Partida Rol por web

-Por entonces no vimos la luz, Nienna... ¡ahora parece que las cosas cambian!

Por supuesto, estuve de acuerdo en acercarnos con sigilo, e hice que los uncas viniesen más cerca de mí, al acecho. Una luz fija de ese modo podía significar un campamento... y problemas. Mejor ser precavidos.

Me aseguré de que las armas que llevaba estaban a mano y no chocaban entre ellas, y me dispuse a emprender el camino a descubrir a quién pertenecía ese mirterioso fuego.

El grupo comienza a aumentar las precauciones. Que el rastro se dirija en dirección a aquella tenue luz no puede ser casualidad, pero desde tan lejos es difícil saber de que se trata.

Huesos sigue haciendo su labor y sigue colina arriba, sorteando arbustos y árboles. Ya con la noche encima el paisaje parece amenazador, pero simplemente se trata de las sombras de la flora local.

Poco a poco os dais cuenta de que se trata de una construcción ¿Una torre en ruinas? Algo más grande, una fortaleza, que por cierto parece haber sido restaurada recientemente, pero aún se adivinan las partes más antiguas, si que debió de estar en ruinas hasta no hace mucho tiempo.

La edificación parece alzarse en la cima de la colina, sobre un lecho de roca. Al final la luz procede de alguna de las ventanas del interior, tal vez alguna antorcha. Pero estas ventanas están a unos custro metros de altura. Lo de la entrada no parece tan evidente. Es Musgoverde el que aprecia que entre las rocas que sirven como cimientos al edificio hay una especie de cueva, pero que sospechosamente se abre a los pies del muro del edificio.

El lugar no era solo un área desierta, sino quizás los restos de alguna estructura, una torre de vigilancia o fortaleza, que tenía su sentido que estuviese precisamente en un lugar elevado pero que parecía haber sido abandonada hacía tiempo.

La base de roca sobre la que había sido edificada le proporcionaba la solidez necesaria para soportar casi cualquier ataque que se llevara a cabo sobre ella, pero a pesar de todo, no se utilizaba en aquellos momentos como tal. 

Eran los restos de otros tiempos.

La luz debía indicar que alguien estaba usándola, seguramente como refugio, y una cueva parecía servir de entrada al lugar.

Miré a los demás y señalé con la cabeza hacia ella. Era evidente que debíamos adentrarnos en la cueva porque era hasta ella a donde nos dirigía el rastro.

-¿Qué os parece? - Preguntó el animista en un leve susurro. -Creo que uno de nosotros debería acercarse en silencio a echar un vistazo. ¿Tal vez Mut?

Musgoverde no era muy bueno pasando desapercibido. Los años ya pesaban en su espalda, y andar agazapado entre los matojos no era su mejor virtud. El animista pensaba que uno debería acercarse para comprobar si el lugar era interesante, y proponía al mediano porque suponía que era el más difícil de todos de ser detectado. 

Parece ser que me toca moverme en silencio hasta esa cueva, puede que hubiera algo interesante. Pena de no tener a Angainor con su visión de enano. 

- Iré primer entonces.  Acompañadme a unos pasos de distancia y estad en alerta por si sale alguien. - les comento mientras me muevo con cuidado hacia la entrada intentando no hacer demasiado ruido y evitar que si hay alguien por allí nos detecte y nos embosque. Pero para eso último están mis compañeros, para evitarlo.

-Ve tranquilo, ¡nosotros te cubrimos! Me quedaré oculto cerca de tí, vigilando que no ocurra nada malo. ¡Buena suerte, Mut!

Por complexión y por astucia, el más adecuado era el hobbit. Lo seguí hasta que mi presencia se haría evidente si daba un paso más, y procuré pasar desapercibido. Tenía mi martillo de guerra en la mano, dispuesto a ser usado si la situación lo requería. 

Una vez más, me dí cuenta de que no tenía nombre para él, tendría que buscarle uno cuando la ocasión fuese algo más calmada. "Rompehuesos", quizás. Pero ahora no era el momento, convenía estar atento. 

Me concentré en el avance de Mut, y que no le pasase nada.

Una de las especialidades del hobbit es la de lograr acercarse a un sitio de forma silenciosa. Se va a encargar de acercarse a aquella abertura en la roca.

Sus compañeros lo acompañan hasta casi la base misma de la roca. No parece haber nadie vigilando desde los muros, de ser así ya habrían visto al grupo de aventureros acercarse tanto.

Axe prepara sus armas, eso está bien. En caso de tener que actuar con rapidez, es una tarea ya adelantada.

Con la escasa luz es imposible ver el interior de aquella grieta. Solo pueden contemplar como su pequeño compañero desaparece entre las sombras.

