Partida Rol por web

Mi intento de llamar la atención de aquella criatura no surtió el efecto que yo esperaba, aunque nadie podía negar que sí que había conseguido que me hiciera caso. 

Para cuando quise darme cuenta, estaba en el interior de la casa, con un dolor en la pierna que me hizo gritar de dolor y aquella criatura encargándose de aumentarlo. 

- ¡AAAHH! 

Me costaba estar centrada e incluso pensar en escaparme. Entre el golpe y el dolor que sentía, en aquel momento casi era más como el mobiliario de la casa, aunque claro, con los arcones podridos no se estaba ensañando como conmigo. 

En un momento dado, conseguí tener la suficiente lucidez como para saber que tenía que salir de allí antes de que aquella cosa acabara conmigo del todo, así que traté de soltarme como buenamente pudiera. Era eso o iba a empezar a tener algún que otro problema. 

Al escuchar el grito de Rheena dejo salir una sarta de insultos e improperios muy poco propios de una mujer de mi edad. Sin dudarlo empiezo a nadar hacia donde la chica ha desaparecido, tengo que ir a ayudarla.

-¡Matad a esta cosa, voy a por ella!

Pete nadó al interior de la mansión impulsándose con los mismísimos tentáculos y agarrándose a un poste, se dió un último impulso contra la cabeza del pulpo la cual acuchilló, pero la piel del pulpo cedía sin dificultad como si intentara apuñalar bajo el agua un odre flotante, provocando únicamente su bamboleante movimiento

Rayos y centellas, este monstruo se la va a comer si no acabamos con él ahora mismo

Cuando el pulpo agarró a Rheena todo el grupo pareció coordinarse para salvarla. Pese a no conocerse se concentraron en su objetivo y lucharon contra la descomunal criatura. Cuando finalmente Pete se lanzó a por la cabeza del pulpo no ocurrió nada. Hasta unos segundos después. Un agudo chillido salió de las fauces del pulpo quien lanzó a Rheena contra una delas paredes, por suerte bajo el agua la mujer pudo frenarse a tiempo y no hacerse daño.

Los tentáculos del pulpo se movían frenéticamente golpeando aquí y allá. La criatura trató de huir rompiendo, aun más, una de las paredes de la casona y dejando tras de si un reguero de oscura sangre. Malherido como estaba no llegaría muy lejos. Los cuatro aventureros se reunieron en el centro del gran hall, donde el pulpo había destruido todo. Por suerte ahora podrían explorar el lugar y encontrar lo que habían venido a buscar. 

Sus ojos se habían acostumbrado a la oscuridad aunque les costaba ver a pocos metros más de su nariz. La casa de Bill, que en otro tiempo había sido una gran mansión, se encontraba ahora destrozada. Los muebles estaban cubiertos de algas, las cortinas raidas se mecían con la corriente... vestigios de otros tiempos mejores.

Lo habíamos conseguido. Aún no sabía muy bien cómo pero habíamos logrado acabar, o casi, con la bestia y habíamos salvado no sólo a Rheena sino también a nosotros mismos. Me acerqué nadando a la mujer preocupado por su estado de salud y, en esos momentos, me arrepentí enormemente de no haber aprovechado para estudiar algunas técnicas para sanar, aunque fueran heridas leves.

—¿Estás bien? ¿Puedes continuar? —Pregunté, dispuesto a ayudarla a salir a la superficie si la mujer se encontrase con las fuerzas mermadas.

Mientras esperaba respuesta, eché un rápido vistazo a la casa destrozado, buscando cualquier lugar, cualquier posible escondite donde pudiéramos encontrar alguno de los tesoros que nos habían prometido. Sólo faltaba que, después del peligro al que nos habíamos enfrentado, y seguramente aún nos tendríamos que enfrentar a más, no consiguiéramos salir de allí con algo valioso entre las manos.

En el mismo instante en el que yo hacía fuerza para escaparme de aquel agarre, que ni el baboso de una taberna hacía tanta fuerza, algo debió pasar porque la criatura me soltó lanzándome contra una pared, aunque por suerte, se me daba mejor nadar que intentar matar a pulpos gigantes con mala baba. 

- ¡Uff! ¡Por qué poco! - Pensé mirando a aquella pared unos segundos, pues me había faltado "nada" para acabar formando parte de ella. 

Al darme la vuelta vi que mis compañeros habían matado al bicho y Dupont se acercaba a ver cómo estaba, momento en el que aproveché para comprobar lo herida que pudiera estar, ya que ni siquiera me había dado tiempo a preocuparme por ello. De todas formas, algo me decía que los primeros auxilios en el agua iban a ser complicados. 

