Partida Rol por web

No podía ser un día tranquilo. Y menos si se trataba de Mike...

Antes de que pudiera darse cuenta, cuatro chinos habían saltado sobre él cargando machetes. Esquivó al primero echando la cabeza hacia un lado, el machete rajó el cabecero del sofá donde había estado esperando. Golpeando ligeramente con el pie a este primero, le puso en el medio de la trayectoria del siguiente que se lanzaba sobre él. El resultado fue que el machete se clavó sobre su compañero, que soltó un tremendo alarido.

Casi sin darle tiempo de respirar otros dos cuchillos se lanzaban sobre él, Chukie se impulsó hacia arriba de un salto dando una voltereta sobre el cabecero del sofá y aterrizando en la parte de atrás del mismo*, esquivando los cuchillos que rajaban los cojines. Una vez en esa situación, empujó el sofá contra los dos que se habían lanzado primero sobre él, intentando golpearles en las piernas con la fuerza del objeto**.

Inmediatamente después se levantó al tiempo que lanzaba una fuerte patada contra el cuerpo de otro de los asaltantes, y quedaba frente al último portante de arma blanca que quedaba de los tres.

Tormenta de Hostias se preparó para recibir a dos limones cabreados más, y según el primero se acercaba por su derecha, echó mano de un cajón de la mesa de escritorio que tenía en frente, lo sacó de un tirón, y lo hizo trizas sobre la cabeza amarilla para quedarse con el pomo en la mano.

Tony se giró pomo en mano para encarar al chino de la izquierda que ya lo tenía encima blandiendo un machete, le lanzó el pomo a la cara, y aprovechó la distracción para que sus puños saludaran sus riñones en un huracán de golpes.

Cuando apartó al chino con la lluvia de tortas, se preparó para recibir a los siguientes.

-Venid amarillos... que os voy a dejar morados. Les dijo a sus enemigos.

McCaine intenta abarcar mucho, y aunque golpea a los chinos, no logra acabar con ninguno. Qué cabrones los chinos, que osan sobrevivir a McCaine.

Chuckie Sang, por si parte, sí que logra, tras unas bonitas piruetas; dejar a dos de ellos K.O.

Tormenta de Hostias tampoco está muy fino, y falla sus hostias a los chinos. Que tiemblen, que esto no volverá a pasar.

Los se ponen las pilas, y deciden que lo mejor será no moirir por tonterías como han estado haciendo.

El único que queda con Chuckie intenta atacarle con su machete, pero para éste solo es un aficionado, y esquiva con facildiad tras el sofá.

Dos disparan a Ojo de Grulla, pero el arquero ve venir las balas y se cubre a tiempo tras el escritorio de Mike.

Cuatro van a por McCaine, pero ninguno llega rozar al tipo más duro de la sala.

Uno más dispara a Svetlana, y consigue acertar a la jugadora en un hombro. Parace que esta vez, no ha tenido mucha suerte.

Y el último se lanza a por Tormenta de Hostias blandiendo un machete, pero Tony le pone la zancadilla cuando va a por él, haciendo que se tropiece y caiga al suelo.

Svetlana se lleva la mano al hombro, dolorida por la bala que ha osado rasgar su bella piel. Miró con odio, con verdadero odio al chino que le acababa de disparar y levantó la mano derecha que aún sujetaba una de sus pequeñas pistolas.
Los movimientos fueron rápidos, al chino cabrón no le dió tiempo a darse cuenta de lo que sucedía.

La mujer arreó una patada a la mesa del escritorio con todas sus fuerzas, consiguiendo arrinconar a su enemigo contra la pared donde estaba la ventana. Acto seguido, disparó a la parte de arriba de la misma, donde quedaban algunos cristales rotos simulando estalactitas, que al caer se incrustaron con rapidez en la calva del asiático.

- No es pelo, pero al menos vuelves a tener algo adornando tu cabeza, capullo. - le dijo, aunque su enemigo ya no la escuchaba, con ira casi contenida, mientras se llevaba la mano izquierda a la herida.

Cuando la lluvia de balas termino salí de detrás del escritorio y lo superé de un salto para encararme a los dos chinorris que estaban frente y darles la del pulpo cuando el teléfono de Mike sonó. Me quede quieto he hice un gesto con la mano a los chinos para que esperarán mientras respondía ¿si, digame? Espera un momento que le digo que se ponga.

Es para ti le digo a uno de los amarillos mientras extiendo el brazo con el teléfono en la mano. Confundido el chino se acerca lentamente y cuando lo tengo a mano le casco una hostia en la cabeza con el. Mientras este cae al suelo a dormir la mona se lo lanzo al otro chino acertando más o menos a la altura de la nariz y haciéndole caer de culo. Cuando ambos chinorris están out recojo el teléfono por el cable perdona pero ahora mismo no puede ponerse, esta ocupado respondo antes de colgar.

Mike parece que hace un amago cuando oye el teléfono, pero después de ver lo que hace Ojo de Grulla con él, sigue escondido detrás de la mesa. Por supuesto, lo que Clint hace con él es noquear a los dos chinos que le querían matar.

