarchus pero delante de todos ellos Esha Raine flanqueada por varios guerreros de Kos'ke.

El hermano Severus lleva a un voceador herido con el rostro cubierto de sangre que al parecer se había infiltrado con un residente más de Desesperanza cuando comenzó el asalto. El voceador tiene la mirada enloquecida y murmura sin cesar; no parece ser consciente de la situación. Una pequeña multitud les sigue titubeante intentando ver qué está pasando con expresiones nerviosas y abatidas. Parece que la mujer y el abad tienen un enfrentamiento duro.

- No debemos dar a estos herejes la satisfacción de frustrar nuestro cometido. Terminemos lo que hemos empezado ¡ Esto no cambia nada !

- Honorable abad - replica con voz clara y autoritaria - ¿Acaso no lo veis? Mirad a este hombre; es evidente que alguna fuerza desconocida lo ha enloquecido. Ha sido tocado por espíritus impuros, y susurra nombres que ni si quiera en los tiempos que corren deberían ser pronunciados. No sabe quienes somos, ni si quiera sabe por qué ha combatido ¿No os dais cuenta de que aaquí está pasando algo muy extraño?

De repente y sin previo aviso, Aristarchus se acerca al prisionero, lleva su pistola láser hasta la sien del prisionero y aprieta el gatillo. Se produce un chasquido sordo y el voceador cae al suelo sin vida.

- ¡Sacrilegio! - brama con la voz más áspera que le habéis oído jamás - Esperamos que hoy se produzca aquí un milagro, mujer. Un milagro que me ha sido revelado por la gracia del Emperador, ¡y todos los que se opongan a él serán considerados herejes! ¿Osas oponerte a él?

La sorpresa es completa y un momento después todos los jinetes de Kos'ke empuñan sus armas.

- ¡Basta! - grita la Catamuertes - Hoy ya se ha derramado aquí demasiada sangre. Nos marcharemos y no volveremos. Ahora veo que estaba equivocada. Veo que estáis condenados, y que el cuervo se ha posado en vuestro hombro y os susurra sus maldades al oído. Habéis conducido a esta pobre gente hasta su perdición ¡Ni mi pueblo ni yo formaremos parte de esto!

Alza las manos lenta y deliberadamente una vez más en gesto de rechazo, antes de subir a lomos del perro de las arenas de Kos'ke, detrás del caudillo. Los guerreros ashleen montan también y todos se marchan al galope, levantando tras de sí una estela de polvo.

El abad parece visiblemente afectado pero enseguida recupera la compostura y pronuncia un sermón ante la muchedumbre.

- Un único cirio puede iluminar en el vacío, aunque su luz tarde eones en verse desde la lejanía. Que este sagrado edificio no sea un mero cirio, sino un astro formidable que brille en las oscuridad que nos rodea ¡En estos tiempos aciagos, hemos de tener fe!

Tras lo cuál la gente empieza a dispersarse asumiendo un silencio melancólico

Durante todo el intercambio de palabras, permanecí sumido en el silencio, con las manos entrelazadas y murmurando plegarias a nuestro querido Dios Emperador.

Estaba claro que la mancha del caos se había posado en este lugar y contaminado a más de uno, pero el solo pensar que algún miembro importante de la iglesia pudiera ser un agente de los señores oscuros hacía que se me revolviera el estómago.

¿Y quién se pensaba que era Aristarchus? habíamos sido testigos de una ejecución sumaria, de la que solo los mismos inquisodores podían gala, pero él había sido el juez y verdugo.

Negando con la cabeza, miro al resto del grupo, esperando ponernos en marcha y ver si podemos sacar a la luz lo que aquí ha pasado.

El unico que sabia lo que pasaba ejecutado... y parece que la otra tambien sabe algo y se ha largado, esto no me trae   buenas vibraciones. Aqui pasa algo, consigo murmurar despues de todo lo sucedido. proteger la cosagracion de la catedral sigue siendo nuestra mision. Pero a que se refiere con el cuervo ese que susurra cosas al oido.

Perdido, yo andaba perdido... y todo estaba perdido... ¿Eramos complices de una matanza, causada por un enajenado que habla en nombre del Emperador para conseguir sus propios fines, costase lo que costase?

Miro a Aristarchus y al abad Sake, imaginando como un haz láser les atraviesa la cabeza dde parte a parte...

Claro que pasa algo, soldadito -espetó Caín- Así que a menos que tengas algo valioso que decir, cierra la boca.

Se acercó expresamente a Albrek para tratar el tema.

Él sabía lo del muerto andante, Aristarcus. -empezó- No le dio importancia porque ya lo sabía. Luego, cuando vimos aquellos símbolos, habló de milagros, cuando olía a herejía. Nuevamente habla de milagros. Ya había estado aquí antes, pudo hablar con Skae en varias ocasiones. Quién sabe si hicieron algo más que hablar, uno de los dos corrompió al otro. Me inclino a pensar en Skae como cabeza de esta herejía, pues de haber sido Aristarchus no nos habría dejado acercarnos tanto.

Nos habría matado.

Tal vez Lamark sea la única persona de fiar en este lugar. Debemos hablar con el abad o con Aristarcus, con ambos. Sonsacar información, amistosamente; si eso fracasara...

Caín estaba hablando de algo muy serio, "interrogar" a dos personalidades muy por encima de ellos.