Partida Rol por web

Ética de metal

2. Golpe bajo

Cargando editor
01/08/2013, 09:19
Joseph (Encargado Clorelia)

El tipo ajeno a tu contención por ser comedido con las palabras te respondió a su manera y es que difícilmente y más desde una posición de relativo poder como la suya fuese a cambiar de actitud.

- Me importa un pimiento a quien llames, pero establecer una llamada con la tierra cuesta veinte dólares. Si lo deseas también te los puedo prestar, a cambio de sus respectivos intereses. Pero ya no me pidas más mas hasta que cobres. Ya me lo dirás cuando acabes, ahora a currar que para eso has venido.

Sin darte más derecho a réplica y dando por supuesto que sabias como tenías que trabajar, dio media vuelta y se fue, dejándote a solas con esa máquina de procesar carne que se puso en marcha de inmediato.

Cargando editor
03/08/2013, 14:23
Adam Aldridge

Me encogí de hombros y me dispuse a comenzar mi trabajo. Aquello era la vida real... ¿lo era? ¿La gente habitualmente se sentía presa de un contrato que no habían firmado y bajo unas condiciones injustas y opresivas? No tenía ni idea de hasta qué punto aquello podría servirme como cura de humiladad pero aquel día pensé muy mucho en lo afortunado que era. Mi trabajo me encantaba... mi mujer era preciosa, inteligente y divertía... y, a pesar de los problemas, nos queríamos. Debía llamarla, eso estaba claro, pero... ¿qué iba a decirle? ¿De dónde iba a sacar ella el dinero? ¿Acaso no era más juicioso llamar a Schoken? Él tendría el dinero y los contactos suficientes como para armarla bien gorda y sacarme de aquel lugar. Aunque por otro lado me reconcomía no tener potencialmente herramienas para valerme por mí mismo en aquel horrible lugar.

- Trabajemos... - pensé. al fin y al cabo no era la primera vez que el trabajo me había ayudado a ver las cosas con mayor claridad y, a pesar de que envasar carne no se parecía en nada a la ocupación a la que me dedicaba y en la que era tan bueno, quizá igualmente pudiera ayudarme. Después ya tomaría una decisión respecto a la llamada. Quizá el contrato fuera claramente ilegal y pudiera impugnarlo y conseguir un aplazamiento del pago hasta llegar a la Tierra de regreso.

Cargando editor
05/08/2013, 08:33
Joseph (Encargado Clorelia)

Comenzaste a entender la situación y a analizarla de la forma más fría posible. En tu trabajo estabas acostumbrado a darle la vuelta a las cosas después de haberlas analizado. Todas esas dotes quizás ahora te viniesen muy bien.

Si una cosa te permitía este trabajo era pensar, lo que tenías que hacer era muy automático y era pesado en el aspecto del tedio que producía o a que el trabajo en si no resultaba muy gratificante.

Pasaron muy despacio las horas y Joseph vino a verte al finalizar tu turno – Bien hecho, no he tenido queja alguna. ¿Qué hay de esos prestamos que me comentaste, cual de ellos vas a necesitar?

Cargando editor
06/08/2013, 12:18
Adam Aldridge

Dediqué a Joseph una mirada torva. No me satisfacía nada que un obrerucho de tres al cuarto como aquel, con ínfulas de súper intendente, se jactase de lo bien que trabajada su "nuevo muchacho". En el mundo real daba mil vueltas a toda aquella gente y, sin embargo, allí no era más que un peón... un número más en la larga y tediosa cadena de producción.

- Ambos... - respondí parco como una tumba. Ya no me apetecía entablar conversación y al menos, si no un plan maestro para organizar una fuga interplanetaria, al menos sí había averiguado que aquel tipo no respondería ninguna de mis preguntas y que, limitando mi relación con él al más puro ámbito productivo, cuanto menos le frecuentase mejor. A veces la soledad es la mejor de las compañías... al menos la más apropiada.

