Partida Rol por web

Los gemelos acordaron hacer un espacio en sus actividades diarias para poder salir a cabalgar juntos.

Se decidió a, por una vez en la vida llegar a tiempo y que Ragnar no la molestara por ello. Tardaron poco en alistarle al hermoso e imponente Arok, ese caballo gris que ella tenía desde niña. Mientras esperaba a su otra mitad, miraba al horizonte sopesando el mar de cosas que se le venían encima. Quizá la peor tormenta que hubiera vivido jamas pero no tenia mas remedio que enfrentarla aunque en ello se le fuese la vida.

Ragnar estuvo encantado ante la iniciativa de su hermana. Hace tiempo que no compartían tiempo ellos dos solos. Prácticamente fue desde que ella se volvió mujer, y él comenzó a ser aleccionado más intensamente para ser el heredero que debía ser...

"Rompefilas" estaba ya enjahezado para ser montado por su fiel jinete. Arok y Rompefilas eran hermanos, como sus jinetes, y ambos llegaron a la vida de sus dueños al mismo tiempo. Cada uno era un solo ser con su jinete.

Sólo llevaba a "Alas negras" al costado de la silla de montar, pero su armadura grabada había quedado en el estaferno de su habitación. No necesitaría llevarla para un paseo, pero a su arma no la dejaría.

-Hermana, perdón por tardar... no me habían preparado a "Rompefilas" y lo hice yo mismo...- comenzó diciendo despreocupadamente Ragnar -Tuve que mandar a azotar al encargado de los establos...- soltó como si no le importara... y luego se dibujó una sonrisa pícara en el rostro barbudo del heredero.

Muchas veces le hacía esas bromas a su hermana, era su forma de ser...

Ella sonrió, sabía que Ragnar no había hecho eso o quizás si pero tampoco le parecía tan grave. Su montura se movió un poco al sentir a su Rompefilas llegar y ella giró la cabeza a mirar a su gemelo levantando una ceja.

-Para un día que llego a tiempo y tú llegas tarde? Muy mal, eso no se hace, ¿verdad, Arok?

La muchacha hizo avanzar a su caballo pero sabiendo que él vendría detrás y le soltó:

-He hablado con padre después de la cena, esto no pinta bien. Va a casarme con el primer imbécil que tenga algo que él necesite. Pero no tenemos que hablar esto aquí, le prometí que esta vez no espantaría a su candidato fuese quien fuese.

Azuzó al caballo mientras gritaba:

-¡Alcánzanos si puedes!

Ragnar sonrió ante la respuesta de su hermana.

-Alguno de los dos tenía que hacerlo, ¿no?- respondió a su vez el gemelo -¿Qué has hablado con padre?- preguntó Ragnar. Sabía que su padre hablaría con ella, pero ahora lo confirmaba... pero su pregunta quedó en el aire porque Constance espoleó a su caballo y se alejó...

Ragnar espoleó a Rompefilas alcanzando a Constance con rapidez. Era un buen jinete, podría dedicarle más tiempo, pero tenía tantas cosas que debería estudiar con el Maestre mientras cabalgaba y blandía una lanza o un hacha.

Ragnar mantuvo la velocidad mientras soltaba una carcajada al mirarla de costado a Constance.

-¿Creías que podrías alejarte demasiado? Siempre fui mejor jinete que tú...- chicaneó el heredero acelerando a Rompefilas con unos suaves golpes de sus botas -Arok no puede competir con su hermano mayor... ¡qué casualidad!- y soltó otra carcajada.

Su capa roja ondeaba con furia... por un momento pareció que estuviera cargando contra enemigos con sus tropas detrás de él...

Ella sabìa que èl iba a ganar, lo tenìa claro pero ademàs, no es que le importara perder con èl. Era quizàs la ùnica persona contra la que jamàs le importarìa perder algo pero no detuvo su marcha para poder estar a la par de Ragnar.

-Para eso son los hermanos mayores, ¿no?

