Partida Rol por web

Toda gran aventura comienza con un pequeño paso.

Acabas de llegar a las tierras de tu clan despues de estar ausente un tiempo. Unos informes avisaron de que un grupo de Onis habian sido avistados no muy lejos de las Murallas. Siguiendo la maxima de que la mejor defensa es un buen ataque, los Cangrejo enviaron una patrulla para hacer una incursion en las Tierras Sombrias y acabar con la amenaza.

Los rumores eran ciertos. Encontrasteis a los Onis e iniciasteis la escaramuza, pero aun contando con la ventaja del factor sorpresa fue una lucha feroz. Los Onis atacaron con fiereza, aunque eso no les evito caer bajo vuestro acero. Por desgracia, algunos de vuestros compañeros hallaron la muerte a manos del enemigo, y aunque murieron con honor, no podeis evitar sentir un gran vacio en el viaje de vuelta.

A tu llegada, Hida Kyoga sale a tu encuentro.

Eijiko-san, nuestro Daimyo, el honorable Hida Kisada, requiere tu presencia cuanto antes. Se le nota tenso en tu presencia, pues estas segura de que querria decirte algo mas que ese mensaje, pero delante de las miradas indiscretas de los demas miembros del clan, no puede hacer mas.

Por favor, no le hagais esperar.

 Eijiko llegaba cansada de su largo viaje. La incursion en las Tierras Sombrias siempre marcaba un poco en elc orazon de un Cangrejo. Y la perdida de sus compañeros acentuaba ese sentimiento de soledad.

Al llegar no podia tener mejor recibimiento que del hombre al que amaba con todo su ser, pero no podia llegar a decirle jamas cuanto llegaba a quererle. Su reputacion, su honor estaba por encima del amor. Aunque ella sabia al igual que su mente y corazon, que el amor que sentia por Hida Kyoga era infinito y jamas sustituible.

- Gracias Kyoga-san, no haré esperar a Hida-sama.

Haciendole una despedida ceremonial, juntando el puño con la palma de la mano contraria e inclinandose ante Kyoga, se dirige hacia el lugar donde Hida Kisada-sama la esperaba. 

Aun llevaba los restos de la sangre Oni y su propia sangre en la armadura. Un buen baño le vendria excelente, pero aunque sus fachas fueran algo inapropiadas, el llamamiento de su Daimyo era mas importante que su higiene.

Con paso firme y su tetsubo encima, se dirige con su señor.

Sin ocasion para tomarte un respiro, vas al encuentro de tu señor. El camino se te hace algo pesado. Debes estar mas cansada de lo que pensabas. Tras llegar a la sala de reuniones del daimyo, te encuentras con que esta se halla vacia. Tras soltar un gruñido de frustracion, un hombre ataviado con la armadura que normalmente portan los guardaespaldas del daimyo. Probablemente sea un miembro de la familia Hiruma. Este te pide que por favor te hagas a un lado. Al observar detras de el observas como el daimyo Hida Kisada, acompañado por una docena de guerreros, avanza hacia la sala. Despues de introducirse todos, te indican que puedes pasar. El daimyo se encuentra sentado, y te indica que por favor tomes asiento a su lado.

 Eijiko se aparta al ver la muchedumbra que entraba con su señor, pero respetuosamente se inclina cuando pasa Hida Kisada, para luego satisfaccer su prden sentandose junto a él, aunque era extraño, pero si él lo pedia, ella no se negaria.

Miraba con cierto ahinco a los presentes, intentado ver si reconocia a alguno, ya que no sabia de que iba aquello, ¿Que querria su señor de ella?¿Que mision tendria para con ella?

El honor que Kisada-sama le ofrecia era algo que no olvidaria, si habia sido llamada no seria por ningun contratiempo, ella era una buena soldado, disciplinada y fuerte.

Bien, Eijiko-san, relatame tu incursion a las Tierras Sombrias. El daimyo Cangrejo es un hombre enorme, rudo y musculoso. Se ha ganado a pulso el sobrenombre de "Gran Oso". Pero antes, tomad una copa de sake. Debe haber sido un viaje largo y duro, y os vendra bien algo para reponeros del cansancio. Con un gesto ordena a uno de sus sirvientes que traiga dos copas y una botella. Tras dar cuenta de un trago del contenido de la suya, se dispone a escuchar tu relato. A pesar del fiero aspecto de Kisada, trataba bien a sus hombres, pues la confianza era fundamental en el campo de batalla, y para los Cangrejo, la batalla era la vida. Por eso, no le importaban lo que el llamaba "las tonterias de la corte", todo lo referente a los modales con los subordinados, pues los amaneramientos no servian de nada al enfrentarse a un enemigo.