Estaba cansado y aburrido y no había dado con ningún modo de quebrantar el contrato sin que me cayera encima un multazo injusto y desproporcionado. En un momento dado, en la Tierra y "siendo yo" podría reunir el dinero. Pero el asunto era mucho más básico... no quería pagarlo. Quería simplemente despertar y ver que todo había sido una ensoñación. O, como mucho, volver a mi casa y acabar con Clorelia con un batallón de abogados despiadados y ávidos.

- Te lo devolveré todo cuando cobre mi primer mes. - apostillé sin mirarle a la cara. - ¿Me puedo ir a descansar?

Cargando editor
07/08/2013, 09:10
Joseph (Encargado Clorelia)

Hasta para tan pequeño préstamo sacó una hoja e hizo que la firmaras antes de entregarte nada - Ajá... bien – Dijo y te entregó los veinte dólares. Con una sencilla operación se podía calcular que la cantidad a devolverle serían 35 dólares, más de una tercera parte de tus primeros ingresos - Y ten – También te entregó una copia de tu contrato, que se correspondía con lo que habías visto en la pantalla que te había mostrado.

Mientras soñabas con batallones de abogados – Si, claro, hasta mañana, ya sabes a que hora y donde tienes que estar, no soy tu niñera así que espero que acudas solito y de forma puntual – Dijo en encargado sin tratar de ser suave en su forma de tratarte.

Cargando editor
19/08/2013, 13:58
Adam Aldridge

Me fui arrastrando los pies hasta el barracón que había de hacer las veces de mi cuarto. No sabía si estaría atestado de obreros malolientes, ruidosos y obscenos o si podría descansar de verdad pero un sentimiento de frustración me invadió de nuevo. A pesar de ello, estaba realmente agotado como para que la rabia me hiciese tomar algún tipo de actividad de corte física. Realmente había algo en mí que me impedía creer lo que me estaba pasando aún a pesar de todas las evidencias. 

De un modo o de otro ahora sólo cabía aguantar. Descansar para volver a empezar aquella rutina infernal al día siguiente y, mientras tanto, leer aquel documento legal como si me fuera la vida en ello. De hecho... me la iba.

Cargando editor
30/08/2013, 16:53
Master

Al ver tu contrato pudiste ver que iba a ser difícil, en él se hacía referencia al número de identificación de tu brazo, venía a ser el DNI de cada una de las personas. Lo demás era tal cual te lo había comentado.

Estabas agotado y no tardaste en quedarte totalmente dormido. Lo bueno era que la gente del habitáculo en el que dormías comenzaba a ignorarte, ya poco a poco dejabas de ser la novedad.

Te despertaste de súbito, tenías que ir a trabajar y habías dormido profundamente. Comenzaste la rutina una vez más. Hasta que hacía mitad de la mañana pediste esos 5 minutos de sustitución para ir al baño. Estabas haciendo tus necesidades cuando una hoja de papel se coló por debajo de tu puerta. Nadie dijo nada, solo apareció la hoja. Al otro lado escuchaste como se abrió el grifo del agua.

Cargando editor
03/09/2013, 17:54
Adam Aldridge

Allí, sentado en el trono se me iban ocurriendo varias manera para zafarme de aquella pesadilla. Existía la posibilidad de abandonar el trabajo y meterme en un lío legal para evitar pagarles la indemnización. Evidentemente si me retenían contra mi voluntad aduciendo a que tenía que abonar la cuota correspondiente antes de salir de aquel asqueroso lugar sería considerado poco menos que secuestro y de cara a un proceso judicial podría incluso beneficiarme. Debían darme un plazo para pagar. Un plazo suficiente para volver a casa, poner mi vida en orden y, o conseguir el dinero o impugnar el contrato.

Al margen de la practicidad o eficacia de la idea, al menos se me iban ocurriendo alternativas. Para eso el water siempre era el mejor lugar... a falta del sillón de masaje que me había autoregalado algunos años atrás por Navidad y que ahora debía de estar ridículamente infrautilizado en el piso que antes ocupaba con Kathy.

