Partida Rol por web

Brielle se quedó en un estado de tensión constante, aunque no se atrevía a lanzar la primera piedra, literalmente. Miraba a su compañero de reojo, parecía que su manera de hablar había ablandado a esos hombres, quienes habían pasado de estar seguros de su victoria, a que empezasen a dudar. La mujer de los bosques observó al que parecía el cabecilla de aquellos rufianes y recordó como hasta los animales del bosque tenían un líder, y que si este era abatido muchas veces la moral bajaba y los demás huían.

Si tenía que disparar su honda, su objetivo sería aquel cabecilla.

.- como dejais que vuestro.... cabecilla... os hable de esta manera, seguro que os paga una miseria y os da pan rancio para comer, esta es la vida que quereis llevar? seguir el sucío rastro de este perro sarnoso esperando que un loco como yo os clave una flecha en el entrecejo, huid ahora que podeis o si no pagad vuestra insolencia con la muerte .- Brandir hablaba ahora más fuerte y con un tono más grave, mirando fijamente a los ojos a los esbirros de ese cabecilla y luego señaló con el dedo hacía él .- y tu! lucha como un hombre y no te escondas detras de las faldas de tus hombres si aun te queda algo de tu honor!

-¡Cortadle la lengua a ese cerdo de una vez! -grita el esclavista gordinflón- ¡Al primero que lo haga le dejaré que yazca con la mujer! ¡Moveos!

Los asaltantes, decididos, se lanzan al ataque.

Brandir cargó el Arco hacía el contrincante que corrió desde el lado del esclavista, estaban encerrados y no podían huir, mejor atacar por el lado donde había menos contrincantes y si era necesario salir por ahí, aunque parecía más fuerte solo era uno, .- Brielle al lado del gordinflon, ataca al mismo que yo .- dijo justo en el momento que lanzaba la flecha hacía su oponente.

Brielle con un rápido movimiento de muñeca, dio una vuelta rápida a su honda y soltó la honda para que el canto rodado saliera disparado. Claro que siempre lo había hecho con animales, y ese pequeño detalle hizo que se lo pensara dos veces, con lo que el tiro no le salió demasiado bien. 

Sabía que no tendría oportunidad de otro tiro, así que tendría que usar su lanza para defenderse.

Brandir intenta disparar a la vez que Brielle empieza a hacer girar la honda. El objetivo de ambos es el tipo que acompaña al esclavista. Pero desgraciadamente están los dos muy juntos y el brazo de Brielle tropieza con el de Brandir. Al hombre de los bosques se le cae la flecha del arco al suelo mientras que la piedra lanzada por la joven pasa por encima de la cabeza del otro hombre.

Los asaltantes ríen a carcajadas. El tipo de la espada se acerca a Brielle e intenta darle un bofetón con el dorso de la mano, pero la joven le esquiva ágilmente. Los otros dos atacantes se abalanzan sobre Brandir con sus puñales. Brandir esquiva el primer ataque con suma facilidad, pero su movimiento le ha llevado a exponerse al segundo. La hoja del puñal penetra profundamente en el costado de Brandir hiriéndole gravemente.

La ciudad está enclavada en el fondo de un barranco, en unas quebradas en las que aún se alzan algunas pequeñas colinas. El sendero de troncos que hace de calle transcurre paralelo al arroyo y lleva a través del mercado al interior de la ciudad. Como vas a caballo, la gente se aparta a tu paso abriendo un sendero entre los habitantes. Aunque te fijas en que más de uno lanza miradas codicioas a tu montura y sus elegantes riendas. Después de cabalgar al paso un corto trecho, llegas a una bifurcación natural.

El camino de la derecha te lleva hacia una zona donde las viviendas son robustas edificaciones de madera de dos pisos que se encuentran diseminadas bajo los pies de una pequeña montaña. Sobre dicha montaña se eleva un impresionante castillo de aspecto ominoso. No hay ningún cartel indicador así que no sabes muy bien qué lugar puede ser ese. Por contra, si continuas recto, el camino de troncos discurre hacia otra serie de casas bajas y construídas muy juntas. La gente va y viene desde ambas direcciones así que tampoco por su aspecto puedes definir qué hay en cada sitio.

Brandir masculló un maldición al ver que su flecha se quedaba en nada, pero nada podia hacer ya, tenía a los dos oponentes encima, en ese instante notó como la fría hoja entraba en su cuerpo y lanzó un grito de dolor ahogado.

En ese instante Brandir desenvaino su espada y la blandió, no quedaba más que defenderse

.- Brielle el halcón... vamos a necesitar ayuda .-

Con todo lo que estaba pasando, Brielle se había olvidado de todo y de todos. Sin duda iban a necesitar ayuda, silbó una serie de notas al aire, esperando que el animal respondiera, tampoco podía asegurarse que estuviera cerca, pero tenía que intentarlo. Tenía un vinculo especial con el rapaz, y sabía que de alguna manera iba a entender que estaban en apuros, pero no sabía si el ave sería capaz de encontrar a los otros compañeros en una ciudad, ni de hacerles entender que de alguna manera lo siguieran.

Mientras buscaba por todas partes, a ver si aparecía, se concentró en sacar su lanza y intentar contener el siguiente ataque de aquellos maleantes.

En respuesta al silbido de Brielle, su fiel halcón aparece graznando desde lo alto. El pájaro se arroja sobre el tipo que está atacando a la mujer arañando con sus garras la cara del hombre.

-¡Pájaro asqueroso! -grita el afectado lanzando estocadas a diestro y siniestro intentando ensartar al halcón sin tener ningún éxito.

Mientras tanto, los otros dos hombres se abalanzan de nuevo sobre Brandir que ha tenido tiempo de desenvainar su espada. Con habilidad, el hombre de los bosques detiene las acometidas. El entrechocar del acero se escucha en el callejón.

Brandir esgrimió su espada, atacando a uno de los secuaces, tenía que hacer daño y salir de allí lo más rápido posible, su herida era bastante grande, aunque parecía que no sangraba demasiado.

.- Malditos de mierda, pagareis por lo que habeis hecho.-

La batalla en el callejón se recrudecía. Brandir lanzó una estocada que su enemigo esquivó con facilidad. A continuación este estiró el brazo intentando hundir la daga nuevamente en el hombre de los bosques, pero la hoja de la espada detuvo el nuevo embate. Por otra parte, el halcón y el cabecilla del grupo de asaltantes seguían enzarzados en una lucha desigual. El último de los bandidos, viendo que la mujer era quien controlaba al pájaro se acercó hasta ella y le propinó un puñetazo en la mandíbula. Brielle vio como puntos luminosos aparecían en su campo de visión y estuvo a punto de desmayarse.

-¿¡Qué haces imbécil!? -le espetó el gordo comerciante- ¡No le dejes marcas o perderemos dinero en su venta, maldito perro sarnoso!

Brielle recibió el golpe en la cara como nunca lo había hecho. Por un momento empezó a ver puntos de luces que tapaban su visión y tuvo que apoyarse con la vara de madera de la lanza para sobreponerse y no caer derribada tras el golpe. La cosa se estaba poniendo seria.

Intentó lanzar una estocada con su lanza, aunque apenas se acercó al blanco, lo hizo mas en estrategia para alejar a su atacante, que para impactarlo y herirle.