 -Todo fue como se esperaba señor

Empezó la samurai-ko, bebeindo del sake ofrecido por su señor.

-Perseguimos a los Onis por las Tierras sombrias, hasta un lugar de descanso para ellos seguramente, y allí comenzamos la escamuza, mi señor, aunque perdido valerosos guerreros, la amenaza Oni está controlada por el momento. No fue Problematico, lo único que asola el corazon de mis compañeros y el mio, es la muerte de aquellos que lucharon con valor el dia de hoy.

Su mirada se dirigió al suelo mientras otro sorbo de sake recorria su garganta, necesitaba algo para ahogar el dolor, pero un cangrejo estaba preparado para eso, para no exteriorizar el sufrimiento, para no tener clemencia, ni siquiera cuando debes matar a un hermano por ser corrompido por la mancha de las Tierras Sombrias.

Kisada mantiene el rostro imperturbable al oir la noticia de la muerte de algunos guerreros. La perdida de nuestros hermanos siempre es motivo de duelo, pero debemos convivir con ello. Nosotros, los Cangrejo, somos los encargados de proteger el Imperio de la amenaza de las Tierras Sombrias. A pesar de que los demas clanes nos consideran rudos y groseros, es gracias a la vida de nuestros hombres que ellos viven tranquilos en sus bonitos castillos. El daimyo parece furioso al pensar en esa injusticia.

 Al igual que su daimyo, Eijiko le comia la ira en su interior, pero debia serenarse, ser ella misma, pensar ocn frialdad, sabedora de que los onis no sienten la perdida ni hacen entierros a sus guerreros perdidos, simplemente atacarán y no saben cuando.

-Mi señor, si no es mucho falta el respeto a su persona, ¿Podria decirme el motivo por el que me encuentro en este lugar?

Dijo con el mayor respeto del mundo, par auqe su daimyo no se enfadase ni se sintiera insultado.Solo queria saber el porqué estaba alli, y cuando debia hacerlo.

Queda esperando la respuesta de su señor.

Cierto, me he entretenido en estupidas divagaciones como si fuese un inutil Grulla- hace una mueca al pronunciar ese nombre. Te he convocado por un asunto muy importante. No se si han llegado a tus oidos las historias que nos llegan de los otros clanes, pero los relatos que nos llegan no son nada halagüeños. Se avecinan malos tiempos.

El daimyo se pone tenso antes de ecir a todos los presentes-dejadnos a solas a Eijiko-san y a mi. Una vez todos salen de la habitacion, se gira hacia ti con gesto serio. Los ejercitos de los clanes del Leon y del Unicornio han sufrido serios ataques. Varios de los generales del ejercito del leon han sido hallados muertos. La mayor parte de los caballos del clan del Unicornio han desaparecido. Ambos clanes se culpan mutuamente de las perdidas, y la tension es insoportable. Esta a punto de estallar una guerra civil. Para evitarlo, el emperador ha decidido convocar una comision de investigacion para aclarar el asunto. La comision estara formada por miembros de los siete grandes clanes, y tu vas a ser miembro de esa comision.

 Eijiko se quedó un poco paralizada. ¿Ella parte de una comision? ¿Porque ella?¿Porque no podia quedarse en las murallas con sus hermanos?

-Será como diga mi señor Hida Kisada-sama

Haciendo una leve reverencia aun sentanda.

-¿Donde se hará dicha reunion, o donde debemos ir los miembro de dicha comision mi señor?¿Alguien me acompañará o solo yo seré la representante del Clan?

Esa ultima frase aunque la hubiera dicho ella misa, le habia hecho un nudo en la garganta, esa responsabilidad...¿Y si luego lo echaba todo a perder?¿Y si no era digna de tal puesto?

Pero debia seguir adelante, habia sido su señor quien se lo habia ordenado...

-Solo digame el lugar y el dia, y me prepararé para ello mi señor.

La reunion sera dentro de una semana en la capital del Imperio, Otosan-Uchi. Prepara cuanto necesites para el viaje. Si necesitas cualquier cosa, no dudes en pedirmela. El daimyo Kisada se pone en pie, y se dispone a salir de la sala. Antes de abrir la puerta, te dice sin mirarte: he puesto mis expectativas en ti. No me falles.

 Eijiko se postra en el suelo, mientras su señor se aleja de ella para irse de la sala.

Al escuchar sus palabras asiente fuerte.

-.No os decepcionaré mi señor, el Clan Cangrejo quedará en alta estima.

Dijo convencida la samurai-ko, sin llegar a mirar a sus señor, pero si levantando un poco la cabeza del suelo. Las espectativas estaban altas, pero ella seria capaz de llevarlo todo a cabo. No quedaria mal, tenia que representar a su clan y su daimyo, él confiaba en ella, y lo haria todo por él..sino fracasaba, su vida seria el precio, y no le doleria entregarla.