- Maldita sea, Kathy... - susurré al acordarme de ella.

Y de pronto, casi como respuesta a la desesperación que había provocado aquel pensamiento sobre mi esposa algo se movió bajo la puerta. Una sombra... una mano... la sombra de una mano se deslizaba por el hueco de la puerta para depositar una nota. Realmente tardé varios segundo en reaccionar a aquel arquetipo de las películas carcelarias. Al fin y al cabo aquello no era muy diferente de una prisión. Desplegué el papel y lo leí cuidadosamente.

Cargando editor
04/09/2013, 09:59
Master

Tomaste la hoja, se trataba de una especie de panfleto fotocopiado o algo así, en letras de imprenta decía:

Hola compañero.

El presente documento pone mi vida en tus manos, pero te ruego que antes de que tomes una decisión lo leas todo atentamente y actúes con el corazón.

Supongo que has oído hablar de los Consistas, pero alto, no es verdad todas esas patrañas que dicen en las noticias. No somos un grupo terrorista, no somos los malos en esta historia. Somos los libertadores, los que abrimos los ojos a la gente, los que piensan en la ecología, en la sostenibilidad, en que es posible un mundo mejor en el que no haya contaminación, en la que nos ayudemos entre todos, en la que los trabajos estén bien remunerados.

Compañero. Tu vida está en mis manos, puedes denunciarme o unirte a nosotros. Si aceptas, nos encargaremos de acogerte y mostrarte la verdad, nuestra sociedad no es pequeña, tiene ramificaciones en toda la sociedad, a todos los niveles y entre todos nos ayudamos. Si me denuncias… Que Dios se apiade de tu alma.

Habías oído hablar de los consistas, grupo al que nunca le prestaste demasiada atención, como a otras muchas cosas. La idea de denunciarlo podía parecer atrayente, pero… ¿Quién te aseguraba que no se apuntara otro el mérito? Aquí eras un don nadie. Además no solían querer testigos, cuando era detenido un consista era borrado todo rastro de inmediato, como dando a entender que nunca había pasado nada. Por otro lado podías aceptar, implicaba el riesgo de ser descubierto, pero quizás si era una organización tan grande como decían te abría muchas posibilidades.

Cargando editor
04/09/2013, 12:01
Adam Aldridge

Sin darme cuanta estaba sonriendo. A la vez que desplegaba el papel y desgranaba cada una de las palabras de aquella especie de manifiesto de reclutamiento una sonrisa cínica se ubicó en mis labios. Los consistas salían en algún diario de vez en cuando pero sobretodo parecían alimentar más las líneas de diferentes panfletos electrónicos sobre conspiraciones y grupos pro rebeldía ciudadana. La gente como yo, la gente burguesa y aposentada en un estrato elevado de la sociedad eran generalmente el objetivo de éstos grupos. De ahí para arriba. Pero claro... en aquel momento yo no era yo. O mejor dicho John Smith no era nadie a pesar de que Adam Aldridge si lo fuese.

Acabé mi "tarea" y antes de tirar de la cadena arrojé el papel al inodoro. Ni deseché la idea de inmediato ni me planteé seriamente unirme a las filas de los azotes de la sociedad pero en aquel momento entendía que la mera posesión de aquel papel podría ser peligrosa. La mierda se fue por la cañería y yo, aunque no había perdido la sonrisa de incredulidad, me sentí más tranquilo.

Salí del cubículo rápidamente intentando cruzarme con quien fuera que había accionado el grifo. Sólo quería verle la cara. Saber si, en caso de dar un paso hacia uno u otro lado, con quién tendría que verme las caras.

Cargando editor
05/09/2013, 09:55
Albert (Consista)

Sin lugar a dudas que esto te abría posibilidades y preferiste conservarlas y pensarlo con calma.

El que había abierto el grifo seguía con sus manos sumergidas en el agua artificial. Te miró de reojo, lo miraste y lo reconociste. No sabías su nombre, pero era uno de los que dormían en tu habitación. Vestía un mono de color azul, distinto al tuyo, habías visto algunos monos así y lo asociaste con la gente de mantenimiento.