El clima estaba esplèndido o al menos a ella le gustaba porque incluso podìa escuchar los àrboles mecerse un poco con el aire que habìa en el bosque. Constance no sabìa què habìa sucedido en la cena cuando se habìa ido, asì que èl tendrìa que contàrselo pero aun podìa esperar un poco màs.

-Vayamos hasta el vado, allì te contarè lo que me dijo papà y luego tù haràs lo mismo. El otro dìa, Illyan, el hijo de la cocinera, me dijo que ahora que pasò el invierno, el vado està aùn màs lindo... Pero no te separes de mì, te podrìas perder, anciano.

Ella sonriò e incluso acercò su caballo un poco màs al de èl.

-Por suerte para ti, Rompefilas no ha envejecido como tù.

La pelirroja era muy distinta cuando estaba con su gemelo, era algo que sòlo èl tenìa el privilegio de disfrutar.

-De acuerdo... vamos hasta allí- respondió Ragnar aunque la idea no le gustaba tanto al estar tan cerca de dominios dornienses y ante la broma de Constance, rió nuevamente como si de un niño se tratara -Recuerda que si soy anciano, tú también lo eres... y en ese caso, me conviene más a mí que a tí-

Mientras pasaban por el bosque a pleno galope, Ragnar fue disfrutando de la vista, rápida, pero hermosa. Cada tanto, sofrenaba a su caballo de guerra para dejar que su hermana y su corcel pudieran alcanzarlos... No lo hacía mostrándose mejor que ella, sino que aparentaba hacerlo sin querer. Siempre protegía a su hermana, aunque ella no lo supiera... o eso creía Ragnar.

Seguramente algún día se dará cuenta... a menos que siempre lo haya hecho ya que es muy inteligente.

-No te caigas de caballo, hermana, si lo haces puede que nadie te quiera como esposa y tendrás que vivir con padre y madre toda tu vida... o ser... SEPTA- dijo Ragnar aún a carcajadas por la diversión que estaba disfrutando con su hermana. Justo, a raíz de tener la boca abierta, una mosca o algo así se metió y lo hizo toser.

Justicia divina... pensó mientras tosía y escupía el insecto que había hecho que su broma fuera secundaria ante el espectáculo que dio con su tos...

-Los dioses te han castigado, hermanito. ¿Què dices? ¡A mì no se me nota la edad!

Rìo ella y siguiò, sabìa que èl la esperaba, que aguardaba, que no la dejarìa nunca sola pero no decìa nada al respecto porque era mejor asì. El ambiente era perfecto, el aire que golpeaba su rostro la hacìa sentir viva y no tenìa idea de còmo harìa para vivir sin todo eso, para vivir sin èl. Luego de casi treinta minutos cabalgando, finalmente consiguieron llegar al vado sin màs muertes que la mosca que habìa degustado Ragnar. La muchacha se apeò cerca del ojo de agua y dejò que Arok bebiera con tranquilidad.

-Me gusta este lugar, lo voy a extrañar si me mandan lejos de aquì.

Se sentò en el pasto, acomodando su vestido azul que contrastaba con sus ojos y esperò a que su hermano viniera con ella. Respirò profundo mientras guardaba para si, una imagen de su gemelo apeàndose del caballo y viniendo hacia ella.

Cuando su hermana descabalgó, Ragnar se apresuró a imitarla junto a ella. Ató los caballos en un árbol que se encontraba a la orilla del río, y se sentó junto a ella.

Ragnar percibía la tristeza y hasta cierto punto el temor de su gemela. No había que ser un adivino para notarlo, pero él lo sentía de sobremanera...

-Constance, ¿qué hablaste con padre?- preguntó a la vez que le pasaba el brazo por los hombros. Sabía que no era un momento alegre para ella, pero quería reconfortarla como pudiera.

Si algo la reconfortaba era precisamente la cercanía de Ragnar. Levantó una mano y sujetó la de él entrelazando los dedos cariñosamente.

-Me dijo que si o si ha llegado el momento el de desposarme con alguien que él elija y que ya no puedo negarme o desilusionarlos. He aceptado pero no sin preguntarle si él amaba a madre cuando se casaron y dijo que era muy distinto... Yo quiero ser como él, como ellos.