Huesos mira a la puerta y gimotea.

Una de las especialidades del hobbit es la de lograr acercarse a un sitio de forma silenciosa. Se va a encargar de acercarse a aquella abertura en la roca.

Sus compañeros lo acompañan hasta casi la base misma de la roca. No parece haber nadie vigilando desde los muros, de ser así ya habrían visto al grupo de aventureros acercarse tanto.

Axe prepara sus armas, eso está bien. En caso de tener que actuar con rapidez, es una tarea ya adelantada.

Con la escasa luz es imposible ver el interior de aquella grieta. Solo pueden contemplar como su pequeño compañero desaparece entre las sombras.

Huesos mira a la puerta y gimotea.

...

Da escalofríos, pero te metes por aquel hueco entre rocas, que se va estrechando, pero siempre suficientemente grande como para que pase un humano sin incomodidad. Bajo tus pies ves que el suelo es plano, casi como un camino, algo que parece hecho a propósito.

Todo quedó confirmado tan solo cinco metros después. La roca converge en una puerta sólida de madera. Sin marcas ni indicaciones. Tan solo una cerradura.

Tu intuición te lleva a pegar el oído a la puerta. Y escuchas algo lejano ¿Unos canticos? No del estilo alegre sino más bien como una especie de oración. Por alguna razón el corazón se te encoje.

Observas la cerradura, tal vez podrías intentar forzarla. O tal vez aporrear la puerta para que alguien venga. La cuestión es... ¿Cuál será la mejor opción?

Musgoverde hizo un gesto a Huesos para que mantuviera silencio, y acarició su lomo para tranquilizarlo. El animista sabía que observar el estado de ánimo de los animales era un buen indicador de lo que pasaba a su alrededor, por ello le intranquilizó que Huesos se hubiera puesto así.

No había mucho que ver, así que se limitó a escuchar. Intentó concentrarse en los sonidos que los rodeaban, especialmente en los que venían del lugar por el que se había internado el mediano. Y se fijó en Huesos, en como reaccionaba él. Ver a Axe sacar el arma le hizo llevarse la mano a la empuñadura de su daga. Musgoverde no era un hombre ducho en combate, pero más valía estar preparado.

Tras escuchar aquellos cánticos, me di cuenta que la situación necesitaría de nuestra intervención. Salí afuera de la cueva y les expliqué lo que había visto:

- Hay una puerta que impide el paso, tras ella escuché cánticos propios de un ritual, pero no de uno bueno...el corazón se me encogió al escucharlos. - respiro hondo y comento - creo que puedo forzar la cerradura pero si no necesitaré de vuestra fuerza para tumbarla y luego es posible que tengamos que pelear. 

Nuestro amigo puede estar dentro, no lo sé ya que no escuché su voz pero es probable. Así que hay que actuar con rapidez.

El hobbit desapareció de nuestra vista adentrándose en la cueva. Todos preparamos nuestras armas aunque lo cierto era que esperábamos, al menos yo, no tener que usarlas. Por lo pronto, si habíamos registrado todo el camino desde la cabaña hasta el pueblo, era de esperar que allí encontráramos lo que estábamos buscando.

Mutt reapareció a los pocos minutos, explicándonos lo que había escuchado y también visto.

-Sea lo que sea está detrás de la puerta y creo que eso significa que no podemos esperar más a permanecer ocultos. Si nuestro amigo está detrás de ella, teniendo en cuenta los cánticos, tendremos que ir a por todas. Así que... ¿a qué estamos esperando? -les dije, agarrando con más fuerza mi espada y mirando a los demás.

Quizás fuese un buen día para luchar.

Musgoverde negó con la cabeza ante las noticias que traía el mediano. Cuando la opción de la palabra se terminaba y solo quedaba acudir a la espada, el animista poco tenía que aportar. Guardó su daga y preparó el arco, era un pésimo lanzador, pero no iba a dejar solos a sus compañeros. Al menos intentaría molestar lo suficiente.

-Vamos allá.

Apartándose lo suficiente dejo paso al resto e hizo un gesto a Huesos para que se quedara junto a él.

-Sí -corroboré a Musgoverde y Nienna-, no nos dejan otra opción.

Las noticias de Mut eran de mal presentimiento, pero contra ello siempre podíamos enfrentarnos y vencer. Más aún cuando la sorpresa estaba de nuestra parte..

Me aseguré de que los uncas estaban al acecho también, y preparé a Rompehuesos (el martillo), esta vez con pretensiones de romper la puerta llegado el caso.