Svetlana, por su parte, no se anda con chiquitas, y esta vez decide resolver las cosas a tiros, que aunque suele ser afortunada, no quiere recibir otra racha de mala suerte en forma de plomo. No que decir que el tipo cae fulminado al suelo...

Joder, John, acabas de fallar dos tiros. ¡Centrate! se dijo mientras se pasaba la mano por la cara de nuevo.

Era una jodida resaca de las buenas. dijo mientras uno de los chinos se lanzaba corriendo en su dirección haciendo vistosos aspavientos con un machete y soltando grititos sin sentido. Se detuvo en seco cuando 1600 gramos de acero le plantaron un D E S E R T  E A G L E en la cara y John levantaba una dedo para mandarle callar.

Una de esas resacas espectaculares, a la que sacas una foto y le enmarcas sobre la chimenea. el chino bizqueaba mirando el cañón del arma mientras apretaba los gluteos tratando de no abrir la esclusa de su fosa séptica particular.

Una de esas sobre las que tus hijos hacen un dibujo y cuelgas en la nevera. bajó el cañón del arma y acompañó el suspiro del chino con un tiro en la rodilla, que dejó al chino en el suelo desmayado.

McCaine se dio entonces la vuelta y mirando a Mike. Y tú, Mickey, tuviste que venir a jodermela. levantó el arma apuntando en dirección a Mike y disparó, tumbando a uno de los amarillos que se acercaba a por su colega sigilosamente.

 A su alrededor se escuchaban los disparos y los puñetazos por doquier además de un montón de gritos en mandarín. Para esquivar el último machetazo tuvo que empujar el sofá contra el chino que le atacaba. Esto le hizo caer al suelo de espaldas, pero, inmediatamente, Chuckie de un salto se colocó de nuevo de pie y le pegó una patada en el pecho al último de sus contrincantes, que salió despedido para atrás y acabó sentado en una esquina, apoyado contra la pared.

Chuckie se giró instintivamente, había acabado con los cuatro que se le habían echado encima y ahora tendría que ayudar a sus "¿aliados?". Giró la cabeza varias veces a gran velicidad, con los puños en alto ya preparados. Fijándose en varios objetivos y tratando de decidir cual sería el siguiente objetivo.

Tony no se plantea mucho la situación.

Agarra un cuadro de la pared, el cual tiene lo que parecen cuatro líneas con un monigote mal hecho, firmado por un tal "Picasso", y golpea con él a uno de los chinos que le hacen cara.

Ni que decir que el lienzo, junto con el marco, quedan completamente destrozados al golpear de forma repetida contra el rostro del malvado. Al tipo, se le queda la misma cara que al del retrato, sólo que con menos dientes.

McCaine decide que ya es hora de dejar de hacer el gilipollas. Con esta resaca, lo último que quiere es ponerse a jugar. Así, dispara a dos de los chinos, que caen rendidos a sus pies.

Por otro lado, Chuckie pega un fuerte patadón en el pecho de uno de los malos, que lo manda volando por toda la habitación.

Para terminar, Tormenta de Hostias hace que uno de los chinos se coma un cuadro bastante caro. Ya que va a ser su última comida, que sea de calidad...

No quedan muchos chinos malos ya, pero no se puede decir que sean cobardes por mucho que sus compañeros caigan. Así, los dos que quedan, disparan sus UZIs contra McCaine.

No obstante, son demasiado torpes, y lo único que hacen es llenar la pared de agujeritos, pero sin más daños que las pérdidas materiales de Mike (que comienzan a ser bastante cuantiosas).

Ya solo quedaban dos de aquellos rollitos de primavera y los dos parecían querer hacer salsa agridulce con las entrañas del policía. Este no parecía necesitar de ayuda para nada pero la juerga se estaba alargando y los macarroni nos estaban esperando.

Quite la pantalla de encima de la torre del ordenador de Mike, la cogí y me acerque con ella hasta estar justo detrás del chinorris. ¡Ey amarillo, tienes un email urgente! le grite mientras le estampaba la torre en pleno melón.

Aprovechando que el tipo del arco se había acercado a los únicos chinos que quedaban en pie, sin contar al que peleaba en el bando de la rumana, Svetlana hizo lo propio y de un rápido salto se acercó al que estaba libre y aún tratando de acertar a disparar a McCaine.

Se agachó y, agarrando con una mano el bulto en la entrepierna del hombre con fuerza, con la mano que le quedaba libre sacó uno de los cajones del escritorio incrustándoselo en el mismo lugar tras un rápido movimiento de manos, tal y como acostumbraba a hacer con las cartas al jugar. Visto y no visto, el chinorri se llevó ambas manos a sus partes pudendas con cara de horror y el intenso dolor provocó que perdiera el sentido.

La cosa no se hace esperar más, y por fin Ojo de Grulla y Svetlana rematan a los dos chinos malos que quedan en la sala. McCaine podría haberlos rematado él solo, pero bueno, trabajo que le quitan.

Os miráis un instante. Sabéis que es ahora cuando todo parece calmado, y de pronto vuelve otra vez otra oleada de inútiles con ganas de que los calienten los hocicos, pero parece que no sucederá*

Así, por un instante, todo queda en silencio...