No os dijisteis ni una palabra pero esa mirada dijo mucho. Volviste a tu puesto, tenías que terminar la jornada y pensar que ibas a hacer a continuación.

Cargando editor
09/09/2013, 14:07
Adam Aldridge

No hacía más darle vueltas a mi cabeza. Las opciones se multiplicaban teniendo de mi lado a aquella panda de alborotadores. ¿Qué papel desempeñarían en toda aquella trama? ¿Serían conocedores de mi situación? Más aún... lo que a mí me había sucedido, el secuestro y suplantación de la identidad, ¿serían prácticas habituales por parte de aquella horrible corporación? ¿Acaso no era más que probable que entre aquellos obreros malolientes y riudosos no hubiera otros casos como el mío? Gente perteneciente a grandes empresas, puestos de directivo que habían secuestrado y que éstos, simplemente habían dejado de luchar por escapar. Si la unión hacía la fuerza quizá los Consistas fueran mi salvación.

Pasaron varias horas. Mi turno de trabajo terminó y las horas de descanso se volvían aburridas y tediosas. Las conversaciones con los compañeros de garita eran insustaciales y poco amenas. Cuando no eran mujeres eran deportes... pero nadie allí sería capaz de charlar sobre vinos o relojes de cuarzo. Sin embargo aquel día no quise salir a deambular por el complejo. Había alguien con quien querían encontrame y, aunque no conocía ningún lugar dónde poder tener una charla comprometedora con cierta calma esperaba que él si.

Cuando lo vi me acerqué a él y le tendí la mano.

- Tenemos que hablar...

Cargando editor
10/09/2013, 11:34
Albert (Consista)

Si algo te permitía tu trabajo era pensar pues el trabajo era manual y rutinario. Y así pudiste darle varias vueltas a tus alternativas. Finalmente optaste por hablar con el hombre, quizás tuviese información valiosa, estaba visto que de tu jefe y de los desconocidos no la ibas a obtener.

Ya en la habitación común te presentaste antes él. En un primer momento su expresión se quedó en suspenso, pero no tardo en sonreír y en estrechar tu mano – Si, me llamo Albert, claro ven, hablemos en un sitio tranquilo.

Espero a que lo siguieras – Supongo que tienes muchas preguntas, lo que existe en este lugar lo sabe muy poca gente, yo soy encargado de mantenimiento y tengo acceso a casi todos los sitios.

Tomó un ascensor y comenzasteis a subir plantas, una y otra y otra… - Apuesto a que te preguntas de donde sale toda esa carne – Salisteis del ascensor hasta una especie de plataforma, era la sala más grande que habías visto hasta ahora, de casi unos cien metros de largo y lo que allí viste te dejó sin palabras.

Una de las paredes de tan gran sala no era en realidad una pared, parecía algo gelatinoso, algo que se movía, con protuberancias, algo… Asqueroso. Había una especie de brazo robótico que hacía cortes a aquel tejido, caían pedazos enormes de carne sangrante a cintras transportadoras. – Te presento a la gallina

Cargando editor
10/09/2013, 12:53
Adam Aldridge

Mi cara tuvo que ser un verdadero poema. La sala entera manaba un hedor a sangre o a vísceras que impregnaba todo cuanto tocaba. Si la sóla visión de aquella aberración no fuese lo suficientemente repulsiva, el olor completaba el cuadro. 

- ¿Qué cojones es esa... cosa?

Escupí las palabras como si fueran absolutamente insuficientes para describir lo asqueado que me sentía. Las náuseas se agolpaban en la boca del estómago ante aquella atrocidad.

- Cuando vine aquí pensé que el mero hecho de haberme secuestrado. Haberme cambiado la identidad suponía un castigo en sí mismo. Ahora me doy cuenta de que ésto es realmente horrible y que me lo van a poner muy difícil para salir de aquí. Ya sea cumpliendo el jodido contrato o pagando la penalización. ¿Cómo... cómo de ilegal es esto? - pregunté infantilmente.