- Si es que no se puede ser tan guapa cerca de un pulpo en celo... - Bromeé pues aún seguía viva, que no era poco. 

Tras asegurarse de que Rheena no tenía ninguna herida grave que le impidiera continuar aquella expedición el grupo empezó a buscar en la casa. La casa, dejando a un lado los destrozos que había ocasionado el pulpo gigante, paría en buen estado. Los muebles de madera empezaban a pudrirse pero aún mantenían su integridad así como el resto de paredes de piedra y elementos metálicos. La oscuridad sin embargo les convertía aquella tarea en algo harto difícil pues dentro de la casa no había iluminación alguna y apenas podían distinguir las siluetas del mobiliario.

Al cabo de poco más de una hora lograron encontrar la brujula. No parecía tener nada de especial, parecía en buen estado y la madera se cerraba sobre el cristal con un una pequeña barilla de oro. No parecía especialmente valiosa pero sin duda era lo que buscaban. También encontraron algunos candelabros de plata y algunas pocas joyas por valor de 60 piezas de oro.

La misión había concluido, sin embargo quedaban muchas más casas por registrar y quizás así poder aumentar sus ganancias.

Já buena pesca compañeras, sí señor, vaya ojo avizor teneis - Pete y su pata de palo apenas habían podido dar un par de volteretas en el agua sin poder avanzar demasiado. Además el viejo Pete parecía haberse estado entreteniendo con uno de los tentáculos del monstruo marino que, según había dicho al inicio del combate pensaba comerse en serio aquella noche a bordo de la Moza Valiente.

No nos vamos a detener ahora ¿no?

Os voy a ser franco. No veo un carajo. Esto está muy oscuro. Os propongo dividirnos para buscar

Me guardé las monedas de oro bien para no perderlas, pues desde luego, me había dolido un poco esto de conseguirlas, aunque claro, cuando Pete dijo aquello de dividirnos me vi un tanto indecisa. 

- Exploraremos más rápido esto, pero como nos salga otro de estos la vamos a llevar clara. - Respondí viendo que nos había costado un poco darle a este. 

Por lo demás, esperé a ver qué decían el resto de compañeros, pues haríamos lo que la mayoría quisiera. Eso sí, enseguida me lo replanteé. 

- De todas maneras, creo que sí, que lo suyo sería dividirnos para abarcar más terreno. 

A saber dónde estaba esa maldita brújula de la que había hablado Billy. 

Nos había costado pero lo habíamos conseguido. Habíamos recuperado lo que Bill nos había pedido y además nos llevábamos algunas baratijas y monedas para repartir. Me guardé las que me correspondían y me dispuse a seguir mirando en otras casas, al fin y al cabo aquello que habíamos encontrado no resultaba suficiente para todo lo que habíamos sufrido.

—Creo que si nos separamos tenemos más posibilidades de obtener un buen botín —dije convencido—. Y consifemos que este pulpo sea lo único peligroso que se esconde por aquí.

Teníamos que tener en cuenta que el tiempo pasaba de forma impacable y que no podíamos dudar demasiado en nuestras decisiones así que, mirando un instante a mi alrededor, aunque lo único que podía ver era oscuridad, me decidí por una nueva casa en la cual buscar nuevos tesoros.

—Yo voy a mirar en esa misma casa que está al lado (*) —comenté decidido, dispuesto a no perder el tiempo—. Si alguien me quiere acompañar será bienvenido —y sin más comencé a nadar hacia el lugar indicado.

Me guardo mis nuevas moneditas en el escote y sonrío a Rheena.

-Si quieres puedo remendarte aquí, pero si aguantas igual es mejor que te remiende arriba para asegurarnos de que te queda la menor cicatriz posible.

Dependiendo de lo que me diga que prefiere hacer después señalo hacia la casa nñumero dos.

-Si nos separamos más abarcamos, pero si tenéis problemas pegad un grito...

- No es tan grave. Creo que podrá esperar hasta que subamos. - Respondí a la doctora asintiendo con la cabeza y así dándole las gracias por eso de ir a curarme. - Voy a ir con Dupont antes de que se nos pierda por ahí... 

Así, nadé detrás del hombre en dirección a la casa que quería explorar. Eso sí, esta vez me iba fijando más en los alrededores, que no quería encontrarme con otro animal que se me pusiera demasiado cariñoso. 

- Venga, en esta seguro que hay algo digno de llevarnos. - Dije cuanto lo alcancé. - El que más saque paga una cena en la taberna a la vuelta. 

Sonreí divertida por la ocurrencia, aunque el hecho de que volviéramos de una pieza aún estaba por ver. 