Ella recargó en el pecho de él y aunque no lloraba estaba a punto. Su vida estaba ahí y ella tendría que casarse e ir a vivir con extraños pero sobre todo, tenia que dejarle a él. Se hizo un silencio por parte de la pelirroja aunque su gemelo alcanzó a escuchar un suspiro.

-Me van a casar pero mi corazón no le pertenecerá jamás...

Entendía la tristeza de su hermana... pero también conocía la tarea que tenía por delante. Él también tenía que dar un gran paso próximamente. Y ambos tenían que saber que ese era su deber.

Luego de darle su hombro a Constance por un momento, le tomó con las dos manos el rostro.

-Constance, sé que es duro, y que probablemente duela la separación, pero siempre nos tendremos uno al otro- comenzó diciendo Ragnar -Sabes que eso nos depararía el destino, nuestra condición nos da muchos derechos, pero también nos da responsabilidades... y la de casarnos con un buen partido es una de ellas-

El heredero dejó una leve pausa para que su hermana fuera entendiendo.

-Si te cierras ahora, no podrás experimentar algo nuevo que tal vez esté a la vuelta de la esquina. No cierres tu corazón, porque siempre estaremos juntos, aunque no sea así físicamente. Además, tienes que saber que si juegas bien tus cartas, tal vez puedas controlar a tu marido tanto como para ser el verdadero poder... sólo tienes que ser sutil y decidida. Nunca te faltará nada, y si algo te sucediera, no sólo tendrías a tu esposo, sino que también estaría yo dispuesto a cualquier cosa. Y en a mesa dije algo que no sé si estabas presente... también está la posibilidad de que tengas algún amante al que ames, aunque es arriesgado para ambos. No descartes las posibilidades antes de conocerlas, tal vez conozcas a alguien que te ame y que puedas amar por igual. ¿Has hablado de esto con madre? Porque le he dicho que se ocupe además del tío...-

Ragnar miró a su hermana con ternura.

-Hermanita, eres hermosa e inteligente, y por más que a veces seas un poco caprichosa- antes de que su hermana protestara, le hizo una pequeña seña con el dedo para que callara amablemente -Serías un gran partido para cualquier hombre sin contar que eres una Nightwing. Podrías aspirar a tener a cualquier hombre. Yo te recomiendo que estés atenta en este torneo, irán muchas personas importantes... debes lograr elegir al que más te guste, pero además al más inteligente e influyente. No es una tarea fácil, pero tú te mereces lo mejor...-

Eso era. ¡Eso era! Ragnar tenía las mismas ideas que su padre. Lo escuchó pacientemente hasta que dijo la ultima palabra y luego apartó las manos del gemelo de su rostro un tanto bruscamente.

-Pues si eso es lo que tenías para decir, supongo que no quieres que te diga mas que lo mismo que dije a padre. Así que ya lo sabes, lo haré. No elegiré a nadie, ustedes que lo saben todo de mí y saben lo que me conviene, elijan por mí, seguramente lo harán mejor que yo...

Estaba furiosa y una lágrima delataba el dolor que estaba sintiendo. Lo habría esperado de cualquiera pero no de él. No de Ragnar. Esperaba su apoyo, su amor incondicional, una esperanza. No aquella retahíla de consejos para un bien matrimonio
Se levantó y se alejo de él. Lo odiaba en ese momento.

Ragnar tomó a su hermana antes de que se pudiera levantar. No la dejaría hacer lo mismo que había hecho con su padre, no a él.

-Hermanita... deja eso para padre y madre, conmigo no- dijo tentiéndola sin hacerle daño, pero con la firmeza en el brazo y la palabra -¿Qués es lo que quieres? Cuéntame a ver si comprendo... sabes que puedes confiar en mi...-

Suponía que saldría con uno de sus caprichos, pero esperaba poder hacer que hable más que sólo empacarse...

La sostuvo y se preguntò cuànto tiempo màs podrìa sostenerla, a juzgar por las intenciones de todos los hombres Nightwing, no mucho. Pero no intentò apartarse, era una tonterìa. Se mojò los labios sin dejar de mirarle hasta que esbozò una sonrisa, una simple, sencilla, la que cualquiera le hubiera arrancado de decir una nimiedad del dìa a dìa.