Despues de que el daimyo abandone la sala, todo su sequito de guerreros sale ordenadamente detras de el en dos filas. Cuando quieres darte cuenta, te encuentras sola en la habitacion.

Cuando todos y cada uno de los guerreros hubieran salido de aquella estancia, entonces Eijiko levantaria su mirada y su cuerpo del suelo. Para dirigirse a los baños y lavar las manchas de la batalla en su cuerpo. 

Tras ello, su armadura tambien necesitaba una limpieza, por lo quese puso su kimono de color ocre, que definia, ahora si, su estilizado y bello cuerpo femenino. Con la armadura no era distinguible a penas, pero cuando se ponia un kimono podia ser una mujer mas de las que no batallaban en las murallas.

Pero lo unico que la delataba es, que cargaba con su armadura.

Se dirigió a su habitacion, donde con ungüento y un trapo limpiaba las manchas de sangre y barro de la armadura. Despues cuando el metal estuvo limpio, lavó en agua las ropas interiores de la armadura, las cuales se utilizaban para que no l rozase el cuerpo, con molestas heridas.

Tendió la ropa y dejó su armadura preparada, para luego ponerse a preparar su equipaje. Bastante escaso, ya que un cangrejo no necesitaba mas que su armadura y su tetsubo para iniciar un viaje. Pero ella, era mujer, al fin y al cabo tenia sus manias.

Pero solo puso una muda, y algo de aseo para terminar asi su petate.

Luego fue al comedor, ya que despues de una batalla y un buen baño caliente, lo mejor es comer. Se sentó en su habitual sitio, y ceremoniosamente esperó la comida que se ofrecia a los guerreros.

Cuando entras al comedor, este rebosa de actividad. Decenas de guerreros que comen y charlan entre ellos. Despues de un duro dia de trabajo, no hay nada mejor que llenar el estomago y descansar un rato. El olor de la comida flota en el ambiente un embriagador aroma que hace que tu estomago te recuerde lo hambreinta que estas, y que ultimamente solo has comido exiguas raciones de campaña. Asi que eliges sentarte y esperar la comida.

Mientras pasas entre los demas guerreros, observas que murmuran a tu paso, y algunos de ellos te miran e incluso señalan descaradamente. Ignoras por que lo hacen, y no alcanzas a escuchar ninguna conversacion. Tal vez sea por que se han enterado de tu reunion con el daimyo, y esten especulando sobre la naturaleza de ese encuentro. Oo tal vez el motivo sea otro. ¿Quien sabe?

Al sentarte, no tardan mucho en hacerte llegar la comida. Esta consiste en pescado frito, una sopa caliente y un cuenco de arroz.

Mirando de reojo al resto de personas del comedor, no te das cuenta de que alguien se sienta a tu lado en silencio, y te estira de una oreja.

-Eijiko-san, ¡veo que has terminado de hablar con el honorable daimyo!¿Ha sido una charla fructífera?¿Acaso te ha encargado algo especial? - Imaginándoselo, los ojos de Kyoga brillan por el entusiasmo - Seguro que es algo mejor que lo que me manda a mí últimamente, tan aburrido...Pero bueno, alguien tiene que hacerlas, ¿no?

Con una sonrisa, empieza a comer su propia comida, con entusiasmo.

 Eijiko casi habia empezado a comer, los palillos ya rozaban casi sus labios, cuando siente el tiron de orejas y ve a Kyoga-san, traga saliva, y el trozo de pescado vuelve al plato, y no inmuta su rostro cuando la emocion desbordaba por cada poro de su compañero.

-Si...fue bien, tengo que irme de viaje, partiré tras la comida

Solo dijo eso, su voz entrecortada por la vergüenza que poseia ante Kyoga la ahogaba en muchas ocasiones, y lo disimuló bebiendo algo del té que le habian servido.

Comió algo de pescado mezclandolo con el arroz. Era algo que le gustaba hacer.

-¿Y que son esas cosas tan aburridas que te hace hacer? - preguntó con curiosidad Eijiko.

-Me utiliza como un mensajero, me envía a las aldeas de alrededor, para que me asegure de que todo anda bien. Y es muy aburrido. Soy una persona de acción, no me van los paseos, ¿sabes?

Interesado, sigue comiendo con tranquilidad, observando despistadamente todo el comedor, pero a la vez manteniendo una mirada atenta, ya que no baja la guardia ni aun cuando está relajado.

-¿Entonces te vas ya, Eijiko-san? Pues...quiero que vuelvas lo antes posible y me cuentes todo lo que has hecho, ¿eh?