Cargando editor
11/09/2013, 15:29
Albert (Consista)

- No lo sabemos con seguridad, pero creemos que se trata de un ser extraterrestre, de un experimento genético, o quizás ambas cosas. La gallina es un ser enorme que se regenera, cuando le cortan un pedazo al cabo de unos días vuelve a crecer. Carne sin fin, un chollazo para Clorela. La estación espacial o factoría se construyó alrededor del pobre bicho.

Los brazos robóticas seguían cortando de forma mecánica, según algún programa que iba cortando cada vez un una parte distinta.

Albert frunció el ceño cuando le dijiste lo de tus cosas y lo que te había traido aquí. – Bueno, hay mafias que han hecho cosas así en alguna ocasión ¿Tenías algún enemigo? – Una pregunta interesante sin duda.

- Eso te lo puedo asegurar, en este sitio no creo que te dejen actuar ¿Sabes que intervienen los teléfonos? – Esa noticia fue como un mazazo pues podía truncar alguna de tus opciones, se reflejó en tu cara y Albert lo notó – Pero te has unido a la agrupación adecuada, no todos son como yo, tenemos gente hasta en las más elevadas esferas, si nos sirves de ayuda si demuestras ser una persona hábil te podemos conseguir un empleo en la tierra – ¡En la tierra! Una vez allí podrías contactar con alguien de confianza. Por otro lado ayudarlos no te iba a ser difícil, te acordaste del panfleto de propaganda, el que tiraste por el WC, era un texto horrible y mejorar eso para ti sería como un juego de niños.

Cargando editor
12/09/2013, 16:56
Adam Aldridge

Me giré sobre mí mismo para no ver aquella cosa horrenda y traté de respirar infructuosamente algo de aire no contaminado con el hedor a sangre y a carne que impregnaba absolutamente todo. Quería pensar... ¿enemigos?

- No... no lo sé. No lo creo. Si te digo la verdad nunca me lo había planteado. Soy una persona normal y corriente. Trabajo para una gran empresa... publicidad y marketing. Pero no despido a gente ni "oprimo masas" ni nada de eso. Trabajo en mi casa, tras la pantalla de mi ordenador... o en mi despacho en el centro. Supongo que estoy asentado económicamente... vivo bien. Pero no de tal manera que pueda generar envidias. Mi casa es más bien un pequeño apartamento desde que mi mujer y yo estamos un poco alejados. Mi casa... mi casa, de hecho, fue atacada hace unos días. Me rompieron un cristal... de un disparo. Esto es de locos... - concluí.

La posibilidad de que una mafia me arrastrase hasta allí era remota. ¿Por qué a mi? Pero que me hubiesen intentado matar primero y al no conseguirlo por pura suerte me hiciesen aquello era algo inconcebible.

- No sé si mi mujer o mi jefe me estarán buscando. ¿Sabes esa sensación cuando desapareces y te parece que nadie realmente va a echarte de menos? Bah... lo siento. No quería darte la brasa con un bajón. Si hay antecedentes, ¿hay algo que pueda hacer? Tienes mi ayuda... si puedo ayudaros a redactar panfletos o a cualquier otra cosa en la que sea bueno lo haré encantado... pero yo también necesito ayuda. Necesito volver a la Tierra.

Cargando editor
13/09/2013, 08:30
Albert (Consista)

Albert no se sorprendió demasiado cuando describiste quien eras, quizás lo que parecía es que comenzó a admirarte. Lo que no supo es que añadir sobre los ataques que habías sufrido.

- No me das la brasa, es normal que quieras desahogarte – Y se quedó pensando en tu ofrecimiento – Puedo conseguirlo, bueno, no depende sólo de mi, pero creo que te puedo sacar de aquí. Eso si, estaría bien lo de los panfletos, pero… además me gustaría tener tu palabra de que seguirás ayudando a la organización si consigo que te trasladen a la tierra. Quiero que pienses en lo que has visto, en como se trata a la gente. Clorela no es un caso aislado, la gente se merece contratos dignos, no ser esclavos. ¿Y bien?