-Lo que yo quiero no importa. Aunque, tù deberìas saberlo, pensè que en eso estàbamos màs que comunicados.

Constance sujetò la mano de Ragnar con delicadeza pero tambièn con una cierta frialdad que nunca se hubiera esperado èl.

-Si puedo confiar en ti, ¿por què me das estos consejos? ¿Crees acaso que no sè para què fui educada? Es por eso que me es màs sencillo decirles a ambos que harè lo que me dicen, ¿no es lo que esperan de mì? ¿Por què harìa algo distinto?

Poco a poco se podìa ver la furia en los azules ojos de la joven.

-¿Què te hace pensar que soy la clase de mujer que tendrìa un amante? Si tuviera un amante, tendrìa que asesinarlo despuès para que no me eche de cabeza... Eso de dejar cabos sueltos no està en mi sangre. Y entonces no sòlo serìa una cualquiera, sino tambièn una asesina... Futuro prometedor.

Entonces se parò del todo frente a él.

-Si decido casarme y tener un amante, està bien pero si decido casarme y dejar que mi corazòn sea de otro, ¿no? Es curioso cuando menos pero te dirè algo hermanito, me casarè y pretenderè amar al hombre con el que me casen, nunca nadie tiene por què saber por quièn siento amor despuès de todo es una estupidez...

Puso la otra mano sobre la mejilla de Ragnar con cariño y ladeò el rostro.

-Espero que tù tengas mejor suerte, hermano.

-Me gustaría saber lo que tú quieres, hermana, sin modificaciones de la percepción personal, por más conexión que tengamos- dijo Ragnar levantándose de su lugar para ponerse junto a ella.

Ragnar estaba extrañado ante las reacciones de su hermana, parecía estar guardando mucho dentro suyo, pero no lo compartía. Eso sí lo sentía...

-Entiendo lo que dices con respecto al amante, y me parece una buena técnica no dejar cabos sueltos, me alegra escucharlo de tu parte ya que eso refleja un pensamiento mío- siguió hablando Ragnar sin dejar de mostrar amor y ternura por su hermana.

Él entendía que tenía un carácter fuerte, más heredado de su padre, y él había tomado algunas cosas de su madre, como ser más diplomático...

-Y te dije eso porque busco tu felicidad, hermanita mía- le dijo acercándose un poco más a ella -Sé que no eres de ese tipo, pero tal vez fuera una salida para los actos que puedan decidir padre y madre... que intentaré modificar si es necesario-

Ya a pocos centímetros uno del otro, Ragnar le dijo en voz baja:

-¿Qué es lo que quieres?-

De pronto Constance era una mujer hecha y derecha pero no le duraba demasiado cuando él se podía poner de aquella manera con ella. Intentó acomodar las ideas en su cabeza, porque si le decía que no estaba segura sólo serviría para que él siguiera pensando que lo de no querer casarse era un capricho. No atinó a responderle porque su mente era un torbellino de ideas y las palabras de él retumbaban en su cabeza haciendo una cadena de ideas que la joven no podía contener. Entonces evocó momentos en que era feliz a su lado, cuando eran niños y no importaba nada de lo que les enseñaran, cuando escapan por el castillo y se escondían por horas en el bosque. Estaba con los sentimientos a flor de piel y su cercanía no mejoraba la situación, se quedó quieta sin moverse, respirando lentamente.

-Sabes que eres mi otra mitad, no me hagas decir qué es lo que quiero...

Lo abrazó de súbito y le dijo al oído en el mismo tono que él le había preguntado aquello, al menos una parte de lo que quería.

-Quiero ser libre y despertar al lado de alguien a quien amo, no de un desconocido que no sabe nada de mí y me usará para tener a sus hijos... Y acrecentar su poder o el de nuestro padre. Puedo darme por vendida por eso pero no quiero, Ragnar, por Los Siete que no quiero...