Pete observó a la pareja alejarse y colocándose el cuchillo entre los dientes echó a nadar hacia otra de las casas. Avanzaba únicamente cuando hacía las brazadas, dado que cuando sus piernas realizaban la ancada de propulsión únicamente conseguía virar a derecha levemente. No obstante avanzaba lento pero seguro.

Pete y Nera avanzaron con sus compañeros, que entraron en la casa adyacente y continuaron hasta la plaza del pueblo. A su alrededor, iluminadas tenuemente por la piedra guía, las demás casas parecían amenazantes. Trataron de no demorarse y continuaron un pequeño camino hacia una casa algo más alejada del resto. Quizás así encontrarían algo de oro o cualquier cosa que pudieran llevarse y vender en Bristo. 

La pequeña casa estaba en peor estado que la otra. Marañas de algas se situaban por el suelo y ni siquiera tenía una puerta. Los dos buscatesoros entraron y empezaron a buscar entre las dos habitaciones de la pequeña casa cuando algo se movió sobre sus cabezas. Un cadaver cayó sobre Pete sin darle casi tiempo a reaccionar. Era un cadaver abotargado e inchado al que le faltaba una mano... Pero lo peor era que parecía seguir vivo y trataba desesperadamente de morder al marino.

Claude y Rheena se pararon en la primera casa y decidieron entrar en ella a buscar algún tesoro mientras sus compañeros buscaban en alguna otra casa del lugar. Desde luego esta casa no era como la anterior pero aún así debía haber sido una casa de alguien con dinero pues no era pequeña. Los muros estaban cubiertos de algas y parte del techo parecía haberse hundido aunque podían entrar en su interior para buscar algún tesoro en la oscuridad. Encontrar nada con apenas una débil luz que entraba por los ventanales rotos de uno de los lados de la casa era complicado, pero su recompensa dependía de ello.

Me alegró ver la compañía que tenía porque, a pesar de la poca visibilidad, la presencia de Rheena siempre resultaba grata a la vista. Mientras nadaba hacia la casa iba pensando en lo fuerte que era aquella mujer pues, a pesar de las heridas que le había causado el pulpo gigante, aún seguía al pie del cañón y ni siquiera había querido que Nera le echara un vistazo.

Miré con atención el mejor lugar para entrar en la casa, esperando que en esa ocasión no nos tropezáramos de frente con más sorpresas desagradables y, cuando vi un hueco por el que nos podíamos colar, le hice una seña a Rheena por si quería seguirme. El mayor problema que se nos presentaba, aparte de la fauna que pululaba por allí y que ya nos había demostrado lo peligrosa que resultaba, era la oscuridad reinante que nos impedía buscar con rapidez los tesoros que andábamos buscando.

Aún así yo mantenía la esperanza de que íbamos a encontrar un gran botín pues la casa en la que nos habíamos metido tenía pinta de haber sido una buena mansión seguramente de algún rico hacendado.

Pete pensó en un primer momento en que DuPont, Rheena o el escurillo se habían propuesto gastarle una broma cuando al quitarse el cuerpo de encima vio que se trataba de un auténtico muerto en vida. Los marineros siempre se habían santiguado en el mar frente a las leyendas de barcos fantasma jactandose a su misma vez de cuan valientes podían llegar a ser llegado el caso, pero desde que llegara a este mundo las historias de fantasmas y monstruos parecían haber cobrado vida apareciéndose en una frecuencia enfermiza. 

Pete se jactaba en las guardias del fortín de ser capaz de sacarle los dos ojos a un capitán fantasma de un solo disparo disparándole de frente, tal era la puntería que la misma bala aún era capaz de saltarle un diente... pues bien, aquí estaba el condenado aparecido y su mosquete en cubierta Rayos y Centellas

Con su fiel cuchillo en mano, se zafó del abrazo del frío cadáver, y en aquellas aguas empezó a revolverse tratando de apuñalarle como mejor pudiera - Nera, Nera hazme el favor ¡Que no me muerda!

Golpea a este condenado hijo del diablo ¡O tendré que bañarme una semana para no coger la fiebre del zombi! -

Estoy nadando tranquilamente, entro justo después de Pete porque voy observando los alrededores, consciente de que la casa que hemos escogido no era precisamente la más rica de la aldea. Todo va bien hasta que por el rabillo del ojo noto movimiento justo encima de nosotros, y "algo" se le echa encima a mi compañero.

Suelto una sonora palabrota al darme cuenta de que es un no-muerto, y con decisión saco mi diminuto puñal del escote. Casi suelto una carcajada al escuchar a Pete, pero me lanzo a ayudarlo.

-Haré lo que pueda, pero no soy una guerrera...