Cargando editor
13/09/2013, 09:53
Adam Aldridge

Sonreí complacido con el ofrecimiento. Tendí la mano con intención de sellar el acuerdo y me dí cuenta de que quizá, todo aquello no había sido más que otra estrategia para modificar la voluntad de las personas. Por mi parte, decir justo lo que había que decir, en el momento adecuado y la entonación afectada de determinada manera era suficiente para manipular a mis semejantes. 

¿Realmente estaría dispuesto a hacer aquello que los Consistas quisiesen de mí? Redactar panfletos era algo de poco calado y realmente no tendría ningún problema aún cuando no estuviese de acuerdo con el mensaje en cuestión. Pero quizá estos quisiesen luego más y más. ¿Estaría dispuesto a dárselo? Aquel choque de manos dio mucho de sí. Mi cabeza giró en más de un sentido tratando de contemplar las posibilidades desde más de un ángulo. Pero las incógnitas eran demasiadas.

- Tienes mi palabra... - rubriqué.

Cargando editor
14/09/2013, 09:11
Albert (Consista)

Conspiraciones contra ti, organizaciones secretas, la parte baja de la sociedad, tocar fondo… Con todo esto era imposible que Adam Aldridge siguiese siendo el mismo, para bien o para mal como mínimo se te habían abierto los ojos a la realidad.

Con aquel apretón de manos conseguiste convencer a Albert, ya sólo te quedaba mejorar aquel panfleto, cosa sencilla para ti y esperar. Esperar en aquellas condiciones lamentables, un día y otro, así hasta casi un mes.

Periódicamente quedabas con Albert en un pequeño cubículo donde guardaba las herramientas y usaba como taller de reparación, allí te fue contando más cosas de la organización consista, de sus numerosos miembros, de la necesidad de cambiar el sistema y hacerlo más igualitario.

Te encuentras en esa habitación con Albert, hoy va a ser un día distinto, lo ves más sonriente de lo habitual – Tengo una oferta para ti, un puesto en la tierra

Cargando editor
18/09/2013, 11:09
Adam Aldridge

Aquellos días fueron horribles. Sinceramente no me conseguí adaptar ni lo más mínimo. Reduje mis expectativas al mínimo e incluso hice algunos comentarios triviales con los compañeros de cuarto pero me sentía atrapado, sucio y hastiado de aquella situación. Y no es que albergase esperanza alguna de ser trasladado a la tierra tan pronto pero por mucho que lo intentaba, la comida, el aseo, la vida en general me parecía insoportable en aquellas condiciones.

Algo había disfrutado, cierto. Cuando ayudaba a los consistas con algunos lemas pegadizos o redactaba panfletos incendiarios volvía a sentir esa adrenalina de la creación publicitaria que sólo un obseso de su trabajo como yo podría sentir. Y es que por mucho que me pasase ocho horas embalando carne alienígena para que algunos incautos se la comiesen, mi pasión y mi profesión seguía siendo la de publicista.

Me sorprendió aquella noticia. No la esperaba pero fue como si un doctor me hubiese anunciado de que un cáncer gravísimo hubiese remitido de mi organismo.

- ¿Cuándo...? - respondí con urgencia en la voz. - ¿Dónde...? ¿Qué debo hacer? Muchas gracias por contar conmigo, Albert. Te lo compensaré... lo sabes, ¿verdad? ¿Quieres que haga algo cuando esté allí? ¿Quieres que informe a alguien de que estás aquí?

En mi inconsciente seguía aferrada la idea de que todos los obreros eran presos como yo. Que pertenecían a las altas esferas de los negocios y que algún competidor había traicionado y el mundo había acabado por olvidar. Aunque no tuviese empatía por aquellos tipos... no demasiada por su verdadera historia... si los compadecía. Si tenía la necesidad de ayudarlos a todos.