Ragnar la abrazó con fuerza. Eso necesitaba ella: contención. Pero a la vez, claridad.

-Siempre me tendrás a tu lado- dijo Ragnar al oído de su hermana -Eso no lo dudes nunca...-

El abrazo de su hermano era cálido, amable y amoroso. Se amaban a su manera. Muchas septas y septones podrían tomarlo como algo poco natural, pero entre ellos siempre había sido así. Sentían qué era lo que sentía el otro, a veces estando separados físicamente.

-Yo también deseo lo mismo, todos queremos eso...- siguió diciendo Ragnar -¿Crees que yo tendré un destino muy diferente al tuyo? Lo único que podemos hacer es negociar hasta donde podamos, y luego adaptarnos... hacer todo lo posible por que suceda eso que queremos... creo que no hay otra forma. Al menos no veo otra en este momento... tenemos el ejemplo de nuestro tío. Al principio no se amaban con Roxane, pero luego sí lo hicieron, ¿recuerdas lo felices que eran?-

Era crudo, pero realista. Esa era la marca de Ragnar: intentar no idealizar nada. Su hermana, en eso, era diferente.

-Por eso apunto a que saquemos el mayor provecho de nuestra situación...- continuó con el abrazo. Parecía que no se podían separar... -Yo quiero una joven hermosa, inteligente, decidida, con poder... bueno, algo parecido a tí- le dijo apartándola apenas un poco para que se pudieran ver a los ojos y le sonrió con ternura -Sé que sueno frío... pero ya me conoces... quiero nuestra felicidad... nada más y nada menos...-

Lo mirò fijamente a los ojos. ¿Còmo podìa ella pelear contra lo lògico, contra lo que su vida entera habìa sido real y firme como el amor por èl? Respirò profundo y esbozò una media sonrisa, sentìa que tenìa un nudo en la garganta que se hizo aùn màs grande cuando èl le dijo la clase de muchacha que querìa. Su corazòn latìa con fuerza y las veces que los habìan mal visto por ser tan unidos, las veces que la septa le llamò la atenciòn por su cercanìa con su gemelo, se le agolpaban en la cabeza como una tormenta que ella era imposible de manejar. Tuvo miedo de que sus piernas no le respondieran pero sobre todo, tuvo miedo que èl no le respondiera. Puso su frente sobre la de èl y musitò:

-Vas a encontrar a esa mujer y estoy segura que de alguna manera te harà feliz pero...

Constance hizo un alto, las palabras salìan tropezadas entre sì y no sabìa ni lo que estaba a punto de hacer. Cerrò los ojos y no apartò la frente de la de Ragnar para culminar con un:

-Pero ninguna serà como yo porque ninguna te amarà como yo, Ser Ragnar Nightwing.

Los ojos de Ragnar se abrieron de par en par. Por suerte, Constance los había cerrado. 

¿Está enamorada de mí? ¿No sólo me ama como hermano sino también como amante?

De pronto, sin que hubieran pasado más que lo que tarda un colibrí en batir sus alas una centena de veces, Ragnar habló, cerrando los ojos a su vez...

-Constance, no podemos estar juntos, y lo sabes...- su voz era tranquila y sosegada, como quien ha meditado sobre eso más de una vez -Lo más cercano a eso es que encontremos a alguien lo más parecido a cada uno... y saber que igual nos tenemos el uno al otro...-

Constance se quedó quieta, de una sola pieza y helada en su totalidad. ¿En qué diablos estaba pensando? Abrió los ojos y dio un paso atrás lentamente, soltando a Ragnar pero no sólo físicamente.

-Deberíamos volver, tengo un poco de frío...

Se obligó a sonreírle y caminó hacia donde estaban los caballos mientras le decía en vo alta.

-Ya lo sé, lo he sabido siempre. Y si, tienes razón. Siempre nos vamos a tener el uno al otro. Te lo agradezco.

En ese momento no sabía dónde meterse. Su corazón estaba destrozado pero ella tenia que ser fuerte y seguir como si nada pasara. Como lo hacía él.

-Seguramente encontraré el esposo que merezco en el torneo.