Partida Rol por web

Tras ver que el tapiz es eso, un simple tapiz me giro hacia la posadera en espera de la reacción. Justo en ese momento algo dentro de mi piensa que a lo mejor hay huellas de ese tal Vecir alrededor de la posada o que desde la puerta se dirijan hacia algún punto concreto.

- Una pregunta, ¿como es de grande (por pesado me refiero) ese tal Vecir? - digo mientras salgo de la habitación con destino la puerta de la posada para buscar alguna huella.

-Es de complexión normal, maese enano, algo delgado -dice la mujer acompañando a Gorak de nuevo abajo. El resto de clientes siguen ahí esperando a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. El enano sale al exterior a comprobar si hay algún tipo de rastro sospechoso. 

Gorak examinó la zona donde estaban los establos y encontró huellas de apenas unas horas que indicaban que un caballo propiedad de la posada había salido de aquí esta mañana.

- Señora, un caballo ha salido del establo hace aproximadamente un par de horas o tres en dirección a la ciudad. Me temo que no puedo decirle nada más.

Se acabó. No había venido hasta aquí para quedarme de picnic en las afueras de la ciudad con un imbécil secuestrado. Amarro al tipo a un árbol y lo abandono amordazado. Monto en mi caballo y por fin decido entrar en la ciudad como lo haría un hombre de mi posición: tranquilamente y por la puerta principal. Mi objetivo era sencillo, tan solo voy en busca de esa librería donde poder cumplir con el objetivo apalabrado en la posada. Ya tendré tiempo de volver a reunirme con los canallas montaraces. Había llegado hasta aquí solo, no tenía por que esperar que esos tipos hicieran mi trabajo.

Mientras sigo en el árbol veo como el haradrim decide entrar a caballo en el pueblo.

- Cáspita... - mascullo desde mi posición elevada - ...con esto sí que no contaba...

Miro hacia el ladrón, está bien atado y amordazado pero no puedo dejarlo a solas, podría soltarse y avisar a sus amigos. Niego con la cabeza ante ese cambio de parecer en el hombre del sur. Una parte de mi cabeza quiere salir tras él e indicarle que debe quedarse en el campamento pero la otra me dice que no debería moverme y dejar solo al canalla que tenemos apresado. 

Los miedos empiezan a tomar forma en mi cabeza, si ahora los ladrones vinieran...¿qué podría hacer yo? A distancia podría defenderme pero si me apresan soy hobbit muerto.

Me encantaría avisar a Gorak pero si los ladrones tienen a algún espía en las inmediaciones sabrán que un mediano (como ellos nos llaman) ha entrado en una posada en busca de un enano. Y si saben sumar dos mas dos sabrán quiénes somos. Por fortuna o desgracia tengo que quedarme protegiendo el campamento y el doble de atento ya que ahora soy el único que defiende el fuerte.

-Muchas gracias por tomarse tantas molestias, maese enano -dice la mujer resignada-. La cerveza corre a cuenta de la casa. No sé qué vamos a hacer ahora, la ciudad no tiene una guardia propiamente dicha y no sabemos a quien recurrir.

Mientras Gorak sigue haciendo sus averiguaciones, Ahrimán se ha cansado de la espera. Ensillando su caballo y después de dejar a buen recaudo al prisionero, se dirige al trote a la entrada de la ciudad desapareciendo dentro de ella.

Tengo que hacer algo...y rápido...toca actuar con presteza...

Bajo del árbol y me acerco a la posada tras comprobar que el forajido está bien atado al árbol a todo lo que mis piernas dan. Entro en la posada a la velocidad de un rayo buscando a Gorak.

- ¡Gorak!... - grito al entrar en la posada sin apenas haber mirado el interior del establecimiento.

Gorak agradeció el gesto de la posadera y volvió a su asiento para terminarse la cerveza. En ese momento vio por la ventana como pasaba Ahrimán en su caballo a buen paso. Diez minutos después fue el hobbit el que entró a la carrera gritando su nombre. Todos los clientes se quedaron con la boca abierta al ver a Mutfast. Ninguno de ellos había visto nunca un hobbit y en un primer momento le confundieron con un niño humano. Pero los pies peludos les llevaron a entender que estaban ante uno de esos medianos que se mencionaban en los cuentos.

Termino la jarra de un trago y me dispongo a salir por la puerta sin hacer caso del hobbit pues no quiero que puedan reconocernos.

 - Disculpadme señora. Ahora mismo vuelvo. - digo a la posadera. Voy a ver si encuentro alguna pista más.

Dicho esto atravieso la puerta sin mirar al hobbit y hago como si buscase huellas o similar alrededor de la posada con la esperanza de que el hobbit fuera listo y saliese disculpándose y preguntase si habían visto a su perro, hermano o lo que se le pasase por la dura mollera que tenía sobre los hombros mientras no me mencionara a mí.

Giro en dirección a la cuadra y me interno un poco en el bosque de forma que no se me vea desde el camino mientras cojo una piedra para tirarsela a la cabeza a Mutfast cuando girara para buscarme.

Entro y me quedo mirando al Gorak pero este pasa por mi lado sin hacerme el más ligero caso. La verdad me parece muy descortés por su parte ya que me he pegado una buena carrera para avisarle de la marcha de nuestro compañero el sureño y encima he tenido que abandonar el campamento durante un instante para venir a avisarle.

Miro a la gente que me observa al parecer incrédula, nunca han visto a un "mediano". Bueno a mí me parecen igual de raros y eso que he visto muchos más "patas largas". Así que inclino la cabeza y me despido con un simple:

- Perdonen las molestias...

Salgo detrás de Gorak e intento seguirlo para explicarle lo de Ahrimán pero no lo veo al salir así que miro a ambos lados para ver donde se ha metido.

Al ver al hobbit asomar por la esquina le tiro la piedra a la cabeza para que sepa donde estoy mientras le hago una indicación para que guarde silencio.

Cuando consigo captar su atención empiezo a andar hacia el campamento para alejarnos de miradas indiscretas y de paso comprobar como se encontraba el prisionero.

- Más vale que siga en si sitio. De lo contrario alguien me va a oir. - pienso mientras voy llegando hacia el improvisado campamento.