-Mut, la puerta es de madera, ¿verdad? Espero que no sea difícil de romper. ¡No perdamos más tiempo! Algo sé también de abrir cerraduras, si no lo consigues puedo intentarlo... Aunque creo que el elemento sorpresa está a nuestro favor. Tumbar la puerta y pillarlos desprevenidos quizá sea lo mejor que podamos hacer. Mut, si no lo consigues, trataré yo de romper la puerta. ¡Que los dioses te inspiren, amigo!

Mut no tardó mucho en volver, pero las noticias que traía eran inquietantes.

Parecía que todo iba abocado a la lucha, pero tan vez no había que desdeñar las posibilidades más silenciosas; no mientras fuera posible.

En cualquier caso tal vez contarais con la ventaja de la sorpresa, tal vez.

Os preparáis con vuestras armas y defensas y os acercáis a la cueva. No tardáis en ver la puerta que comenta. Es momento de intentar forzar la cerradura o de echar la puerta abajo, cosa que tampoco parece que vaya a ser fácil.

La cueva se va estrechando, pero siempre suficientemente grande como para que pase un humano sin incomodidad. Bajo vuestros pies se aprecia que el suelo es plano, casi como un camino, algo que parece hecho a propósito.

Todo quedó confirmado tan solo cinco metros después. La roca converge en una puerta sólida de madera. Sin marcas ni indicaciones. Tan solo una cerradura.

Me adelanto para guiarlos por la cueva hasta la puerta, y tras sacar mis ganzúas intento forzarla pero por nervios o porque no es mi noche no logro abrirla. Por lo que decido dejarle mi sitio a otro que pruebe y si es necesario prestarle mis queridas ganzúas.

- No logró abrirla, que pruebe otro. Si no tendremos que tumbar la puerta o buscar otra entrada...

Estaba cabreado por no haberla logrado abrir, pero también me doy cuenta de que si no doy es mejor que otro pruebe.

Yo no creía que fuese a poder abrirla, pero lo intenté, que por mí no quedase. Al menos no sentí que fuese a ser un completo fracaso porque estaba utilizando una de las horquillas que tenía para el cabello y aún no se me había roto. Miré a los demás, algo desesperada, y volví a hacer un nuevo intento, pero la maldita cerradura parecía ser bastante sólida.

-Me temo que yo no puedo con ella, y me parece que es bastante sólida, así que quizás debiéramos pensar en una manera de echarla abajo -dije, dando varios pasos atrás.

Sin embargo, echar la puerta no iba a ser mucho más sencillo. Era demasiado gruesa y estaba bien incrustada en la roca. Desde luego, si nadie abría desde dentro, quizás no consiguiésemos entrar.

-Se me ocurre que quizás haya alguna otra salida de emergencia, pero que raras veces la usen. Si bloqueamos esta desde aquí para que no puedan salir, puede que les obliguemos a usarla. Bastaría con saber si la puerta se abre hacia dentro o hacia fuera para atrancarla bien. ¿Qué os parece?

Musgoverde intentó también forzar la cerradura después de los intentos frustrados de sus compañeros, pero tampoco él tuvo suerte. Alzó una ceja en dirección a Axe, solo quedaba que él lo intentara. El animista estaba convencido de que su compañero lo lograría, bien forzando la cerradura bien echando la puerta abajo con su martillo, que tenía toda la pinta de ser un arma más contundente que el roble de aquella madera. 

-Si no logramos echarla abajo, -dijo mirando a Nienna, -quizá podamos meterle fuego y buscar una de esas salidas que comentas. Yo también creo que ésta no es la única forma de entrar.

-Lo intentaré yo, a ver si tengo más suerte. De no ser así, la idea de Nienna es buena. Abrir la puerta a martillazos sin saber qué hay tras ella no es lo mejor. Podríamos alertar a un ejército entero sin saberlo... Sólo como último recurso lo haré. Mut, busca alguna otra entrada mientras intento...¡Oh!... Nada. ¡Tampoco yo puedo abrir esta condenada puerta!

Qué frustrante era no poder conseguirlo.

-Si no encontramos otro modo de entrar, la echaré abajo... ¡Así que preparáos para la batalla!

Agarré a mi recién bautizado Rompehuesos con ambas manos, listo para golpear la puerta en caso de que no hubiese otro modo de entrar. Me preparé el golpe, enfocando en el punto medio de la puerta, y aguardé instrucciones.

Ya que Axe va a entrar con todo para tumbar la puerta si no encontramos otra forma, preparo mi arco corto y pongo una flecha para poder disparar en cuanto haya un hueco y un enemigo enfrente. Si nuestro amigo está en peligro lo salvaremos.

- Arco listo, así que cuando la abras Axe podré cubrirte si entramos por aquí.